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XXS- El deseo de encajar en un molde

María Salomé Cabrejo Rodríguez

Las terapias electroconvulsivas son un método terapéutico para las personas que padecen trastornos alimentarios, así como trastornos de bipolaridad, depresión, esquizofrenia, entre otros.

XXS- El deseo de encajar en un molde

María Salomé Cabrejo Rodríguez

“¿Quieres ser delgada? ¿Quieres llamar la atención del chico que te gusta? ¿Quieres ser vista como la niña perfecta?… Deja de comer paulatinamente, toma mucha agua, come manzana verde y, finalmente, vuélvete una maestra para evitar la ingesta de alimentos”. Estas son unas de las reglas más comunes en los blogs pro-anorexia y pro-bulimia para llegar a la moda de la delgadez.

En el 2009, Guillermo Prieto La Rotta, uno de los líderes de opinión pública en Colombia, más conocido como “Pirry”, realizó una crónica acerca de la anorexia para el Canal RCN sobre el caso de Diana Marcela Rincón. En el mismo año, los padres de María Camila Parada quedaron alarmados con la transmisión de “Pirry”. María Camila empezó con su dieta

“inofensiva" y ya había bajado dos tallas.

—Los trastornos alimentarios se pueden dar desde dos puntos de vista teniendo en cuenta la ingesta. Hay personas que restringen la ingesta de alimentos, a eso se le llama anorexia y hay personas que tienen atracones o consumo compulsivo de los alimentos, a eso se le llama bulimia. Hay una bulimia purgativa o una bulimia pura— explica Jairo Novoa, psiquiatra.

Este era un año lleno de cambios y nuevas metas, donde yacía un viacrucis no solo para la vida de María Camila Parada, sino también, para un promedio de 550 niños de la misma edad quienes habían comprado un pasaje económico al infierno, habían desarrollado una obsesión creciente por la figura y un “el lunes empiezo la dieta” les arrebató los sentimientos y el sentido de vida.

La noche era fría en la ciudad de Bogotá, quedamos en vernos a las 7:30 p. m. de ese lunes, conversábamos como si nos conociéramos de toda la vida. Irónicamente estudiamos en el mismo colegio. Ella se encontraba a través de mi pantalla en una llamada por Zoom, sentada en un espacio que podría ser su estudio. Acababa de llegar de cocinar unos deliciosos postres para entregar. A su costado derecho, se encontraba un cuadro compuesto de tres fotos; estaba ubicado en unas repisas de madera. Dos fotos a los extremos eran de logros de ella y su hermano. Y, en la mitad, se encontraba una foto de Paco, su perrito y ángel guardián.

María Camila Parada nació el 7 de diciembre de 1995, en la celebración del día de las velitas y dando bienvenida a lo que sería el inicio de las fiestas navideñas. Era la segunda hija planeada de un feliz matrimonio, quien más adelante estudiaría en el Colegio Champagnat de Ibagué, una ciudad ubicada a tres horas de la capital colombiana. Se graduaría como profesional de Diseño de Interiores en LCI Bogotá, con doble título en LCI Monterrey.

Camila es de cabello negro, cejas pobladas, mirada profunda y manos expresivas. Mientras pasábamos el tiempo charlando, me iba revelando un poco más de sus inseguridades. Había sido toda una travesía planear un encuentro juntas. María Camila es una mujer emprendedora, proactiva y amante del dibujo (aquel instrumento que habría sido su escapatoria en tiempos de caos).



Con un leve y tranquilo tono de voz, María Camila me iba relatando su proceso. —yo era una niña muy sociable — me dijo. Camila era de las "populares” del salón y hacía parte del grupito que regañaban continuamente por indisciplinas o juegos bruscos. Sin embargo, la presión de los pares no desvanecía, los comentarios quedaron instaurados en su subconsciente y para María Camila las inseguridades fueron creando una maraña de pensamientos y barreras. Sus vecinos solían llamarla “la gorda" o "polita".

Por otro lado, un amor de colegio generó muchas inseguridades. La hizo desear ser la niña de una figura esbelta. Pero, en casa, su madre inicialmente se preocupaba por el ancho de su espalda y la forma que iba adquiriendo su cuerpo por las prácticas de natación. Así, lentamente, fue instaurando una fijación en la figura corporal a los inicios de su pre adolescencia, indagó en internet y suprimió poco a poco sus alimentos. —Escuché al joven de la cafetería hablar de lo terrible que era ser gordo y lo mejor para evitarlo, era beber mucha agua [...] yo escondía las manzanas verdes detrás de los inodoros del colegio— Mencionó María Camila.



Sin embargo, María Camila no era la única. Camila Torres también se encontraba atrapada en los ideales del trastorno, comenzó cambiando comidas por jugos verdes. Y, de jugos verdes pasó a periodos de ayuno prolongados. En su caso, el talento artístico no era suficiente. — Beto, te pedí que trajeras una niña, no un cerdo— Escuchó Camila Torres a través de una pared en el año 2003.

Camila Torres es una artista y comunicadora de profesión. Estudió, en la Universidad de Ibagué, Comunicación Social. Su trastorno alimenticio, detonó tras escuchar aquel comentario que había quedado fijado en su cabeza. Por esta razón, surgió la necesidad de ir a un gimnasio y se convirtió en su arma de doble filo. Camila asistía para lograr sus objetivos, pero los cuerpos esbeltos y comentarios escuchados de personas, la segaron para motivarse a dejar de comer.

Era una tarde calurosa de domingo en Ibagué, a eso de las 4:30. María Camila me invitó a su hogar para tomar un café y contarme su historia. Ella se mostraba muy alegre y extrovertida. Ese día se encontraba en su ropa de hacer ejercicio, su largo cabello castaño suelto y una sonrisa en el rostro de oreja a oreja. Nos sentamos en su comedor, ella estaba a mi mano derecha. El apartamento estaba lleno de juguetes de su hijo y en el balcón se observaban los implementos deportivos de su esposo... es entrenador de profesión.

Al igual que María Camila Parada, Camila Torres se vio influenciada por los ideales y prototipos instaurados con el paso del tiempo. Para ella, la gordura era sinónimo de fracaso y su amor por la música era una meta por cumplir. Sin embargo, lo logró con esfuerzo y dedicación, luego de pasar un periodo de tiempo tormentoso, lleno de conductas como la adicción a píldoras para adelgazar, atracones (bulimia), intentos de suicidio y períodos de ayuno prolongado (anorexia).

Seguíamos sentadas en su comedor, el sol ya se estaba escondiendo y, esta vez, nos encontrábamos en compañía de su esposo y su hijo de dos años. Le pregunté sobre una actividad que hubiese sido una escapatoria. Respondió con nostalgia y dijo —Conforme más me enfermaba, mejor me iba en la música [...] yo me crie con Hannah Montana, solo que Miley Cyrus era el demonio poseído por la anorexia y la bulimia. Yo salía, cantaba, hacía el show, me quitaba el maquillaje y me bajaba a vomitar— Mencionó Camila Torres.

Y así mismo, lo afirmaba su mejor amigo, Maigel Montoya. Fue compañero y fiel amigo de la universidad, quien le salvó la espalda más de una vez, cuando Camila no asistía a la universidad por las recurrentes visitas a los centros hospitalarios. —Camila, aparte de ser cantante, es muy buena actriz. A ella nunca se le notó lo que le estaba pasando—comentó Maigel con tono de sorpresa.



Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) pueden ser tratados de distintas formas. En muchas ocasiones, los fármacos como fluoxetina o prozac son la primera opción junto a las sesiones psiquiátricas. Sin embargo, aunque haya una concepción errónea, los fármacos psiquiátricos no generan adicción, pero sí, dependencia. — Es tener un chocolate y un café, el chocolate no genera una dependencia, el café sí, por la cafeína— Mencionó el doctor Jairo Novoa, psiquiatra.

María Camila Parada habría de pasar años de su vida en un vaivén; fue internada en la Clínica Medicadiz y Los Remansos, en la ciudad de Ibagué. Pasó a ser tratada en centros de Bogotá y ya cuando fue desahuciada por todos los médicos, había recibido la comunión y los santos óleos, regresó a Ibagué en el 2012 para depositar su fe en el doctor Jairo Novoa, el padre de su mejor amiga: Andrea.

—Hay que tener en cuenta todo, [...] no es solamente la restricción de los alimentos, siempre le digo a mis estudiantes que hay que buscar cuál es el punto cardinal del trastorno, [...] yo le pregunté al papá qué fue lo primero que hizo después de la convulsión, él me respondió que quería una malteada— Fue allí, cuando decidió realizar terapias electroconvulsivas con María Camila.

Las terapias electroconvulsivas (TEC), son un procedimiento terapéutico de 2 segundos, en el cual se ubican dos electrodos con una carga de 4 jules en la sien del paciente, para ser inducido a una convulsión de 10 a 20 segundos. La convulsión busca la activación de los factores neurotróficos derivados del cerebro para que empiecen a funcionar bien las áreas que generan la depresión.

Los procedimientos psiquiátricos se han vuelto un tabú, son satanizados por muchos. —Yo me lo imaginaba un procedimiento macabro [...] pero, no me acuerdo de nada— me dijo María Camila en tono de burla… ¿por qué funcionó este procedimiento?

En el Caso de María Camila, la anorexia fue causada por una depresión crónica. ¿Cuál fue el detonante? eso es una incógnita. Las TEC solo sirven en pacientes con enfermedades mentales como trastornos de bipolaridad, depresión, esquizofrenia, entre otros. No en una conducta alimentaria pura.

La depresión llevó a cabo su cometido. María Camila empezó haciendo cortes a los costados de una cánula y pasó a querer suicidarse con sobredosis de fármacos al igual que Camila Torres. — Es como si los sentimientos se perdieran a medida que vas bajando de peso — enfatizó María Camila Parada. El dolor ya no existe y el sentido de la vida ya se ha desvanecido. Solo queda que un milagro ocurra y una decisión sea tomada por el paciente. Nada cambia a menos de que sea consciente — pero no hay mejor remedio que la prevención— recomienda Jairo Novoa, psiquiatra.

Los pacientes con trastornos alimenticios son manipulados por voces que les retumban dentro la cabeza todo el tiempo, pareciera que tuvieran una doble personalidad. La comida es su peor enemigo; los amigos son aislados lentamente; los trucos para evadir la comida son cada vez más ágiles, y todos quienes quieren ayudar se convierten en un enemigo. —Es como una relación de amor-odio [...] ellas creen que queremos entrometernos en su objetivo— menciona Carolina, enfermera de profesión.

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En 2020, en Colombia, se registraron por el Sistema Integral de Información de la Protección Social (SISPRO), al menos 453 pacientes atendidos por anorexia nerviosa, 117 por anorexia atípica, 347 por bulimia nerviosa y por último, 107 por bulimia nerviosa atípica.

Teniendo en cuenta estos datos y que la etapa de la preadolescencia es el periodo en el cual puede existir una alta tendencia a los TCA, desde el Ministerio de Educación Nacional, el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, el Ministerio de Salud y Protección Social y la Fundación Saldarriaga Concha, se ha implementado un programa llamado “Emociones: conexión vital”. Se trata de un proyecto que tiene como finalidad ser un componente transversal de las instituciones educativas, para fortalecer las competencias socioemocionales y favorecer la inclusión de niños, niñas y adolescentes como oportunidad para potenciar su salud mental y desarrollo integral.

De este proyecto —Se benefician 300 Establecimientos Educativos en 26 departamentos del país, priorizados por criterios como: altos índices de consumo de sustancias psicoactivas en escolares, embarazo temprano, violencias basadas en género y conducta suicida en niñez y adolescencia, municipios con programas de desarrollo con enfoque territorial (PDET), Zonas de Especial Intervención, entre otros. — Me mencionó el Viceministro de salud, Alexander Moscoso.

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—Los trastornos alimentarios nunca se van de tu vida en un 100% —dijo María Camila con un tono tenue. Es por esta razón que lucha cada día dando testimonio junto a su libro

“Silueta de una sombra deseada”. Se encuentra más proactiva que nunca en la repostería de sus sueños, la perfección es la meta principal y la calma solo viene a la hora de dormir. —Tú sabes el día que inicias, pero nunca sabes cuándo vas a salir o cómo vas a quedar— Mencionó con un poco de desaliento.

Las TEC fueron un alivio para la familia de María Camila, las ocho sesiones realizadas la hicieron volver a renacer como un ave fénix después de grandes tropiezos y trucos para esconder la comida. María Camila habría pasado parte de su adolescencia queriendo buscar el cuerpo perfecto, sus ojos se encontraban vendados ante la realidad del espejo. Las voces en la cabeza querían atentar contra su vida y hoy en día, sigue luchando para evadir la nube negra que la quisiera atrapar en cualquier momento.

Al final del tormentoso camino, encajar en un molde fue una tarea fácil. La talla xxs fue una meta obtenida con simplicidad, los tropiezos fueron continuos, las visitas a los oscuros hospitales, eternas, y las inseguridades quedaron para siempre.

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