Adultas mayores le hacen frente a la pandemia bailando
Ana María Gómez Ruano, Comunicación Social y Periodismo
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“Las Rumberas” es un grupo de gimnasia conformado por 25 mujeres de la tercera edad. La actividad física se ha convertido en su mejor tratamiento para aliviar las tensiones del aislamiento.
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Parque Villa Magdala
El ejercicio se vio gravemente afectado debido al COVID-19. Los adultos mayores fueron los más perjudicados, ya que estrictamente debían cumplir varias restricciones al ser población vulnerable. Ante esto, muchos han buscado alternativas que les permitan retomar sus actividades físicas. Mediante el baile, el grupo de gimnasia “Las Rumberas” se propone hacerle frente a la pandemia mientras le sonríen a la vida.
Cada lunes, miércoles y viernes, el parque Villa Magdala (ubicado en la Calle 156 # 16b-69), en Bogotá, se llena de música a las 9 de la mañana. En la cancha de fútbol, se reúnen cerca de 25 adultas mayores dispuestas a ejercitarse mientras danzan al ritmo de salsa, vallenato, merengue, e incluso del reggaetón. La actitud de estas “rumberas” llena de alegría a todo el barrio.
Este grupo de rumba aeróbica se creó hace 21 años como una iniciativa entre un reducido grupo de amigas que querían mantenerse activas de una manera divertida y que no fuera demasiado agresiva con sus limitaciones físicas. “Esta es la mejor terapia en grupo que se puede tener -comenta Clara Inés Reyes, miembro del grupo desde hace 14 años-. Todas somos amigas que estamos bajo el mismo norte: Cuidar nuestra salud mientras la pasamos bien.” Desde entonces, por medio del voz a voz, el grupo creció y se fortaleció de tal manera que ni la pandemia las detuvo.
La llegada de la emergencia sanitaria, el aislamiento obligatorio y las cuarentenas hicieron que detuvieran sus encuentros por más de siete meses. Los lineamientos de las resoluciones 464 y 470 de 2020 impuestas por el Gobierno Nacional establecían respectivamente que la población mayor de 70 años debía permanecer en su hogar y que habría un cierre parcial de los centros de vida. “Al principio parecía como una película de terror, uno no quería ni salir a la puerta por miedo de contagiarse”, dice Ana María Flórez, quien forma parte del grupo hace 8 años.
Con la flexibilización de las medidas ante la disminución de casos, “Las Rumberas” decidieron retomar sus encuentros adaptándose a las medidas de bioseguridad. Así fue como, poco a poco, el grupo se volvió a reunir, cada vez con mayor cantidad de asistentes para compartir nuevamente entre amigas, respirar aire fresco y cambiar de ambiente. Para Flor Herreño, miembro líder, retomar la gimnasia “ha sido el mejor tratamiento para el encierro y la incertidumbre que este trajo”.
Aunque algunos adultos mayores aún ven con recelo estas salidas recreativas por el miedo latente al virus, Marta Sonia Villamizar, profesora de psicología de la Universidad Minuto de Dios, explica que realizar ejercicio trae más beneficios que quedarse en casa. “La actividad física alivia las tensiones consecuentes de las cuarentenas; además, permite y refuerza la socialización entre personas mayores, sobre todo de aquellas que viven en soledad”, apunta.
“A través del esfuerzo que se hace en el deporte, y los logros que se van adquiriendo -agrega Villamizar-, se generan refuerzos positivos que aumentan la autoestima, la motivación y mejoran el ánimo”. Algo en lo que también coincide Clara Inés Reyes. “Todas hemos estado muy alentadas porque consideramos que esto es el 50% de nuestra salud en esta situación de pandemia. El baile nos ha dado defensas y vitalidad”, menciona.
Aunque realizar este tipo de actividades con todos los elementos de bioseguridad les resulta molesto, entienden la importancia que tienen para su protección frente al COVID-19. “El tapabocas está para quedarse. Uno se ahoga mientras hace deporte, pero sabemos que debemos tenerlo puesto y ser conscientes de uno mismo y de los demás -comparte Diana Suellt, “rumbera” desde hace 8 años cuando sufrió un episodio de fibromialgia, una afección crónica que causa fatiga y dolor en todo el cuerpo-. Tenemos que convivir por un largo tiempo con el virus. Entonces, debemos ajustarnos y aceptar esta nueva realidad”.
Entendiendo esto, el Ministerio de Salud propuso “Las orientaciones para el desarrollo de la actividad física en personas adultas mayores en el marco de la mitigación del coronavirus”. En este, establece que las personas de la tercera edad pueden realizar sus sesiones de ejercicio al aire libre dos horas al día, siempre y cuando cumplan las medidas de bioseguridad (distancia de dos metros, gel antibacterial y lavado de manos). Bajo estos lineamientos, “Las Rumberas” han adaptado sus encuentros para así prevenir el deterioro físico, emocional y cognitivo mediante la actividad aeróbica.
Para Ricardo Gómez, fisioterapeuta de la Clínica Universidad de la Sabana con especialización en ejercicio físico para la salud, “el baile es una actividad adecuada para las personas de la tercera edad, ya que permite desarrollar la orientación, la percepción de los espacios y la memoria”. Con esto, los adultos mayores desarrollan actividades seguras, pues no requieren de desplazamientos bruscos que pongan en peligro su integridad física. “A su vez, se aumenta el metabolismo, lo que permite mantener las funciones vitales, como una presión arterial adecuada y la función del sistema cardiovascular y pulmonar en orden”, añade Gómez.
Estos beneficios se materializan en la vitalidad que irradian las miembros. “Las Rumberas” les ha cambiado la percepción de la vida a muchas de las asistentes y les ha enseñado a disfrutar el día a día. Como explica Brayan Ramírez, uno de los profesores a cargo, “este grupo va más allá de la actividad física. Es un espacio donde sanan su espíritu, se recargan de energía y olvidan sus problemas”.
Impulsar estos espacios de ejercicio al aire libre enfocados en esta población ayudará no solo a mejorar su calidad de vida, sino a mitigar el impacto de la pandemia en su diario vivir. Mantenerlos activos hará que su salud y bienestar se fortalezcan, lo cual les permitirá compartir con las generaciones más jóvenes toda su sabiduría por muchos años más. Como expone Flor Ángela de Chona, miembro fundador del grupo, “mientras no haya movilidad, no hay salud”.