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Luchar, sonreír y sufrir: Anécdotas deportivas

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Cristian Andrés Quintero Sarmiento, Comunicación Social y Periodismo

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Mirtha Lucía Realpe Palacios, la deportista a la que una fuerta caída en bicicleta no le arrebató la posibilidad de clasificar al Mundial XTerra.

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Foto:
Cristian Andrés Quintero Sarmiento

Las lágrimas acariciaban las mejillas, cada una transportaba dolor e impotencia, se movían como ríos cautelosos que reflejan un obstáculo gigantesco. Hasta ahí llegó, luego de una fuerte caída de bicicleta, las llantas destrozadas, raspones por todo el cuerpo y con el músculo del hombro roto. Parecía que el sueño de estar en el mundial de Triatlón XTerra, llevado a cabo en Hawái, se alejaba lentamente.

Mirtha Lucía Realpe Palacios es una gran deportista que nació el 11 de agosto de 1981 en Bogotá. Es especialista en Administración Deportiva de la Universidad Santo Tomás. Además, es licenciada en Educación Física de la Universidad Pedagógica Nacional. Entrenadora Nivel I de triatlón (ITU) e instructora de Atletismo Internacional (IAAF).

Mirtha posee un cuerpo delgado, debido a que su peso debe ser ligero y fácil de cargar en las competencias. Tiene músculos definidos y tallados, lo cual le permite tener fuerza, a pesar de tener un bajo porcentaje de grasa corporal; unas grandes piernas que le permiten galopar entre los senderos que la llevan hacia la victoria; unos brazos delgados, pero con la suficiente potencia para remar entre las cautelosas aguas abiertas, y un rostro que refleja los grandes retos de la vida. Su mirada produce dulzura, pero en la profundidad de sus ojos se puede evidenciar la verraquera de aquella mujer que no para de entrenar hasta ver sus objetivos realizados.


En el 2003 corrió tres carreras progresivas, Sprint, Olímpica y medio Iron Man. En el 2004 clasificó como campeona de categorías, lo cual le abrió las puertas en la categoría elite de Colombia, y logró participar en el Iron Man de Brasil, quedando en el pódium en la categoría 20-24 en el 2005. En el 2006 empezó a ser parte de la liga de Triatlón de Bogotá. En ese mismo año, corrió la competencia de hombre de hierro en la Isla de Margarita, consolidándose como campeona en damas absoluto. En el 2009, participó por primera vez como selección Colombia en los Juegos Suramericanos de Playa en Uruguay. Posteriormente, participó en los Juegos Mundiales de Cali, en la competencia de Duatlón. En el 2014 fue Selección Colombia en el panamericano de triatlón de distancia larga en Santa Marta, ubicándose en el tercer lugar.

Los deportistas colombianos son únicos, ellos se destacan por su forma de salir adelante, a pesar de las adversidades presentadas en la vida. Mirtha Realpe no es la excepción, ella es una gran deportista que miró el miedo a los ojos y no permitió que la angustia y el estrés la derrotaran.


Todo inició en el 2015, la competencia clasificatoria para el mundial de Triatlón XTerra se estaba llevando a cabo. Mirtha, por su parte, había finalizado el circuito de ciclomontañismo, el cual consiste en atravesar bosques por caminos angostos con cuestas empinadas y descensos muy rápidos. Luego de acabar con éxito el circuito, no se imaginaba lo que seguiría.

Los recuerdos son espontáneos, parecen fantasmas que atormentan la tranquilidad de la deportista. Con la mirada desviada y un recuerdo amargo dice: “quería ir al mundial y el día anterior a la carrera de clasificación”… Paró por un instante, las imágenes de aquel tormentoso capítulo dejan de ser abstractas y se transforman en un miedo real. Retoma la historia diciendo: “bajando de una pavimentada se me enredó el manubrio con un compañero y caí… Justo el día anterior de la carrera”.

Mientras Mirtha estaba en el suelo, vio su bicicleta: la llanta delantera estaba doblada y un repentino dolor invadió su hombro derecho. Fue inevitable que las lágrimas inundaran sus ojos. Sin embargo, aquel llanto no era por el dolor físico, sino por ver cómo su sueño se derrumbaba ante su presencia. Aquella meta que fue forjada con disciplina, paciencia y constancia, se desplomó en menos de 5 segundos.

En su momento de duelo, tuvo dos opciones. La primera era retirarse, abandonar con la frente en alto y entrenar para volver el próximo mundial más fuerte. La segunda, luchar por su sueño y no darse por vencida. Luego de estar tendida en el suelo, se levantó lentamente con el cuerpo adolorido, los raspones ardían y el músculo del hombro estaba destrozado. En ese momento, optó por la última alternativa: le pidió a la organización del triatlón una bicicleta prestada, ésta era bastante pesada y no permitía realizar movimientos cíclicos y fluidos, lo cual fue un gran bache en su camino.

La mirada de Mirtha cambió, los músculos que rodean sus ojos tiernos dejaron de estar tensionados y una pequeña sonrisa se reflejó en su rostro. En aquel momento dijo: “afortunadamente pude competir. La adrenalina hace que se olvide todo”. A pesar de tener el hombro roto, Mirtha no sentía ningún dolor, sus pedaleadas eran fuertes, potentes y debía realizar el doble de esfuerzo para cargar aquella bicicleta pesada.

Al momento de finalizar, ocurrió lo imposible. Aquella pesadilla había finalizado y Mirtha ganó la clasificatoria del mundial XTerra. En el mundial no quedó en el pódium, pero luchó con todas sus fuerzas para participar de este gran evento y lo logró. Con una sonrisa que reflejaba esperanza miró al horizonte diciendo: “ahora solo queda entrenar duro y cumplir cada uno de mis objetivos”.

Hoy, suspira tres veces antes de adentrarse en las aguas heladas, tres suspiros que reflejan cansancio y tranquilidad. A pesar de tener las piernas agotadas por recorrer distancias largas en bicicleta, Mirtha Realpe se dispone a realizar una nueva sesión de entrenamiento. Su rostro refleja concentración, disciplina y constancia, una mirada al horizonte antes de entrar al agua para visualizar las metas y recordarse a ella misma el porqué de sus acciones.

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