Cabalgando con la muerte, 1988
María Emanuella De Luca Cabrera
Imafen tomada de Galerie Bruno Bischofberger - Wikimedia Commons
Dedicado a Jean-Michel Basquiat
Al ingresar, al Loft en Great Jones, notas que algo anda mal. Los tres ventanales de diferente forma nublan tu vista y te impiden reconocer lo que sucede; no obstante, una mezcla de drogas, adrenalina y muerte empieza a recorrer el cuerpo con velocidad. Sabes que después de tantos intentos ha fallado.
Un tiempo más tarde observas el lugar con claridad. No hay nada fuera de su sitio, excepto por un delgado cuerpo tirado en el suelo y rastros de cocaína alrededor Recorres con tu mirada a su rostro, su tez oscura y su peinado tan, pero tan extraño que te hace preguntarte: ¿Por qué?
Frente a ti yace no solo el joven que marcó un antes y un después en el arte. El creador de las más peculiares obras tanto en solitario como también de la mano de grandes figuras como Andy Warhol. Era aquel hombre inconformista, que luchaba con fervor contra una sociedad opresiva y racista, también un adolescente que, con 15 años, logró entrar a la escuela de arte para jóvenes superdotados y que posteriormente fue expulsado por tirarle un cubo de crema de afeitar al director.
Mientras estás inmerso en él, esqueletos, calaveras y hasta dinosaurios comienzan a emerger, se funden junto a las salpicaduras de color, componiendo así la mayor obra de arte. Es probablemente lo único con vida que queda. Todos fueron convocados y ahora contemplan, en silencio, el fin de su creador.