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Violeta Tafur: una promesa para el Tenis colombiano

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María Alejandra Almario, estudiante de Comunicación Social y Periodismo

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“Quiero ser profesional, quiero ser número 1, quiero ganarme un Wimbledon”, Violeta Tafur, tenista de 11 años.

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María Alejandra Almario, estudiante de Comunicación Social y Periodismo

El deporte va más allá de la disciplina, se requiere de pasión para ser el mejor. Violeta Tafur es una tenista de 11 años: una pequeña niña con gran futuro en el tenis colombiano. Ha participado en más de 20 torneos adquiriendo amor y entusiasmo por el deporte. Por su alto rendimiento, ha podido participar en una categoría superior a la de su edad, siguiendo los pasos de su ídolo, María Camila Osorio, la número 33 en el tenis. Para ella, el deporte es divertido, sin embargo, no deja de lado la concentración.


Para poder llegar al nivel de Violeta, se debe entrenar 3 horas diarias, tener una buena alimentación, un coach mental, un amor por el deporte y el apoyo total de sus padres. La fuerza mental que requiere motivarse solo en una cancha a tan corta edad le sobra a Violeta. En este deporte individual, según la deportista, es clave una actitud positiva para disfrutar y poder jugar bien.


El 6 de agosto participó en un torneo nacional que duró tres días. Se rigió por las categorías de doce, catorce y dieciocho años, cada uno con rama masculina y femenina. Fue emocionante y sorprendente. Antes de cada juego, por regla, tienen 5 minutos para hacer ejercicios de calentamiento individual, a menos de que el árbitro o “referee” vea la necesidad de extender el tiempo. Durante el juego, debido a su enfoque y su actitud, Violeta se comporta como profesional. Su cuerpo, su mente y sus miradas solo van dirigidas al marcador y su pelota. Nada logra sacarla de la cancha: así debe comportarse un deportista. María Clara, su madre, la acompañó y apoyó desde temprano. Siempre estaba emocionada cuando anotaba un punto o volteaba un poco la mirada para hacerle gestos y miradas, pero su hija no se percataba. “Hay que estar siempre concentrado, no te puedes empezar a desconcentrar por las cosas de afuera, ni nada”, responde Violeta al preguntarle qué es lo más importante en sus juegos.


Cuando termina el tiempo de los sets, sin decir una palabra cambian de lado en la cancha. Cada una tiene una toalla, la cual amarran rápidamente a las rejas. Posteriormente, se acomodan en el centro de la cancha para seguir compitiendo. Sorprende cómo a dos niñas no les interesa socializar. Violeta utiliza este tiempo para analizar y contar los puntos que le faltan para ganar. Si ella va perdiendo, lo único que hace es empezar de cero y hacer de cuenta que no ha pasado nada. Al finalizar el entrenamiento metió en una maleta su raqueta, la toalla y su agua. María Clara la esperó y la felicitó después de ganar. Ella agradeció con una sonrisa y mirada dulce y tranquila, muy diferente al comportamiento que tiene dentro del juego.


Empezó a jugar desde los cinco años. Ella asegura que en lo que más le ha ayudado el deporte es en su mentalidad: “Si tú eres buena persona dentro de la cancha, afuera también. Dentro de la cancha es mucho más difícil cuando no tienes a nadie, cuando ya estás afuera es más fácil”. Su madre, por otro lado, afirma que desde su punto de vista el deporte ha ayudado a Violeta en la disciplina. Al querer destacarse en el tenis, Violeta ha viajado a Barranquilla, Medellín, Manizales, Pereira y Armenia para competir en torneos nacionales, explica María Clara. Por lo mismo Violeta sabe que ella debe asistir al colegio, al llegar del colegio tomar sus onces, salir para el entrenamiento hasta las 6 de la tarde y cumplir con sus tareas. Para concursar ella debe tener un buen promedio con el fin de que le den permisos escolares para faltar. Y aunque siempre está supervisada por sus padres, todo lo hace de manera autónoma y por amor al deporte.


Ambos padres fueron deportistas: su madre compitió en natación y su padre fue tenista y futbolista. Ellos disfrutan ver cómo el deporte les aporta en todos los aspectos posibles a Violeta y a su hermano, quien también juega tenis. Empero, esto requiere de mucho esfuerzo: “Es una disciplina para nosotros los papás. Y es una vida llena de sacrificios. Nunca pensé que yo estaría metida en este mundo”, cuenta María Clara, pero lo que no le permite rendirse y la ánima a apoyar a sus hijos son las ganas de salir adelante que cada uno tiene.


María Camila Osorio, tenista colombiana, es quien motiva a Violeta Tafur a dar lo mejor de ella cada vez que toma su raqueta; van por el mismo camino. Ambas comparten una gran actitud y amor hacia el deporte. Violeta, a sus once años, está segura de que quiere ser tenista, y lo mejor es que se prepara desde los 5 años para cumplir su sueño: “Quiero ser profesional, quiero ser número 1, quiero ganarme un Wimbledon”, responde Violeta sin pensarlo cuando se le preguntó qué esperaba del tenis en su vida. En la clasificatoria llegó hasta cuartos, pero el mismo día ganó en dobles. Pronto veremos a Violeta Tafur como figura femenina del tenis colombiano. Ella seguirá preparándose para futuros torneos para ser la campeona del tenis colombiano.

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