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  • El repunte de la izquierda en latinoamérica y los escándalos de MinMinas

    Fotografía de Pixabay.com En los últimos años, 27 de los 33 gobiernos que conforman latinoamérica, han dado pasos agigantados hacia lo que hoy conocemos como la izquierda. Los discursos predominantes de sus gobernantes son sobre más igualdad, más democracia y cero corrupción. Aunque la gran mayoría de los votantes optó por un gobierno de izquierda, por considerarlo uno de los más igualitarios, no se puede olvidar que 'en la puerta del horno se queme el pan'. En Colombia, por ejemplo, uno de los cargos públicos más criticados del nuevo gobierno del progresista Gustavo Petro es el Ministerio de Minas y Energías, en cabeza de Irene Vélez. Las amenazas de una moción de censura en contra de Vélez hacen que se ponga en entredicho uno de los gobiernos de izquierda más aclamados por el pueblo. Este es el cuesta abajo y cuesta arriba de Ruta 45.

  • 50 años ComSabana: un recorrido histórico

    Foto: Comsabana La Facultad de Comunicación de La Universidad de La Sabana cumple 50 años. Todo empezó en una casa en arriendo del barrio Quinta Camacho en la localidad de Chapinero en 1971, donde el Instituto Nacional Superior de Educación (INSE), hoy Universidad de La Sabana, buscaba abrir su primera carrera profesional. Ante la necesidad de crear una escuela de periodismo con sentido ético, se tomó la decisión de abrir la carrera de Comunicación. Desde entonces, la facultad se ha mantenido como referente en el país . Pese a las dificultades y contratiempos, como la inundación de la universidad del 2011, la Facultad de Comunicación sigue en pie con mil seiscientos estudiantes y tres programas de pregrado: Comunicación Social y Periodismo, Comunicación Audiovisual y Multimedios y Comunicación Corporativa. En Ruta 45 le rendimos homenaje a nuestra facultad con esta crónica. ¡Felices 50 años Comsabana!

  • Embarazo adolescente: ¿un obstáculo en el proyecto de vida?

    Luego de comparar los trimestres segundo segundo y tercero de 2020 con los del 2021, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dio a conocer que el embarazo en menores de 14 años creció en un 31,5%. A diario, un promedio de tres niñas entre los 10 y los 14 años dieron a luz diariamente durante el 2021. Según el director del DANE, Juan Daniel Oviedo, este aumento en la cifra de embarazo puede obedecer a un incremento de los abusos sexuales. Por eso en el Sonar, de Ruta 45, investigamos sobre cómo un embarazo a tan corta edad puede acarrear consecuencias negativas tanto en la salud mental de una menor como en su salud física.

  • La ley 1182 ratifica el Acuerdo de Escazú

    El Tratado de Escazú “es un acuerdo regional que complementa y fortalece las leyes nacionales ambientales, en áreas de defensa de la vida y los derechos humanos de los defensores ambientales”, según el documento del Programa de Investigación de Política Exterior Colombiana. Para poder cumplir con este acuerdo es importante generar acceso a la información medioambiental, a la caracterización de esta información y ponerla a disposición de todas las personas. Pero, ¿es importante que Colombia ratifique el Acuerdo de Escazú? Escuche los pros y contras de esta decisión en la siguiente nota de opinión, en Ruta 45.

  • Lula: el triunfo de la izquierda moderada

    Más allá de unirse a la ola que avanza por América Latina, la victoria de Lula en Brasil significa un refuerzo para la defensa de la democracia en la región, amenazada por líderes populistas que no respetan sus valores. “Usted ha mentido 6.498 veces”, acusó Lula a Bolsonaro. “Usted es un mentiroso y bandido”, le respondió su rival. Lo hicieron ante millones de televidentes en el último debate antes del balotaje del domingo 30 de octubre. El clima de acusaciones e insultos dominó gran parte de la campaña presidencial en Brasil. Y sus ecos siguen resonando después del triunfo del candidato de izquierda ante el actual mandatario. La violencia verbal, un terreno en el que se siente cómodo el exmilitar Jair Messias Bolsonaro y que aceptó pisar el exsindicalista Luis Inacio Lula Da Silva, ocultó finalmente el verdadero debate de esta contienda: cuánto importa hoy preservar los valores democráticos en Brasil. ¡La democracia está de vuelta!”, proclamó Lula al celebrar su apretadísima victoria electoral, que a los 77 años lo llevó por tercera vez a la presidencia. Fue la estocada final contra su archirrival, cuyos modos autoritarios —y su amenazante alianza con las fuerzas armadas— hicieron temer a muchos por la salud democrática del gigante sudamericano. Un temor que, al cierre de este artículo, no se había disipado del todo. “En el proceso electoral brasileño prevaleció la democracia y la voz de la soberanía popular”, evaluó para CONNECTAS la coordinadora de la misión de Observación Electoral de Brasil Ana Claudia Santano. Para ella, “no hay evidencias de que el sistema electrónico de votación no cuente con integridad”, como habían insinuado desde el bolsonarismo antes de la votación y aseguraron algunos seguidores de Bolsonaro que salieron a las calles a protestar por el resultado. “Fui tildado de antidemocrático, pero siempre jugué dentro de la causa de la Constitución”, aseguró por fin el propio Bolsonaro en sus primeras palabras tras la elección, las que pronunció recién dos días después de conocidos los resultados. En ese breve discurso no reconoció la derrota ni mencionó a Lula, el veterano político que abraza los valores de la democracia en una región en la que varios de sus pares giran peligrosamente, o ya se instalaron, en los extremos de la autocracia. Tanto presidentes demócratas como los autoritarios saludaron la resurrección del líder del Partido de los Trabajadores, que llegó a estar 580 días en prisión durante el mandato de Bolsonaro. La mayoría lo hizo desde la izquierda política o “progresista”, como prefieren llamar muchos a esta nueva ola de mandatarios latinoamericanos que no provienen del liberalismo, como Alberto Fernández (Argentina), Gabriel Boric (Chile), Andrés Manuel López Obrador (México) y Gustavo Petro (Colombia). Ellos gobiernan las cinco principales economías de América Latina, por primera vez simultáneamente en manos de líderes de izquierda. Los cinco representan la versión democrática de una tendencia que tiene su contraparte autoritaria en Nicaragua, Cuba y Venezuela. Sus presidentes (Daniel Ortega, Miguel Díaz Canel y Nicolás Maduro, respectivamente) también celebraron al ganador de las elecciones brasileñas. La “mancha roja”, como llamó el mandatario derechista uruguayo Luis Lacalle Pou a este giro a la izquierda en la región, incluye también a los gobiernos de Perú, Bolivia, Honduras y República Dominicana. Pero no se trata de un rojo uniforme, porque bien sabemos que entre estos líderes hay visibles diferencias. A este dispar escenario izquierdista llegará ahora Lula, convertido en el señor mayor que llega a poner orden en la casa que algunos han alborotado. Hombre caracterizado por su pragmatismo, ya dio señales de que dialogará con todos: así como habló por teléfono con Díaz Canel y Maduro, también lo hizo con el presidente estadounidense Joe Biden. Al analizar este comportamiento, el politólogo brasilero Marco Bastos dice que “como jefe de Estado no elige a sus interlocutores, sino que se sienta a negociar y buscar soluciones comunes para los latinoamericanos con los gobiernos, sean de derecha o de izquierda”. Recuerda que desde la derecha también felicitaron el triunfo electoral de Lula Guillermo Lasso (Ecuador), el mencionado Lacalle Pou y el ex mandatario argentino Mauricio Macri. Ellos no ignoran que el próximo presidente de Brasil para ganar “tuvo que conquistar a un votante centrista pero conservador”, dice Bastos. Por lo que no será tan fácil para él mostrarse, como hizo Petro, tan cercano a Maduro hablando de una mayor integración política y económica. Más allá de la victoria de Lula, en el escenario internacional Bolsonaro quedó como el “malo de la película” y solo parece quedarle el apoyo de su clon estadounidense, Donald Trump. Sin embargo, como destaca Scott Morgenstern —director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh—, “el 49% de votos que recibió Bolsonaro no significa que el pueblo brasileño haya rechazado el populismo. Tal vez sí ha contenido su avance, al menos por ahora”. Es que los resultados de la elección confirmaron lo que se preveía: Brasil está partido a la mitad. Y a diferencia de sus dos primeros mandatos, Lula deberá gobernar en un contexto muy diferente y adverso. Internamente, con un Congreso dominado por el conservadurismo y con el bolsonarismo como minoría más fuerte. Además, su partido sólo controlará 10 de las 27 gobernaciones del país. Y en el flanco externo, deberá lidiar con una recesión mundial en medio de las bombas rusas que estallan en Ucrania y sin la demanda de materias primas chinas que durante su primer período generó un boom económico que sacó a millones de brasileños de la pobreza. “No va a ser un gobierno fácil”, admite Desiree Salgado, académica de la Universidad de Paraná (Brasil) que fue candidata a senadora en estas elecciones por el Partido Democrático de los Trabajadores (PDT). “Va a haber mucha resistencia y mucho que recuperar tras cuatro años de destrucción de las instituciones, de la confianza y del campo democrático”, agrega. Para Salgado, a quien derrotó en las urnas nada menos que Sergio Moro (el juez que envió a prisión a Lula por el caso Lava Jato y luego terminó como ministro de justicia de Bolsonaro), el nuevo presidente influirá en América Latina en la “construcción colectiva de soluciones con una amplia coalición en el campo democrático”. Esto implica “un realineamiento de la posición de Brasil en instituciones como la Celac y la Unasur”, que fueron ninguneadas por Bolsonaro. Sin embargo, para Bastos los países de la zona tienen poco para ofrecer a Lula en términos económicos: “Brasil siempre tuvo la autoimagen de ser un país líder en América del Sur, como un hermano mayor por su tamaño. Pero más allá de armar un bloque político, no veo que se pueda hacer mucho dada la situación económica complicada que tienen los países de América Latina”. Bastos cree que Lula sí puede aprovechar a sus aliados latinoamericanos en lo que llama “diplomacia climática”. Como destacó en su discurso triunfal del 30 de octubre, el mundo necesita “una Amazonía viva”, un mensaje sintonizado con la agenda ambiental que ya plantearon Petro y Boric. “Lula puede participar con ellos del debate climático global desde el sur, desde América Latina, planteando el tema de financiación de políticas de cambio climático”. Y por sobre todo esto, el hombre que volverá al Palacio de Planalto puede erigirse en un abanderado de la democracia en momentos en que los valores republicanos están siendo cuestionados, y no solo en nuestra región. Más que un izquierdista clásico, el líder del PT es un socialdemócrata que gracias a la popularidad mundial que alcanzó durante sus dos primeros gobiernos sigue teniendo influencia contra los autoritarismos. Y así como no dudó en cuestionar durante su campaña los métodos de Daniel Ortega en Nicaragua, puede ahora servir como el mejor antídoto contra otros populismos de signo diferente, como el de Nayib Bukele en El Salvador. “Es fácil entender que los votantes no estén interesados en abstracciones como la democracia. Quieren una vida mejor, con estabilidad y oportunidades”, reconoce Morgenstern. Para este experto, la elección de Lula en Brasil implica ante todo un respaldo a los valores democráticos: “La democracia es algo que debemos valorar porque las alternativas, ya sea el populismo o el autoritarismo, son peligrosos para cualquier sistema”. Cada semana, la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS publica análisis sobre hechos de coyuntura de las Américas. Si le interesa leer más información como esta puede ingresar aquí. Este contenido se publica en alianza con Unisabana Medios.

  • Drogas, ¿hacia el fin de la prohibición?

    El gobierno de Joe Biden, con su indulto federal a los consumidores de marihuana, abre las perspectivas de una nueva mirada integral al problema. Para los expertos, llegó el momento de cambiar el rumbo de una guerra perdida. Por: Leonardo Oliva, miembro de la mesa editorial de CONNECTAS En la ciudad de Washington, un ciudadano puede comprar marihuana legal en una de las tantas tiendas habilitadas para tal fin. Pero si esa persona decide fumarla en un espacio público federal, como el monumento a Lincoln, puede ir a la cárcel. Eso revela la confusión en torno al cannabis en Estados Unidos, donde las leyes locales en varios estados contradicen la prohibición que rige a nivel federal en el país. Pues bien, el presidente Joe Biden acaba de dar un primer paso para superar esas incongruencias: el 6 de octubre indultó a más de 6.000 presos federales por posesión de marihuana. Al mismo tiempo, llamó a las autoridades estatales a repensar las penas asociadas a esta droga. Muchos vieron en este gesto del mandatario una señal a favor de la despenalización de la marihuana, en un país donde 19 de los 50 estados ya han regulado el uso recreativo del cannabis y 37 su uso medicinal. En el año en que cumple medio siglo la llamada Guerra contra las Drogas, iniciada por el presidente republicano Richard Nixon en 1972, el demócrata Biden parece decidido a terminar, al menos, con la prohibición de una droga “blanda” como la marihuana. Después de décadas de malgastar enormes cantidades de dinero en operaciones militares y de erradicación de cultivos, nadie duda de que esa “guerra” fracasó: la producción y la disponibilidad de drogas ilegales es mayor que nunca. Además, desde América Latina, de dónde provienen la cocaína y otras sustancias que consumen los estadounidenses, hay cada vez más voces que reclaman un cambio de estrategia. Hasta hace poco, los presidentes se pronunciaban contra esta guerra recién cuando dejaban el poder. Ahora se atreven a plantear el debate desde el gobierno. Primero lo hizo el presidente de Perú, Pedro Castillo, pero quien más ruido hizo con su reclamo público fue el colombiano Gustavo Petro: “Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas”. Lo dijo a fines de septiembre, nada menos que ante la Asamblea General de la ONU. Los datos no desmienten a Petro, como tampoco a quienes le reclaman mayores gestos a Biden. El consumo de drogas en el mundo aumentó 26% en la última década, según el Informe Mundial sobre las Drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Y la venta de cocaína llegó a su pico en 2020, en plena pandemia. Colombia, el mayor productor de esta droga, también es el país que hace más incautaciones, con el 41% de los estupefacientes decomisados en el mundo. Le sigue, justamente, Estados Unidos con el 11%. En este contexto, la administración Biden ha empezado a girar el foco hacia la lucha contra el fentanilo, una droga sintética muy letal que ha generado una verdadera epidemia: más de 100.000 personas murieron por sobredosis de ese y otros opioides en 2021, lo que lo convierte en el año más mortífero registrado en este aspecto. Pero muchos se preguntan si el presidente, más allá del gesto hacia los poseedores de pequeñas cantidades de marihuana, está dispuesto a modificar la tradicional visión punitiva contra las drogas. Y, sobre todo, a incentivar una política que privilegie la mirada sanitaria en lugar de la criminal. La tendencia ha llegado a tal punto que en un reciente editorial The Economist, el medio conservador británico, afirmó que Biden está siendo “muy tímido” y le reclamó directamente legalizar la cocaína para acabar con el narcotráfico y la violencia asociada a él. Otras voces más progresistas en Estados Unidos van en el mismo sentido. “No creo que el presidente esté interesado en una salida radical de la guerra contra las drogas”, le dijo a CONNECTAS Maritza Pérez, directora de la Oficina de Asuntos Nacionales de la Drug Policy Alliance. “La guerra contra las drogas y la prohibición solo crean comunidades inseguras y un suministro de drogas ilícitas. Debemos despenalizar las drogas y tratarlas como un problema de salud pública”, reclamó Pérez, a quien el discurso de Petro en la ONU le pareció “fantástico”. Una posición más moderada tiene otro experto norteamericano consultado. John Walsh, director de Política de Drogas de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), prefiere mirar antes el contexto electoral. Dice que los comicios de medio término de noviembre marcarán hasta dónde puede llegar Biden. “Si los republicanos mantienen el control del Senado, le van a hacer más difícil avanzar en alguna de las reformas de drogas”, asegura. Walsh le reconoce al presidente haber implementado una política más sanitaria que punitiva (por primera vez el “zar antidrogas” es un médico). Pero para él, solo es un “pequeño paso” que requiere las “inversiones necesarias para respaldar una gama más amplia de servicios de reducción de riesgos, como por ejemplo sitios de inyección supervisados”. Está claro que hay un consenso en que la prohibición de las drogas no ha dado resultados. Y en América Latina ese fracaso es aún más visible. Nuestra región, la principal productora de cocaína y marihuana en el mundo, está jaqueada por un narcotráfico cada vez más poderoso y violento. México es el epicentro de esta problemática, aunque no es el único país afectado, como lo demostró la reciente visita a Colombia de Anthony Blinken, secretario de Estado de Biden, quien habló con Petro de esta problemática. Para María Alejandra Vélez, directora del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de Los Andes, “el enfoque de salud pública que se está tomando en Estados Unidos también va a tener repercusiones en Colombia y el resto de Latinoamérica”. Sin embargo, coincide en que “es inexistente” la posibilidad de legalizar la cocaína. “Es lo único que realmente permitiría disminuir los niveles de violencia y del mercado ilegal que tenemos. En eso todavía estamos en un enfoque más clásico, el que sigue pretendiendo reducir la oferta”. La propia ONU clama por cambiar la estrategia. Su comité de expertos en derechos humanos hizo un contundente llamado a promover políticas que protejan los derechos de quienes terminan penalizados por esta guerra fallida que privilegia la prohibición: los afroamericanos en Estados Unidos y las mujeres en América Latina, entre otras minorías. “La guerra contra las drogas socava la salud y el bienestar social y malgasta los recursos públicos, al tiempo que no logra erradicar la demanda y el mercado de drogas ilegales”, dice el documento. En el mismo sentido opina Yesid Reyes, exministro de Justicia de Colombia. “Si se toma literalmente el propósito de conseguir un mundo libre de drogas, el balance es que no se ha conseguido”. Reyes, actual director del departamento de Derecho Penal de la Universidad Externado, en Bogotá, coincide en que la mejor estrategia contras las drogas es “priorizar un enfoque de salud en relación con los consumidores; avanzar en la utilización del cannabis con fines médicos y científicos; y afianzar el programa de sustitución de cultivos de uso ilícito”. A 50 años de que Nixon declaró que el “enemigo número uno” de Estados Unidos era “el abuso de drogas” y lanzó una “ofensiva mundial para lidiar con los problemas de las fuentes de oferta”, la guerra claramente está perdida. Como dice Reyes, “en el mundo hay cada vez más drogas de uso ilícito, más consumidores y personas dedicadas a producirlas y distribuirlas en entornos delictivos”. También hay más personas en las cárceles por posesión de drogas casi inofensivas (en materia de salud) o por microtráfico, mientras los grandes carteles del narco siguen ahí afuera. Y lo que es más grave, crece sin cesar la violencia asociada a la venta de estas sustancias y las muertes por su consumo. Ante este oscuro escenario se necesitan decisiones políticas urgentes que permitan no solo erradicar las drogas del planeta, sino minimizar sus riesgos sanitarios. Si eso implica regularlas y hasta legalizarlas, pues hay que debatirlo. Tal como pidió Petro y como parece haberlo escuchado Biden. Cada semana, la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS publica análisis sobre hechos de coyuntura de las Américas. Si le interesa leer más información como esta puede ingresar aquí. Este contenido se publica en alianza con Unisabana Medios.

  • Zelenski, un fenómeno mediático en medio de la guerra

    Expertos de la comunicación, la psicología, el periodismo y las relaciones internacionales analizan la estrategia de comunicación política del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Por: Allison Melissa Gil Cardona, Valentina Montero Triviño y Mariana Restrepo Pineda, estudiantes de Ciencias Políticas.

  • Literatura y Paz, encaminados hacia el mismo objetivo

    Imagen: Julián Pachón La paz y la literatura se han enmarcado durante la historia en una lucha constante frente a los problemas sociales que impactan el mundo, y mucho más cuando la guerra ha estado de por medio. En estos perfiles sonoros de Ruta 45 les contamos cómo Alés Bialiatski y Annie Ernaux, nuevos premios Nobel de Paz y Literatura, respectivamente, han aportado su grano de arena para erradicar esa lucha de poder que por siglos ha consumido al planeta.

  • La verdad no declarada

    El general Mario Montoya tuvo que declarar en el caso 03 de la JEP, que investiga las implicaciones de miembros del estado en ejecuciones extrajudiciales, los mal llamados “Falsos Positivos”. Sin embargo, sus declaraciones cayeron como un balde de agua fría a las familias de las víctimas, y supuso un retroceso en la búsqueda de la verdad sobre uno de los acontecimientos más escabrosos de la historia de Colombia. Este es el En Contra Vía de Ruta 45

  • El alcalde de Sabaneta, Antioquía, está en ascenso, mientras el gobierno iraní decae ante el mundo

    Santiago Montoya, alcalde de Sabaneta, va cuesta arriba tras regañar a los funcionarios del Hospital Venancio Diaz Diaz por el mal uso de los recursos públicos, desperdiciar materiales, no facturar servicios y un sinfín de irregularidades. Por su parte, el gobierno iraní va cuesta abajo tras el asesinato de Mahsa Amini a causa de la golpiza que le propinó la policia moral, quienes se disculparon justificando que la jovén murió a causa de una enfermedad cerebral desarrollada en su infancia. En Ruta 45, puedes escuchar toda la información de los personajes que suben y bajan en popularidad.

Escucha aquí los podcast de Conexión Sabana 360 

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