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Chemas Escandón tiene nuevas metas

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Julián Mateo Candela Suescún

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Uno de los periodistas deportivos más reconocidos de Colombia ahora se dedica de lleno a un sueño poco conocido que inició hace 22 años.

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Gabriel Chemas Escandón en la tienda y centro de atención en los campos de entrenamiento de la Escuela de Fútbol San Pablo - Foto por Julián Mateo Candela Suescún.

El tiempo pasa muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos vemos cómo la gente crece a nuestro alrededor. Tanto así que a veces nos hace pensar en cosas que nos gustaría haber realizado con los seres amados, pero que fue “imposible” porque estábamos ocupados en otras cosas. Pero lo bello del tiempo son las segundas oportunidades que brinda y, a la vez, ir trayendo memorias al presente.


Así le sucede a Gabriel Chemas Escandón, el periodista deportivo de Caracol Radio que hace unos meses consiguió su jubilación y cuya voz será recordada por varias generaciones. Ahora tiene la disponibilidad que durante 40 años no pudo dedicar de lleno a su esposa, a sus hijos y a sus estudiantes de la Escuela de Fútbol San Pablo, que fundó hace más de dos décadas. Esta academia cuenta con un total de 8 categorías desde los 5 a 17 años y una categoría para aquellos jóvenes mayores de 18 que quieran inscribirse. Chemas ya no presencia los partidos del Fútbol Profesional Colombiano desde las cabinas de los estadios; ahora acompaña a sus estudiantes en los torneos locales, esos que son de potrero, los que consumen largas hectáreas de tierra para ubicar el mayor número de canchas.


“Yo soy una persona de 62 años. Cuando ya he cumplido una etapa como profesional lo que uno busca es consolidar muchas de las cosas que dejó”, dice Escandón mientras recorre los tres campos de fútbol donde entrenan los niños de su escuela. “Aquí uno encuentra la posibilidad de tomar un impulso para otro tipo de cosas. Que tengamos esa posibilidad de estar tranquilos, de que los hijos vayan consiguiendo su objetivo. Y, por supuesto, de hacer tantas de las cosas que de pronto uno no pudo hacer”.


Ya pensionado, no necesita madrugar y cumplir con exigentes jornadas. La oportunidad de nuevas actividades la ha disfrutado con la gente que más quiere mientras sigue con algunas costumbres suyas. Escucha música tropical con temas adaptados de los Bee Gees o de Roberto Carlos y se dedica a practicar “puro deporte”. Acompaña a sus hijos en la natación o andando bicicleta hasta Guatavita o Sopó, Cundinamarca. También juega fútbol, uno de sus grandes amores desde su niñez.


Dicho amor lo llevó a fundar, junto al sacerdote Julio Roncancio, una escuela para formar jóvenes futbolistas. Una academia que ha tenido éxitos en múltiples torneos como El Maracaná, torneo donde jugaron grandes jugadores del fútbol colombiano como Radamel Falcao, u otras competiciones como el Premier Cup o el Mundialito IDRD, de Bogotá. “Para que tenga un funcionamiento ideal, pues le toca a uno estar encima. No puede apartarse de las actividades, toca estar pendiente absolutamente de todo: de los profesores, de los procedimientos deportivos, de las actividades deportivas, de los uniformes, de la utilería, del parqueadero, de las canchas de fútbol, del apodada en las canchas, de las inscripciones de los padres de familia, de las categorías de los campeonatos, de los torneos, de la cooperativa de la gaseosa de las empanadas, absolutamente todo”, enlista Chemas.


Su dedicación a San Pablo se demuestra día tras día. Su rutina es fácil de descifrar, pero agotadora para mucha gente. En una mano sostiene su celular, respondiendo llamadas por parte de padres que piden información de la escuela. En la otra, una radio con la cual se comunica con los empleados sobre el parqueadero y mantenimiento. Se ubica en su pequeña oficina, que a la misma vez es la tienda de la academia. Derly Patricia Castañeda, su esposa, lo acompaña siendo parte de la administración. Chemas recibe a los padres que, presencialmente, preguntan acerca de los objetivos de la escuela y casi siempre les da un recorrido por la academia. Así se mantiene, de ida y vuelta durante varias horas y sin ningún reproche o excusa.


Chemas Escandón es descrito por quienes lo conocen como un hombre comprometido con sus responsabilidades, atento y disciplinado a lo que sucede a su alrededor. Por lo que no es de extrañar que es querido por compañeros y familiares. “Es el bello y famoso Chemas Escandón”, afirma su esposa.  Es un hombre amoroso que forjó a sus hijos a través de obediencia y firmeza. “Tiene muchas condiciones de un padre responsable, cariñoso, y que siempre da al 120%. Yo siempre he pensado que ha amado mucho a su familia”, añade.


Ha sido un hombre que ha apoyado a las personas que más le importan. En el caso de su esposa, la aconsejó en los momentos que ella no tenía seguridad de sus acciones en la universidad. “Gabriel me ayudaba mucho porque me costaba. Tenía claro para dónde iba, yo era la que estaba desubicada, pero él me ayudaba a ubicar, me complementaba. Me decía: ‘No abandones la carrera nunca’. Yo andaba en tercer semestre y dije: ‘No sé si esto no es para mí’. Él me dijo ‘Nunca dejes nada sin terminar. Siempre las cosas que comiences debes terminarlas’.  Y mira que me sirvió”, narra Derly Patricia.


Sus dos hijos, por otro lado, recibieron una crianza integral. “Me ha formado en valores como la disciplina, la constancia y el respeto.  Es muy estricto cuando de imagen personal se trata”, menciona Juan Camilo, su hijo menor. Él es administrador de empresas, mientras que su hermano mayor, Santiago, es productor multimedia.


Chemas se siente muy orgulloso de ellos porque los ve capaces de seguir liderando la escuela cuando él ya no esté.


Aun así, tiene otras fascinaciones aparte del fútbol, entre ellas, la música de la década de 1960 y de 1980. Es un fanático del género tropical, a tal punto de que se considera un experto. El Merecumbé de los Melódicos o Por las buenas o por las malas de los Billo’s Caracas Boys son algunas de las canciones que más han influido en su vida, motivándolo a tener su programa llamado El Chucu Chucu de Chemas. “Yo soy sesentero, setentero y ochentero. Yo creo que me quedé después de la música merengue. No conozco absolutamente nada y eso que el merengue, para mí, es medio nueva. Me quedé con el porro, con el paseo, con parte del vallenato viejo, con música totalmente tropical, todo eso que me sigue aun divirtiendo”, explica Chemas.


Pero si hay un deporte que Chemas Escandón disfruta al igual que el fútbol es el basquetbol. Tanto es el cariño que por un momento deja de observar todo lo que sucede alrededor suyo y lo mira fijamente a uno con el fin de debatir algunos temas comunes por parte de la fanaticada. “¿Usted quién considera que es el G.O.A.T? ¿Es LeBron James el mejor jugador de todos los tiempos?”. Pregúntele este último a Chemas y recibirá una mirada profunda de desacuerdo, que puede incluso llegar a ser aterradora, para luego darle unas cuantas estadísticas o hechos contundentes del por qué LeBron no es el mejor de todos los tiempos. “Sí, es uno de los mejores del mundo, por supuesto, ni más faltaba. ¿Pero es el mejor del mundo? ¿Es mejor que Michael Jordan? ¿Es mejor que Bill Russell? ¿Es mejor que Magic Johnson? El mejor en el baloncesto es Michael Jordan. Para mí es el jugador más completo”, afirma.


Todos estos gustos, estos rasgos, fueron lo que lo llevaron a pasar por varias emisoras de radio y canales de televisión. Fue comentarista en Caracol Radio y Win Sports donde podía opinar e informar de sus deportes favoritos. También tuvo un paso por Radio Santa Fe,con su programa de El Chucu Chucu de Chemas.


¿Ahora qué le espera? Desea estudiar un curso de gastronomía para mejorar recetas que le encantan, programar días en su casa de retiro en Sogamoso para descansar y tomar clases de inglés.

Con el tiempo a su favor, Chemas se mantiene en constante movimiento. Se propone a hacer una cosa cada día y eso es lo que lo ha llevado a no sentirse afectado por su retiro, que lo describe como unas “pequeñas vacaciones”. Pasó tantos momentos durante la radio que no tiene con exactitud su favorito. Es normal sabiendo que estuvo ejerciendo la misma profesión por más de 40 años. Ahora, da un paso al costado y les abre el espacio a nuevos talentos, seguramente inspirados por sus narraciones apasionadas, detalladas y casi mágicas que incontables veces internaron a los colombianos en las grandes gestas deportivas. Sale de esas canchas: las salas de radio, los balcones de fútbol junto a los demás grandes comentaristas del país para entrar a un nuevo terreno lleno de planes a corto plazo, objetivos y metas junto a las personas más importantes de su vida.

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