Muchas personas esperan ser recordadas por alguna hazaña. Marianne Vos, ciclista holandesa, ya ha protagonizado dos de carácter mundial. Pero, si no fuera por el periodista Peter Cossins, la segunda vez de ella en el podio hubiese pasado desapercibida. Ella, campeona actual de ‘La Course by Le Tour de France’, llegó gloriosa a una meta, donde la Agence-France Press y el portavoz del equipo de la campeona, Rik Booltik, dijeron que la esperaban periodistas para entrevistarla.

Sin embargo, la situación de la que alertó el periodista de ciclismo Peter Cossins fue otra. En la foto que publicó en su Twitter se observó el rostro del periodista rodeado de sillas vacías en la rueda de prensa de la campeona mundial. Denunció una falta de respeto, a la que otros periodistas asistentes a la competencia respondieron con justificaciones insuficientes. Respecto a la visibilidad mediática, es inevitable comparar el cubrimiento del triunfo de Marianne Vos con el de Egan Bernal, campeón masculino del Tour de Francia.

Mientras uno fue elogiado, sublimado en su municipio, plasmado en un mural, la otra fue alegría de un día. El cubrimiento periodístico se centró en la rueda de prensa vacía, más que en la virtud de una mujer que promovió la búsqueda de firmas para que una competencia mundial de ciclismo femenino volviera a surgir.

“Es bastante triste ver que en este tiempo todavía haya tal machismo, y no nos den la misma importancia que a los hombres”, dijo Milena Salcedo, la primera ganadora del Oro de Colombia en la Copa del mundo de Ciclismo de Pista en 2014 y actual ganadora de bronce en los Juegos Panamericanos en Lima en el 2019. “Si a Marianne, que es un ícono mundial, le pasó después de ganar La Course, ¿qué podemos esperar el resto?”, dijo sobre la indiferencia de los periodistas respecto a la rueda de prensa de la campeona mundial.

La falta de patrocinio fue la razón por la cual la Grand Bouclé Féminine, el Tour de Francia femenino, dejó de existir en 2009. La poca visibilidad de los deportes practicados por mujeres se arraiga en estigmas sociales, como que ciertas disciplinas deportivas son actividades masculinas y que quienes no sean hombres y las practiquen perderán su femineidad. Estas premisas se utilizan como argumentos para justificar la atención que recibe el deporte de hombres, pero sin validez en el ámbito deportivo femenino, cuando cada vez más las mujeres ejercen sus derechos.

No es suficiente brindar espacios en canales deportivos para el deporte femenino (y debería colocarse el adjetivo ‘masculino’ a las disciplinas que sean de ese género, así como se especifica que un deporte lo practican mujeres. De otra forma, se asume que solo debe identificarse el género femenino en los deportes para darle la visibilidad de la que carece). Falta crear una cultura que opine de las capacidades y no de los cuerpos de las mujeres, que discuta sobre el rendimiento en la cancha y no de lo que sucede en la vida familiar o maternal, que se comente sobre proyecciones de las deportistas y no sobre su femineidad o coquetería.

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El informe ‘Monitoreo de Medios Latinoamericanos’ del 2016 afirmó que una mayor presencia de mujeres deportistas en los medios, en comparación con la de los hombres, y un tratamiento equilibrado acerca de la mujer en el periodismo deportivo, va a contribuir a crear una cultura ciudadana espectadora de deportes femeninos y, por ende, con el sustento económico de este.

La presencia mediática de las mujeres en el deporte es un trabajo en equipo entre los periodistas, quienes también cumplen el papel de educadores sobre la diversidad y deben evitar el sexismo informativo, y los ciudadanos, cuyas representaciones mentales sociales son modeladas por la cobertura mediática, según los Principios Profesionales de Ética Profesional de Periodismo de la UNESCO. Aunque, como dijo el reconocido periodista colombiano Juan Gossaín en una entrevista para Noticias Caracol, el verdadero jefe de un periodista es la sociedad. En fin, el trabajo es conjunto.

No basta con conocer y divulgar el triunfo de Marianne Vos. Es necesario un cambio de mentalidad en la sociedad patriarcal deportiva. El salón de sillas vacías no es un reflejo de todos los periodistas, sino de algunos. Estamos en una nueva era de la ola feminista, y su revolución deportiva ya empezó.