Alberto Medina, un contador de historias
Lina Gabriela Velásquez, Comunicación Social y Periodismo
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En la visión del subdirector de Noticias Caracol, el periodismo que llega al corazón de las audiencias es el que se interesa por los problemas de la comunidad y los cuenta de forma objetiva y veraz.
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Foto: Lina Velásquez
Él es un contador de historias. El intelecto de Alberto Medina enmarca todo su ser. Es alto, viste de manera formal, y, como buen lector, tiene unas gafas que penden de su cuello. Sin embargo, no se sabe si el brillo de su humildad es aún más fuerte. Y con esa virtud no me refiero a “pobreza”, sino que a pesar de la gran experiencia y autoridad, su sonrisa transmite una gran sencillez que no hace sentir a nadie inferior a él.
Su oficina también demuestra la clase de persona que es, un hombre culto, lleno de periódicos y montañas de libros. Obras que no lucen nuevas, su apariencia revela que ya han sido leídas y releídas, interpretadas, analizadas y meditadas.
La escritura es el motor de vida del subdirector de Noticias Caracol, fue lo que lo indujo a estudiar periodismo y literatura, sus dos pasiones. Él afirmó que sin importar el medio o formato para el cual trabaje, lo que realmente interesa es contar historias.
“Creo que es lo mejor que le puede pasar a uno en la vida, cuando se está interesado por la comunidad, por la gente, por sus problemas, pero también por las historias que las personas cuentan”. Además, para él todas las historias son dignas de ser relatadas, lo que trasciende es el “cómo” se narran. Esa idea reslta de su larga trayectoria en los medios: durante su carrera ha dirigido documentales, ha sido libretista, y se ha desempeñado en prensa y en televisión.
¿Qué diferencia tiene trabajar en los distintos formatos de los medios de comunicación?
-(...) Tenemos por un lado la noticia, que es nuestro cereal diario, pero la gente no se queda con la noticia en la cabeza, las noticias se olvidan, o quedan en la memoria como hechos sueltos. Pero cuando tú cuentas una historia puntual y cronológica, una historia del muchacho que desde niño soñaba con ser paracaidista y ahora es el campeón mundial, se convierte en una gran crónica. O en un reportaje sobre la violencia en Colombia, visitas la zona, haces el recuento de todo lo que ha sido su tragedia en la historia y la enmarcas en una situación. O haces un documental, que es entrar a lo más profundo de esa historia y buscar razones de por qué ocurrió determinado hecho. Es decir, todos los géneros, todos los formatos llenan la belleza. A veces los hechos no tienen belleza, una tragedia no tiene belleza, pero dependiendo de la forma como tú lo cuentes, vas a entrar al corazón de la gente que te ve. Ahora, ustedes manejan mejor que nosotros lo multigéneros. Saben aprovechar todas esas herramientas en muchos formatos para narrar una historia.
Entonces, ¿cómo llegar al corazón de la gente?
Yo creo que hay muchas formas. Cuando tú tienes una información objetiva y veraz, llegas al corazón de la gente. La literatura, al igual que el periodismo, tiene el poder de llegar al alma de las personas. Pero hay que saber cómo, y yo creo que la mejor fórmula es dejando hablar a la gente. Gabriel García Márquez enseñó a agarrarse de elementos de la literatura, no para ficcionar la realidad, sino para enriquecer la forma de contar la realidad. En la literatura uno aprende mucho, mi invitación siempre es leer literatura para aprender a contar historias.
Observando una vez más la oficina de Medina y escuchando sus palabras, era posible notar la gran fascinación hacia el Premio Nobel de Literatura colombiano.
¿A qué se debe esa admiración a García Márquez?
Lo que pasa es que Gabriel García Márquez es sin duda el más grande escritor que ha dado Colombia en toda su historia (...). Él enseñó la pasión por la escritura en cada una de sus historias, cuentos, novelas, en sus artículos periodísticos. Él es el maestro del relato, de contar cosas, y él daba muchas pautas. La idea no es ser García Márquez, la idea es ser uno mismo, pero hay que alimentarse de los grandes. A García Márquez lo tengo ahí porque es mi ídolo nacional. Pero a mí me gusta mucho la literatura, y yo trato de no contaminarme con un solo autor porque termino siendo una copia mala del propio autor. Entonces es mejor sumar de muchos, recoger de lo que sabe y armar según su propio estilo, porque el estilo es lo que te hace distinto.
¿Y qué opina acerca de los consejos brindados por periodistas en los que recalcaban no estudiar tal carrera?
Frente a ese tema uno da muchos tumbos, porque en el momento en que yo estudié tenía más facilidad de llegar a los medios, puesto que era más baja la población que estudiaba periodismo. Hoy la competencia es muy grande y los medios se han reducido. Pero hay una necesidad de contar historias y de llenar los contenidos incluido en las redes sociales, hoy hay que meter contenido en las redes. Yo creo que la carrera es muy valiosa, pero tiene que estar acompañada, porque solitaria te lanza débilmente al mercado. Quizá la profesión no está perdida, pero sí es necesario fortalecerla con estudios adicionales.
¿Debemos complementarla con otra carrera?
Deben complementarla, porque eso es lo que abre los caminos. (...) Me parece que sí es una necesidad, porque imagina que sabes hablar y sabes contar la historia, pero tienes además otros conocimientos, es bien importante.
¿Y cree que es solo una crisis en el periodismo o en todas las profesiones?
Yo sí creo que hay una crisis generalizada, no hay plazas (...). Existe la libre elección, pero también existe la realidad. Yo creo que son las grandes polémicas, las grandes disyuntivas de la humanidad hoy. Siempre encontraremos dificultades en eso, son luchas que hay que dar. Pero entre mejor formado esté usted, abre más camino.
Evidentemente es necesario complementar la carrera e incursionarse en las redes. Como el mismo Medina diría, “no declararse muerto”, al contrario, ser apasionados por el periodismo, por la integridad de la profesión, por las historias de la gente. - “Cuando uno tiene en su corazón el espíritu de querer ser periodista, uno no lo para por nada”.
Ahora bien, el periodismo y la literatura son la esencia del mundo de los relatos y la inspiración. Y para Alberto, el motor de ello es el amor, este es el sentimiento que hila sus libros.
¿Por qué es tan importante para usted el amor?
Yo me muevo en un mundo de noticias donde lo que prima es el desamor, lamentablemente las noticias son casi siempre malas, porque es la realidad, son cosas que pasan en la vida. Y uno necesita escapar de esa cotidianidad tan arrasadora, yo creo que por eso me pongo a escribir y hablo mucho del amor.
¿La literatura es una forma de descansar el alma y salir de la realidad de las noticias?
Es una forma de escapar de la realidad. Pero cuando tú miras lo que está escrito ahí en esas historias de amor, aparece otra vez la realidad, sin duda alguna. Pero es la realidad poetizada, que es distinta a la realidad de lo que tenemos que contar. Nosotros no podemos poetizar las noticias, ni poetizar la realidad, y en la literatura tú te puedes dar la licencia de embellecer hasta lo feo.
¿Es decir que puede llevar la realidad de las noticias a sus libros?
Sí, cuando tú lees “Crónica de una muerte anunciada” te das cuenta de que hay una historia terrible, matan a un muchacho; pero tú la lees y es tan bellamente escrita. La literatura, como escape, embellece hasta lo feo. Es decir, a veces es tan brusca y tan dura la realidad, pero en la historia que cuenta la literatura también está el amor, la soledad, el dolor de ser humanos. La literatura sí es una válvula de escape a los sufrimientos de la realidad. Yo pienso que muchos escritores se sientan frente a un escritorio, no a huir necesariamente, porque la realidad siempre está galopándoles, pero sí a refugiarse de la realidad para crear una hecha de palabras.
Es maravilloso pensar en la trascendente conexión de la literatura y el periodismo. Ambos reflejan la realidad, pero cada uno tiene un estilo diferente de contarla. Ambos representan la condición humana, pero cada uno se encamina al alma de diferente forma.
Alberto, ¿cree que el amor, del que habla en sus libros, es lo que le hace falta a la sociedad?
Sin duda alguna, yo creo que nos falta entregarnos de verdad y permitir que nos fundamos como lo que somos. Eso pasa en las relaciones en la sociedad, si nosotros no entendemos al otro, si nosotros no respetamos la diferencia, si nosotros no somos capaces de entender que somos distintos pero que podemos armar sociedad, estamos perdidos.
Finalmente, el subdirector de Noticias Caracol envió dos mensajes claves para los periodistas en formación:
“Creo que si los estudiantes se ponen en la tarea de leer todas las noches a los grandes clásicos, van a encontrar maneras de contar. Por ejemplo, Julio Cortázar nos enseña una manera muy bella de contar. Rayuela es una novela que se lee de muchas maneras, él nos dice que las formas de contar son infinitas.
Cada hallazgo que tú haces en tu ejercicio periodístico te va demarcando la forma. Tienes que construir un contenido, lo más perfecto posible, entre la forma y el fondo. Gabriel García Márquez nos enseña algo maravilloso, él escribe “Cien años de soledad” y cuando va a hacer la siguiente novela se encuentra con un problema grave: “¿cómo hago para no repetirme?”, y escribe “El otoño del patriarca”, que es una novela de seis párrafos completamente distinta en la forma a lo que fue “Cien años de soledad”. Cuando usted está en ese proceso de construcción, usted debe pelear por la forma, pelear por no repetirse. “El otoño del patriarca” es como si usted pusiera un parlante en una calle de una ciudad gobernada por un dictador para escuchar todas las voces y dejarlo grabando. Grabas la cotidianidad de la vida en esa novela, la cual te enseña muchas cosas para hacer en el periodismo. Chévere que lean eso para que vean el contraste entre esas dos novelas y entender que la creatividad es la clave de este oficio. Esto no es solamente para ir a meter micrófono, esa labor es fácil. Los periodistas que arman historias, eso es lo que vale la pena, y es lo más difícil.