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Tecnología, ¿una amenaza para el intelecto?

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María Camila Suárez Giraldo, Comunicación Social y Periodismo

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Parece que ahora se quiere enseñar a los jóvenes a ser personas ignorantes y subordinados ante una sociedad inmersa en un mundo digital.

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Unsplash

Francia ha sido el primer país en aprobar una ley que prohíbe el uso de tecnologías en centros de educación pública, en primaria y secundaria. El presidente Emmanuel Macron logró que una de las propuestas de su campaña fuera aceptada. A pesar de que en otros países ya existen leyes para limitar la utilización de aparatos electrónicos, Francia es el primero en prohibirlos en su totalidad. En el libro El cerebro del niño explicado a los padres se demuestra que los niños y adolescentes sufren graves dificultades en el momento de aprender: “La realidad es que el cerebro no funciona como nos gustaría que funcionara, ni tampoco como, a veces, creemos que funciona. El cerebro funciona como funciona”. Así es. No se puede evitar que cuando un estudiante use excesivamente los aparatos como los celulares, tablets, etc, pueda tener alteraciones en el desarrollo cognitivo.


Se me dificulta pensar que todavía no se hayan percatado de los graves daños que causan estas tecnologías en los niños y adolescentes.  La dependencia a estos aparatos electrónicos ocasiona un problema enorme de atención, memoria e impaciencia. ¿Será que ahora se quiere enseñar a los jóvenes a ser personas ignorantes, carentes de conocimiento y subordinados ante una sociedad inmersa en un mundo digital?


Cada día las nuevas tecnologías están generando un cambio enorme en el aprendizaje actual de los niños y adolescentes, como lo afirma la Agencia de Calidad de Educación en Santiago de Chile: “Los jóvenes gastan gran parte de su tiempo en distracciones como los videojuegos o las redes sociales, y con el uso tramposo de los recursos digitales, es decir, cuando se obtienen resúmenes de internet, se copia información de la red, no se recurre a fuentes fidedignas y confiables, y cuando se toma el camino fácil sacando fotos al pizarrón”.


Creo que inconscientemente nos acercamos cada vez más a un precipicio del que nos va a resultar muy dificíl salir. Antes se podía decir que la falta de conocimiento se daba por las pocas oportunidades de alfabetización, pero ahora, ¿cuál es la excusa para decir que nuestro coeficiente intelectual es bajo?  Al sumergirnos en lo digital los peligros son evidentes, así asegura Unicef: “La conectividad y la interactividad son más difíciles de remover o de desactivar. Su uso por los niños es más difícil de controlar. Y mientras los niños acceden a sitios de ocio o de información, o a las redes sociales, a través de un dispositivo conectado, esos dispositivos pueden reunir también información sobre ellos”. La emancipación a estas tecnologías debe ser divulgada, no podemos seguir dependiendo del uso constante y adictivo de estos aparatos electrónicos sin percatar el gran daño que nos causan.


Marian Rojas Estapé, psiquiatra, expuso en una conferencia en la Universidad de La Sabana en relación con los problemas que causan estas tecnologías en el cerebro y, más especificamente, en la corteza prefrontal, la cual es la encargada de la planificación, resolución de problemas, voluntad y concentración. Esto quiere decir que debemos despegarnos de esa adicción de estos aparatos electrónicos que cada día empeora el coeficiente intelectual de los niños y adolescentes. ¿Queremos que los niños sean simples máquinas? Porque eso es en lo que los estamos conviertiendo, en personas que lo único que hacen es buscar información al instante, y en pocos minutos u horas desecharla. Pero no importa, porque cada vez más queremos un objeto con mayor utilidad que un ser humano.


Desde luego se puede llegar a pensar que como bebés recién nacidos somos una página en blanco que cada día aprende cosas nuevas, pero creo que en estos momentos de la modernización tecnológica llegaremos a la adultez siendo todavía páginas en blanco.


Lo que nos hace falta es poder distinguir entre lo bueno y malo de esta clase de aparatos tecnológicos para el desarrollo intelectual de los jóvenes. También necesitamos saber el momento indicado para la implementación de estos dispositivos en la educación. La sociedad no requiere simplemente que se impongan leyes, sino que ejemplares como los padres y educadores tengan conciencia de la forma de utilización de estas tecnologías para así fomentar que los niños y adolescentes tengan un conocimiento más amplio de estos dispositivos digitales, que queramos o no, son y serán parte de las nuevas generaciones.

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