El periodismo que le gana el pulso a los contenidos de entretenimiento
Hay una crisis de confianza y relevancia frente a la rápida expansión de las industrias del entretenimiento y la difusión de información no verificada en medios digitales. La inteligencia artificial y los newsgames puede ayudar a recuperar la credibilidad y ofrecer versatilidad mientras se buscan nuevos modelos de negocio.
Por: Juan Guevara y Gabriel Cavallo
"El periodismo está muriendo, si es que no está ya muerto", exclamó Fernando Jáuregui, reconocido periodista y abogado español con más de 50 años en el medio, durante una entrevista para Europa Press en el año 2015. Aunque aún era temprano para opinar sobre la inteligencia artificial, o sobre como TikTok e Instagram crearían las bases para un periodismo ciudadano: contenidos noticiosos realizados por usuarios del común. Jáuregui ya veía la necesidad de “refundar” los paradigmas del periodismo debido a la lenta pero creciente pérdida de confianza e interés de las audiencias ante lo tradicional.
Este escepticismo, que se mantiene en el presente, hacia el periodismo también es ocasionado por la rapidez en que los medios digitales difunden noticias, muchas veces sin procesos de verificación o fact-checking. Además, hay que sumar que muchos medios informativos no se han sabido adaptar a los desarrollos tecnológicos, mostrando poca innovación y falta de contenidos que conecten con la nueva audiencia, la que tiene poco tiempo y demasiados estímulos. La crisis consecuente ha hecho que muchas personas cuestionen si el periodismo está perdiendo terreno ante las industrias del entretenimiento. Vale la pena comparar los 10.36 millones de suscriptores que tiene The New York Times, el diario más prestigioso de la actualidad, con las más de 230 millones de suscripciones de la plataforma Netflix, que demuestra que la mayoría de las personas prefiere pagar por ver una película o serie antes que leer un artículo o un reportaje.
En este contexto, ¿qué se puede hacer desde el periodismo para contrarrestar las grandes industrias del entretenimiento o sumarse a ellas?
Credibilidad
El Foro Económico Mundial destaca la desinformación como una de las amenazas globales a corto plazo, indica que la falta de confianza en los medios de comunicación y el fácil acceso a la inteligencia artificial son el escenario perfecto para que terceros con intereses particulares difundan información errónea. Así, uno de los principales objetivos del periodismo es recuperar la confianza del público, y una de las formas para conseguirlo es usando el supuesto enemigo a su favor.
“Es importante que los periodistas y los medios tomen el desarrollo tecnológico, pero para potenciar y facilitar el trabajo periodístico, agilizar coberturas y hacer cada vez más y mejor periodismo”, afirmó Carolina Potocar, capacitadora de Google News Initiative para Hispanoamérica, durante su clase magistral Verificar e investigar con inteligencia artificial: herramientas para agilizar tus coberturas, en la edición más reciente del Festival Gabo.
Desde Google News Initiative se creó Journalist Studio, una plataforma que reúne recursos para las tareas periodísticas, que van desde la visualización de datos, la transcripción de audios hasta la lectura estratégica de documentos escaneados. Potocar destaca dos herramientas de esta que hacen uso de la inteligencia artificial.
La primera es Pinpoint, una herramienta destinada a la ayuda del periodismo de investigación e implementado también en el análisis de breaking news, la búsqueda en archivo, la recolección de notas, la transcripción de audio y vídeo, y la verificación de información. Esto se da por la integración de la IA, que permite a los usuarios hacer preguntas específicas sobre los documentos almacenados en la plataforma y obtener resúmenes y análisis puntuales.
Por otro lado, está FactCheck Explorer, que Potocar describe entre risas como “la herramienta para compartirle a ese tío o a esa vecina que no para de mandar información dudosa”.
Esta herramienta reúne y hace públicas las verificaciones realizadas por diferentes organizaciones de noticias a escala mundial. Su principal objetivo es ofrecer un repositorio consultable que facilita el proceso de validación de información, lo cual es vital en un entorno mediático donde la rapidez y la precisión son fundamentales.
Innovación
Salir de lo tradicional es otro de los factores importantes para que el periodismo se mantenga vigente. La competencia con la industria del entretenimiento ha llevado a varios medios y periodistas a buscar narrativas inmersivas para atraer el interés del público. Una de ellas es la gamificación.
De acuerdo con el analista y diseñador de juegos instructivos y gamificación Karl Kapp, esta última es la utilización de mecánicas basadas en juegos, estética y pensamiento lúdico para fidelizar a las personas, motivar acciones, promover el aprendizaje y resolver problemas. Es necesario entender que esta no es una idea nueva, dado que desde principios de este siglo el programador británico Nick Pelling desarrolló ideas sobre cómo aplicar mecánicas de juego en productos electrónicos para hacerlos más atractivos y motivadores para los usuarios.
En 2001, el diseñador comercial, investigador académico y experiodista de CNN Gonzalo Frasca comenzó a incursionar en el mundo de los newsgames, que en pocas palabras es como la gamificación entra al mundo del periodismo. Frasca realizó títulos como Kabul Kaboom (2001), September 12th (2003) y Madrid (2004). Estos juegos fueron pioneros para que a lo largo de la primera década del siglo varias desarrolladoras produjeran juegos con enfoque informativo y basados en hechos reales.
Ejemplos recientes son The Ocean Game (Los Angeles Times), The Amazon Race: ¿Cómo es trabajar para Amazon? (ABC News) y Pick your own brexit (Bloomberg). En Colombia, un ejemplo reciente de esta modalidad es Desencanto, realizado por Cuestión Publica para acompañar su especial de elecciones Los dones del crimen se toman las elecciones 2023, que toma como base el concepto de la película de Disney Encanto, cuya trama se desarrolla en Colombia, para presentar de forma lúdica una investigación periodística sobre candidatos que tienen procesos judiciales pendientes o presuntos vínculos con organizaciones criminales o paramilitares.
Financiación
La pérdida de interés en los medios periodísticos frente a los contenidos de entretenimiento en redes sociales y plataformas digitales representa, también, una crisis en los modos de financiación.
La industria de los medios enfrenta desafíos significativos, incluyendo despidos en destacados medios como Condé Nast (dueños de Vogue y The New Yorker), Vox Media, Business Insider, NBC News, BuzzFeed, entre otros. Las presiones económicas han llevado a cierres y reducciones de personal.
El último informe del Digital News Report muestra que el 44% de la gente no confía en los medios y además hay gente que no está consumiendo medios porque no quiere acercarse a las noticias” reseña Catalina Uribe, profesora e investigadora del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes. Adicionalmente, las plataformas de redes sociales están menos enfocadas en promover contenido de noticias, afectando el tráfico y los ingresos por publicidad.
Según un artículo The New Yorker llamado Is the Media Prepared for an Extinction-Level Event? escrito por Claire Malone, escritora política, los resultados de búsqueda integrados con inteligencia artificial de Google y otros avances tecnológicos están reduciendo aún más el tráfico de referencia a sitios web de medios, afectando su capacidad de monetización a través de la publicidad.
Los medios exploran nuevas fuentes de ingresos como las suscripciones, el comercio electrónico y los eventos. Sin embargo, estos modelos requieren audiencias específicas y enfoques claros para lograr el compromiso de la gente. Algunos medios, como The New York Times, se han diversificado en productos de estilo de vida y ofertas digitales para retener suscriptores, un ejemplo de esto es su aplicación de recetas de cocina. Otros están experimentando con diferentes modelos de negocio, pero los casos de éxito son limitados.
Las presiones financieras terminan afectando la independencia y la calidad de las noticias. En algunos casos, la publicidad o el patrocinio pueden influir en el contenido, y esto genera dudas sobre la imparcialidad e integridad de los periodistas. Además, el flujo de contenido en redes sociales exige rapidez, para mantener el ritmo muchas veces se sacrifica la calidad y la veracidad.
Así se socava la guerra por los clics contra los contenidos de entretenimiento. Artur Lara, director de la oficina regional para América Latina de Reporteros Sin Fronteras, considera que “la producción del contenido periodístico está orientada para responder lo que las audiencias en las redes sociales están buscando". Pero no siempre las audiencias saben lo que deberían pedir.
“El periodismo no es entretenimiento, es interés público. Tiene la función social de ejercer un control sobre el poder: o sea, no es necesariamente divertido e intentar hacer lo que sea para poder alcanzar a nuevas audiencias, puede crear conflictos, paradojas y dificultades.”, dijo Lara en entrevista con Unisabana Medios.
Es importante recordar que los algoritmos que regulan el tráfico y la promoción de contenido en las redes sociales no son imparciales y responden a intereses particulares, intereses caracterizados por la búsqueda de crecimiento económico, que se logra de manera más efectiva mediante contenidos de entretenimiento.
Juan Sebastián Salamanca, quien trabaja en la UNESCO como coordinador de Redes Sociales para la Paz, dijo que, según investigaciones del Integrity Institute, un patrón común en todas las grandes plataformas es que aquellos contenidos que se aproximan a la violación de las normas comunitarias tienden a tener mayor interacción. “Eso que implica muchos casos contenido erótico sexual o desnudez, pero también discursos de odio", dice Salamanca.
“Hay algunos proyectos de ley en el mundo que están integrando a una especie de tasa sobre los lucros de las grandes plataformas como una lógica de compensación por todo el daño que están causando en el ecosistema informacional. Por ejemplo, una tasa 1% sobre los lucros, eso genera un fondo a público que sería utilizado para poder financiar con criterios técnicos muy objetivos el periodismo, por ejemplo, regional con enfoque de derechos humanos”, propone Artur Lara.
En Colombia existe un antecedente digno de análisis. La Ley 814 de 2003 exige que las salas de cine aporten un porcentaje del total de ventas en la taquilla para el desarrollo del cine nacional. Como las películas más taquilleras son de Hollywood, irónicamente, el cine nacional depende en gran medida del éxito en salas de las películas extranjeras. La competencia entre industrias no es una posibilidad. Pero una tasa sobre las ganancias de las plataformas de entretenimiento permitiría que el periodismo no solo se beneficie del crecimiento de estas, sino que, además, no tenga que competir contra sus escalas de producción, que son mucho mayores.
“La alternativa es que haya muchas más voces de periodismo serio, no meramente influencers, sino medios independientes que empiecen a crear nuevos contenidos, no quiere decir contenidos que sean afines a mí, sino variedad y diversidad de contenidos de medios alternativos. Eso permite que inicie una confianza en los medios. También se está viendo iniciativas en los territorios para pensar cómo se hacen talleres para que la gente empiece a identificar la desinformación, para que una vez identifique ya sepa qué medios le gusta para tener confianza y poder acceder a ellos”, opinó Uribe.
De manera similar, Martha Ruiz, asesora del Grupo de Comunicaciones de la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos del Ministerio de la Cultura, cree que para contrarrestar la agenda impuesta por las redes sociales el periodista debe interactuar de manera análoga con su pública. “(El periodista debe) salir a la calle a hablar con las personas, a identificar los procesos sociales, a ver en que está la sociedad realmente. Si estamos todos en las redes, estamos en su agenda, y no en la de los ciudadanos”, afirmó a Unisabana Medios.
Por otro lado, son varios los expertos que ven un camino en los sistemas públicos. “Yo siempre he sido, en la trayectoria nuestra de más de 40 años, una convencida de que, si no se instala en el sector público con aliados del sector público, esto no tiene la incidencia o el impacto que se debe tener en procesos de comunicación y transformación social”, dije Adelaida Trujillo, quien ha coproducido para cadenas públicas europeas y actualmente lidera Romper el Silencio, una plataforma y estrategia de comunicación de eduentretenimiento para la no-repetición del conflicto armado.
Martha Ruiz considera que el Estado tiene que hacer un fondo público, como hizo para el cine, para el periodismo. "Fondos que tengan un mayor control de la ciudadanía, a todo esto hay que meterle ciudadanía. Por ejemplo, yo quiero organizar una liga de audiencias de personas que
quieran exigirles a los medios mejor información. Hay que organizar a las audiencias también”, explicó Ruiz.
Un caso digno de mención es el proyecto Periodistas en el Cine, creado por los periodistas argentinos Manuel Barrientos y Federico Poore. Este proyecto ofrece una base de datos completa sobre la representación del periodismo en el cine, con más de 3.200 títulos catalogados. Al combinar entretenimiento y periodismo, logran atraer a una audiencia diversa y generar un espacio de reflexión sobre la profesión periodística a través de las narrativas audiovisuales-
Otro formato que vale la pena mencionar es el periodismo-comic. Con grandes antecedentes en la década de los noventa como Art Spiegelman, ganador del Pulitzer, quien publicó Maus en 1992, donde narra dolorosos hechos sobre el Holocausto, documentados y contrastados con fuentes testimoniales; y Joe Sacco, autor de Palestina, Notas a pie de Gaza, una serie de 9 volúmenes sobre el conflicto en Palestina publicados entre 1992 y 1995, este formato ha ganado relevancia entre reporteros, editores y, claro, lectores.
Welcome to the New World, de Jake Halpern y Michael Sloan, publicado en The New York Times, narra la historia de una familia de refugiados sirios que se instala en Estados Unidos. La serie, que se publicó en de enero a septiembre de 2017, ganó el Pulitzer Prize for Editorial Cartooning en 2018.
Otro ejemplo es El Cártel del Asfalto, de El Confidencial, que ganó el III Premio Vicente Verdú de Periodismo e Innovación. Este reportaje en formato de cómic interactivo revela cómo grandes constructoras españolas se adjudicaron irregularmente más de 500 millones de euros en contratos de mantenimiento. El trabajo, liderado por Rocío Martínez, combina texto e ilustraciones de manera atractiva, ofreciendo una experiencia inmersiva que capta la atención del público.
Estos casos demuestran que el periodismo no solo puede informar de manera efectiva sobre hechos de no ficción, sino también atraer y mantener el interés de los lectores, tanto jóvenes como adultos, al ampliar el potencial del texto con la ilustración, el diseño, la animación, el sonido...
Solo así, ampliando las fronteras de lo tradicional para conectarlas con el arte, los medios reconectarán a sus audiencias y recuperarán la relevancia en un entorno mediático cada vez más competitivo.