La foto anhelada
Sara Natalia Sánchez Rodríguez
Con la cabeza hacia abajo, los sombreros sobre nuestros rostros y caminando muy de prisa, mi madre y yo nos encontrábamos entre la muchedumbre que rodeaba la Fontana de Trevi, pues acababa de provocar una irrisoria situación al tomarme una foto en una de las fuentes más bonitas del mundo.
Aquel día de verano hacía mucho calor. Mi madre se sentía irritada y quería que fuéramos a un lugar con menos personas; sin embargo, como yo anhelaba tomarme una foto en el monumento de mis sueños, nos acercamos y subí al borde de la fuente. A los pocos minutos, escuchamos el silbato de un policía y percibimos la mirada de toda la gente. De inmediato bajé de aquel borde y el policía se acercó a reprendernos. Casi no le entendíamos, porque solo hablaba en italiano; no obstante, comprendimos sus palabras cuando nos dijo: “trescientos cincuenta euros”. Al final, abochornadas, nos disculpamos y nos alejamos.