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“El principal problema es lograr adherencia”

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Natalia Andrea Yáñez Escobar

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La reorganización de horarios, corrección en la alimentación e iniciar una rutina de ejercicio son algunos de los consejos de Henry León, doctor en Biociencias, orientados al beneficio de la salud en la población.

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Crystal Sing

Con una destacada trayectoria que fusiona el conocimiento en educación física y la medicina, León se erige como un experto multifacético en el estudio de los fenómenos y adaptaciones del cuerpo humano.


Las ciencias aplicadas al ejercicio físico y su beneficio para la salud general de la población, en voces de un especialista, resalta como recordatorio de una era en la cual el sedentarismo y los malos hábitos de alimentación afectan cada día a máspersonas.


Desde una perspectiva científica, ¿cuáles son los mecanismos clave que explican cómo el ejercicio beneficia la salud general?


Cuando nos ejercitamos hay unas respuestas metabólicas en nuestro cuerpo. Eso quiere

decir que gastamos energía y que, al gastarla, evitamos que se mantenga acumulada. Y es ese cúmulo de energía, como el exceso de grasa o de azucares en los músculos, por ejemplo, el que produce enfermedades, y el ejercicio ayuda por ese lado.


Por otro lado, el hecho de que la sangre, cuando se mueve en el interior de nuestros vasos sanguíneos, circule más rápido cuando nos ejercitamos, puede favorecer y generar

respuestas benéficas para la salud, pues sabemos que el músculo produce hormonas cuando hacemos este tipo de actividades.


Explorando el papel esencial de la fisiología, que estudia los procesos biológicos del cuerpo, y la biomecánica, que analiza los movimientos y fuerzas aplicadas al cuerpo, en el diseño de programas de ejercicio para atletas, ¿cómo influyen estos aspectos en la creación de planes de ejercicio efectivos?


Cualquier persona que planee ser entrenador o que desee dedicarse a este bonito mundo tiene que, por obligación, poseer muchos conocimientos de cómo funciona el cuerpo, sobre todo nos permite entender qué le pasa a este cuando nos ejercitamos, y cómo a largo plazo se adapta a las sesiones de ejercicio. Si se entiende más o menos de estos procesos y qué respuestas se esperan, a su vez es posible empezar a predecir qué va a pasar en el tiempo, para bien o para mal, si x persona sigue actuando de tal manera. En esa situación se convierte esencial para un experto la comprensión de la anatomía y la biomecánica para calcular los posibles resultados y evitar que empeore hasta la necesidad de una intervención quirúrgica.


Dentro de su amplia cantidad de publicaciones, muchas son sobre factores de riesgo en cuanto al el tratamiento de diagnósticos y trastornos. ¿Qué enfermedades crónicas pueden prevenirse o controlarse con la práctica regular de ejercicio?


Dentro de una clasificación que se denomina “Enfermedades crónicas no transmisibles”, entran aquellas controlables de las que estás preguntando, y esta denominación quiere decir, básicamente, que son aquellos diagnósticos que aparecen a lo largo del tiempo como consecuencia de hábitos inadecuados, como el sedentarismo y la mala alimentación, y que no son transmisibles por contacto físico o por contagio.


Estas enfermedades tienen dos grandes desenlaces: aquellos que llevan al infarto o enfermedades cardiovasculares, y los otros son los cánceres. Entre las que llevan a infartos, a su vez, hay un conjunto de otras enfermedades, padecidas en alta proporción: diabetes, alteraciones de los lípidos y del colesterol, hipertensión arterial, obesidad, etc. Entendemos claramente que son derivadas de malos hábitos de alimentación o del ejercicio físico, y que, al mismo tiempo, somos conscientes de su prevención, la cual es alcanzable con una conveniente corrección de dichos hábitos.


Y hablando de la corrección de hábitos, un problema muy notorio en la población es la mala dieta que solemos llevar. ¿De qué manera se relaciona la nutrición con el ejercicio físico y su impacto en nuestra salud?


Así como en el ejercicio físico, en el caso de la alimentación hay también unos requisitos mínimos que uno debería tener en cuanto a la nutrición. Limitar el consumo de azúcares es una muy buena opción, en términos de salud. Consumir grasas saludables, que están presentes en el aguacate, por ejemplo, o en otros productos como pescados o el aceite de oliva. Evitar, en la medida que nos sea posible, los alimentos ultraprocesados, aquellos que tienen múltiples procesos químicos para su producción, de los cuales incluso somos conscientes de que son malos. Evitar también el exceso o el consumo del alcohol, al menos, también sería el ideal.


Cuando ya se tienen deportistas o personas con requerimientos especiales, pues se hacen otros ajustes, pero esto sería lo básico en términos de alimentación, para toda la población del mundo y en todas las edades. 


Continuando con el tema de la alimentación, en otra de sus publicaciones habla sobre el riesgo de los suplementos dietarios para bajar de peso. ¿Qué uso deben darles las personas a estos suplementos altamente comercializados?


Entendemos que puede suceder que haya personas que, por deficiencia de algún tipo, por cirugías o necesidades especiales, necesitan suplementos. Hay personas que casi no consumen proteínas y podrían verse beneficiadas de estos suplementos o vitaminas, en especial. Sin embargo, cuando uno mira un poco la evidencia, realmente, los requerimientos reales en la gente de suplementos son bastante bajos.


En el mercado, lastimosamente, hay una industria altamente lucrativa, aquella de la mejora de la masa muscular y de pérdida de grasa, que apuntan a alimentos estéticos, y en los cuales, con el uso de esas sustancias, sí pueden lograr los resultados deseados, pero a costa de la salud.


Para bajar de peso, por ejemplo, se venden quemadores de grasas, que prometen una disminución de este porcentaje, pero conllevan a efectos cardiovasculares, a estados depresivos severos, aumentan el riesgo de infartos o alteraciones de la flora intestinal. Allí es donde es el llamado de atención.


Una de sus primeras publicaciones va sobre el concepto del sedentarismo y sus consecuencias. ¿Cómo se ve reflejado esto en las generaciones jóvenes de hoy?


El sedentarismo está muy ligado a una muy mala distribución que tenemos en la actualidad en términos de tiempo, en la cual caemos todos. Desde el tiempo perdido en transporte, por temas de tráfico, hasta el tiempo gastado o desperdiciado por el gran uso de redes sociales.


Yo intento, en mis consultas, ayudarles a las personas reorganizar sus horarios para, precisamente, incluir la actividad física a la rutina. La sociedad actual es cada vez más compleja con la alta exposición a pantallas, sobre todo en niños y adolescentes, esta afición va en aumento.


Lo que necesitamos, más que prohibiciones o medidas de ese estilo, es una buena reorganización de nuestro día tras día, para crear el espacio de no solo realizar esas actividades de ocio, sino cumplirles a nuestra salud y nuestro cuerpo.


¿Cuáles son los desafíos más apremiantes que enfrenta la sociedad en términos de promoción del ejercicio y la salud?


El principal problema es lograr adherencia, la constancia de seguir. Dentro de la forma como nosotros (los entrenadores, doctores y expertos en el área) afrontamos crear esta responsabilidad, lo que solemos hacer primero es permitir que las personas dispuestas a iniciar con el proceso comiencen con aquellas actividades que, de alguna u otra forma, les generan más placer, más gusto.


Después, progresivamente, ir haciendo pequeños cambios, agregando detalles nuevos, sin pensarlo mucho o sin que necesariamente la persona se dé cuenta, incorporar trabajos de fuerza, de flexibilidad, y ya con el tiempo hacer quedar esa “obligación”.

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