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Las historias de las pérdidas económicas de las personas durante la pandemia son devastadoras, pero nada más devastador que la pérdida de todos los ahorros de una artista en su pequeño negocio, y más cuando piden ayudas del Gobierno que no siempre llegan, a pesar de hacer parte de uno de esos sectores más mencionados en campaña: la economía naranja o economía de las artes y las industrias creativas, que en 2019 representó cerca del 3 % del PIB colombiano.
Esta economía tiene un potencial enorme. Tan solo el año pasado generó más de 25 billones de pesos entre las artes escénicas, producciones audiovisuales y la industria musical. En el mundo tiene un valor de al menos 4.200 millones de dólares, y en América Latina, es de 200.000 millones de dólares.
Además, en países como Estados Unidos, el aporte a la producción de este sector se ha calculado en 4,5 % del PIB, y en otros países como Finlandia ha llegado a 3,4 % del PIB. Según Notiamérica, en la región, Brasil lideraría el sector naranja, con US$66.870 millones (2,7 % de su PIB); seguido de México, con 55.000 millones de dólares (4,8 % del PIB); Argentina, con 17.000 millones de dólares (3,8 % del PIB); y luego viene Colombia, con 11.000 millones de dólares (3 % del PIB).
Para impulsar el sector este año, el Gobierno ha establecido un presupuesto de 343.236 millones de pesos para el Ministerio de Cultura, con una inversión de 144.558 millones de pesos para el apoyo a las artes. Adicionalmente el Gobierno creó unas medidas para impulsar las inversiones en la economía naranja. La principal fue la apertura de un cupo de 300.000 millones de pesos para que las personas naturales y jurídicas inviertan o donen dinero para financiar proyectos de las industrias creativas, lo que les permitirá deducir 165 % en el impuesto de renta, según el Decreto 697 de 2020. Entre los sectores incluidos en la medida están editoriales, empresas audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, artes escénicas y espectáculos.
Katherine Navarro Campo es una pintora e ilustradora que vive en la ciudad de Cúcuta. Como la mayoría de los artistas, hoy en día mueve su trabajo a través de las redes sociales y de las referencias que sus clientes dan a otras personas por sus obras. Katherine intentó al igual que muchos artistas abrir su tienda de artes en dos ocasiones, la primera vez que lo intentó por motivos económicos tuvo que entregar el local donde estaban ubicados en el barrio La Playa.
Después de ahorrar mucho tiempo, trabajar muy duro y hasta pedir un préstamo por más de $3 millones al banco, Katherine logró abrir nuevamente su tienda de artes Kalu a principios de enero este año, que estuvo menos de tres meses, pero a causa de la pandemia, tuvo que cerrarla a finales marzo, sin saber que sería la última vez que abriría su negocio.
Katherine tuvo una temporada de trabajo muy buena a finales del 2019, con lo cual recaudó los fondos para la apertura de su nueva tienda, contando con otros ahorros que tenía con su esposo y el préstamo que hizo con el banco para rentar el local y acondicionar.
Antes de la pandemia, esta artista generaba más de 1,5 millones de pesos al mes, pero a partir de marzo sus ingresos disminuyeron a cero, porque los proyectos artísticos que tenía se paralizaron e incluso otros se cancelaron. Sumado a eso, los gastos se empezaron a acumular, las facturas no dejaban de llegar y los cobros del banco no cesaban. Debido a esto, tuvo que dar cierre definitivo a su tienda.
En mayo, cuando llegó el día de la madre, pudo lograr volver a generar ingresos para subsanar deudas y aunque no era mucho dinero, fue un gran alivio para ella. Lastimosamente, tras dos meses de no estar generando prácticamente nada, ese dinero se esfumó en segundos en pagos atrasados. A la fecha, no ha pagado ni 50 % de la deuda que adquirió para abrir su galería.
La pandemia no solo dejó a esta mujer con deudas, también puso en espera su sueño de abrir su tienda, y es que en este momento la reactivación económica para el sector artístico va de una forma muy lenta, no porque la gente no aprecie el arte y no lo compre, sino porque el arte no es un producto de primera necesidad y en esta época de escasez las personas solo están comprando lo que necesitan.
Así que, para esta artista, sus planes de dar reapertura a la tienda quedaron ‘en veremos’. Por ahora, sigue promoviendo su trabajo por redes sociales, generando unos ingresos de alrededor de 800.000 pesos durante estos meses, puesto que vende muy poco y los trabajos que hace son de piezas decorativas que pueden costar desde los $10.000, a diferencia de antes que hacía trabajos más grandes como murales por los que cobraba desde un millón de pesos. Pero aún conserva la esperanza de que vuelvan a subir las ganancias.
En el caso de Felipe Romero, un artista plástico, fotógrafo, decorador, maquillista, modelo y profesor de artes, no todo ha sido tan malo, pues Felipe trabaja en el colegio La Salle de Cúcuta. Este ha sido el mejor apoyo económico que ha podido tener, pues como profesor tiene un sueldo fijo de 1,8 millones de pesos, un gran apoyo, pero un número bajo frente a los 4 millones de pesos que lograba.
Antes de que empezara la pandemia, él solía trabajar más que todo como fotógrafo profesional y de eventos, y aunque este último mes le han salido unos trabajos adicionales, no es lo mismo. Para poner un ejemplo, el fin de semana antes del inicio del confinamiento tuvo tres eventos en un solo día, con los que ganó 800.000 pesos, una entrada grande para él.
Francisca Fernández ha sido la representante del gremio de artesanos de Norte de Santander por más de 16 años y en todos sus años de servicio a este gremio, jamás había tenido una situación como la que están viviendo. Cuenta que los artesanos que trabajaban en centros comerciales tenían ingresos al mes de casi 2 millones de pesos y los que trabajaban en los parques de al menos 1,4 millones de pesos, agregándole a esto los eventos que hacían entre todos los artistas para promover sus obras.
Debido a la coyuntura actual, la alcaldía de Cúcuta creó para ellos una feria para artesanos y emprendedores, llamada Feria Virtual Artesanal Cúcuta 2020, en la que los artesanos podían exponer sus trabajos para así ser ofrecidos a públicos no solo en el país, sino en todo el mundo y poder dar a conocer una manera más grande su trabajo.
Pero esto no ha sido beneficioso para muchos, puesto que algunos no saben cómo usar las redes sociales. Para su suerte, desde el mes pasado el parque Santander fue habilitado para que ellos regresaran a vender poco a poco y un lugar en el centro comercial Jardín Plaza, lo que les ha ayudado a reactivar su economía poco a poco.
Por más de que la alcaldía hubiese ayudado al gremio con la creación del sitio web, no fue suficiente. Para ellos era imposible seguir teniendo los mismos ingresos que tenían antes de que todo esto sucediera, ya que cayeron en 99 %, así que tuvieron que recurrir de nuevo a pedir ayuda a la alcaldía de Cúcuta y a la Secretaria de Cultura de Norte de Santander.
La alcaldía provee a los artesanos mercados mensuales desde que inició la pandemia hasta el día de hoy y un bono mensual de 260.000 pesos para cada artesano y artista. Además, el ministerio les dio una ayuda con el programa ‘Comparte lo que somos’, de 1,5 millones de pesos a cada uno de ellos. También se les está ayudando con un pago de 3 millones de pesos a los participantes de programas de apoyo para que los artesanos y artistas enseñen su arte y desarrollen sus proyectos con mentes jóvenes para ir desarrollando una cultura que aprecie más el arte.
La economía naranja tiene una gran valor cultural y económico que lastimosamente en este país, y más que todo en esta región no le sabemos dar. Afortunadamente, existen personas que dan su vida por esta y están haciendo que los jóvenes se sientan más interesados por las artes. Antes se pensaba que con el deporte se podía alejar a los jóvenes de las calles y los vicios, así que ¿por qué no con arte hacer lo mismo?