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Flora Martínez, la dualidad de una artista

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María Paula Montoya Charry

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Sus dos nacionalidades la hacen una actriz, cantante y bailarina integral. Gracias a su papel de Frida Kahlo se reencontró con la actuación.

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Flora Martínez

La mayoría de los colombianos la conocen por haber interpretado a la primera Rosario Tijeras en 2005; otros, más jóvenes, por su papel en Vecinos junto a Robinson Díaz; y algunos otros, junto a norteamericanos y latinos, por encarnar a Frida Khalo. Una mujer talentosa, amable, profesional y dulce como su nombre, así es Flora Martínez…


Nació hace 42 años en Montreal, Canadá. Y, aunque se crio en Colombia (y le encantan las dulces cocadas), parte de ella corresponde a ese lado canadiense que heredó de su mamá, Melinda Prowse, quien conoció al valluno Hernando Martínez en la universidad. A los 15 años, Flora se escapó de su casa ubicada en la Calera, a las afueras de Bogotá, y se fue a vivir sola para terminar su bachillerato. Sin embargo, la actuación llegó a su vida. Estudió en la academia ‘Actuemos’ de Edgardo Román. Su primer papel televisivo fue en Mambo en 1994. Desde aquel momento empezó a construir una carrera que la ha llevado por el mundo e incluso a conocer a su esposo, José Reinoso.


A sus 20 años, se fue a estudiar actuación en el Conservatorio de Actores de Nueva York, aquel lugar en el que aprendió música, un poco de baile y conoció a Claudia Luque, quien ha sido por más de 22 años su mejor amiga. Juntas disfrutaron de sus mejores años jugando básquetbol, comiendo en brunchs y caminando por la ciudad con café en mano.


A sus 26 años, protagonizó Rosario Tijeras, el personaje escrito por Jorge Franco, que retrataba la vida de una sicaria al servicio del narcotráfico, en el Medellín de los años 90, y que llevó a la actriz a un gran reconocimiento nacional e internacional.  La cinta obtuvo una  nominación a un Premio Goya por mejor película extranjera. Según el diario Portafolio, fue la cinta más taquillera en Colombia con 1.053.030 espectadores en el 2005.


Encarnar a Rosario no solo le significó más reconocimiento en el mundo del cine y la televisión, sino, también, que la encasillaran en el personaje que ella describe así: “es prostituta, pero es madre y se droga. Entonces, uno puede hacer un papel de estos, puede hacer dos y hasta tres, pero después siento que hablé lo suficiente sobre dicha problemática”. Este tipo de personaje requería de muchas cosas que, con el pasar del tiempo, Flora ya no consideraba importantes. Por esta razón, decide dedicarse a esa pasión que había dejado de lado por tantos años, la música.


Una actriz dulce y entregada que se mete de fondo en lo que hace y busca siempre ser consciente del panorama completo. En 1999, protagonizó ‘Soplo de vida’. Para esta película, Flora visitó una morgue para entender un poco más a su personaje, el cual había sido asesinado. ¡Y no solo eso! Tuvo además que cortarse el cabello casi como un niño. De igual modo, cuando preparó a Rosario, fue a cárceles a hablar con mujeres; visitó las comunas de Medellín y conversó con personas que habían sido abaleadas. Poco a poco, esa se fue convirtiendo en la forma como ella creaba a sus personajes, desde el conocimiento y la sensibilidad.


José Reinoso es el pianista uruguayo del que se enamoró rodando la película ‘Soy Tuya’ en España, y con quien tiene una hija de 10 años, Sofía. La maternidad marcó un antes y un después en la vida y carrera de Flora. En 2010, se estrenó el filme DiDi Hollywood, donde encarnó a María, quien trabajaba en un bar, consumía drogas y llevaba una vida desorganizada. Representar este personaje llevó a que Flora cuestionara su relación con la actuación, dado que para entonces estaba en embarazo y no deseaba que las acciones de su personaje afectaran su estado. “Tener hijos exige ser la mejor versión de ti”, subraya Flora.


Para José, Flora es dos personas en una, tiene un lado canadiense, que él relaciona con Norah Jones (una de las cantantes preferidas de Flora, que mezcla elementos de jazz, blues, soul, country y pop) y un lado colombiano, que para él es su parte actoral y le recuerda a las novelas y películas en las que su esposa ha participado.


Flora explica —Es como una cuestión de frecuencias. Tengo las dos y me encanta. Creo que lo hace a uno diferente, es como tener un lado del cerebro que funciona distinto que el otro.


Ella se ríe, es una mujer muy expresiva que utiliza las manos y el cuerpo al hablar.


—El lado canadiense es súper intelectual, me encanta leer y entender la psicología de las personas. Me cuestiono mucho las cosas. Y el colombiano es dulce, alegre, me fascina bailar, abrazar, querer, ser muy amorosa.


En 2016, participó en el reality show Bailando con Las Estrellas en el cual explotó otro de sus talentos y pasiones, la danza. Richi Sánchez, director coreográfico de dicho programa la recuerda como una mujer suave, elegante y profesional. Para él, “Flora está hecha de un poema, y algo muy especial en ella es su forma de abrazar”.


Ese respeto por el trabajo del que Richi habla se vio reflejado en el programa pues ella continuó hasta la semifinal, a pesar de una luxación en dos de sus costillas y el desplazamiento de una tercera, las cuales fueron ocasionadas por un mal movimiento durante los ensayos. Según ella, no se hubiera retirado si no fuera por la reflexión que le compartió su hija: “Me dijo: ‘mami, ¿tanto te importa lo que piensen los demás? Sabes que ya no vas a poder bailar más’. Y le dije: ‘vamos a ver, mi amor’. Pero en últimas sí, estaba anteponiendo no querer decepcionarlos a mi capacidad de llevarlo a cabo y no de cuidarme”. Similar a esto, José recuerda la ocasión en que Flora tuvo un accidente durante una función de su monólogo musical sobre Frida (la pintora mexicana). Ella estaba en la silla de ruedas cantando; perdió noción del espacio pues estaba encandilada por las luces y “se cayó con la silla de ruedas del escenario, quedó abrazada de una señora de la primera fila. Pegó un brinco y siguió con la obra como si nada. Estaba poseída. Quizás si haces eso con sangre fría no te sale. ¡Viste lo que hace la adrenalina!”.


Frida Khalo, quien estaba rota por dentro pero que inspiró a miles de personas con su arte, marcó la vida de Flora. Desde 2016,  ha interpretado el monólogo musical Frida Libre, el cual escribió junto a su esposo. Fue allí cuando recordó que, a sus ocho años, su padre la llevó a ver la obra teatral ‘Las dos Fridas’ que la hizo soñar con ser actriz.


Esta obra la ha llevado a vivir miles de experiencias, incluso traducirla y presentarla en Nueva York; planear una gira por Latinoamérica; inspirar, cambiar y empoderar personas; explorar más su talento musical y sacar dos álbumes, uno en honor a Frida, en 2018, y otro este año homenajeando a la cantante mexicana y costarricense Chávela Vargas.


Para Flora, esta obra es como otra hija que está aprendiendo a soltar. Ahora la quiere compartir con otras actrices, representarla, dirigirla y seguir impactando a sus espectadores.


‘Flora’, ‘Flores a Frida’ y ‘La Vargas Ritual Chavela’, son tres álbumes en los que ha demostrado su talento vocal.

Hizo las paces con la actuación de cine y televisión, le gustaría representar un papel con valores, que muestre las cualidades de la mujer y sea un modelo a seguir positivo para nuevas generaciones. Además, si tuviera la oportunidad, le gustaría trabajar con el director Won Kar-wai, quien realizó ‘In the Mood for Love’, una película que la inspira.


—Antes de salir a una función medito y me gustaría ser aprendiz de un maestro de Jin Shin Jyutsu para poder curar a los demás con mis manos.


El altruismo es una de las características de Flora, que según su esposo a veces se convierte en un defecto pues la desgasta. —Estoy en búsqueda de ese equilibrio en el que pueda ayudar sin que me caigan las estanterías. —Reflexiona la actriz.


Una mujer honesta, transparente, dulce (¡y que le encanta el dulce!), amorosa, profesional pero que, según  Claudia Luque, nunca pone su trabajo por encima de sus relaciones. Que se mueve en diferentes frecuencias y ama el arte, pues este la hizo perderse, pero también reencontrarse de nuevas formas que la convirtieron en una artista íntegra. Ha aprendido a aliarse de sí misma, disfruta la soledad y le gusta cantar Smile, la canción de Chaplin que en 1954 fue interpretada por Nat King Cole.

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