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¿Para buen periodismo? Mantenerse "ignorante"

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Danna Camila Muñetones Ortiz, Comunicación Social y Periodismo

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A poco más de 2.400 kilómetros de su natal Bolivia se encuentra de Boris Miranda, corresponsal enviado de la BBC para Colombia.  

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¿Para buen periodismo? Mantenerse "ignorante"
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​Foto: Laura Bedoya

Con 34 años, dos libros de crónicas publicados y varias distinciones como el Premio Nacional de Periodismo sobre Municipios 2010, el Premio Nacional de Periodismo Digital 2012 y la Victory Medal a la Excelencia en Periodismo Político en 2015; Boris Miranda llegó a Colombia a enamorarse y a sorprenderse, o más bien, a dejarse sorprender.


Este boliviano amable, servicial y humilde, que solo dejaría el periodismo por el fúbol, estudió en realidad ciencias políticas: “Siempre me imaginé más dedicado a la teoría, a la academia, a la docencia, que a algún oficio más activo; pero cuando tenía 24 años me invitaron a un medio de Bolivia a probar 3 meses porque había un proceso político complejo. Así, ya han pasado 10 años y aún sigo aquí”.


Miranda se postuló a la convocatoria abierta de la BBC para ser corresponsal de Colombia. Era un país en el que él quería vivir después de haber pasado tres años en Miami reportando para la British Broadcasting Corporation.


¿Qué es lo que más le ha sorprendido de Colombia? “Está difícil”, dice, pero responde rápidamente, muestra de su agilidad mental: “Lo que más me ha sorprendido de Colombia es que en medio de tanta complejidad, de conflictos tan marcados, tan difíciles, de realidades tan duras, es un país optimista, es un país cuya gente es muy amable y servicial”.


-¿Cuál es el fuerte del periodismo colombiano y cuál es su reto?

-El gran fuerte histórico del periodismo colombiano es que escriben muy bien y ahora veo que están innovando mucho, que le están apostando a formatos nuevos. Los problemas son los de siempre: el trabajo es precario en cuanto a salarios, además de las presiones políticas y editoriales que existen desde siempre. O sea, uno sabe quiénes son los dueños de los medios de comunicación en Colombia. Pero aún así lo están llevando muy bien”.

¿Hay algo de Bolivia que no encuentre en Colombia, que extrañe? Responde, nuevamente muy rápido, con su particular acento, que dice él ya no es tan boliviano: “Sí, bueno, la comida, pero eso es universal, ¿no? Pero después, Latinoamérica tiene idiosincrasias similares y formas de vida parecidas. Lo que yo extrañaba en Estados Unidos era justamente comprarme una empanada en la calle, y eso lo consigo acá”. Con un sonrisa en su rostro concluye: “extraño menos Bolivia acá en Colombia de lo que la extrañaba en Estados Unidos”.


Toda su familia se ha quedado en su amado país suramericano, pero más que ver los viajes de su profesión como un sacrificio, los ve como el costo de algo muy grande.


- ¿Cómo combina sus constantes viajes de trabajo con su vida familiar y sentimental?

-Bueno, pues es que soy soltero y no tengo hijos, entonces eso ayuda un poco. Sin embargo, es una cosa complicada la del periodismo y las relaciones. Allá en Bolivia tengo a mi mamá, a mi papá y a mis dos hermanos, pero uno tarde o temprano termina saliendo de su casa, no es nada nuevo. Los extraño mucho, voy cada vez que puedo, cuatro o cinco veces al año aproximadamente y ellos vienen acá una o dos veces al año también”.


-¿Cómo llegó a ser periodista de la BBC?

-Yo trabajé cinco años en medios impresos de La Paz y luego comencé a hacer de freelancer. Hice trabajos para la Deutsche Welle, trabajé para Discovery, para Al Jazeera. Hice varios trabajos para medios internacionales y comencé a colaborar con BBC, luego se abrió un puesto allí, entonces me postulé. Fueron como cuatro meses de pre selección con cuatro etapas; la más dura fue un examen de cinco horas en la que acabé mareado. Competí contra 1200 personas de las que finalmente quedamos 12. Para mí fue un gran orgullo ese día, me acuerdo que armé una tremenda fiesta. No me imaginaba cómo iba a cambiar mi vida, pero aquí estoy”.


¿Cuál fue el distintivo suyo que lo diferenció de las más de mil personas que también buscaban el trabajo?: Yo creo que, modestia aparte, escribo bien. Eso ayuda. Pero lo otro es estar al día con el continente, estar atento a la región.


¿Cuál ha sido el momento más difícil dentro de su carrera?: Sin titubear, responde al instante: “La muerte de Fidel. Me acuerdo que estaba temblando mientras escribía la nota de última hora. Éramos solo dos personas en la redacción, era más de la media noche. Su muerte siempre había sido un tabú dentro de los periodistas, siempre se hablaba de cómo íbamos a reaccionar para su muerte. Uno lo miraba como algo que iba a pasar en algún momento, pero cuando nos cayó de verdad, temblaba mientras escribía y mi compañera trataba de llamar a los jefes, pero a media noche nadie le contestaba. Ese día puse en práctica lo que había aprendido en todos esos años”.


Cuando le pregunto sobre sus sueños, responde con determinación: “El día que yo piense que escribí mi mejor reportaje y que ya no puedo escribir algo mejor, me jubilo, así tal cual. Siempre tiene que haber una meta más adelante y esa es, tal vez, hacer reportajes más grandes o volver a escribir libros”.


¿Qué viene después de Colombia?: Sin siquiera esperar a que termine de formular la pregunta, responde con emoción: “Pues a mí me gustaría México. Pero bueno, cada corresponsalía es una competencia, entonces puedo ganar, como puedo perder. Igual si no es México, puede ser Argentina, incluso Venezuela con todo lo complicado que es”.


-¿Qué es lo mejor de hacer periodismo?:

-Bueno, es que la respuesta sería hacer periodismo, pero no te lo quiero poner así. Lo mejor de hacer periodismo es conocer.


Y finaliza la entrevista con una famosa frase de Steve Jobs: “Stay hungry, stay foolish” ––mantente hambriento, mantente ignorante––. Esto es lo que recomienda Boris, que también es profesor, a todos los estudiantes de periodismo: “estar hambriento significa cada día querer escribir un reportaje mejor, cada día querer ganarte un premio, encontrar una primicia periodística, ganarle a tu competencia. Estar ignorante es no perder la capacidad de asombro”. Por esto termina la entrevista diciendo: “a Colombia he venido a enamorarme y a sorprenderme, a dejarme sorprender”.

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