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"La paz real es la que construye la sociedad"

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Carolina Muñoz Sánchez, Comunicación Social y Periodismo

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María José Pizarro no tuvo la oportunidad de elegir esa parte de su historia, pero así, sin quererlo, formó parte de una guerra que le quitó su identidad.

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La Congresista acompañó a Gustavo Petro durante su candidatura a la Presidencia. Foto de: Carolina Muñoz

María José Pizarro es representante a la Cámara por Bogotá, quien llegó a ocupar este puesto a través de la lista de la decencia. Nació en Bogotá en 1978 y tiene dos hijas: Maya, que tiene 17 años, y Aluna, de 5 años.

La mujer de estatura promedio es, además, hija de Carlos Pizarro, un político aspirante a la presidencia y líder del M-19, quien fue asesinado luego del acuerdo de paz de 1990. Le siguió los pasos y se convirtió en lideresa política, activista por la paz y la memoria.

Quizás por lo que ha vivido, transmite en su rostro su intención de reconciliar un país que se encuentra dividido por la guerra que ha vivido durante más de 50 años. Su cabello, prematuramente canoso, muestra la experiencia y sabiduría que se obtienen con las vivencias y el pasar de los años. Resalta el lado derecho de su cabeza, que se encuentra rapado, un símbolo que podría interpretarse como un deseo de no conformarse con los estándares establecidos por la sociedad. Con lo anterior, María José teje en su estilo la complicidad entre la juventud y la vejez.

Su sonrisa, que para muchos podría transmitir la tranquilidad con la que se encuentra en esta época de su vida, es resaltada por su atuendo sencillo, que sugiere que ella suele enfocarse más en lo práctico de la vida.

Ella no tuvo la oportunidad de elegir esa parte de su historia, pero así, sin quererlo, formó parte de una guerra que, no solo le arrebató a su padre y a su niñez, sino que también le quitó su identidad. Durante mucho tiempo tuvo que utilizar otro nombre con el cual no fuera reconocida como la hija del comandante Pizarro. Fue la guerra la que la llevó a escapar del país, hacia países como Ecuador, Francia y España, como si de alguna forma esto le permitiera escapar de su vida. En ese último destino se convirtió en una activista por la memoria del exilio colombiano.

Así, cuando regresó al país en 2010, decidió trabajar en pro de las víctimas del conflicto armado, siendo ella una representante de este grupo, por lo que trabajó en la Secretaría de Cultura de Bogotá y en el Centro Nacional de Memoria Histórica. Sin embargo, fue hasta hace poco que fue convocada para unirse a la lista de la decencia que este año la llevaría a estar en el Congreso.

Al preguntarle por la razón que la impulsó a ejercer la política en este momento de su vida, Pizarro contestó con total seguridad: “Yo creo que uno se va preparando para asumir estos retos. Creemos que este es el momento indicado, es ahora cuando tenemos que salir a defender este país y defender nuestro futuro. Yo venía haciendo política desde hace muchísimo tiempo, a través de la memoria, del activismo social, del activismo por la paz, pero no había asumido la política electoral”.

En noviembre del 2017, el Congreso negó el proyecto que pretendía crear circunscripciones especiales de paz, es decir, curules en la Cámara de Representantes para las víctimas del conflicto armado. Ante esta realidad y sin curules especiales, sólo cuatro personas se encuentran representando en el Congreso a las víctimas del conflicto armado: Aida Avella, John Jairo Hoyos, Erwin Arias y María José Pizarro.

Al hacer referencia a esto y preguntarle por cómo pensaba trabajar en beneficio de estas personas, la activista aseguró: “mi compromiso es total. He venido haciéndolo los últimos seis o siete años. He estado trabajando realmente desde la institucionalidad, pero con muchísimo compromiso. Obviamente soy vocera de este sector poblacional y nosotros tenemos que garantizar, hacer control político a una ley de víctimas que realmente no está funcionando, a una unidad de restitución de tierras, pero sobre todo en temas de la unidad porque se volvió una cuota política pero no está cumpliendo con el deber de la reparación a las víctimas en toda la integralidad, entonces lo primero que se viene es un debate de control político muy fuerte y acompañar todas las medidas de las víctimas y sus organizaciones, sus requerimientos, necesidades y exigencias”.

Asimismo, frente al proceso de paz y el rumbo que está tomando, señaló: "Yo creo que estamos ante una amenaza grandísima, pero tenemos la posibilidad de construir unas páginas diferentes. Tenemos un proceso de paz que fue resultado de una negociación. Nosotros creemos que eso hay que defenderlo con toda la entereza, con todo el compromiso porque de esto depende nuestro futuro y el futuro de muchísimas generaciones, pero eso es cumplir los acuerdos. Ahora la paz es lo que tenemos que construir entre todos y entre todas. Nosotros necesitábamos esos primeros acuerdos para poder iniciar un camino, ahora la paz la tenemos que defender porque la paz real es la paz que construye la sociedad en la forma en la que se relaciona, en las dinámicas sociales y políticas”.

El asesinato de su padre

María José tenía 12 años cuando en la mañana del 26 de abril de 1990 asesinaron a su padre, Carlos Pizarro. El líder del M-19 fue atacado en un avión rumbo a Barranquilla. En la concentración política, María José recordaba que se había visto con su padre un día antes y que él había sospechado que lo matarían muy pronto, por lo cual pidió que no lo fueran a olvidar.

Para la hija de Pizarro, su trabajo en la política es una forma de cumplir aquella petición. “Yo creo que nosotros estamos aquí por un lado para terminar una tarea inconclusa en 1990, pero una tarea que puede alimentarse de nuestras propias construcciones. Nosotros vamos a recuperar la voluntad del diálogo, la necesidad de la paz, la posibilidad de construir entre todos aquel concepto de un país de propietarios, es decir, un país del cual todos hagamos parte de una manera realmente integral. La defensa de lo que creemos son nuestros derechos fundamentales que nos han sido negados o que han sido eternamente postergados y que en el momento en el que estamos viviendo, deben ser garantizados”, concluyó.

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