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"Nosotros a nivel global tenemos que avanzar un poco más porque ya hay países que están más desarrollados en el tema del modelaje. El asunto va bien, pero se trata de abarcar más allá de lo que se tiene en concepto de imagen y de belleza en el país", dice Fabián García, representante de la agencia Iris Model Agency. A pesar de que Colombia ha tenido relevancia en lo que a modelaje concierne, todavía tiene muchos obstáculos que le impiden alcanzar la cima, ya sea por sus diferencias con otras agencias internacionales o por el manejo de sus modelos.
El modelaje tiene sus raíces en lo práctico, paralelo al desarrollo de la moda, durante el siglo XIX en Francia surgió la primera modelo de la historia: Marie Vernet, esposa del diseñador Charles Frederick Worth. Marie se limitaba a ser un maniquí, pero resultó en un gran éxito que después daría a luz a las pasarelas de moda y al modelo como parte de la moda.
Según Alberto López, escritor de la consultora y editorial EOB, es durante los años 80 que los modelos se vuelven una herramienta de marketing, representando el canon de belleza deseado. A pesar de que a través de los años la belleza se ha diversificado, dentro de la industria no hay un cambio radical, podría decirse que el cambio es progresivo gracias a las redes sociales y el fenómeno de las instamodels, pero la realidad es que los modelos son el reflejo de lo que la sociedad quiere que sean.
En Colombia el modelaje ha servido tradicionalmente al canon de belleza desde un lente sensual, guiado por cuerpos exuberantes, casi sin abarcar un rango más amplio para ser competente en otras áreas como la alta costura, lo cual ha evitado su proyección internacional. Sin embargo, esto ha ido cambiando, las agencias buscan todos los perfiles que atiendan las necesidades de la era de las comunicaciones.
“Llegar a un país donde no se conoce a nadie y le van a hablar en inglés a uno es estresante”, expresa Neey Castrillon, modelo de la agencia Grupo4 y Sky Model Agency, quien afirma que, más que el aspecto físico, el idioma es uno de los mayores obstáculos como modelo colombiano en el exterior.
Castrillón también admite que en Colombia todavía se exigen algunos estándares antiguos para tener el visto bueno en la industria en lo que concierne a lo que refleja el modelo. Esto se conserva ya que el modelaje sirve al estatus, según la comunicadora Cynthia Contreras en su tesis La Semiología de la Imagen y el Lenguaje Corporal del Modelaje de Pasarela, el modelo demuestra con su lenguaje corporal un estatus de vida, liderazgo y autoconfianza. La imagen que dan los modelos es de la importancia de la apariencia y por lo tanto embellecimiento personal, que desemboca en vender lo que visten.
Los parámetros para ser un modelo cambian dependiendo del territorio y el año. En Colombia ha sido consistente el tipo de belleza ideal y las agencias buscan acomodarse a éste y al mismo tiempo atender los estándares internacionales. “El mercado se ha abierto muchísimo para los colombianos -afirma Dahiana Domínguez, modelo de Grupo4-, hay muchas categorías. Yo tengo perfil de modelo de alta costura, pero me atrevería a decir que las condiciones que se piden son variadas”, los perfiles que se están pidiendo en Colombia son más diversos de lo que solían ser, estos son aptos para sectores comerciales, alta costura, tallas grandes, etc.
Ser modelo y sus sacrificios
El hecho de que los modelos tienen que moverse constantemente ha sido un impedimento para que el modelaje colombiano pueda lograr más alcance. “Las agencias en otros lugares del mundo buscan que las modelos viajen a otros países, y en Colombia no he visto esa movilidad -dice Lua Arroyo, modelo de Iris Model Agency y de New Icon-. Uno no tiene un centro, son varios cambios que uno tiene que procesar en muy poco tiempo y conservar los cuidados. Muchas personas no lo soportamos, muchas veces me he querido salir”.
Los modelos suelen entrar a la industria con la ilusión de conocer y viajar, pero prontamente se devuelven a Colombia porque no son capaces de abandonar su hogar. Muchos otros factores influyen, como el estudio, el trabajo y las relaciones interpersonales, ya que es muy difícil encontrar un equilibrio entre lo que estás logrando como modelo y lo que llevas construyendo por años a nivel personal.
Por otra parte, los estigmas que enfrentan los modelos vienen de todas partes. “Que los modelos se la pasan de fiesta, que son gente superficial, que es una pelea de egos. Y no, hay mucho amor entre las compañeras”, comparte Dahiana sobre su experiencia con otras modelos. Su realidad ha sido que en medio de un mundo donde las oportunidades son fugaces, la solidaridad entre los modelos es crucial y la ha ayudado a afrontar situaciones difíciles.
"Dentro de la industria de la moda hay una tendencia a minimizar a los modelos”, dice Lua, quien explica los estigmas dentro de las agencias. Esto se ve fundamentado en que hay muchos modelos en comparación con la demanda, adicionando que es un trabajo donde la apariencia es la herramienta y es muy fácil olvidar que hay un ser humano en ese cuerpo expuesto a la presión de la competencia, la carrera contra la edad y las expectativas de la apariencia. Un ejemplo es la experiencia de Neey Castrillon, cuando en un casting en Hong Kong le exigieron aclarar su tono de piel para entrar en los cánones de belleza asiáticos, cosa que Neey logró aislándose del exterior, a costa de sentirse discriminado.
El modelaje no es solo belleza física, afirma Cynthia Contreras, es también carácter y buenos modales, con el fin de vender. Todo esto se logra a través de clases que proveen las agencias, donde transforman al modelo en una imagen que la gente desee alcanzar. Estas clases pueden llegar a costar de dos a tres millones en una agencia como Stock Models, una de las más reconocidas del país.
“Lo que debe cambiar en la industria es que respeten las condiciones laborales”, dice Dahiana, ya que puede ocurrir que se pasen las horas establecidas de trabajo y no se remuneren, y a veces los modelos no se sienten en la capacidad de reclamar por mejor trato. Soportar situaciones incómodas es común precisamente porque se cree que el modelaje no es un trabajo estable y que tampoco se vive de él.
Como si fuera poco, los modelos no tienen quien los indemnice, ni como cubrir su seguridad social. Sus contratos son de prestación de servicios y las agencias en muchas ocasiones no los protegen o atienden sus necesidades.
El panorama del modelaje
“La industria de la moda colombiana está avanzando, los diseñadores están colaborando con grandes marcas. Por ejemplo, Juan Pablo Socarrás está haciendo una colaboración con Samsung”, explica Laura Sánchez, experta en moda, sobre la colección ‘El amor amor’ de Socarrás para Colombiamoda 2020.
La industria del modelaje y la moda ha sufrido por la pandemia del COVID-19, pero se pudieron manejar algunos eventos virtualmente como fue la primera pasarela virtual realizada por Daniella Batlle, diseñadora barranquillera, con su colección primavera-verano 2020 “Herbaria”. A raíz de los estragos que estaba dejando la pandemia, surgió Vístete de Colombia, movimiento que visibiliza, promueve y fortalece el talento de la moda colombiana.
Sin embargo, el modelaje está a la expectativa de reactivarse completamente, porque a pesar de que se ha logrado continuar parcialmente a través de la virtualidad, no se tiene el mismo impacto que presencialmente. Según la revista Dinero, a la espera están aproximadamente 20 agencias grandes de modelos, que no han cesado totalmente sus actividades, pero sus modelos sí encuentran dificultades como que pasaron de devengar entre $2 millones y $2,5 millones al mes, a nada.
La industria avanza lentamente hacia mejores condiciones laborales y reconocimiento internacional, y está empezando a relucir con sus propios diseñadores y modelos. La pandemia ha afectado al sector, pero este se ha rebuscado soluciones y está recuperándose. Todavía falta mucho para que los modelos tengan condiciones laborales justas y los perfiles sean notoriamente diversos, pero ya se están viendo cambios.