Fotografía por Alejandra Hernández en entrevista para Unisabana Medios.
Es historiador de la Universidad de Cartagena, magíster en Historia de la Universidad de los Andes y doctorando en Historia por el Colegio de México. Ha sido profesor de las universidades de Cartagena, Jorge Tadeo Lozano (seccional del Caribe), los Andes y la Santo Tomás.
En su trayectoria como escritor ha publicado Bailar con las trompetas del apocalipsis, El incómodo color de la memoria y Un diablo al que le llaman tren. En 2014 recibió el Premio como Afrocolombiano del año en la categoría Medios y Periodismo. Fue editor de la revista Historia Crítica de la Universidad de los Andes y ganador de la VI Convocatoria de las Becas Culturales Héctor Rojas Herazo del Observatorio del Caribe Colombiano y el Ministerio de Cultura.
Nos contó:
Sobre la representación de la comunidad afro…
• No es solo hablar de alguien, sino hablar de alguien en un lenguaje donde el otro se sienta incluido y se sienta dignificado, tratado con respeto. El hecho de que se tenga cada vez más en cuenta la manera en que los pueblos afrodescendientes se autorepresentan me parece un acierto fundamental.
Sobre los abordajes cliché que se han hecho, desde los medios, al tejido social...
• Ha sido un tema difícil porque hay una lógica de la tradición periodística de no contar lo que suene demasiado cotidiano porque no genera expectativa, no genera audiencia. El interés lo han puesto en las historias más descabelladas o que se salen de lo común. En ese sentido, lo que ha sucedido es que en esa representación de sujetos racializados o población sexualmente diversa se ha buscado el lado diferente, pero desde lo exótico: “Miren qué diferentes son, miren esta cosa tan diferente”, lo cual termina siendo una especie de espectáculo circense.
• Precisamente lo que están tratando de conseguir las sociedades sexualmente diversas es que se entienda que su condición sexual no es una anomalía, es parte de. Son sujetos como cualquier otro, con derechos, con virtudes, con defectos, con habilidades, con tristeza. Que los traten de la misma manera en que asumiríamos a la población heterosexual y en eso creo que el periodismo puede contribuir. Dando a conocer la diferencia, pero entendiendo que la diferencia no debe ser motivo ni de discriminación, ni de trato exótico, ni de trato como una persona anómala dentro de lo que es la normalidad.
Fotografía por Alejandra Hernández en entrevista para Unisabana Medios.
Sobre hablar desde una narrativa consciente sobre la diferencia…
• Es importante el conocimiento de la diferencia y hablar de esa diferencia. No podemos hacernos los desentendidos cuando hay una población que desciende de unos hombres y mujeres que fueron traídos a un territorio en condición de esclavitud, entre otras cosas, por el color de la piel. Esto hace que quienes desciendan de estas personas, independientemente de que ya no sean esclavizados, van a sufrir el estigma de que sus ancestros fueron esclavizados y el tratamiento sobre ellos va a ser desigual.
• Sí, me interesa hablar de lo afro y mostrar las dinámicas de discriminación, las herencias del colonialismo; pero también me interesa que no me encasillen solo en ese tipo de historias, porque tengo la capacidad de escribir sobre lo que me dé la gana, porque tengo la formación para hacerlo. A los otros no les exigen que escriban sobre x tema, pero a mí, como sujeto racializado, me obligan casi a escribir solo de esto.
Sobre la narrativa nacional frente las colectividades racializadas…
• Hay que lograr un nivel en el que el color de la piel no tiene que importar.
• El hecho de tener una cuota afro no garantiza que se acaben las desigualdades, ni la manera de enfrentar y mirar a los a los sujetos racializados. Si esto se convierte solo en una cosa de cuotas, no estamos solucionando el problema; estamos solucionando algo muy puntual, pero no hacemos los cambios estructurales que necesita la sociedad.
• La señora que tiene un amigo o una amiga afro no dejó de ser racista solo por ese hecho. Es posible que alguien nunca haya sido amigo de una persona afro, pero no tenga una concepción racista de la sociedad.
• El camino es un poco seguir insistiendo hasta que, como dice Francia Márquez, se haga costumbre. Se convierta en costumbre y no tengamos que escandalizarnos ni de creer que estamos siendo los seres más bondadosos y equitativos cumpliendo con nuestra cuota de ser polite, de ser políticamente correcto porque estamos aceptando.