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Cúcuta: entre covid-19, contaminación y olvido

Daniela Bayona, Comunicación Social y Periodismo

A finales del mes de marzo, la capital nortesantandereana se vio cubierta por una capa de humo producida por incendios en la zona de El Catatumbo, la producción industrial y la quema de basuras en el vecino país, Venezuela.

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Foto: Julián Ándres Bayona

El 22 de marzo de 2020, el área metropolitana de Cúcuta despertó casi asfixiada por la contaminación ambiental, un problema que afecta directamente la salud de los habitantes del municipio y aumenta la preocupación por la llegada de la pandemia de la covid-19, pues en Norte de Santander se han registrado 60 casos confirmados, de acuerdo con el Ministerio de Salud. El estado de bienestar de estas personas y de las que eventualmente se contagiarán puede llegar a agravarse por la polución del aire, si las autoridades no actúan de manera oportuna y contundente.

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Tras este hecho, el 31 de marzo la Corporación autónoma regional de la Frontera Nororiental (Corponor) expidió la Resolución 205, la cual contempla la suspensión temporal de las actividades industriales generadoras de emisiones atmosféricas en la región, como la industria coquizadora del carbón, la industria transformadora de arcilla, la industria productora de cemento, entre otras, para mejorar las condiciones del aire en el área metropolitana.

 

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también intervino para liderar una comisión entre las autoridades regionales colombianas, la Alcaldía de Cúcuta y la Gobernación de Norte de Santander, y la Secretaría de Gobierno del Estado Táchira, en Venezuela; para mitigar el daño ambiental causado por la polución. Sin embargo, el diálogo se centró principalmente en la quema de basuras en Ureña (Venezuela) y se analizó trabajar en cooperación internacional en la zona fronteriza.

 

No obstante, la Mesa de Trabajo de Medio Ambiente afirma que las acciones e hipótesis de Corponor no tienen la profundidad necesaria para explicar el fenómeno ambiental y su posible solución, razón por la cual los ambientalistas decidieron realizar el "Comunicado Técnico Ambiental de Calidad del Aire No. 001: Contaminación atípica del Aire en Norte de Santander". Este documento pretende informar los Índices de Calidad del Aire (ICA) en Cúcuta y su área metropolitana para poder analizar las circunstancias y las alternativas de la crisis ambiental que padecen los ciudadanos nortesantandereanos.

 

Del mismo modo, la Mesa de Trabajo de Medio Ambiente propuso que, para remediar el daño ambiental, se deben desarrollar mayores capacidades y habilidades de monitoreo a nivel local y hacer cumplir con la Resolución 2254 de 2017 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que busca adicionar más estaciones de monitoreo de PM2.5, CO, SO2, NO2 y O3 y realizar un trabajo coordinado con del SINA Nacional, Departamental y Municipal.

 

Según esta resolución, los índices de PM10, es decir, de partículas de polvo, cenizas, polen u otros elementos dispersos en la atmósfera; deben ser inferiores a 154 µg/m3 para asegurar que el estado de calidad del aire sea aceptable y, por tanto, que no sea dañino para el ser humano.

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Cuando se encendió la alerta por cuenta del deterioro de la calidad del aire en Cúcuta, estos índices alcanzaban 253,9 µg/m3 en barrios como El Salado, según el informe de Calidad de Aire de la Subdirección de Medición y Análisis Ambiental de Corponor, correspondiente al 1 de abril. Así, superó en ese punto el índice aceptable, por 99 µg/m3, según los rangos establecidos por la Resolución 2254 de 2017.

 

Tras las propuestas de los ambientalistas y la aplicación de medidas por parte de las autoridades competentes, el último reporte, emitido este 22 de abril por Corponor, con cifras correspondientes a la calidad del aire el 20 de abril, da buenas noticias: el resultado de concentración de material particulado varió favorablemente en los tres puntos de monitoreo.

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Con estos avances, la calidad del aire cumple con el límite permisible para ser catalogada como ‘buena’, de acuerdo con la Resolución, lo cual es un alivio. Sin embargo, a la ciudadanía le preocupa que, de no atender contundentemente los problemas de minería ilegal, las quemas indiscriminadas, la deforestación, los incendios en la zona de El Catatumbo y en territorio venezolano; la calidad del aire vuelva a entrar en estado de alerta.

 

Por ello, el procurador Fernando Carrillo pidió al Gobierno Nacional declarar emergencia ambiental para activar los mecanismos e instrumentos internacionales que correspondan dado que la contaminación “desborda los límites de competencias de las autoridades locales de Norte de Santander”. Así lo expresó Carrillo en la carta dirigida a Ricardo Lozano, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y Claudia Blum, canciller de la Nación, debido a la situación coyuntural de salud por la covid-19, pues aumenta los riesgos de la población nortesantandereana  y requiere mayor demanda en los servicios de salud.

 

En el mismo sentido, el médico especialista Ramiro Luna manifiesta la preocupación de quienes pertenecen al área de la salud por la propagación del coronavirus en el departamento y manifiesta que “la contaminación es un agravante de alta consideración”, ya que las afecciones del virus se dan a través del intercambio gaseoso, lo cual indica que la contaminación es un factor que aumenta el riesgo de que los pacientes que pueden contraer covid-19 deban acudir a atención médica en hospitales y clínicas, al no estar frente a condiciones del aire idóneas, pese a encontrarse en sus casas. Así lo confirmó Marceja Jaimes, habitante de Cúcuta, quien, tras dar positivo para covid-19, percibía el olor a humo desde su casa, donde cumplía el aislamiento. Esto le produjo ardor en los ojos y un malestar adicional al que suponen los síntomas por la enfermedad.

 

De manera particular, al médico Luna le preocupa que Colombia no esté preparada para atender la emergencia, como sucedió en países como Italia y España, los cuales, a pesar de no haber tenido la infraestructura para atender a toda su población contagiada oportunamente, posee una estructura más robusta que la colombiana. Por ello, el médico hace un llamado a las autoridades a que regulen y controlen la emergencia ambiental con medidas severas y eficientes para prevenir una crisis mayor en la región con un trabajo binacional.

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