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Adiós, Koeman

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Andrés Mora, Comunicación Social y Periodismo

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La mala gestión de la directiva catalana es causante de los más grandes ridículos del club en los últimos años. Ese es el resultado de la designación de técnicos sin ideas

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Ronald Koeman, Exfutbolista y actual Director Técnico del F.C Barcelona

La derrota del pasado martes 16 de febrero y el posterior empate en la vuelta frente al PSG era predecible, es cierto que el Barcelona ya no es el equipo que hacía temblar a toda Europa y que ya desde hace cinco años es el club de las humillaciones en Champions. Juventus, Roma, Liverpool, Bayern y ahora el Paris.


Estos nefastos resultados no son más que consecuencias directas de una mala gestión en la parte gerencial de la institución, que desde 2010, con la llegada de Sandro Rosell a la presidencia, desencadenaron la destrucción total del proyecto deportivo y económico que dejó Joan Laporta en su segunda etapa como máximo dirigente del club catalán.


Así se demostró la falta de criterio en el manejo administrativo, económico y deportivo de la directiva “Rosellista”, que dejó una deuda de más de mil millones de euros en la etapa Bartomeu, un Messi expresando su deseo de salir del club en verano del 2020, fichajes aleatorios sin sentido, además de la incorporación de entrenadores que poco o nada tenían en común con la idea de juego que llevó al Barcelona a la cima del fútbol mundial, que tuvo en Luis Enrique su única excepción.


Luego de la salida del entrenador asturiano del club en marzo de 2017, le precedieron tres cuerpos técnicos sin la capacidad, ni la idea del Barcelona: Valverde, Setién y Koeman, sin duda este último se ha convertido en esa gota que colmó el vaso del hincha culé; no recuerdo muchos casos en que la afición pidiera tanto la salida de un entrenador como lo hicieron con Ronald. El numeral #Koemanout llenó las redes sociales expandiéndose por Twitter, Tik Tok, Instagram, e incluso en YouTube; podría arriesgarme a compararlo con el numeral que se le dedicó a la salida de Bartomeu.


Koeman es la muestra fiel del prototipo de técnico que la directiva de Rosell y Bartomeu contrataron en los últimos años. Pero si de algo estoy seguro es que el 1-4 del 16 de febrero, y la posterior eliminación en octavos, es sólo y únicamente culpa de Ronald Koeman y su idea mediocre del "resultadismo" inmediato; podríamos entrar a decir que no hay equipo, que el entrenador trabaja con lo que se puede, que la directiva es la culpable de todos los males que aquejan al club, pero yo me pregunto: ¿lo dicen en serio? En el equipo del holandés está el mejor jugador de la historia del fútbol, tiene un medio del campo con el prospecto más importante del fútbol español a futuro, tres campeones del mundo con Francia, uno de los tres mejores arqueros del mundo…


El problema radica en los planteamientos conservadores y mediocres del entrenador en instancias decisivas. No es posible que en el Camp Nou el Barcelona se encierre desde el minuto uno, como sucedió en la ida contra el PSG, y que pretenda contener a Mbappé, Verratti, Paredes y compañía con una defensa que no está trabajada, y que al final del encuentro, en la rueda de prensa, salga diciendo entre risas “un 1-4 normalmente es muy complicado, perdiendo 1-4 en casa hay muy pocas opciones”, respondiendo a la pregunta de si la eliminatoria estaba sentenciada, cuando en 2017 Luis Enrique respondía a la misma pregunta diciendo: "si nos pueden marcar cuatro, nosotros podemos marcar seis", horas antes de la remontada más épica de la última era en Champions.


El holandés, junto a su idea conservadora y poco barcelonista, no cuenta con ningún tipo de confianza en el grupo, así los medios españoles se dediquen a convencer a la gente de lo contrario; en reiteradas ocasiones ha comentado que este Barcelona no está para ganar nada, como aquella vez en la rueda de prensa previa al partido liguero frente al Athletic Club cuando dijo “no estamos para ganar muchas cosas”, lo que mostró un claro desapego con la plantilla, que en pocas palabras daba a entender que el grupo de jugadores con el que se contaba era pobre y mediocre, cuando el pobre y mediocre, en su idea, era Koeman.


Casos como el de Riqui Puig, Carles Aleñá, Konrad de la Fuente, Francisco Trincão, Miralem Pjanić e incluso Matheus Fernandes, que a día de hoy nadie sabe por qué no juega, son recurrentes en este cuerpo técnico. Las pocas opciones de juego, las escasas rotaciones y las cortas oportunidades que se le dan a los jóvenes son otro de los problemas con los que cuenta este entrenador, ya se ha demostrado que algunos de los jugadores que tiene Koeman en el banco al salir al terreno de juego demuestran que tienen el nivel suficiente para pelear por la titularidad, tal como Riqui Puig en la remontada frente al granada, que con tan solo 40 minutos en cancha logró tener un 92% de precisión en los pases, que a día de hoy se ve opacado por otra joya de la masia: Ilaix Moriba, o un Trincão goleador y decisivo frente al Betis y el Alavés; entonces, si estos jugadores en sus pocos minutos cuentan con un mejor rendimiento que los titulares ¿por qué no se les da la oportunidad? ¿Acaso todos son filtradores como Riqui Puig?


En fin, por el bien del barcelonismo y del club, Joan Laporta, presidente electo desde el pasado 7 de marzo, deberá pensar seriamente en la continuidad de Ronald Koeman como entrenador del Barcelona. Si no queremos seguir perdiendo jugadores válidos para el futuro, debe llegar un entrenador que tenga la filosofía del equipo, un técnico que realmente cuente con los jóvenes, y que sea consciente del equipo en el que está, pero mientras eso suceda deberemos conformarnos con leer semana a semana artículos en los que se compara al holandés con figuras como Cruyff o Van Gaal y periodistas que solo desinforman con la intención de apoyar al Rosellismo.

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