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Programados al nacer

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Manuela Suárez, Comunicación Social y Periodismo

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La tecnología es una herramienta que, utilizada de manera correcta, puede potenciar la educación; sin embargo, el uso que se le está dando no es el adecuado. 

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Hoy en día, lo primero que aprenden a sostener los bebés no es el tetero, sino el celular. Hace algunos años, mi mayor motivación era despertarme temprano a jugar con mis muñecas, al escondite o a montar en bicicleta; pero estos juegos y juguetes se encuentran en vía de extinción. Actualmente, los niños se preocupan por encender una pantalla al despertarse. Creo que son los padres quienes se encargan de generar una adicción en sus hijos, por facilidad y comodidad. La tecnología es una herramienta que, utilizada de manera correcta, puede potenciar la educación; sin embargo, el uso que se le está dando no es el adecuado.


Antes, las últimas palabras que escuchábamos en la noche eran las fábulas de Rafael Pombo o alguna adaptación infantil de la Biblia. Ahora, son videos en plataformas digitales. De acuerdo con un estudio elaborado por Family.tv y Yeep! Kid´s Media sobre el consumo de medios, cerca del 26% de los consumidores, latinoamericanos, son pequeños entre 1 y 14 años. Los menores están expuestos a contenidos educativos que les permiten desarrollar su creatividad. No obstante, no están exentos a contenidos inapropiados para su edad y muchos padres no supervisan lo que ven sus hijos cuando utilizan los dispositivos.


La UNESCO dice que “el juego es vital; condiciona un desarrollo armonioso del cuerpo, de la inteligencia y de la afectividad. [El niño que no hace actividad física es un niño enfermo], de cuerpo y de espíritu”. La tecnología está encerrando a los menores en una burbuja que aísla el interés por interactuar con los demás, salir a jugar e incluso practicar algún deporte. ¿No debería preocuparle esto a los padres? En vez de aplaudirle a los hijos el hecho de tener la destreza de manejar con facilidad los dispositivos electrónicos a temprana edad, deberían incentivar el deporte, lo cual permite desarrollar habilidades físicas, sociales y psicológicas.


Asimismo, en un artículo que leí de la SHA Wellness Clinic dice que las radiaciones nos afectan a todos, pero en particular a los niños, ya que son especialmente sensibles y vulnerables, porque su cuerpo está en constante desarrollo. El sobreuso de los dispositivos electrónicos, por parte de los jóvenes, está provocando la aparición de problemas de salud a una prematura edad. En el futuro, sentados en una sala de espera de oftalmología, la mayoría de pacientes a nuestro alrededor no serán adultos, sino niños.


En los últimos años he visto una gran cantidad de infantes sentados frente a una pantalla, incluso caminando con la mirada enfocada en esta, pero ¿estarían concentrados en videos con contenidos aptos para su edad? Quizás sea inevitable que no entren en contacto con la tecnología que se ha ido desarrollado paralelamente a ellos, pero los contenidos a los que se ven expuestos generan influencia sobre sus comportamientos, por lo cual deben ser controlados. Existen varias investigaciones enfocadas a la relación entre los contenidos audiovisuales y la conducta de los niños, y se ha llegado a la conclusión que la exposición a los medios genera conductas agresivas sobre ellos. Algunas personas, para no generalizar, sabemos que los pequeños imitan lo que ven y repiten lo que escuchan. Muchas cosas se aprenden con base en la observación, por esto la importancia de vigilar a los menores cuando le dan uso a la tecnología.


Un aspecto que se ve afectado por el uso excesivo de los dispositivos electrónicos es la creatividad. Hace 10 años, los niños creaban juegos para divertirse, desarrollaban su imaginación y se mantenían activos físicamente. Hoy en día, la máxima distracción para ellos se encuentra de manera virtual. Conozco casos en los que si el padre no le entrega el celular al hijo para jugar, éste se aburre; no puede distraerse de una manera diferente, se convierte en una persona dependiente y adicta a la tecnología. No obstante, a diferencia de aquellos que se limitan a lo que ofrecen las plataformas digitales, hay excepciones de personas que las aprovechan para acrecentar su creatividad.


La educación de los niños y el implemento de dispositivos electrónicos están reemplazando la afectividad dentro de las familias. Yo me pregunto, ¿será que a los padres les molesta tanto el llanto de sus hijos que prefieren entregarles el celular, en vez de darles un abrazo que los calme? Creo que se está levantando un muro entre los padres y los hijos. Las tecnologías distancian a las personas y las engloban en un mundo individual, en el cual la interacción es mínima.


Los niños ya no le extienden sus brazos a los padres para que los alcen, sino a una tableta para entretenerse. ¿Será el calor de una madre reemplazable por el calor que produce un dispositivo electrónico después de unas horas de uso?

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