"Santos deberá pagar sus culpas ante la justicia"
Mariana Galán Cepeda, Comunicación Social y Periodismo
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A De la Espriella le preguntaron por su imagen del presidente Duque y lo llenó de flores, pero aprovechó la oportunidad para criticar a su antecesor en el Gobierno.
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El abogado penalista Abelardo De La Espriella en su oficina ubicada en la Zona Rosa de la ciudad de Bogotá el pasado 4 de marzo del 2019.
Foto: Mariana Galán
Abelardo de la Espriella es un hombre que llama la atención hasta cuando está callado. Cuando entra a algún lugar es inevitable notar los lujos en él, desde su reloj, hasta la ropa y zapatos importados de diseñadores italianos. Bien puesto y serio, con elegancia, refleja toda la actitud de un niño rico que pretende agradar a todo el mundo. Su sonrisa, digna de ser la obra de arte de los más importantes odontólogos, sobresale de su rostro con un saludo de mano que expresa una bienvenida formal.
Entrar en su edificio, ubicado en uno de los barrios más prestigiosos de Bogotá, es como pasar por un búnker con mil puertas blindadas hasta llegar a su oficina ubicada en el último piso. Cada objeto de su oficina está ubicado en estricto orden y no hay ningún detalle que se pase por alto. Desde las flores que adornan las mesas, los libros de su biblioteca que se exhiben como si pertenecieran a la librería de la realeza, hasta los chocolates exclusivos importados desde Europa que le da a sus clientes o visitantes.
No todo siempre ha sido lujo en la vida del abogado. En su época de estudiante debió sortear difíciles situaciones que lo forjaron como una persona decidida y con un carácter inquebrantable que hoy lo posiciona como uno de los mejores abogados de la nación.
“Siempre supe que iba a llegar donde estoy. Me concentré en las metas y agoté todo un camino y un proyecto de vida que me ha llevado al lugar en el que hoy me encuentro, por supuesto ejerciendo mi trabajo con mucha dedicación, pasión, disciplina y esfuerzo, lo que es muy complejo sobre todo en un país con tanta inseguridad jurídica, con tanto problema de violencia”.
No hay una semana en la que no se escuche su nombre en los medios. Ya sea por sus pasiones personales, por la recién escrita columna, por su fortuna amasada o por alguno de los polémicos casos que están a su cargo. Es inevitable comenzar el diálogo por el ejercicio del derecho.
“No es fácil ser penalista en Colombia, pero me gusta y es lo que me apasiona. Yo vengo de una familia de abogados y el mundo del derecho siempre ha sido parte de mi niñez y mi juventud. Siempre supe que quería enfocarme por el derecho penal porque es el derecho que al final define lo más importante para un ser humano: libertad, porque la vida sin libertad es como un jardín sin flores o como un cuerpo sin alma, no tiene sentido”, dice De la Espriella.
Con un recorrido de 20 años en su profesión, infinidad de casos y sedes en 4 ciudades, tres colombianas y una italiana, el abogado goza de su éxito y sus comodidades. Pero a pesar de tenerlo todo, no deja de lado que para llegar a un fin se debe pasar por un largo proceso de construcción.
“El proceso penal al final del día termina explorando lo más oscuro del alma del ser humano, porque todos los seres humanos tenemos un lado que mira al sol y otro a la luna, y esa parte oscura el derecho penal la explica. Básicamente la labor de nosotros es hacerle entender a la sociedad por qué una persona que puede ser como tú o como yo termina convertida en un delincuente. El abogado tiene que esculpir ese pedazo de mármol para darle forma a una situación que la gente debe entender cuando se trata por ejemplo de delitos de mucha connotación o de la acusación de una persona inocente que termina siendo absuelto. Porque no solamente se hace justicia cuando se condena al culpable sino también se hace justicia y en mayor medida cuando se absuelve al inocente”, agrega.
Dentro de la firma creada por De La Espriella, se han tramitado más de 8.000 mil procesos, teniendo un gran flujo de trabajo a lo largo de los años. Sin duda unos con más impacto social que otros, pero sin perder su relevancia, llevándolos a un resultado favorable en un buen porcentaje.
"El caso más complejo que he desarrollado desde el punto de vista personal fue el caso de Natalia Ponce De León, porque asistir a una tragedia de ese tipo donde un sujeto le rocía ácido a una mujer indefensa, desfigurando su rostro, el drama, verla sufrir y superar el asunto. Ese tipo de comportamientos en ciertas personas nos hacen percatar, al final, de la clase de sociedad que tenemos y cuando esas cosas ocurren es como si viéramos hacia dentro y viéramos lo mal que estamos como sociedad. Al mismo tiempo me dio mucha fuerza ese impacto humano que sentí para sacar adelante el proceso y para que ese miserable no quedara en la impunidad: Jonathan Vega fue imputado por tentativa de homicidio con una condena de 20 años de prisión”, admite.
Afirma que su postura política es muy de derecha, pero como un buen abogado penalista, es comprensivo, no importa el pensamiento o inclinación de la persona que necesite su ayuda, De La Espriella es neutral a la hora de defender.
“Las defensas jurídicas no tienen ideología porque el abogado no puede bajo ninguna circunstancia tomar posición, porque sería antiético, inmiscuir su vocación política o ideología en la defensa. Sin embargo, soy un ciudadano con derechos, obligaciones y asumo mi ideología de derecha representada en el orden, la institucionalidad, el libre mercado, la no negociación con terroristas y la imposición de la ley por la razón o por la fuerza de la mano de los agentes del Estado”, señala.
Actualmente al presidente Iván Duque no lo favorecen del todo las encuestas, pero el abogado tiene un punto de vista diferente, ya que su posición política lo relaciona profundamente con la misma ideología del mandatario:
“Es un gran hombre, serio, decente, honesto, formado, íntegro, que encontró un desastre monumental. Yo creo que va a ser un gran gobierno. No se pueden esperar resultados mágicos en seis meses cuando tú encuentras un desastre total y él es un hombre correcto, a diferencia del anterior presidente que teníamos que, a mi juicio, es un personaje que deberá en algún momento pagar todas sus culpas ante la justicia. El solo hecho de pasar de un personaje sin escrúpulos, capaz de lo que sea, lleno de bajas pasiones y deslealtades a un hombre íntegro de familia, respetuoso de la ley, es un gran paso”.
Sin duda, Abelardo De La Espriella, no comparte nada que tenga que ver con la ideología izquierdista. A capa y espada jura defender el país de las garras de la izquierda, esa sería la única manera en la que él esté involucrado en la política. Mientras tanto desde lo más profundo de sus columnas seguirá opinando.
“Con la Justicia Especial para la Paz, primero es un bodrio, es un esperpento, porque nace de una estafa electoral. El No ganó en el plebiscito a pesar de ello. El proceso siguió adelante y, de contera, la legislación que lo blindaba, pero ¿cómo es posible que se pueda aprobar un tribunal que decía que es una obligación tener a la guerrilla en el gobierno? La guerrilla dijo desde el primer día -a mí me hacen esto o no nos sentamos- y Santos cedió, él quería ganarse su Premio Nobel a como diera lugar. Primero es una imposición de la guerrilla, segundo es un tribunal instituido para exculpar los crímenes de lesa humanidad de las Farc y sus amigos por una parte y, por otra, para perseguirnos a todos aquellos que hemos pensado diferente a las Farc y que los hemos combatido desde la institucionalidad empezando por la fuerza pública. Ellos quieren arrodillar a militares, policías, opinadores, políticos que no comulgan con las ideas de izquierda, entonces hoy vemos a los señores de las Farc, violadores, asesinos, terroristas, despachando en el Congreso de la República. ¿Cuál es el mensaje que se les manda a nuestras juventudes?: que el crimen paga”.
Respecto de la corrupción, de la Espriella no duda en calificarla como una de las peores plagas que tiene Colombia y “la única manera de erradicarla es acabando con el clientelismo político. Es difícil hacerlo cuando las elecciones, por ejemplo, de gobernaciones, alcaldías, concejos, asambleas y Congreso de la República se han vuelto una industria en las que se gastan miles de millones de pesos para luego recuperarla a través de contratos. No hay un control claro sobre los topes de los dineros que se gastan en las campañas, no hay un seguimiento de una unidad especializada que verifique cuáles son los bienes de los políticos, no hay un gobierno decidido a no entregar contratos y los puestos con el Estado, que deberían ser la última opción, no la primera. Para eso hay que enseñarle a la gente a ser productiva, emprendedora, a crear empresa, a hacer industria, cosa que no ocurre en Colombia, entonces es un cambio normativo, legal y de mentalidad de nuestra sociedad que debe de entender que los dineros públicos son sagrados y que no pueden estar pensando como medios de subsistencia en el Estado siempre”, expresó.
El abogado no se salva de críticas. Hay quienes lo odian, pero otros le tienen admiración profunda, demostrando que entre más lo ataquen y más cosas negativas digan, siempre tendrá algo nuevo para responder y mostrar.
“A mí no me importan las críticas a favor ni en contra, yo estoy lo suficientemente maduro como para entender que asumir posiciones en un país como este, en el que la gente es tan ambigua y quiere estar en dos aguas, tiene su consecuencia, yo soy de una sola pieza. Yo no soy quien provoca el tema mediático, son los temas que yo manejo y los medios me buscan. Ahora, el tema penal siempre ha sido mediático, pero eso no me lo inventé yo, eso viene desde la antigua Grecia, lo que pasa es que entonces no había Twitter, ni emisoras, pero se paraba un voceador en la mitad de la plaza a comentar lo que había pasado durante una defensa penal. El derecho penal siempre llama mucho la atención y es muy mediático por naturaleza. Si tú manejas un caso que es de connotación y eres el abogado pues lo más probable es que te llamen y tengas que dar entrevistas. Entonces cuál es la obligación del abogado en un caso en que los medios contradigan su reputación y a su cliente, dejar que lo destruyan o salir a poner la cara por el cliente y explicarles a los medios lo que en realidad ocurre al interior del proceso, porque si los medios le caen al cliente día y noche terminan influyendo en el juez, que por miedo no te da la razón aun teniéndola. Entonces tú tienes que salir al ruedo mediático a tratar de equilibrar esa carga, porque o si no te destrozan a los clientes. El abogado que no entienda eso y que no quiera hacerlo en estos tiempos de globalización y comunicación pues tiene que dedicarse a otra cosa”.
Las oportunidades hay que aprovecharlas y lo hice al hacer esta entrevista con un personaje que tiene alto impacto social. Así cerré, con preguntas acerca de sus pasiones como la música y el arte, y sobre su familia de la cual no se atreve a hablar porque prefiere tener su vida personal en privado.