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Diego Vargas, Comunicación Social y Periodismo

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El rechazo de la Dimayor al cambio del descenso en la liga Betplay propicia el blindaje de los equipos grandes y el martirio para los ascendidos.

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Unsplash

En el fútbol, uno de los objetivos más importantes para los equipos que se encuentran en las categorías inferiores corresponde al ascenso hasta la máxima división disponible (“A”). Para el caso colombiano, esto concierne a lograr pasar de la primera B a la liga Betplay y mantenerse en la misma. En Colombia existe un “tipo” de descenso que se ajusta a las posiciones de los clubes en la famosa tabla del promedio. Sin embargo, la Dimayor rechazó una propuesta que pretendía cambiar el modo para bajar de división. Antes de explicar esto, es necesario que desde este momento conozca que dicho “sistema” fue copiado de la liga argentina.


Aunque no lo crea, el promedio lo creó Julio Humberto Grondona en los años 80, quien era el presidente de la AFA en aquel entonces. Posteriormente, gran parte de las ligas profesionales de fútbol del continente tuvieron, en algún momento, este modo de descenso. Sin embargo, en la actualidad solo lo mantienen tres países: Argentina, México y Colombia. Sí, todavía se está implementando en nuestro fútbol. ¿Es justo definir el descenso así?, no, no es justo, simplemente es una forma para que los equipos “grandes” del país se mantengan en la categoría, propiciando una misión imposible a los ascendidos para quedarse en la “A”.


Este sistema se implementó en nuestro país hace más de 15 años. La tabla del promedio tiene en cuenta, sobre todo, los partidos (de las fases de grupos) y los puntos acumulados de los últimos tres campeonatos disputados (goles a favor, en contra y su diferencia son considerados cuando hay empate en puntos y, por tanto, en el promedio). Para conocer a los equipos descendidos se realizan dos sumas totales, una para los partidos y otra para los puntos; justamente, elaboran el promedio a partir de la división de los puntos totales entre los partidos totales. Por ejemplo, en 2018 uno de los ascendidos fue Unión Magdalena, en 2019, descendió. Qué curioso que el equipo que asciende vuelve y desciende, ¿no?, esto tiene su explicación en el promedio.


Para el caso de Unión Magdalena, los partidos totales jugados correspondieron a 118 y sus puntos totales fueron 132, el promedio que resultaría es de 1.1186. Se estarán preguntando, ¿de dónde salen 118 partidos si el equipo en cuestión acababa de ascender?, justamente y lo que termina de rematar la situación es que desde 2015 se implementó una “herencia” del promedio del último equipo que no desciende (el número 18 en la reclasificación) a los que ascienden. En otras palabras, les compran el tiquete de ida y vuelta a la primera B. Por esto, cuando Unión Magdalena y Cúcuta deportivo ascendieron, en 2018, recibieron los partidos y puntos acumulados por Alianza Petrolera en las temporadas 2017 y 2018.


No crean que la situación anterior es exclusiva de Unión Magdalena. Hagamos un breve repaso de los equipos ascendidos y descendidos en la liga colombiana desde 2017, observemos cuántos de los clubes suben y bajan de categoría en tan solo un año. Para la temporada inicial de este recuento, los nuevos inquilinos de la primera división eran Boyacá Chicó y Leones, mientras que los descendidos fueron Tigres y Cortuluá. En 2018, Unión Magdalena y Cúcuta Deportivo serían los nuevos equipos en la “A” y los descendidos ese mismo año fueron Leones y Boyacá Chicó. 2019, Deportivo Pereira y Boyacá Chicó entrarían en la máxima categoría, mientras que Atlético Huila y Unión Magdalena harían parte de la primera B. La atípica temporada anterior no contó con ascensos ni descensos, mucho peor, contó con una desaparición. Para esta temporada (2021- I) el único descendido, nuevamente, fue Boyacá Chicó. Para la segunda liga descenderán dos equipos. El recuento deja los siguientes resultados (sin contar a Tigres y Cortuluá), de los seis equipos ascendidos y descendidos en las temporadas mencionadas, cuatro cumplieron la condición de subir en la temporada anterior y bajar en la siguiente de categoría, además, uno de los cuatro equipos (Boyacá Chicó) efectuó dicha circunstancia en dos oportunidades diferentes.


¿Cómo asentar, en la liga Betplay, a un equipo recién ascendido con semejante desventaja?, francamente es una tarea bastante difícil. Podría considerarse que la solución más adecuada corresponde al cambio del formato para el descenso. El problema es que justamente esto fue presentado en la asamblea extraordinaria de la Dimayor el 6 de abril de 2021. La propuesta, revelada por el periodista Carlos Antonio Vélez, planteaba un descenso directo, a partir de la liga 2021- II, a los dos peores equipos posicionados en la reclasificación de cada año. En otras palabras, se propuso que la pérdida de la categoría recae en los dos clubes que registren peor desempeño en los 40 partidos que se juegan en las dos fases de grupos, correspondientes a las dos ligas de cada año. Lastimosamente, la Dimayor no optó por el cambio, respondiendo al público que simplemente seguirán con lo aprobado en la asamblea del 17 de diciembre de 2020.


El formato del descenso directo no es nuevo, justamente es el que se utiliza en Europa y bajo mi punto de vista, es más justo que el de nuestro país. ¿Cómo hablar de igualdad de condiciones si alrededor de siete equipos tienen su cupo asegurado en la “A”? El rechazo de la Dimayor al cambio del descenso en la liga Betplay propicia el blindaje de los equipos grandes y el martirio para los ascendidos. Si buscamos una imparcialidad en la primera división dentro de la liga colombiana, ¿no deberíamos apuntar a equiparar un descenso igual para todos, en vez de una comodidad para unos pocos? Jugar en la B no es lo peor que le puede pasar a un equipo, la falta de oportunidades, el estancamiento y el asechamiento constante de la desaparición corresponden al panorama más oscuro para cualquier club de fútbol.

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