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El dilema de quitarse la prótesis

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Valentina Cabrera Cabrera

Fecha:

Asia, el grave síndrome que azota a las mujeres con implantes de seno.

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Foto:
Implantes de seno (stefamerpik - Freepik)

El otro día me fui a tomar un café con una amiga muy cercana; ella tiene alrededor de 27 años y prótesis mamarias desde los 16. De repente, en medio de la conversación, me sorprendió con una noticia: hacía pocos días se había explanado sus prótesis mamarias, aquellas prótesis por las cuales millones de mujeres en el mundo se han sometido a una invasiva cirugía para aumentar el tamaño de su busto. Continuó explicándome que había tomado la decisión porque presentó deterioros en su salud, que, sin saberlo, hacían parte del esquema de síntomas de una enfermedad autoinmune que, luego de varias visitas al médico y múltiples exámenes médicos, pudo identificarse como un extraño síndrome llamado el síndrome de Asia. Luego de la explanación, los síntomas de mi amiga poco a poco fueron desapareciendo, y hoy en día ha vuelto a ser una mujer sana y con mucha vitalidad.


Según expertos, el síndrome de Asia es provocado por la reacción autoinmune del cuerpo frente a un agente externo; en este caso, de las prótesis mamarias de silicona que se utilizan en la mamoplastia de aumento. Este síndrome produce inflamación del cuerpo, cansancio, depresión, entre otros síntomas que afectan gravemente la vida de la mujer que lo padece. Sin embargo, estos también son síntomas comunes de otras enfermedades, por lo que muchas veces las pacientes pueden demorarse mucho tiempo esperando a recibir un diagnóstico concreto.


En 2019, alrededor de 6.336 mujeres en Colombia tomaron la decisión de retirarse las prótesis o “explantarse”, término utilizado para señalar este procedimiento. Si bien esta parece una cifra baja en comparación con las de mujeres que entran al quirófano cada año a implantarlas, el Síndrome de Asia es cada vez más mencionado por quienes toman esa decisión.


Al igual que la mayoría de las mujeres que recurren a la mamoplastia de aumento, crecí en un entorno en que ellas debían tener los senos grandes y el cuerpo perfecto, y es allí donde comienza el problema, pues nos metemos en la cabeza la idea de que debemos cumplir aquellos estereotipos de la sociedad y, por el hecho de complacerla, podemos pasar por encima de nuestra salud. Un claro ejemplo de esto se encuentra en los años noventa cuando salió el boom de las mujeres voluptuosas. La mayoría se fueron directamente al quirófano para aumentar algunas tallas en su busto, y ello se convirtió en una cultura de la perfección que prevalece. En Colombia, se calcula que cerca de 346.140 mujeres se practican cirugías plásticas, de las cuales un 40% son de mamoplastia de aumento. Está claro que las prótesis mamarias están aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y que no tiene efectos contraproducentes en el cuerpo; sin embargo, lo que se viene comprobando en los últimos años es que la introducción de estas sustancias al organismo genera graves efectos adversos en el cuerpo humano.


Por estas y otras razones, en estos tiempos muchas mujeres han tomado conciencia frente tal situación y desean retirarse las prótesis. No obstante, una de las principales barreras para llevarla a cabo es el precio, pues, al ser una cirugía de reconstrucción completa del seno para que el busto quede estético, el costo es elevado. El precio de esta oscila entre los 5 y 10 millones de pesos colombianos, mientras que para una “explantación” va de 20 millones en adelante. Y en este punto es inevitable pensar si la cirugía debería ser financiada por la EPS, ya que muchas mujeres no tienen los suficientes recursos, pero su salud lo exige: El motivo no es solo estético.


En las redes sociales se trata con frecuencia este asunto con muchos testimonios de mujeres frente al Síndrome de Asia. Uno de los más conocidos fue el de la modelo Ana Sofía Henao, referente de la belleza de la mujer colombiana, quien hace poco decidió “explantarse” y reducir notablemente el tamaño de sus senos. Dijo que las prótesis la estaban enfermando, y ahora, a pesar de no tener sus prótesis, sigue siendo una de las mujeres más bellas del país, pues la belleza va más allá del tamaño de unos senos.


Después de este procedimiento, por supuesto los senos cambiarán: serán más pequeños, estarán un poco más caídos y llevarán para siempre una cicatriz. Sin embargo, ahí cuando debemos amarnos más que nunca, priorizar la salud por encima de la vanidad y ser conscientes de que todas las mujeres somos bellas, sin importar el tamaño de nuestros senos, si somos altas o bajitas, gorditas o flaquitas. La esencia en este caso es preservar el amor propio y cuidar de nosotras mismas por encima de cualquier estereotipo.

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