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Diana Collazos

Por Laura Angélica Lenis Llano, Alejandra Paulina Hernández Martínez, Maria Camila Poveda Trujillo y Juliana Martínez Cubillos.

Norte del Cauca, Colombia | Comunicadora indígena del Pueblo Nasa

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Fotografía por Alejandra Hernández.

Desde hace 10 años acompaña el proceso de comunicación comunitaria dentro de su territorio, involucrada en diferentes dinámicas organizativas. Hizo parte del Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), acompañando en su ejercicio de comunicadora los espacios de Liberación de la Madre Tierra en el norte del Cauca.


Estudió Comunicación Propia, en la Universidad Autónoma Indígena e Intercultural UAIIN, participó de la Beca Viva Voz de la organización Memoria, en alianza con la comisión de la Verdad y actualmente se encuentra acompañando el programa de comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).


Nos contó:


Sobre cómo deben narrarse los grupos indígenas en Iberoamérica...


Uno de los principales pasos es narrar desde la espiritualidad y entendiendo el concepto espiritual que tenemos como comunidades indígenas.


Si se narra alguna historia, debe desaprenderse la academia e involucrarse en esas labores comunitarias para aprender haciendo. Siento que la comunicación en la academia tiene muchos resabios con los formatos y nos vuelve fríos a la hora de llegar a la comunidad y lograr una buena entrevista en su naturalidad.


Sobre las voces indígenas y cómo han contado los procesos migratorios...


La radio ha sido el principal medio que hemos tenido para poder narrar y denunciar porque esta no es invasiva.  La comunicación en el territorio se ha hecho fuerte a partir de esta. Hemos contado al mundo cómo nos están despojando de nuestros territorios y, a partir de ese escenario, nos hemos abierto a otros espacios y a otras estrategias de comunicar. Caminamos de la mano del vídeo y conocemos, por medio de lo audiovisual, otros procesos que también se asemejan a la lucha que llevamos las comunidades en el Cauca.


Nos aferramos a la idea de no salir de nuestras comunidades. Pese al conflicto armado y pese a muchas otras estrategias de despojo que la guerra ha implementado, nos hemos querido mantener allí para no desarraigarnos, porque nosotros estamos obligados con la tierra. Dejar la tierra es dejar el ser Nasa, de mi pueblo.


Sobre la separación de narrativas respecto a las comunidades y grupos étnicos...


Somos pueblos diversos y al ser pueblos diversos tenemos nuestras propias formas de contar y sabemos qué queremos contar. No voy a comparar mi dolor y mi rabia con la del pueblo afro, con la del pueblo campesino o con cualquier otro pueblo indígena, esas son narrativas y hacen parte de la cosmovisión y del sentipensar de cada pueblo.


Debemos apostarle a un periodismo intercultural que respete la forma de contar y de narrar de cada pueblo, porque lo que para mí no es importante para ellos, tal vez, hace parte de sus vivencias.

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Fotografía por Alejandra Hernández.

Sobre las violencias contra las comunidades...


En el territorio se ha masacrado gente por liberar o recuperarlo. Se ha masacrado gente que incluso el mismo Estado ha reconocido. Casos que no deben olvidarse son la del Naya o las de Nilo, que se dieron en territorio Nasa, y que fueron precisamente por el tema del territorio, por gente externa que deseaba tener un control de territorial sobre la tierra que habitamos.


Al sistema capitalista, estatal, gobiernista, le falta tierra y le sobra gente, y nosotros somos los que habitamos esa tierra que necesitan para desarrollar sus planes mercantiles de explotación que generan el despojo.


Sobre los proyectos que visibilizan el proceso comunicativo de las comunidades...


Se empezó a hablar que nosotros tenemos nuestras propias formas de comunicar y entendemos el tema de las señas, los sueños, las asambleas, las mingas, y nos preguntamos: ¿Cómo recuperamos ese escenario de comunicar lo propio? y ¿cómo nos apropiamos de esos espacios de afuera? Se iniciaron procesos de formación que iban de la mano con lo espiritual, lo político y lo técnico, no solo en el departamento del Cauca, sino también de otros lugares de la Abya Yala, con procesos comunicativos, de escritura, manejo de redes sociales y página web.


No solo somos orales como se ha dicho y que todo lo mantenemos en la oralidad, sino que también tenemos que dejar una palabra viva y esa palabra viva la dejamos a través de escritos. En el 2017 se toma la idea del periódico, pero ya denominado revista que se llama Unidad Álvaro Ulcué. Es un homenaje al primer sacerdote indígena en Colombia del pueblo Nasa, que en su función religiosa empezó a motivar a los jóvenes y a las mujeres a organizarse. Empezó a hablar a las comunidades de que teníamos que desarrollar nuestros planes de vida y sobre todo que teníamos que liberar el territorio en ese ejercicio. Esta revista nos permite a nosotros el poder expresarnos y desde allí se quiere contar y dar voz a los que no han tenido voz, al territorio.


Tenemos ‘Autonomías Territoriales’, un proceso documental, que también se hace cada año, en el que se involucramos comunicadores de los distintos pueblos del departamento del Cauca y en el que vamos, contamos y narramos una historia de los territorios indígenas. Ya está en su cuarta temporada. Hay un capítulo que narra el ejercicio político que realiza la guardia indígena en la defensa territorial y hay un ejercicio político que narra cómo nos hemos formado como comunicadores y cómo la comunicación indígena está en riesgo, porque a nosotros nos asesinan en espacios de recuperación.


Sobre la voz de la comunidad LGBTIQ+ en las comunidades...

En la revista se habla de la comunidad LGTBI, pues todavía es un tabú dentro de nuestros territorios. Del mismo modo, se le da voz a las personas con capacidades de diversas, que mucha gente llama gente especial, que sienten diferente. Es muy importante hablar de ello porque yo también desconocía el proceso que llevan los compañeros y compañeras diversas en las comunidades, y desconocía la lucha de ellos, porque precisamente los hemos rechazado y nos han vendido la idea incorrecta de tener que ser homofóbicos.


Sobre los vínculos con los lugares de origen...


Al nacer nuestro ombligo es sembrado en la tierra para que no salgamos de ella, y si salimos, volvamos a ella. La comunicación parte desde allí. Nosotros no hacemos comunicación por capricho o no nos metimos acá por porque está de moda ser comunicador o porque nos da prestigio. No, nosotros nos metimos a este cuento de comunicar es precisamente porque a nuestros territorios han llegado medios y personas que quieren sacar provecho de nuestra historia. Debemos ser un apoyo a la comunidad y no apoyarnos en la comunidad.


Somos con el territorio, porque en el territorio está sembrado el ombligo. Como dicen los mayores en la casa: “Es donde camina el pensamiento y si mi pensamiento Nasa se planta en un lugar, ese territorio es el que debó también estar defendiendo. Porque no es solamente la vida de mi familia, sino es garantizar el buen vivir de todos, que los mayores y las mayoras vivan tranquilos”.

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