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Héctor Feliciano

Por Maria Mercedes Rojas, Isabella Jiménez Morón, Alejandra Leal Malagón y Gabriela Bautista.

Filadelfia, EE.UU. | Periodista y escritor

Lea también:

Fotografía por Laura Ochoa.

Es licenciado en Historia por la Universidad de Brandeis, cuenta con una maestría de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y un diplomado doctoral en Literatura de la Universidad de París. 


La investigación de Feliciano frente a las obras de arte saqueadas por los nazis durante el Tercer Reich en París culminó en la publicación de El Museo desaparecido, libro que le otorgó la beca National Arts Journalism Fellowship Program por parte de la Universidad de Columbia, donde organizó el primer simposio sobre la propiedad cultural y el patrimonio en 1999. 


Fue miembro del Comité de expertos de la Comisión Presidencial de Bienes del Holocausto en los Estados Unidos.


Nos contó:


Sobre Iberoamérica...


· Pienso que es una realidad muy importante, una que merece que la que la narremos y, además, porque narrándola nos narramos a nosotros. Es decir, cuando uno va narrando y habla de algo, en realidad estamos hablando de nosotros y uno necesita un relato para vivir.


· Uno requiere una historia para existir, para saber que vivo hasta mañana o que quiero vivir hasta mañana. Se tiene que saber que tengo un relato, qué es lo que va a pasar en mi relato mañana.


Sobre la influencia de la lectura, la escritura y la literatura en la vida...


· Sus efectos se notan muchísimo, porque accedemos a ellas todos los días y es lo que probablemente, a mí, me estructura más de lo que es la realidad. A mí me estructura la lectura o la escritura del mismo modo que me estructura mirarme por las mañanas y lavarme los dientes y la cara.


· Realmente, es como algo que uno necesita después de cierto tiempo que lo vas haciendo todos los días. Porque es narrarse a sí mismo. Es como si fuera un boomerang que se tira y vuelve.

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Héctor Feliciano en diálogo con la cronista Leila Guerriero. Fotografía por Laura Ochoa.

Sobre la relevancia del libro...


· Es un refugio, porque realmente es una especie de gruta personal. Es lo que existía antes del Internet. Lo que pasa es que la diferencia es que lo que ahora tú ves en el Internet antes lo veías en tu mente y lo hacías tú mismo en tu mente. Era hacia adentro. Es un lugar de protección, de refugio, de abrigo donde vienes a descansar y donde vienes a imaginarte cosas.


· De pequeñito, a mí me gustaba que me contaran historias. Pero también la razón por la que leo probablemente surge de una necesidad de saber:  saber que tengo un relato, que tengo algo que es un antes y un después.

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