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Una mujer dorada bajo todo pronóstico

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María Salomé Cabrejo Rodríguez, Comunicación Social y Periodismo

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Con tan solo seis años de preparación, esta mujer moralense llegaría a los Juegos Olímpicos 2016 para dar vuelo al boxeo femenino colombiano.

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Foto:
Ingrit Valencia

En 2016, Donald Trump venció a Hilary Clinton en la contienda electoral de Estados Unidos. En el mismo año, la policía distrital recuperó la denominada zona del ‘Bronx’ en el centro de Bogotá; los Rolling Stones se presentaron en la capital colombiana ante más de 44.000 espectadores; y la Unión Europea se fragmentó por cuenta del ‘Brexit’. Mientras, en medio  de las justas olímpicas de Río, una colombiana, proveniente del municipio de Morales (Cauca), se colgaba la medalla de bronce en la categoría de 51 kilogramos en boxeo femenino al ser superada por la pugilista francesa Sarah Ourahmoune.


A 574 kilómetros al sur occidente de Bogotá, en una casa humilde, de bahareque y barro, de tejas y paredes azules, creció Ingrit Lorena Valencia, la pionera del boxeo amateur femenino en Colombia. De niña, se levantaba todos los días a las 5:00 de la mañana a una temperatura de 15° centígrados para ordeñar las vacas, cultivar caña o recolectar papa junto a su ‘mamá’ Aurora.


La mañana era tranquila y silenciosa, se escuchaban los grillos y las gallinas cantar. Su casa tenía una imponente vista hacia la Salvajina de 31 kilómetros de extensión, aquella conocida como el espejo de agua. La represa Salvajina, que se encuentra rodeada de montañas, es la responsable de la energía del pueblo, de parte del alimento e ingresos turísticos provenientes de caminatas ecoturísticas y sobrevuelos en parapente.


Ingrit Valencia, nacida en 1988, creció bajo el cuidado de sus abuelos Julio y Aurora, al  haber sido abandonada por su madre. Sus abuelos fueron aquellos eslabones que la criaron, la cuidaron y le enseñaron todo su conocimiento sobre el campo.


—Me acuerdo que cuando era pequeña yo me bajaba a la Salvajina por pescaditos chiquitos porque esos los regalaban, mi abuela los preparaba y los fritaba para comerlos — me contó con emoción casi saltando del sofá.


Mientras hablamos en la sala de su casa, sentadas en aquel sofá marrón de cojines amarillos, ella se muestra muy cálida y relajada. Ingrit es una morena delicada y femenina, de ojos claros, cuerpo esbelto y actitud radiante. Personas como su mejor amiga, Paula Perilla, la describen como una mujer muy alegre y sonriente. ¡Y vaya que lo es! Desde que empezamos a conversar, comenta cada logro con emoción y efusividad, relata cada historia con apertura. Hablamos de sus encuentros contra Jenny Rodríguez, la boxeadora del departamento del Meta. Le comenté sobre el gancho hacia la boca del estómago que la había dejado sin aire y que ella nunca olvidaría; ella me miró sorprendida y le exclamó a su esposo

— ¡Amor, si escuchaste lo que dice Jenny!


A los 13 años de edad, después de la muerte de quienes consideraba sus padres, se enteró de la existencia de Rubiela Valencia, su madre. Fue allí cuando se mudó a Cali junto a Rubiela; ingresó al colegio Manuela Beltrán y se vio obligada a entrenar un deporte a causa de su agresividad. De esta manera, la futura boxeadora fue a parar en una academia clandestina de boxeo amateur, en medio de una cancha de barrio, rodeada de hombres y con el fin de entregar una carta de certificación al colegio.


...


En Colombia, el boxeo amateur femenino empezó a ser conocido con Ingrit Valencia en Río 2016, quien junto a Jennifer Cáceres y su entrenador, Raúl Ortiz, sacó adelante una nueva cara del boxeo en el que las mujeres fueran partícipes.


En el boxeo existen dos estilos: el amateur y el profesional, los cuales se diferencian principalmente en los implementos deportivos. Para los dos estilos existen las mismas reglas, son tres asaltos de tres minutos con golpes válidos de la cintura para arriba en la parte delantera. En el caso de las mujeres, para el boxeo amateur, los implementos principales son el protector bucal, su protector de la cabeza, el uniforme del color que las represente (azul-rojo) y los guantes. Por otro lado, el boxeo profesional no cuenta con el protector de la cabeza y la suma de los implementos mencionados anteriormente.


Luego de quedar embarazada a los 17 años, Ingrit Valencia vuelve al boxeo en el 2010; año en el que participa en sus primeros suramericanos en Medellín junto a la Liga del Tolima, demostrando su agilidad y su capacidad de análisis que la llevarían a lo más alto del pódium en un ciclo dorado. Sin embargo, no todo sería perfecto. Su hijo Jhojan Estiven, de 14 años, se vio afectado por la ausencia de su madre. Se convirtió en campeón juvenil de boxeo; heredó la pasión por el deporte donde desahoga la ansiedad y deseos de compartir con su madre. — Él me dice: ‘mami no, yo no quiero que la cuarentena se acabe. Cuando tú estás cerca de mí, yo soy feliz’—me contó con melancolía.


Al iniciar la final de los Juegos Panamericanos Lima 2019, vestida de azul y parada en frente de Virginia Fuchs, tercera en el campeonato mundial de India y capitana del equipo femenino de Estados Unidos; Ingrit Valencia se paró con firmeza en el centro del ring, luego de ser operada de su cartílago triangular derecho, lesión que fue provocada tras una pelea y que le había costado desvelos, desánimo y dolores intensos. En el primer round, Ingrit inició dominando los golpes cruzados de su contrincante y respondiendo con golpes claros, ágiles y certeros hacia el rostro de su contrincante que no pudo asestar con efectividad durante los once minutos de combate. Fuchs, quien llegó desesperada y sorprendida por la efectividad de la colombiana luego de su lesión, fue superada por Ingrit Valencia 3-0 por decisión unánime.


—El rendimiento de Ingrit después de la lesión fue del 200 por ciento, el pronóstico que se le tenía no era de Pódium y llegar a oro en un evento tan importante fue un orgullo — mencionó su entrenador, Raúl Ortiz.


Después de ganar medalla de bronce en los juegos olímpicos de Río 2016, se abrieron puertas para Colombia en el boxeo Amateur femenino, su nombre tomó relevancia en los medios de comunicación y empezó a ser respetada por muchas de sus rivales. Jenny Rodríguez es boxeadora del departamento del Meta y fiel admiradora de su agilidad, trayectoria y logros. Afirma que Ingrit Valencia es una boxeadora de admirar, quien arriba del ring es su contrincante, pero abajo es un modelo a seguir.


Ingrit Valencia siempre recalca con mucho orgullo tener una doble personalidad. — Soy una en el ring; y, otra fuera de él.— Es una mujer que se transforma en sus combates, pero afuera de él lucha contra ella misma y sus inseguridades. Una luchadora que asalta contra su propio cuerpo día a día para tener el mejor rendimiento, darle orgullo a su país y ser un ejemplo para su hijo.

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