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Las mujeres en la política: ¿Conveniencia o inconveniencia para las otras mujeres?

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Nayhara Esthefania Contreras Rojas, Isabella Garzón Alvarado y Sofía Rueda Neira

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La igualdad de género en la política no solo implica aumentar la representación de las mujeres, sino también garantizar que sus voces y necesidades sean tenidas en cuenta en las políticas públicas y en la toma de decisiones.

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En el proceso constituyente de 1991, las mujeres por primera vez participaron de forma representativa y activa. Aun así, su presencia en la política ha sido minoritaria frente a la de los hombres. Tal y como lo deja saber la Registraduría Nacional del Estado Civil, en las últimas elecciones regionales fueron electas 132 mujeres a las alcaldías; es decir, el 12.01% del total de vacantes para dicho cargo. 


Actualmente, hay pocas mujeres postuladas para liderar la administración de las ciudades principales del país. Para 2023, en el caso de Bogotá y Barranquilla solo había hombres. En Cali, 1 mujer de 13 candidatos y en Medellín, 3 de 16.


De acuerdo con Mariana Rodríguez, activista feminista de Electas, reconocido movimiento político feminista que está surgiendo en Medellín, las mujeres les tienen miedo a las dinámicas electorales. “No es un miedo propio, sino que todos nos han dicho que no lo vamos a hacer bien. Cuando toda la vida te dicen eso cuesta salir al mundo de nuevo”, afirma.


¿Cambia algo para una mujer que otra mujer ocupe un puesto político?


Simone de Beauvoir, filósofa, profesora, escritora y activista feminista francesa, dijo: “Mujer no se nace, se llega hacerlo”.


Ángela María Robledo, psicóloga y Magíster en Política Social, está de acuerdo con esto, en parte por las diferencias que aún existe entre las agendas de los partidos y la agenda feminista. “El que lleguen las mujeres al poder no quiere decir que (este) se feminice. Hoy en día, hay hombres que tienen ideas más progresistas que nosotras”, explica.


Al respecto, Rodríguez, de Electas, añade que los hombres pueden luchar, pero detrás “hay mujeres que nombraron conceptos, discursos y problemáticas”.


Desde el feminismo no se busca ser la voz de todas las mujeres, sino ser el puente para que todas tengan la posibilidad de conversar sobre las dificultades que viven.


“No es lo mismo hablar de la menstruación o de la maternidad desde nosotras las mujeres a que los hombres lo digan”, puntualiza Rodríguez, sin dejar de lado que hay mujeres en el poder que definitivamente no encarnan las luchas de otras mujeres.


¿Qué han dicho los alcaldes de Cajicá en cuanto a temas de género?


En 2022, el municipio registró 95.257 habitantes. 52.1% mujeres y 47.9% hombres. Desde los años 90, en la Alcaldía han estado cuatro mujeres: Lucía Martínez Gaitán, Amparo Amaya de Herrera, María Virginia Bernal Méndez y Fabiola Jácome Rincón, quien de nuevo es candidata.


La principal iniciativa de esta última alcaldesa en relación a temas de género fue la restructuración del Hospital Profesor Jorge Cavelier, el cual fue certificado por el Ministerio de Salud y Protección Social como Institución Amiga de la Mujer y la Infancia. 


En iniciativa le sigue Mauricio Bejarano Navarrete, quien quiso dar un enfoque de desarrollo basado en los Derechos Humanos y la incorporación de la perspectiva de género mediante el fortalecimiento de la participación plena y equitativa de las mujeres. Orlando Díaz Canasto estableció el Programa para la Mujer y la Población LGBTI, con el que buscó atender las necesidades de la población diversa. A su vez, apoyó la conformación del Consejo Consultivo de Mujeres. 


Finalmente, Fabio Hernán Ramírez Rodríguez, el mandatario que finaliza su administración en 2023, creó la Dirección de Mujer y Género, la cual hace parte de la Secretaría de Desarrollo. Además, en su programa de gobierno dijo que iba a trabajar en conjunto con presupuestos participativos, entornos de discusión y participación de mujeres, hombres, adultos mayores y niños.


Sin embargo, su implementación deja aún preguntas. “A Cajicá y al mundo le falta la voluntad política para que todos los representantes se comprometan a ser los mejores”, afirma Olga Lucia Sandoval, presidenta de una Junta de Acción Comunal de Cajicá.


Según el informe Las mujeres en cifras, realizado por el Observatorio de Dinámicas Urbano Regionales (ODUR), para 2022, Cundinamarca ocupó el primer lugar entre los doce departamentos del país con mayor número de mujeres alcaldesas elegidas. Sin embargo, de los 116 municipios, solo Funza cuenta con Secretaría de la Mujer y la Juventud.


Sopó obtuvo el grado más alto de participación de mujeres en el concejo municipal, con un 46%.


De acuerdo con la Secretaría de la Mujer y Equidad de Género de Cundinamarca, los municipios no suelen formalizar el tema de la Secretaría de la mujer, porque no cuentan con los presupuestos; otros no le dan la importancia que se necesita. Entre los beneficios puntuales que, al menos a una escala regional, existen está la escuela de formación política, brindada por la Gobernación.


Esto evidencia la necesidad de que desde las administraciones municipales se establezca una visión y políticas de género. Aunque no depende solo de los mandatarios, sino de una participación ciudadana más unida y estratégica.


¿Hay factores culturales que influyen en la disparidad de género presente en la política?


Las expertas consultadas para este reportaje coinciden en que los factores culturales son determinantes. Robledo hace referencia al patriarcado y lo define como “un régimen cultural que atraviesa el ámbito económico, social, político y es un orden que jerarquiza y pone a los hombres en la cúspide de una sociedad”.


Rodríguez nombra la infantilización como un factor cultural, dado que se suele considerar que las mujeres solo tienen conocimiento de la vida privada.


A su vez, Sandoval plantea que los factores sociales, culturales y económicos siempre estarán inmersos en la participación de la mujer. Por esa razón, “tenemos que liderar y participar en esos factores para mejorar la percepción que tienen de nosotras”, afirma.


En este punto, Mariana Rodríguez cuenta una experiencia en la que estos factores culturales estuvieron presentes y, además, inserta el término de ‘violencia política’.


Ella hace campaña política en Envigado, Antioquia, con más de 30 mujeres. Un fin de semana salió a hacer campaña junto a tres parceras, como ella les dice, y al final de la jornada fueron a tomar cerveza. En este lugar había hombres que representaban otro partido político. Uno de ellos se acercó, les tocó la espalda con las manos y preguntó si quieren tomar algo. Ellas dijeron que no. “Yo sé que ustedes son parte de un equipo diferente de política. ¿A quién le están haciendo política?”, preguntó él.  Pola, una de las ‘parceras’ le contestó: “Nosotras somos las candidatas” y este hombre les cuestiona si ellas van en serio. “Nos hizo sentir como si estuviéramos jugando”, recuerda Rodríguez.


“La violencia política puede llegar a ser así de sutil y lo que busca es desestimar nuestras capacidades”, concluye.


¿Cómo analizar el programa de gobernante?


Ángela María Robledo y Mariana Rodríguez explican que para saber si una alcaldía tiene un programa que beneficie a las mujeres es fundamental tener en cuenta si hay propuestas de empleabilidad para superar las brechas laborales y exigir garantías laborales en términos de género.


Por ejemplo:


  • En desarrollo urbano debería estar incluido la mejora del alumbrado público para reducir las percepciones de peligro y garantizar que las mujeres caminen seguras y visibles.


  • En salud se debe ampliar el acceso a medicamentos, capacitaciones y atención para garantizar el cuidado de los cuerpos y una vida sexual informada y autónoma.


  • La educación y el presupuesto deben ser con perspectiva de género. Este último es fundamental. Como lo indica Elizabeth Warren, política y académica estadounidense “el presupuesto nos muestra a dónde va nuestro dinero y, por lo tanto, a dónde va nuestra atención y energía”.


  • También, es de gran relevancia que los planes y programas gubernamentales no hablen desde lo general, porque de esta forma es más difícil hacer una construcción, y deberían dejar explícita la diversidad de las mujeres, incluyendo como beneficiarias a las migrantes y a otros grupos minoritarios.

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