Lo que el agua se llevó: Los retos de la infraestructura de Cundinamarca durante la temporada invernal
Ana María Gómez, Adrián Trujillo, Gabriela Bautista, Sebastián Angulo y Katherin Rincón.
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El departamento, ubicado en el corazón de Colombia, desempeña un papel fundamental como centro económico, social y de comunicación. Sin embargo, es una zona que sufre problemas de infraestructura y vivienda por las crecientes amenazas climáticas.
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Ernesto Tereñes de Getty Images vía Canva Education
Cundinamarca es el tercer departamento con mayor cantidad de municipios (116). Con una extensión vial de 24.210 kilómetros, alberga a más de 2.800.000 personas. Además, su posición geográfica no solo conecta el sur y norte del país territorialmente, sino a nivel económico (la región aporta el 6.3% del Producto Interno Bruto nacional, como evidenció el reporte de Cuentas nacionales del DANE 2023).
A pesar de esto, la infraestructura del departamento representa una de sus mayores debilidades, más aún en la época invernal. La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) reportó en diciembre de 2022 que los departamentos más afectados por las lluvias y el fenómeno de La Niña fueron Cauca, Cundinamarca, Meta, Norte de Santander y Caldas, según el reporte de la Sala Situacional y la Sala de Crisis de la entidad.
Esto también lo evidencia el informe del IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) de marzo del presente año. La entidad reportó que 90 municipios de Cundinamarca (lo cual representa un 77,5% del total) están bajo alerta de riesgo por deslizamientos de tierra. Así las cosas, 77 de ellos tienen alertas amarillas, 11 alertas naranjas y 2 en alerta roja.
Orlando Arroyo, director de programa de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de La Sabana, explicó esta situación. En experiencia en investigación y gestión de riesgos de desastres naturales en el departamento, encontró que “existen zonas en Cundinamarca que se ubican sobre una falla geológica, pero ya están densamente pobladas, lo que dificulta su reubicación; por otro lado, hay otras áreas donde el riesgo no proviene del terreno en sí, sino de la construcción inadecuada por parte de la población, lo que las vuelve vulnerables ante lluvias intensas”.
Arroyo expone la necesidad de 'cuantificar' las posibles adversidades, 'cuantificar' su impacto y 'definir' estrategias de mitigación necesarias en el departamento.
Cundinamarca, un destino expuesto a la furia de las catástrofes
Históricamente, el departamento ha sido propenso a enfrentar este tipo de situaciones. “El área específica que pertenece a Cundinamarca, por ejemplo, lo que es Guayabetal y los pueblos aledaños, son muy golpeados por las olas invernales debido a la inestabilidad geológica a que se expone el territorio”, señaló Nicolás Lozano, asesor técnico de la Secretaría de Hábitat y Vivienda de Cundinamarca.
Al entender la situación, según Lozano, “antes de empezar la temporada de lluvia, nos dirigimos a esos terrenos, donde estadísticamente ya se han reportado esos problemas, con un equipo social de unas 12 personas”. Desde el 2011, han realizado estas visitas con las cuales pretenden exponerle a los municipios cuáles son las zonas que posiblemente se puedan afectar en la temporada de lluvias. De esta manera esperan mitigar y prevenir incidentes a nivel material o con víctimas fatales.
No obstante, estos esfuerzos no han llegado a ser suficientes para evitar tragedias que marcaron la historia del departamento. A continuación, se exponen tres de estos hechos que aún son palpables no solo en la memoria de quienes tuvieron que afrontarlo, sino con los escombros y daños con los que todavía conviven.
Quetame
Ubicado en el oriente de Cundinamarca, el municipio sufrió una catástrofe, el lunes 17 de julio de 2023 alrededor de las 10:30 p.m. Un intenso aguacero que duró aproximadamente cinco horas provocó el desbordamiento de ríos y quebradas, causando daños en la zona rural del municipio, en particular en la vereda El Naranjal.
El evento climático ocasionó la muerte de 22 personas, 6 heridos, 7 desaparecidos y la destrucción de 22 casas. Adicionalmente, un puente vehicular en el sentido Villavicencio-Bogotá resultó gravemente afectado, lo que dejó a medio país incomunicado debido a las interrupciones en las redes eléctricas y el acueducto.
Para dar mayor claridad a este panorama, Julio Fierro, el director del Servicio Geológico Colombiano (SGC), explicó que en más de 500 municipios del país confluyen condiciones geológicas, geomorfológicas, climáticas y de uso inadecuado del suelo. Por tal razón, precisó la importancia de que el ordenamiento del territorio se haga con base en la gestión de riesgo por ‘’geo amenazas’’. Esta tragedia revive uno de los tantos retos que afronta la infraestructura de la época invernal en la región.
Guayabetal
El 18 de agosto de 2021, las lluvias provocaron el colapso de casas en barrios construidos sobre cimientos inestables de tierra. Las viviendas se desmoronaron, y junto con ellas, se derrumbaron las ilusiones, los empleos y las oportunidades educativas de cientos de personas en el municipio.
La emergencia no cobró vidas humanas, pero dejó a 242 personas que se vieron afectadas y sin hogar a 71 familias; además de 3 viviendas destruidas, 21 viviendas por evacuar, 1 puente vehicular inestable y afectaciones en 8 vías de acceso y 5 acueductos, según cifras de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Guayabetal, ubicado geográficamente en la zona sur, ha experimentado grandes crisis naturales asociadas a inundaciones o deslizamientos de tierras. Estas crisis comparten un factor común: las olas invernales, que se convierten en una pesadilla para la comunidad, la cual no cuenta con posibilidad actual de resistir las consecuencias de estas catástrofes.
“Lo mejor en ámbitos matemáticos y estadísticos sería reubicar el municipio, pero eso depende de los altos mandos, como bien dicen por ahí”, explica el ingeniero Nicolás Lozano. No fue la primera vez que ocurrieron eventos de tal magnitud, puesto que, en 2019, un deslizamiento en el kilómetro 58 de la vía Bogotá-Villavicencio generó preocupación por un posible represamiento del río Negro; mientras que, en 2018, este río causó la inundación de dos barrios y el colapso de una vivienda.
Ubalá
Esta pintoresca localidad en la provincia del Guavio se vio sacudida por un suceso trágico que dejó a su comunidad en estado de conmoción. El miércoles 21 de julio de 2021, la emblemática plaza de mercado, un símbolo con más de medio siglo de historia, se desplomó debido a las lluvias persistentes que habían asolado la región en las últimas semanas. 80 hogares y la sede del Banco Agrario quedaron en riesgo de derrumbe.
Sin embargo, las intensas precipitaciones afectaron otras áreas del municipio. Ante la emergencia, el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, ofreció un respiro a la comunidad al informar que no se reportaron heridos graves ni fallecidos. "Tomaremos las medidas necesarias para evitar cualquier accidente y controlar la situación", aseguró.
Una sombra de duda se cierne sobre la administración municipal anterior, ya que se ha señalado un proyecto aparentemente mal planificado como una de las causas probables del colapso de la plaza de mercado. La falta de previsión de los riesgos de construcción sería objeto de una investigación, según el alcalde Crispín Beltrán. Después de la emergencia, los organismos de socorro y de gobierno no volvieron a pronunciarse al respecto.
Un llamado que va más allá de agendas políticas
Si bien los planes de ordenamiento territorial tienen el objetivo de que la ciudad crezca de una manera ordenada y brindando la mayor cantidad de beneficio para la región, algunos de estos se basan en los intereses del gobernante de turno, teniendo una clara politización interna al respecto.
Por esto, Orlando Arroyo, el director del programa de Ingeniería de la Universidad de La Sabana, hace un llamado a quienes ocuparán posiciones de gobierno. “Los POT deberían ser formulados pensando en un plazo mayor que 4 años, que es el tiempo típico de un gobernante. Nosotros necesitamos ser conscientes de que esto debe trascender los períodos electorales porque cada nuevo gobernante llega con una agenda distinta. Lo ideal sería que los nuevos administradores se adhieran y examinen ese plan que existe y utilizarlo como un insumo para la formulación de su propio plan de gobierno”.
Por su parte, desde la visión del ingeniero Nicolás Lozano, crear planes prevención y protocolos de acciones efectivas, en conjunto de las secretarías, el gobierno departamental y el Ministerio de Vivienda, evitará que estos sucesos se sigan presentando con frecuencia. “Hay que articular todo eso para crear un buen proyecto y así mismo poderlo financiar. Dependemos del trabajo común con los alcaldes y el gobernador, para avanzar”. Finalmente, resalta que lo primordial es dejar las cuotas políticas en este tipo de proyectos y más bien enfocarse en que se trabaja "por el bien de la sociedad”.