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En el cuadrilátero contra la comida chatarra

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Ashley Valentina Duarte Monroy

Angélica María Claro, especialista en Psicología Médica y de la Salud, defiende que el Estado debe apoyar políticas costo efectivas con el fin de reducir las enfermedades asociadas al consumo de bebidas y comidas ultraprocesadas.

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Ashley Valentina Duarte Monroy

Según la Encuesta Nacional de Nutrición de 2015, tres de cada cuatro adultos en Colombia y uno de cada seis niños sufren obesidad y sobrepeso en Colombia.

La situación es la misma en el mundo; por lo tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han promovido que los alimentos y bebidas tengan un etiquetado frontal en donde se diga claramente si contienen sodio, azúcares y carbohidratos en alta medida. Por eso, Red Papaz lanzó la campaña de bien público No Comas Más Mentiras y ha propuesto la Ley Comida Chatarra, que superó su último debate en la plenaria del Senado. 

Red PaPaz es una corporación sin ánimo de lucro fundada en el 2003 que tiene como propósito abogar por la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes en Colombia. Angélica María Claro, psicóloga especialista en Psicología Médica y de la Salud y directora de operaciones de Red PaPaz, habló, antes de la aprobación de la Ley, sobre las iniciativas de la corporación para contribuir a la defensa del derecho a la alimentación, a la nutrición adecuada y a la salud.

¿De dónde surge la iniciativa de la Ley Comida Chatarra?

Surge de la evidencia internacional, del pronunciamiento de algunas agencias internacionales (como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y UNICEF), de los índices muy preocupantes de sobrepeso y obesidad en los niños, niñas y adolescentes, del consumo importante de bebidas y comestibles ultraprocesados (con exceso de azúcares, sodio y grasas saturadas) y de la necesidad de informar cuando los productos no son realmente saludables.

¿Cómo ha sido el proceso para exigir la Ley Comida Chatarra?

No ha sido nada fácil. De hecho, en este momento estamos teniendo el tercer intento de proyecto de ley en el Congreso de la República.

El primer intento fue en el 2017, en la Cámara de Representantes. Y, aunque alcanzó a tener 2 debates, fue completamente deformado, en gran parte por presión de la industria y por información equivocada que aseguraba cosas como que no estaba basado en la evidencia, que eso no iba a funcionar, que era más importante la actividad física o simplemente educar a la gente sobre cómo alimentarse bien. Tuvimos un segundo intento en el 2018. Solo alcanzó a tener una ponencia en la Cámara de Representantes y fue archivado por falta de trámite legislativo.

Este tercer intento es el Proyecto de Ley 167 de 2019 que, nuevamente, se radica en Cámara. En este momento, ya tenemos dos debates positivos. Se perdieron algunas cosas importantes del proyecto, pero tenemos la esperanza de que en el Senado se recuperen.

Su estrategia No Comas Más Mentiras busca que el país cuente con una política que reglamente los sellos frontales de advertencia con información clara, visible y veraz sobre los productos ultraprocesados, ¿qué impacto tienen estos sellos sobre la sociedad?

Los sellos frontales de advertencia en los productos ultraprocesados son una medida costo efectiva de salud pública que cuenta con muchísima evidencia del impacto que tiene para lo mínimo: que la gente sepa qué es lo que le están vendiendo y promocionando.

Es importante decir que no es cualquier sello el que nos funciona. En este momento tenemos estudios, tanto internacionales como nacionales, que nos dicen que para que estos sellos frontales de advertencia cumplan su cometido deben tener una forma, un color y un mensaje particular. En este caso, estamos hablando de octágonos negros que digan “exceso de…” o “contiene edulcorantes”. Sabemos que así la población tendrá lo mínimo que requiere para poder tomar la decisión de si compra el producto y con qué frecuencia lo puede o quiere consumir.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Salud de 2015, el 52% de los colombianos tiene sobrepeso u obesidad, ¿cómo la Ley Comida Chatarra contribuiría a resolver esta problemática de salud pública?

Estaremos logrando que el país cuente con dos políticas costo efectivas que tendría que implementar si es verdad que quiere reducir condiciones como la obesidad o enfermedades como la diabetes, la hipertensión o, incluso, el cáncer asociado al consumo habitual de bebidas y comestibles ultraprocesados.

La Ley Comida Chatarra tiene como corazón el etiquetado frontal de advertencia en estos productos, pero también tiene un articulado, un artículo para restringir la publicidad dirigida a niñas, niños y adolescentes cuando esos productos tengan exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas o edulcorantes. Sin embargo, en la Cámara de Representantes ese fue uno de los artículos que se perdió; estamos esperando si en las discusiones en el Senado se logra recuperar.

¿Qué recursos se han desarrollado desde Red PaPaz para informar a la ciudadanía sobre este tema?

Red PaPaz lleva varios años abogando por este derecho de niñas, niños y adolescentes, así que tenemos varios materiales en la página www.nocomasmasmentiras.org. Allí está toda la evidencia de la asociación que hay entre las bebidas y comestibles con exceso de nutrientes críticos y la obesidad, diabetes, hipertensión, cáncer y demás. También está la evidencia a favor del etiquetado frontal de advertencia, de la restricción de la publicidad. Tenemos boletines en www.redpapaz.org: “Aprendiendo a ser PaPaz”, para ayudar a madres, padres y cuidadores que quieran aprender más. Además, en el canal de YouTube de Red PaPaz van a encontrar conferencias y videos cortos sobre este tema.

Según la Encuesta Nacional de Salud Escolar del Ministerio de Salud y Protección Social de 2018, sólo 1 de cada 10 estudiantes consume frutas y verduras en las cantidades recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, ¿cómo las marcas incitan a los niños, niñas y adolescentes a consumir productos ultraprocesados?

Empiezan desde el diseño del producto mismo. Después, en el caso de la comercialización, también vemos que la publicidad dice unos mensajes que hacen parecer o saludables los productos o que supuestamente ayudan al campesinado o que ayudan a crecer y a fortalecer los huesos. Así, enganchan particularmente a madres y padres que quieren lo mejor para sus hijos y que creen que le están metiendo un producto saludable en la lonchera o en la merienda. Por otro lado, está la publicidad dirigida a niñas, niños y adolescentes, en donde hay concursos, juguetes, premios, personajes animados o personajes que algunos jóvenes admiran, incluso, deportistas o cantantes. Esto hace que muchas veces el producto no se consuma porque realmente les guste, sino porque esta publicidad atrae a esta población.

¿Qué otras iniciativas está liderando Red PaPaz?

En temas de centro de internet seguro, contamos con la administración de la línea de reporte virtual Te Protejo, que es anónima y confidencial para todas las situaciones de vulneraciones de derechos de niñas, niños y adolescentes, con especial énfasis en el entorno digital.

En este momento estamos muy preocupados por lo que está pasando con la niñez y la adolescencia dado el Covid-19 (las crisis socioemocionales, las implicaciones de salud mental, en ampliación de brechas, en aumento de la pobreza), así que estamos apoyando la iniciativa de la educación presencial. En temas de tabaco, estamos abogando porque haya una mejor regulación de los cigarrillos electrónicos, como se les conoce popularmente. Y también estamos apoyando que se suban los impuestos al tabaco y que aumente el tamaño de las advertencias sanitarias en los cigarrillos. Además, tenemos Abramos La Lonchera, que es el proyecto con el cual abogamos por entornos escolares alimentarios saludables. Y todas las semanas tenemos materiales pedagógicos para fortalecer capacidades de madres, padres, cuidadores y educadores.

¿Quiénes pueden ser parte de Red PaPaz?

Si alguien quiere estar informado de lo que hacemos todos los días en Red PaPaz y las novedades de nuestras acciones y conocer de primera mano las conferencias, pódcasts y los boletines que tenemos, los invitamos a suscribirse en el M@il PaPaz. Para suscribirse, basta con ingresar a www.redpapaz.org. Y en la parte de abajo de la página, pueden poner sus datos y quedarán inscritos. Para unirse a los más de 480 colegios públicos y privados que actualmente tenemos en diferentes departamentos del país, escríbannos al chat de la página de Red Papaz o a contactenos@redpapaz.org, y allí los podemos contactar con la gestora o gestor regional para que les cuenten un poco más de cómo se pueden vincular como institución educativa a Red PaPaz. Y muy pronto tendremos también la forma de inscribirse como persona natural, como individuo, cualquiera, madre, padre, educador o cuidador. Entonces sigan pendientes de nuestra página y de nuestras redes para que, cuando esa posibilidad esté al aire, puedan unirse.

¿Específicamente cómo se puede ser parte de la iniciativa de la Ley Comida Chatarra y No Comas Más Mentiras?

En realidad, esperamos que todos los colombianos puedan sentir que abogar por la Ley Comida Chatarra es algo que es de ellos, que les compete simplemente por el hecho de ser ciudadanos.

Dicho eso, hay muchísimas formas de unirse a esta abogacía: firmar en www.nocomasmasmentiras.org, usar los hashtags #LeyComidaChatara y #NoComasMasMentiras, descargar las imágenes de la página en redes sociales y compartir los stickers y GIF que pueden conseguir en Facebook, en Instagram y en WhatsApp. Esto para también hacer oír su voz y preocupación por productos que de pronto encuentren en el mercado, en televisión o en redes sociales promocionados como saludables cuando realmente no lo son.

¿Qué alternativas tienen si no se aprueba la Ley Comida Chatarra?

Si llega el 20 de junio y no logramos tener los dos debates que faltan para que se vuelva una ley, no quedará de otra que volver a radicar el proyecto. Tristemente será nuestro cuarto intento y debemos esperar a que dos años más pasen. La verdad es que se estaría perdiendo tiempo muy valioso. Y quien diga que entonces se hacen campañas educativas, se pone a la gente a comer bien, pues está diciendo mentiras. La evidencia ya muestra que estas campañas educativas son supercostosas, no llegan a toda la población y no son permanentes en el tiempo.

Esto no puede depender de campañas aisladas que lleguen a unos privilegiados, sino que el Estado tiene la obligación de garantizar un entorno protector de la alimentación y nutrición adecuadas que realmente proteja hasta una niña y un niño en Guaviare; una niña, un niño o un adolescente en zona rural, en San Andrés, en Amazonas, y eso solo se logra si tenemos una política pública que nos proteja a todos los colombianos por igual.

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