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El tiempo lo da todo

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Simón Betancur Valencia, Comunicación Social y Periodismo

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'Vilas' es un documental sobre la carrera del tenista argentino Guillermo Vilas, en el que se demuestra y recuerda que reescribir la historia no es imposible.

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Foto:
Vilas

Todo deporte tiene nombres legendarios, de esos que rutilan y que nadie cuestiona. El argentino Guillermo Vilas es uno de esos para el tenis, es un todotiempo, un personaje que jamás será intempestivo en cuanto a la grandeza en este deporte se refiere.


Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada es una película documental que narra paralelamente la exitosa carrera del argentino y una increíble e injusta lucha que ha tenido que mantener desde su actividad como tenista: no ser reconocido como el número uno del mundo por la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales). Han pasado veintiocho años desde su retiro y aún posee el récord de mayor cantidad de títulos ganados (16 títulos) en una sola temporada (1977). Ganó 50 partidos consecutivos, 4 Grand Slams y 62 torneos ATP. Indudablemente, es el tenista latinoamericano más exitoso de la historia… ¿qué más necesitaba para ser reconocido como número uno del mundo?


La historia de Willy, como es conocido en el mundo del tenis, se cruza cuarenta años más tarde con su compatriota y ángel en la tierra: el periodista e investigador especializado en tenis, Eduardo Puppo. Durante su carrera, su retiro y hasta el día de hoy, los fanáticos del tenis se preguntaron y aún se preguntan por qué Vilas nunca fue reconocido como el número uno, pero nadie tenía pruebas contundentes ni el tiempo para demostrarlo, todo quedaba en el supuesto.


Puppo, en un acto de solidaridad y de justicia, decide probarle a la ATP que sus ránkings estaban equivocados y en su momento debieron concederle al tenista argentino la primera posición en las listas. A este estudio le invirtió doce años de su vida familiar y profesional para estudiar cada detalle de la vida deportiva de Vilas, emprender una lucha por una causa que no sabía si sería fructuosa, que ni siquiera era suya y por alguien que apenas admiraba desde la televisión. Junto a su esposa y un programador informático rumano, recopiló todas las estadísticas entre agosto de 1973 y fines de 1978 (22.545 partidos de 542 torneos). Al final, el amor por el tenis permitió que sus caminos se juntaran y formaran una linda amistad.


La pieza del director argentino Matías Gueilburt, quien se ha destacado por dirigir y realizar otras piezas documentales también biográficas como Fontanarrosa. Vida, Pasión y Humor (2008), El Escape de Hitler (2011), Francisco: El Jesuita (2015), El Che (2017), entre otros, hila la historia con la propia narración de Vilas a través de miles de hojas de diarios personales y de 46 casetes de audio que nunca fueron escuchados y que él mismo escribió y grabó entre 1973 y 1979, el mejor momento de su carrera.


Con seguridad, el nombre de Vilas no necesita mucho para atraer a otras leyendas del tenis. Los testimonios de Björn Borg, extenista sueco once veces campeón de Grand Slam, rival directo e íntimo amigo del argentino, aparecen en este homenaje en vida para seguir demostrando la grandeza del nacido en Mar del Plata; acompañados también por fragmentos de otros número uno como Roger Federer, Rafael Nadal, Rod Laver, Boris Becker, entre demás opiniones de periodistas de grandes periódicos y allegados.


La voz de Vilas cuenta toda su historia y su progreso en el deporte blanco mientras transita de fondo el rock de El Flaco Spinetta y Jimi Hendrix, entre otros legendarios de la época de los setenta, además de la formación de una nueva filosofía de vida a través del filósofo indio Jiddu Krishnamurti. Las imágenes de archivo son bellísimas, le recuerda al amante del tenis que antes del estilo dominante, veloz y agresivo del Big Three (Federer, Nadal, Djoković) y los tenistas contempóraneos, hubo una época donde el juego dependía más de la inspiración y el talento que de la preparación atlética; se jugaba de pantalones muy cortos, manillas y pulseras en vez de relojes, de Converse y con unas cabelleras rockstar totalmente envidiables.


A los que no son amantes del tenis, la historia es conmovedora de principio a fin, es emocionante ver cómo una disputa por un reconocimiento formó una amistad tan sincera e incondicional. El extenista argentino que vislumbró y enamoró con su juego, informó este año que sufre de alzhéimer y por eso, un par de años atrás, Puppo recibió todos sus recuerdos relacionados con el tenis (cuadernos, casetes, raquetas, trofeos, ropa) y se convirtió en su baúl de recuerdos.


El producto como tal, y el mismo tenista enseñan que en la vida hay que aventurarse por las pasiones, independientemente de cuáles sean. En este caso es un deporte que requiere de sacrificio, esfuerzo y mucha dedicación, como todo en esta vida. Muchos dirán que reclamar un reconocimiento después de tanto tiempo no vale la pena, pero termina siendo totalmente comprensible. En el mismo documental se menciona que no es lo mismo ir en un taxi y decirle al taxista que alguna vez ganaste un Grand Slam a decirle que algún día fuiste el número uno… no hay comparación, más aún cuando tanto se trabajó y se sacrificó para conseguirlo.


A veces pareciera que la vida es bastante injusta, pareciera que no bastara con ser el número uno, porque para serlo, alguien más debe reconocerlo. Sin embargo, como diría el mismo Vilas, el tiempo se encargará de darlo todo, se encargará hasta de reescribir la historia si es necesario.

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