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El ciclismo se toma la Sabana de Bogotá

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Luisa González y Luisa Traslaviña

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En Sabana Centro, la bicicleta se ha convertido en un medio de transporte para quienes quieren evitar el tráfico, mejorar su salud, perder peso y conocer nuevos rumbos. El biciturismo promete en el desarrollo económico de la región.

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Foto:
Luisa Fernanda González | Parador en el trayecto que conecta a Chía con Tenjo

A mediados del año 2020, después de las lecciones aprendidas en la andemia sobre la importancia de la buena salud, en las principales ciudades de Colombia comenzaron a crecer las ventas de bicicletas. La tendencia va creciendo. Según datos de la tienda de implementos deportivos Decathlon, en el 2023 se registró un aumento del 51% en la compra de bicletas respecto al año anterior. 


Los colombianos optan por el ciclismo como deporte y para muchos es su medio de transporte ideal para evadir trancones. "Desde un tiempo para acá la gente está optando por una movilidad mucho más sostenible y, así, encontrar nuevas maneras de hacer deporte. Por eso, hoy vemos que cada vez son más los colombianos que salen a sus trabajos en bicicleta, encontrando en esta una nueva forma amigable con el medio ambiente y divertida de transportarse", dice Alexander Pineda, responsable de la compra y distribución de los implementos de ciclismo para Decathlon.  


Según Leading Transportation Analytics Solution (INRX), Bogotá es la sexta ciudad con mayor tráfico vehicular en el mundo, y los conductores pierden alrededor de 112 horas al año solo en trancones. Por esta razón, los ciudadanos han optado por la bicicleta, aprovechando las ciclorrutas que hay en la ciudad. 


Pineda añade que se si bien se venden bicicletas eléctricas y urbanas, las que más se comercializan hoy son las de ruta y montañismo.


Una de las zonas del país que más ha visto crecer las actividades relacionadas con el ciclismo es la región Sabana Centro. La directora de Insdeportes Cajicá, Katherine Artunduaga, asegura que las cifras de inscritos en programas de ciclismo han aumentando significativamente en los últimos diez años, e que incluso en la pandemia las personas no dejaron de practicar, participando en actividades en casa guiadas por instructores desde las rutas de montaña. 


En el municipio se llevan a cabo eventos ciclísticos de manera constante. Uno de ellos es el ciclopaseo “Rodando al 100%” los jueves cada 15 días. Se hacen recorridos en el pueblo y sus zonas aledañas, especialmente lugares como La Cumbre, un mirador por el que algunos hacen senderismo, pero la mayoría llega en bicicleta. 


Según cuenta Artunduaga, existen otros eventos o festivales ciclísticos que se convocan con al menos tres meses de anticipación, y cuentan con el apoyo del Cuerpo de Bomberos y la Policía. Uno de estos es el circuito ciclístico “Pedaleando por un futuro”, con alrededor de 400 inscritos. El evento tuvo lugar el pasado 16 de octubre, con cierres viales que permitir el paso de los ciclistas y, al final, entrega de premios.


En Chía, por su parte, este deporte se ha convertido en una actividad predilecta para sus ciudadanos. Uno de esos aficionados es Andrés Putumayo, un apasionado por el deporte desde pequeño y con cinco años de práctica constante en el ciclismo. Es creador digital, pero hace dos años decidió emprender creando su propio grupo de ciclistas, Los Capos, con quienes le gusta ir a rodar, cruzar montañas, observar la naturaleza y extender su pasión con personas de Chía o municipios aledaños. El parador de El Capo –así nombró su emprendimiento– es el sitio donde llegan a encontrarse, a desayunar antes de arrancar y a almorzar después de la travesía. 


Desde entonces, su pasión es crear nuevas rutas cada fin de semana, ir a conocer nuevos lugares y atravesar los paisajes de La Sabana. Uno de esos circuitos es “La vuelta a la manzana agrandada”, un recorrido de 31 kilómetros que pasa por Chía, Tabio y Tenjo. Va desde Los Puentes, pasando por Bella Vista, el Parque Monarca y Alcaparros, para luego volver a Chía. Con subidas y bajadas, lugares con trocha y otros de asfalto, es considerado un recorrido básico, pero no fácil.


Los capos y su recorrido 


El punto de encuentro es el parador del Capo, sobre la vía Chía-Tabio, con tinto de bienvenida. Destaca la buena atención de sus anfitriones, Andrés Putumayo y su esposa, María Paula Cruz. El parador, según comenta Cruz, nació de un sueño que tenía su esposo desde hace mucho tiempo y fue creado para traer amigos, atender a la gente y hacer felices a muchos.  A los que llegan, les ofrecen jugo de naranja y arepa de queso, como fuente de energía para emprender el recorrido. El lugar es una pequeña casa de madera en la que preparan los alimentos, tiene mesas, baños, un aparcador de bicicletas y una amplia zona verde en la que los ciclistas pueden dejar sus carros y empezar a disfrutar de la naturaleza.


Humberto Galeano y Luis Restrepo son miembros del grupo El Capo. Restrepo trabaja con un programa aeronáutico con la Embajada de los Estados Unidos, y después de siete años de practicar ciclismo asegura que está en un nivel intermedio, porque todavía hay zonas que le dan dificultad. Entrena los fines de semana, así como martes o miércoles por la tarde. Prefiere la ruta de montaña, dado que le exige más que las demás y es un reto mental para él. 


Galeano, por su parte, es gerente general en una compañía de tecnología. Hace tres años empezó a hacer ciclismo como una forma de recuperarse de una cirugía de nariz y otros episodios médicos que padeció, y la bici se convirtió en terapia de recuperación. Está en nivel intermedio y siente que ha progresado por su disciplina. Los fines de semana procura salir a hacer las rutas que estén destinadas para esos días y prefiere la ruta de montaña. Entre risas, este ciclista cuenta que hace poco se perdió en una travesía en Tibasosa, Boyacá. “Me perdí durante el recorrido, entonces terminé haciendo 20 kilómetros más que los demás”. Como ellos, todos van contando anécdotas antes de salir. Es una forma de socializar antes de emprender el camino. 


Luego del desayuno, empiezan todos los ciclistas a alistar “la cicla”, y a hacer ejercicios de estiramiento, para evitar calambres. También se equipan con los implementos de seguridad –el casco, lo más vital– así como guantes y rodilleras. La salida es a las 8 de la mañana. Es un sábado cálido de octubre con sol vibrante, y temperatura de 18 grados, perfecto para salir a montar. 


La ruta comienza subiendo la montaña, una vía angosta, por la que transitan también carros y motos. El paisaje está rodeado de verdes árboles frondosos, pero también un abismo al costado que imprime respeto. Pronto se disfruta del viento en las mejillas y caen las primeras gotas de sudor en la frente. Putumayo y su equipo llevan practicando el ciclismo desde hace tiempo; sin embargo, la comprensión es una de sus virtudes, y tienen la regla de esperar a los que se van quedando porque, en palabras de su líder, “nos vamos todos y llegamos todos”.  Al kilómetro 3.5 se empieza el descenso al municipio de Tabio, donde empieza la carretera principal y tráfico vehicular. 


En el camino, hay tres formas de hidratarse: la carimañola, un termo con energizantes o suero sin sal, o un Camelback, la mochila de hidratación. La recomendación es llevar un litro y medio o dos de agua, dependiendo la exigencia de la ruta. En esta, un litro basta. Luego, en el kilómetro 8.5, viene el descenso al municipio de Tenjo, atravesando una carretera intermunicipal. A lo lejos se alcanza a ver la Peña de Juaica, el pico más alto del municipio, una montaña conocida por los fenómenos paranormales que, dicen algunos, ocurren allí, y esto losa convertido en un sitio turístico imperdible para los amantes del misterio. Después viene la llegada a Tenjo, por la rotonda de Esteban Chávez (el chavito), uno de los ciclistas más reconocidos de Colombia. Y aquí los nuevos en el pelotón de Los Capos hacen una pausa frente al mural en honor al deportista, para tomarse una foto antes de continuar su trayecto. 


El tráfico en esta zona suele ser complejo, y requiere precaución extra, porque andar en bicicleta también es, en sí misma, una actividad de riesgo. Del 1 de enero a abril del 2023, se habían registrado 88 accidentes con ciclistas, 22 de los cuales habían sido fatales, según cifras de la Gobernación de Cundinamarca. Es por esto que el entonces secretario de Transporte y Movilidad del Departamento, Jorge Godoy, lanzó la campaña ‘Ciclo Amigo por la Vida’ en la que, a través de capacitaciones con los gremios asociados de transporte público de pasajeros, transporte de carga y otros tipos de asociaciones, pretendían concientizar a los conductores sobre la importancia de prevenir incidentes en la vía y cuidar la vida de los ciclistas.


Tras las fotos en el mural, y de andar unos pocos kilómetros, Los Capos llegan a Martín Espino, en los límites entre Tabio y Chía, con una pendiente de 450 metros de subida, pero coronarse supone alcanzar el kilómetro 20 del recorrido, para pasar más adelante por Vagones, o lo que se llama La Valvanera, de regreso a Chía. Los miembros del grupo cuentan que estos terrenos pertenecían al presidente de Ferrocarriles Nacionales de Colombia, y desde entonces se conocen como Vagones, porque para hacer su casa trajo unos vagones de los ferrocarriles y los instaló dentro de su finca. Putumayo suele detenerse allí para señalarle a los nuevos cómo se ven estos vagones a lo lejos, que hoy en día siguen habitados, otros son un salón social e incluso hay bares operando dentro de los mismos. 


Vienen todavía otros 4 kilómetros de ascenso, y por fin el grupo toma un descanso en un punto de hidratación. Allí, María Hernández y Anderson Cuesta, dos habitantes de la zona, salen cada fin de semana al encuentro de los ciclistas, para vender alimentos e hidratación. Ofrecen salpicón, jugo de naranja, queso con bocadillo y agua, guarniciones fundamentales para los ciclistas. Cuesta, con su puesto ubicado a unos 20 metros del de Hernández, cuenta que lleva 12 años trabajando allí. Su motivación para emprender este negocio fue precisamente su amor por el ciclismo, y asegura que utiliza bicicleta desde quera un niño. Los batidos, el banano, las bebidas energizantes y el salpicón también son infaltables en su oferta para los deportistas.


Esa mañana, dos novatas en el grupo no estaban en condiciones de continuar el recorrido. Pero Putumayo, buen líder, se sentó a su lado y, mientras recuperaban fuerzas para continuar, les explicó que, en el ciclismo, el reto es, sobre todo, mental. “En el momento en que te enfrentas a una cuesta, una subida dura, es tu cabeza la que te dice que no vas a poder hacerlo, y lo que te lleva a bajarte de la bicicleta o empezar a sentirte más cansado”.


Así, luego del breve descanso, los Capos emprenden el regreso al Parador, al que llegan alrededor de las 10:40 de la mañana. Los ciclistas suelen lavar las bicicletas, y hay un segundo desayuno, con salpicón, huevos al gusto y arepa con queso. Mientras tanto, Putumayo cuenta que la bicicleta se ha convertido en una terapia para resolver problemas consigo mismo: “Yo alcancé a pesar 120 kilos. Este deporte fue el que me hizo reducir la talla y el peso. Por eso siempre pienso: si lo puedo hacer conmigo, lo puedo hacer con más gente”. Pero asegura que los beneficios del ciclismo van más allá: ayuda a prevenir la artrosis, a fortalecer la capacidad pulmonar, reduce el estrés y es apto para personas de todas las edades. “Quien monta en bicicleta de forma regular se ahorra visitas al médico, medicamentos, e incluso, costosos tratamientos”, aseguran desde la Fundación Española del Corazón. 


Después de desayunar, con el calor del mediodía acercándose, la mayoría de ciclistas se despiden, agradecen la hospitalidad y el recorrido. Como ellos, existen otros muchos grupos de ciclistas aficionados en la zona, todos con ansias de conocer nuevas rutas, pedalear varios días a la semana y hacer nuevos amigos. La creación de Los Capos y la creciente comunidad ciclista han enriquecido la vida de los residentes de Chía, asegura también la directora de Insdeportes, Katherine Artunduaga, y también de los municipios cercanos, fomentando la amistad, la salud y la apreciación de la belleza natural de la región que empieza a consolidarse como un destino emergente de biciturismo, un futuro que promete y tiene todas las condiciones para consolidarse. 


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