Fotografía por Gabriela Bautista en entrevista con Unisabana Medios.
Formó parte del equipo de Profissão Repórter. Es reportero del Jornal da Noite, en TV Band, resultado de una sociedad entre la emisora y Alma Preta.
Es graduado de la Universidad Estatal Paulista (UNESP), forma parte de la escuela de samba Camisa Verde e Branco y ganó el Premio Jabuti en 2020 en la categoría Artes.
Nos contó:
Sobre narrar la cotidianidad y proteger la integridad…
• Desde una perspectiva histórica, nos damos cómo se refleja en la sociedad brasileña el hecho de haber sido un país que durante 388 años fue un régimen esclavista y el último de Occidente que abolió la esclavitud. Los problemas de base de Brasil, ya sea en la renta del trabajo, en la esperanza de vida, en el acceso a la salud, en el acceso a la educación o en la violencia por parte del Estado, siempre se dirigen a los negros y a los indígenas. Entonces, hacer un trabajo periodístico de calidad exige tener una mirada que reúna todas las capas. No creo que esto sea un capricho o un detalle. Si no tenemos esa mirada sobre los derechos humanos y esa mirada sobre grupos discriminados como poblaciones LGBTIQ+, negras, indígenas o mujeres, no estamos siendo objetivos, no estamos haciendo nuestro trabajo de la mejor manera.
Sobre cómo la omisión de grupos marginales afecta la calidad de los contenidos...
• Cuando vemos las primeras narrativas e historias de violencia contra las mujeres, contra los negros, contra estos grupos, normalmente fueron contadas por hombres blancos, privilegiados, muchos de ellos ricos. Ellos han retratado la vida cotidiana de naciones como Colombia, Brasil y otros de América Latina, y se sienten con el derecho de contar la violencia sufrida por estos grupos.
• Nosotros, como grupos que hemos sido subalternados, también tenemos el deber de decir que no a esa dinámica. Queremos contar nuestra historia, porque tiene valor, es disruptiva. Al final, ese es el objetivo: acabar con las desigualdades sociales, acabar con el racismo, acabar con la misoginia, acabar con la violencia contra la población LGBTIQ+. Porque sólo así podremos vivir realmente en un Estado democrático.
Fotografía por Gabriela Bautista en entrevista con Unisabana Medios.
Sobre la representación de las voces diversas…
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Dentro de la población brasileña actual, el 56% de la población es negra. Pero los tres principales periódicos brasileños no llegan al 10% del número de columnistas que emitan opiniones como negras. Esto demuestra la discriminación existente en el país con respecto al espacio concedido a los periodistas negros.
• La prensa en Brasil comenzó en 1808, con la llegada de la Familia Real Portuguesa, todavía en el período colonial. La prensa negra surge en 1873, pocos años después. Así que tenemos un legado de quienes comenzaron a difundir, a pegar papeles y se manifestaron y gritaron contra el racismo y contra el esclavismo y contra las desigualdades.
• Con este escenario decidimos fundar Alma Preta, una agencia de noticias, una agencia de contenido que tiene como foco cubrir la realidad brasileña. Cubrir la desigualdad brasileña exige cubrir las desigualdades raciales, de género, de sexualidad, porque todas las desigualdades, todos los problemas de Brasil, tienen su centro en un problema llamado racismo.
Sobre más agendas no hegemónicas...
• Hago dos propuestas a los nuevos medios de comunicación. Una, que haya más diversidad en sus equipos. No pueden hacer un cubrimiento de la realidad de un país como Colombia, como Brasil, como otros de América Latina a penas con hombres blancos escribiendo y asegurando que así tienen una cobertura imparcial y objetiva de la realidad. Es muy importante que se conforme un equipo diverso y se consiga elegir a esas personas diversas en cargos de liderazgo.
El otro punto está enfocado hacia la línea editorial. El equipo debe definirse claramente una perspectiva política y periodística. Ese medio debe entender que, si harán un cubrimiento en contra del racismo y las desigualdades, se exige hacer una crítica a la política que domina la agenda, a la política económica que excluye a los pobres, a una política de vivienda y agraria que no integra a las personas pobres, a las personas negras, a las personas indígenas, como sucede en mi país. Así se logra una verdadera línea editorial que sea libre y transformadora.