top of page

La tala de árboles, entre el sí y el no

pulzo.png

Britney Tatiana Vásquez Caro

La tala de árboles ha generado un debate entre quienes la consideran necesaria y aquellos que por el contrario, defienden a toda costa el arbolado de la ciudad.

Image-empty-state.png
Britney Tatiana Vásquez Caro

A la alcaldía de Enrique Peñalosa se le ha criticado bastante el manejo de la tala de árboles, pues en el último año se han cortado más de 34.000 especies en diferentes espacios de la ciudad, generando indignación por parte de la comunidad.

En contra de la tala

Para quienes están en contra, esta problemática no solo afecta a la naturaleza y los recursos, sino también a la comunidad.

“Los árboles liberan oxigeno y absorben dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre, que son altos contaminantes, y ayudan a limpiar el aire que respiramos. Por esta razón, talar los árboles afecta la salud de las personas al respirar partículas que entran al organismo y pueden causar enfermedades pulmonares”, afirma Aylin Caro, Ingeniera Ambiental experta en el tema.
Pero, ¿por qué este tema ha estado en furor en estos últimos meses? En el segundo semestre del año 2018 sobrevinieron varias polémicas por tala de árboles injustificada. El Parque Japón, por ejemplo, sufrió alta perdida de espacio verde, generando indignación entre los vecinos de la zona y, en el primer periodo del presente año, la carrera séptima y la autopista norte han sido las víctimas de este problema ambiental.

Andrés Niño Neuta, estudiante y habitante de Bogotá ha sido testigo de estas afectaciones: “Vivo en Chapinero e ir al Parque Japón a hacer ejercicio es de mis actividades favoritas, sin embargo, ver cuando talaban los árboles y cerraban secciones del parque me indignó en gran medida, y más siendo una tala innecesaria”, comentó Andrés. “Y tras del hecho, soy estudiante de la Javeriana y paso por la séptima cada día. Es deprimente, es cada vez mas gris y el aire que se respira es menos puro y eso afecta a cualquiera”.

Por esta razón los ciudadanos se impacientan frente a este problema. Según la página de la Secretaría Distrital de Ambiente, en el 2017 el número de árboles sembrados y establecidos en el espacio público despuntaba los 17 mil. Entre el 2018 y lo corrido del presente año, este número incrementó bastante; hoy en día tenemos un número de árboles que está por encima de los 28 mil, cifra que se considera una de las mejores de la historia, pero ¿será suficiente?

Según la Organización Mundial de la Salud, el número de árboles per cápita de las ciudades debe ser de tres por ciudadano para gozar de un ambiente saludable. Gustavo Segura, ingeniero forestal y miembro de la Fundación Natura, una ONG de Colombia dedicada a la conservación, uso y manejo de la biodiversidad ambiental en pro del bienestar social, afirma que “en Bogotá el número de árboles per cápita según el Observatorio Ambiental es de 0,38, y aunque es históricamente el mayor valor que reporta, es muy inferior a lo establecido por la OMS”.

La tala es necesaria en ocasiones

Algunas de las talas de árboles son realizadas por firmas de construcciones que buscan urbanizar la ciudad, pues Bogotá es caracterizada por crecer de manera horizontal y no vertical, como muchas ciudades del mundo. Pero aquí es donde está la otra cara de la moneda, aquellos que no están en contra, y esto no quiere decir que estén a favor, sino que defienden y consideran que la tala de árboles es necesaria y justificada en muchas ocasiones.

Según el ingeniero civil Leonardo Carrascal, las constructoras toman medidas, cosa que mucha gente ignora, y por ese motivo se exasperan sin razón. “Para realizar un proyecto, las constructoras deben pedir un permiso a la autoridad ambiental competente, llenando un formulario y completando los documentos para presentar el trámite. Se envía un ingeniero forestal que determina si en el área es viable la tala o no y se le exige a la empresa la compensación de dicha tala, sea con más siembras o con el pago de IVP (Individuos plantados vegetales) para el cuidado y preservación de las especies”, afirma el experto.
El Observatorio Ambiental de Bogotá también exhibe en su portal web el número de metros cuadrados de jardines urbanos, plantados y/o recuperados en Bogotá: hace un año esta cifra era de 20 mil, cuatro mil por debajo del valor de la norma. Sin embargo, hasta el día de hoy, esto aumentó positivamente para la ciudad, pues actualmente el número de jardines urbanos recuperados es de 39 mil, casi 15 mil por encima del valor de la norma.

Y es con estos datos que el Estado se defiende del presente debate y de los ciudadanos ambientalistas enfurecidos por las medidas circunstanciales tomadas en el periodo de gobierno del alcalde Enrique Peñalosa, la alcaldía más criticada por el mal manejo de la preservación de los árboles, según los ciudadanos y diversos medios de comunicación.

“Amo los árboles. Quiero una ciudad bien arborizada. Cuando llegué a la Alcaldía anterior, no había siquiera una entidad encargada de la arborización. Convertí al Jardín Botánico en la entidad a cargo. Hemos sembrado decenas de miles de árboles. Sembraremos decenas de miles más”, dijo Enrique Peñalosa en un artículo de la revista Semana. Además, justificó y respondió a las tantas críticas asegurando que muchos árboles son talados por seguridad ciudadana y otros, porque cumplieron su ciclo de vida. Mientras 10.000 árboles han sido talados durante el mandato de Peñalosa, su administración asegura que al menos 80.000 han sido sembrados.

Como mencionó el alcalde, muchas talas de árboles no se hacen solo por capricho de urbanzación, sino que son necesarias en varias circunstancias, premisa usada por aquellos que buscan defender la tala de árboles en este debate ciudadano.

El concejal Álvaro Acevedo es una de las autoridades que defiende la tala, pues ha afirmado que esta es justificable en ciertos casos. “Es necesaria la tala cuando se amenazan ruinas, cuando hay árboles enfermos. Hay situaciones en que las raíces afectan las carreteras y un árbol caído ha sido causa de muchas muertes. En esos casos es justo talar un árbol. Sin embargo, hacer esta actividad debería compensarse con siete u ocho siembras”, dijo. “Yo les diría a las personas ambientalistas que antes de hacer un juicio de valor hay que investigar por qué se quitó el árbol. No todas las talas son para agredir a los que estamos a favor del ambiente, pero hay razones que lo justifican y es lo que muchos se niegan a entender”.

La tala seguirá con precauciones

Este tema es una polémica que se seguirá presentando entre los bogotanos y continuará debatiéndose por años y, por lo tanto, hay algunos puntos a tener en cuenta, tanto para los que están en contra, como para los que defienden la tala.

La ley exige que cuando se talan árboles se debe realizar la compensación ambiental respectiva, argumento que es un respiro para los ambientalistas; la tala no debería volverse un problema si estos requerimientos se cumplen al pie de la letra.

“Vale mencionar que en algunos casos sí es necesaria la tala. Sin embargo, la ciudad es pionera en gestión de arbolado con una georeferenciacion de árboles en espacio urbano. Aún así es necesario hacer revisiones en la toma de decisiones desde lo político, pues muchos intereses personales pueden estar por encima del bienestar de la comunidad”, dice Gustavo Segura.
Lo que buscan estas declaraciones es invitar al Estado a evaluar detalladamente cada tala para que pueda ser justificada bajo los parámetros de las entidades ambientales con las que cuenta la ciudad de Bogotá. No solo es una invitación al sector gubernamental, los ciudadanos necesitan tener conciencia, tanto de las políticas de talas para no crear algún juicio de valor erróneo, como sobre la importancia del arbolado para la salud ambiental y poblacional.

Aylin Caro hace un llamado a estos sectores: “La legislación existe, la solución es que se aplique correctamente, no puede ser posible que una tala masiva se autorice sin identificar otras alternativas, que aunque sean más costosas o requieran más tiempo, garanticen la protección de los recursos naturales indispensables para todos”, dice la experta en ingeniería ambiental. “Es fundamental la conciencia. Si no entendemos la importancia del recurso forestal, no lo vamos a cuidar ni proteger. ¿Cuando falte el oxígeno es que la humanidad reaccionará? Hay que prevenir y no lamentar. No hay que estar en alerta roja para cuidar el medio ambiente”, añadió.

bottom of page