La odisea de mantener el motor en marcha
Nicolás Andrés Camacho González, Comunicación Social y Periodismo
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Muchos pilotos jóvenes buscan llegar a la cima y convertirse en estrellas mientras que directivos, mecánicos y patrocinadores hacen todos los esfuerzos para evitar que el motor se apague.
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Autódromo José Carlos Pace
Autódromo José Carlos Pace, mejor conocido como Interlagos. Gran Premio de Brasil, año 2001. El público se encontraba expectante bajo el sol de Sao Paulo, pues ya faltaba poco para el inicio de una carrera más de la Fórmula 1. Michael Schumacher tenía la pole seguido por su hermano Ralf; en tercer lugar arrancaba el finlandés Mika Hakkinen y finalmente el colombiano Juan Pablo Montoya ocupaba la cuarta plaza y estaba listo para adelantar.
En la primera vuelta de la carrera tuvo que salir el coche de seguridad pues el McLaren de Hakkinen no arrancó en la largada. Gracias a esto, Ralf Schumacher perdió su posición contra el británico David Coulthard de la escudería McLaren y contra Montoya de la Williams. El colombiano logró así el segundo lugar.
Completada la primer vuelta, el coche de seguridad empezó a agrupar a los pilotos para que minutos después se diera la relanzada. Schumacher encabezó el pelotón en la recta pero Montoya se le acercó por el interior para rebasarlo. Rueda con rueda, el Ferrari del alemán tuvo que ceder ante la presión del Williams pues la línea de conducción la tenía Juan Pablo.
El estallido del público no se hizo esperar pues un latino, en su segundo año en la categoría, estaba rebasando a un campeón del mundo con una maniobra maravillosa. Y para recalcar lo apoteósico de este momento, solo basta con escuchar a los comentaristas colombianos, que con la emoción e intensidad que se les distingue, le dieron una narración única a uno de los momentos más recordados del colombiano en la máxima categoría del automovilismo mundial.
Los fanáticos del automovilismo en Colombia deben de recordar la época entre 2001 y 2006 como la mejor de la historia para el país, debido a las grandes actuaciones que dejó el bogotano en la Fórmula 1.
Durante su debut, prometió que llegaría a ganar y estar entre los mejores. Esa promesa se cumplió con creces, pues Montoya se hizo de 7 victorias, 30 podios y 13 poles en sus 6 años de estadía en la categoría. Sin duda alguna, él marcó el punto de referencia para muchos pilotos, pues con sus actuaciones puso el nombre de Colombia en el panorama mundial, mostrándole a la gente que hay grandes pilotos criollos con ganas de comerse el mundo y en espera de una oportunidad.
Actualmente Juan Pablo Montoya sigue activo en el automovilismo. Después de la Fórmula 1 su leyenda continuó por la NASCAR, la IndyCar, el Mundial de Resistencia y las 24 horas de Le Mans. En el camino, logró coronarse campeón de las 500 millas de Indianápolis por segunda vez en su carrera.
Este 2021, Montoya sigue llevando el nombre del país en el exterior con sus participaciones en el Mundial de Resistencia, la IndyCar y las 500 millas de Indianápolis. Además de ser el principal promotor de su hijo, Sebastián Montoya, quien compite en la Fórmula 4.
Muchos se preguntan hoy si la era de Montoya es una cosa del pasado, una época de gloria que no va a volver. La pandemia agudizó el problema. ¿Qué posibilidades tenemos de volver a tener un colombiano exitoso en la máxima categoría del automovilismo mundial?
Una largada sin competencia
A finales de 2019 el mundo se vio azotado por una pandemia que provocó el encierro de las personas en todos los continentes. Por esto, los países tuvieron que cancelar una gran variedad de eventos, entre ellos los deportivos.
El 12 de marzo del año 2020, el Ministerio del Deporte de Colombia publicó un decreto ordenando suspender la organización y realización de todos los eventos deportivos en territorio nacional.
Obviamente la actividad automovilística frenó en seco: los motores de muchos pilotos se apagaron, poniendo en una situación compleja a muchos de los equipos, conductores e incluso a la misma Federación Colombiana de Automovilismo (Fedeautos).
Lo primero en lista fue posponer todos los eventos deportivos que estaban en calendario, pues el repentino aislamiento y el desconocimiento que se tenían del virus hizo que lo mejor fuera parar todo y mantener a las personas en sus casas.
Otro punto importante, y que se mantiene hoy, es el cierre de la sede física de Fedeautos. Santiago Echavarría, presidente de la Federación, explicó que fue necesario hacer recortes en los costos para ajustarse a la nueva realidad. “Lo primero fue cerrar la sede física pues no era necesario gastar tanto en arriendo, servicios públicos, entre otras cosas. Producto de esto, comenzamos a trabajar totalmente virtual, cosa que se nos complicó un poco. Sin embargo, ya estamos conectados y funcionando”, explicó el dirigente deportivo.
Los sueldos dentro de la entidad también fueron un problema pues no se estaba generando ningún ingreso. El automovilismo no es un deporte de bajo costo, así que es muy difícil mantenerlo. No obstante, Santiago afirmó que el Ministerio les fue de gran ayuda al facilitar un apoyo para mantener la nómina.
Todos en neutro
El automovilismo tuvo que apagar sus motores pero los pilotos siguieron buscando la manera de mantenerse en forma y listos para competir. Fedeautos, en asociación con algunos organizadores de eSports, programaron torneos en diversas categorías del automovilismo con el objetivo de mantener activos a los pilotos.
Nicolás Bedoya, piloto campeón de Rally y el primer colombiano en participar en el mundial de esta categoría, explicó que “tuvimos la oportunidad de participar en algunos campeonatos de eSports para poder entrenar y no dejar de lado el deporte en el encierro. Además, pudimos lograr algunos contratos para generar ingresos, no los mismos que en una competencia física, pero algo se sacó”.
Volver a prender motores
Algunos meses tuvieron que pasar para que el automovilismo retornara a una relativa normalidad. No fue hasta el 16 de septiembre que la Federación recibió la aprobación por parte del Ministerio del Deporte. En el comunicado de Fedeautos se anunció la reapertura de la competición cumpliendo con todos los protocolos de bioseguridad establecidos por las autoridades.
Retornar a una relativa normalidad fue más difícil de lo pensado: los pilotos y equipos podían correr, pero a puerta cerrada y sin público, porque así lo exigía la reglamentación.
La competencia se retomó con el reto de realizar un campeonato express en 4 meses. Lo que no pudieron hacer en todo el año lo tuvieron que comprimir. Esto se logró con éxito siendo una prueba definitiva de que se puede competir y que en Colombia el deporte está listo para seguir.
Con este precedente, Fedeautos organizó un calendario en el que tuvieron lugar 14 eventos entre octubre y diciembre. Inició con el Campeonato Nacional Todo Terreno y culminó con el festival Navideño de Automovilismo. Se destacó, previo a este evento, Las 6 Horas de Bogotá como la carrera culmen de un año bastante atípico. En el 2021, se planea tener una temporada regular con muchos eventos. Santiago Echavarría, presidente de Fedeautos, comentó que “iniciamos con un cumplimiento de los protocolos estricto, sin público y solo con el aforo necesario. De momento no se ha pensado en incluir asistentes a los eventos por la dificultad que está pasando nuestro país, y nosotros no podemos ser partícipes de estos espacios de transmisión del virus”.
La temporada ya ha comenzado y su primer evento fue el Rally de la Ruana el 13 de marzo. Esta competencia incluyó varios municipios de Boyacá en un recorrido de 250 kilómetros que reunió tanto a profesionales como a aficionados. Con este evento y los 54 más agendados para este año dentro de los 10 campeonatos diferentes que organiza Fedeautos, el automovilismo colombiano busca mantenerse, crecer como competencia y generar esa cultura sobre un deporte que no es tan popular en el país.
¿Tendremos un nuevo Juan Pablo Montoya?
Hoy muchos se preguntan si el automovilismo tiene futuro en el país. La pandemia le asestó, como a muchas otras actividades, un golpe duro a este sector. A pesar de lo que se puede pensar, convertirse en piloto profesional es una tarea ardua, pero no imposible.
Montarse en un auto de competición y aprender a manejarlo no es difícil. Ni siquiera es cuestión de edad, ya que cualquiera con ganas de aprender y algo de dinero puede hacerlo. De esto se encargan las diferentes escuelas que hay en el país, pues abren las puertas a los colombianos que quieran conocer de cerca la competición y darse cuenta de que no es una experiencia imposible.
Por ejemplo, Juan Pablo Clopatofski, piloto colombiano con una vasta experiencia en los vehículos de competición, ha participado en la formación de muchos pilotos: “En 2020, trabajamos con 7 escuelas full de estudiantes. Esta es una cifra que superó nuestras expectativas debido a la situación de pandemia. Sin embargo, seguimos trabajando con los protocolos de bioseguridad, limpiando los vehículos y abriendo las puertas a la gente que quiere aprender”.
Incluso Fedeautos y el Autódromo de Tocancipá promueven este espacio para que la gente se acerque con su mismo vehículo personal y participe en diversas competiciones. Sin embargo, una cosa es competir ocasionalmente y otra totalmente distinta es dedicarse a esto de lleno.
Para nadie es un secreto que el automovilismo es un deporte exclusivo pues el mantenimiento del vehículo, los neumáticos, las inscripciones y otros gastos, no son baratos. Este deporte es de patrocinadores y de talento; en gran medida, solo acceden aquellas personas que logran conseguir o tienen el dinero. Poniendo un ejemplo, cuent