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El avatar no puede costear Prada

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María de los Ángeles Delgado Vergara, estudiante de Comunicación Social y Periodismo

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La moda digital tuvo la oportunidad de democratizar la industria, pero la influencia del lujo y la exclusividad cambiaron su rumbo y ahora sobran los avatares usando ropa de diseñador.

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The Gucci Garden Experience, la experiencia de jardín de Gucci, fue un evento en donde los usuarios de la famosa plataforma infantil Roblox podían pasar su tiempo en un espacio creado por la marca de lujo. Los usuarios podían comprar accesorios Gucci para sus avatares, como la versión beige del bolso Gucci, que tiene estampados de la marca en “textil”, el cual fue vendido por 4.756 Robux (la moneda del juego) que al cambio en dólares fue de $5.50, lo cual es barato para la marca. Lo inaudito pasó cuando los usuarios empezaron a revender estas piezas digitales dentro de la plataforma. Un bolso Gucci llegó a costar 350.000 Robux, $4.115 dólares. Al final de la experiencia, la cual duró dos semanas en mayo del año pasado, un bolso Gucci en Roblox estaba valorado en $134.257 dólares.


En junio de este año la compañía Meta, desde su postura como conglomerado de tecnología y redes sociales, anunció la creación de una tienda digital en donde los usuarios podrían adquirir ropa de diseñador para sus avatares. Los precios de las prendas irían de los $2.99 dólares a los $8.99, un precio menor al real, considerando que un bolso Prada en cuero tiene un valor de $10,700 dólares. Con esta fantasía, la democratización de las prendas se veía como un objetivo de la moda digital,en donde, sin importar el nivel socioeconómico del usuario, se podrían obtener creaciones que antes podían ser inalcanzables para algunos, por los altos precios. Pero seamos sinceros, esto no es lo que ha reflejado los NFTs(tokens no fungibles) de la industria, es decir, esos activos digitales que son únicos e irrepetibles.


La empresa de Zuckerberg vendió la moda como una oportunidad de “progreso inclusivo” cuando lo único que ha demostrado es una influencia en el usuario por medio de la premisa “vestirse para impresionar”. Por tomar un ejemplo, Josh Ong, consultor de comunicaciones radicado en la ciudad de Nueva York, el año pasado realizó una compra de $500 dólares por un NFT de unos tenis plateados, que de acuerdo con sus declaraciones no será la última compra que haga por este medio, ya que querrá más productos para su avatar. Así pues, se puede decir que los valores desmaterializados han sacado a la luz la manera en que las personas involucran el estilo personal en el mundo virtual. Los NFTs de moda se han vuelto clave en cómo las personas forman su identidad virtual. Pero, ¿qué tan lejos estamos dispuestos a llegar por un estilo virtual?


De acuerdo con una encuesta realizada por Vogue Business a 3.000 personas, en los mercados de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, México, Corea, Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes, en donde la mayoría pertenecían a las generaciones Z y X, el 82% ya ha comprado algún tipo de prenda virtual NFT.Esto quiere decir que se ha tomado como excusa el dominio de un estilo propio y una perspectiva inclusiva para fomentar la compra de artículos intangibles. Sin embargo, parece que se ha desarrollado una obsesión con la autenticidad y la exclusividad, algo que los tokens no fungibles “garantizan” bajo la cortina de humo de poderse expresar de una manera que no se haría en el mundo real. Es así como se logra vender artículos como el NFT del “Baby Birkin”, un bolso de la marca Hermès, por $23.500 dólares, que ni siquiera era auténtico.


Pero, ¿por qué dejamos que el lujo y la idea de estatus nos persiga en el mundo virtual como el Baby Birkin que, aun siendo falso, por el simple hecho de ser de la marca francesa llegó a ese precio? Al parecer, esas connotaciones que amarran a las marcas como Prada y Balenciaga son perseguidas en el mundo virtual y no dejarán que esa exclusividad sea alterada a causa de un producto intangible. En consecuencia, los diseños que en la vida real forman la identidad social han encontrado con los NFT la posibilidad de crear más productos “exclusivos”,los cuales, ya sea en el mundo real o virtual, siempre significarán estatus.


Las tiendas de lujo en el metaverso se idearon con la intención de que diseñadores y marcas abrieran un nuevo y muy lucrativo mercado, en donde la accesibilidad fuera la tendencia de moda. Pero, en cambio, se creó un mundo virtual donde el reducido y selecto grupo de siempre sigue alardeando del tamaño de sus billeteras con prendas y accesorios que adquieren a su antojo para sus avatares, que apenas son puntos de colores generados por códigos cibernéticos.

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