Los colombianos que fusionan tradición y tendencia para conquistar el mercado internacional
María de los Ángeles Delgado
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La moda colombiana se ha destacado por su combinación de técnicas tradicionales, como el tejido y el bordado, con las tendencias actuales para ingresar con firmeza en el mercado internacional. Frente a los ojos de críticos y amantes del glamour, queda muy claro que nuestro lujo no son marquillas, ni logos, sino lo hecho a mano.
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Pasarela BFW 2023 - Foto: Instagram Bogotá Fashion week
Cada año, en el país se realizan ferias de diseño que resaltan lo que está marcando la pauta en la industria nacional. Más allá de las pasarelas, su fortaleza es promover el ir a “lolear”, echar un vistazo a lo último de las marcas seleccionadas, como Diego Guarnizo, Pájaro Limón, Rosa Pistacho y Bocanegra. Esuna oportunidad para fomentar el intercambio comercial y reafirmar que la producción local va mucho más allá de los estampados botánicos y Silvia Tcherassi.
Colombiamoda en Medellín, Expomoda y Bcapital en Bogotá y la más reciente Bogotá Fashion Week son espacios imprescindibles para amantes y emprendedores del sector. Aunque pueden sonar distintos o varíen sus temáticas, todas han compartido el mismo objetivo: destacar a nuestros diseñadores y creativos del trabajo artesanal. “El futuro es hecho a mano”, expresó Tomás Verá, director creativo de Verdi Design, en la última edición del BFW.
El lujo, como lo explica la experta en moda Pilar Castaño, ha sido mal mercadeado. Creemos que está palabra es solo apta para los países del mal llamado primer mundo. Sin embargo, de entrada, debemos entender que el lujo que destaca a Colombia es la alta calidad y la sofisticación de los diseños, con funcionalidad y utilidad práctica.
Esteban Cortázar, Irma Martínez y Tomás Vera son solo algunos de los nombres que suenan con fuerza en la industria en estos días. Han contribuido, junto a otros grandes talentos, a llevar la cultura colombiana a nuevas alturas mediante la innovación de lo ancestral y su autenticidad arraigada en el origen.
Cachaco, pero con un toque de South Beach en las calles de París
“Si alguien rompió barreras, movió las agujas y puso a Colombia en el mapa cuando nadie creía en nosotros, fue un muchachito crespo en South Beach, Miami, quien, en su primera pasarela, logró que desfilaran modelos que parecían imposibles de pagar como Naomi Campbell, Claudia Schiffer y Cindy Crawford, simplemente por andar de rumba en discotecas donde no tenía edad para entrar”, afirmó la experta en moda Pilar Castaño durante el conversatorio “La importancia del styling en la moda”, en Bogotá.
Esteban Cortázar, con una trayectoria de más de 20 años presentando sus colecciones en la París Fashion Week, Miami Swim Week, Colombiamoda y New York Fashion Week, tomó una decisión audaz en 2017 al elegir como fuente de inspiración uno de los lugares menos fashionistas para exhibir los productos más típicos del país en una vitrina de la ciudad de la moda, París.
Cortázar logró plasmar su esencia en una colaboración icónica con la tienda Colette, reconocida como pionera del concepto de “tienda conceptual”. De manera sorprendente, el diseñador encontró en la humilde tienda de barrio la plataforma ideal para demostrar su habilidad para integrar elementos de la vida cotidiana en su arte y diseño.
Desde la marimonda hasta el chocolate Sol, el jabón Rey, el esmalte Masglo y el famoso Bon Bon Bum de lulo, el diseñador combinó estos elementos con accesorios creados por las comunidades indígenas Wayuu y Kunna en la joyería circular de Paula Mendoza y piezas de marcas locales, como pantalonetas de Onda de Mar.
La colaboración también contó con la participación de J Balvin, uno de los artistas más influyentes de la música urbana en ese momento. El reggaetonero no solo fue el curador musical, sino que también participó en el diseño de una patineta y un saco. Su participación realzó la unión perfecta entre el diseño cotidiano y el arte, mostrando cómo la moda puede ser un vehículo de expresión artística y cultural.
Entre otros destacados trabajos, Cortázar ha puesto los colores de la bandera tricolor en guacamayas que decoran la última colección de verano del equipo de fútbol Paris Saint- Germain. Con prendas ready to wear, los bordados y estampados de artesanos locales lograron que la colección “Paris Latino” fuera la fusión entre las raíces de Cortázar, la influencia latinoamericana sobre el club y el ambiente futbolero.
Una caribeña conquistando al mundo, y no, no es Shakira
Irma Martínez, inconfundible costeña por su acento marcado, pelo corto mono y con un disgusto profundo a los logos, convirtió su pasión por el estilo en un negocio. Hoy es reconocida a escala internacional como una de las estilistas de moda más importantes, por su facilidad para combinar piezas de forma muy original.
En sus inicios trabajaba en una tienda de ropa vistiendo a los maniquís, “Los clientes se me acercaban y me decían: ´quiero exactamente lo que está exhibido en la vitrina: con esa cartera, ese cinturón, ese collar”, dijo Martínez en una entrevista con la revista actual.
Pero su trabajo va más allá de escoger el outfit ideal; a veces diseña y confecciona en su taller, gestiona colaboraciones con otros diseñadores y, cuando se trata de conseguir prendas, no busca un vestido, sino el vestido perfecto.
Es conocida como la asesora de imagen de los famosos, entre sus clientes se encuentran artistas que han ayudado profundamente a explicar la identidad latina, como lo han sido Ricky Martín, Thalía, Shakira, Sofía Vergara y Maluma.
Martínez fue nombrada en el 2021 una de las 25 mujeres más poderosas por People en español y uno de las 75 personas latinas más influyentes en Estados Unidos por la revista Poder. Se considera una mentora para las nuevas generaciones, por eso en el 2015 publicó su libro “El Manual del Estilista” y en el 2017 creó Trendy Academy para formar próximos estilistas.
Uno de los momentos más memorables para Martínez fue durante la creación de la portada del álbum ‘Dónde están los ladrones’ de Shakira cuando sugirió que metiera las manos en la tierra de una maceta porque ella quería que sus manos estuvieran sucias y se viera auténtica.
“Cuando comencé mi carrera, nadie creía en Colombia o en Latinoamérica. No reconocían a nuestros diseñadores ni valoraban nuestros textiles. Gracias a internet, hemos logrado hacernos conocer. La gente aprecia el trabajo que realizamos como colombianos, nuestra maquinaria, nuestra forma de trabajar y los acabados que utilizamos. Incluso marcas internacionales fabrican sus productos en Colombia, increíblemente. Ahora estamos en el mapa como los mejores”, comentó Martínez.
Para ella somos referencia, sin importar en qué semana de la moda esté trabajando o con qué cliente esté creando, siempre le repiten lo mismo cuando se enteran de su nacionalidad: “No hay como Colombia”.
Tejidos, comunidades y un asombro casi global
El primer tapete del barranquillero Carlos Vera aún no se llamaba Verdi por cualquier confusión. Fue creado con una técnica única de entrelazar hilos locales y naturales. En este caso, usaron hilos de sacos de café y después le agregaron un toque especial al ponerle metal. Pero cuando se dice Verdi no se piensa en cómo se impactaría la sala de una casa, sino en una versión moderna de confección de la mochila Wayuu mochilas, que ellos llaman “bucket bags”.
“Le pongo el nombre Verdi porque una vez le pregunté a mi papá: ‘Papi, ¿cuál es tu sueño?’ Y él me respondió: ‘Yo quiero tener una aerolínea de aviones superlivianos y quiero llamarla Verdi Airlines’. Entonces le pregunté: ‘¿Papi, por qué Verdi?’ Y él me dijo: ‘Por mis apellidos, Vera y Dieppa’”, narró Tomás Vera, hijo de Carlos.
No fue hace poco que Letizia Ortiz, la reina española y un ícono de moda, lució una mochila Verdi bordada a mano con hilos de cobre y bañada en plata color oro.
Ana Beliza, directora de moda de Verdi Design, hizo una entrada memorable al desfile de Chanel Otoño/invierno de este año llevando una mochila de bronce de la marca Verdi en marzo de 2023. “Usualmente las marcas tienen grandes productos, pero dificultades en contar la historia de esos productos para poder conectar con el público. En Colombia eso no pasa. Tenemos una grandísima historia por contar, por lo que el producto se vende solo”, comentó Beliza durante BFW.
La mochila Verdi se convirtió en un elemento sorprendente y llamativo en París, en contraste con el ambiente generalmente sobrio y dominado por tonos nude y negro, de acuerdo con la experta Pilar Castaño. “El lujo es el tiempo de un ser humano reflejado en un objeto”, algo que ha sido canalizado correctamente por la empresa, añade Pilar Castaño.
Es por eso que la Mochila de la abuela con hilos metalizados se convirtió en una poderosa herramienta de marketing. “No puedo asistir a una semana de la moda o a eventos de moda y decirles ‘Hola, tengo un tapete Verdi en casa, lo amo y es lo máximo’. No puedo llevar el tapete en la espalda para venderlo. Pero la mochila sí puedo tenerla, publicar fotos con ella, y esa misma mochila me lleva al tapete”, explicó Ana Beliza.
La visión a futuro
De acuerdo con la Cámara de Comercio de Bogotá, la moda nacional ha llamado la atención de compradores internacionales como Irene Yosifove, representante de Galleries Fayette, en Dubai, y Antidote, una tienda de lujo ubicada en Miami. Esta destacada atracción se debe a la inimitable combinación de técnicas tradicionales, como el tejido a dos agujas, los bordados, la marroquinería y el diseño de innovación.
En medio de la transformación tecnológica y el crecimiento de lo artificial, es necesario reflexionar sobre el valor de lo hecho a mano y la preservación de las tradiciones ancestrales. Cortázar, Martínez y Vera son ejemplo de cómo establecer parámetros estético o comercial mientras se mantienen vivas las raíces culturales.
Lo colombiano se define por la delicadeza y su fortaleza narrativa. Este renacer resulta como el testimonio de la creatividad, el talento y el espíritu emprendedor de los diseñadores y creativos nacionales. Es un llamado a valorar la memoria a través de su presencia en lo que define a cada individuo: sus prendas.