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La chispa de la curiosidad e innovación ha iluminado el camino de la humanidad a través de la oscuridad de lo desconocido, dejándose de preguntar lo que es, para ver lo que puede llegar a ser. Esta misma curiosidad ha llevado a Neil deGrasse Tyson a aventurarse a responder, como científico, las grandes incógnitas de la sociología y la filosofía actuales en su libro Mensajero de las estrellas: Una perspectiva cósmica de la civilización, publicado en 2022 por la editorial Henry Holt and Co.
En una sociedad donde el flujo constante de información difumina la línea entre realidad y ficción, el astrofísico estadounidense adopta como brújula la búsqueda de la verdad objetiva para abordar los temas relevantes de la actualidad, como la diferenciación entre género y sexo biológico, el racismo y la desigualdad, el auge del veganismo, lo que se considera estético, entre otros.
Sin embargo, la búsqueda de una verdad objetiva no es tarea fácil, ya que considera que, al ser él una persona con creencias y vivencias propias, inherentes a cualquier ser humano, podría caer en la trampa de la subjetividad. Por eso, para ser inmune a lo que denomina “interpretaciones provincianas”, busca contemplar la Tierra desde otra perspectiva y tomar distancia frente a la sociedad, guiándose por la razón y la lógica científica para adoptar una perspectiva cósmica de la civilización.
Tyson reconoce que su visión puede parecer fría y carente de sentimientos. Por eso, mediante un tono jocoso y lúdico, intenta mejorar la experiencia de lo que él llama el "Overview effect" o el “efecto general”, un fenómeno experimentado por los astronautas al contemplar la Tierra desde lejos. Al observar la inmensidad del espacio y la pequeñez de la arrogancia humana, es inevitable afrontar una crisis existencial. Y aunque la mayoría de sus lectores no son astronautas ni han viajado al espacio, en su libro es imposible no sentirse abrumado por la insignificancia del ser humano ante el cosmos.
Al adentrarse en el terreno del humor mientras explora las implicaciones cósmicas del veganismo, se pregunta cómo verían los extraterrestres cuyo ADN se asemeje más al de un champiñón que al de un animal a los humanos. ¿Cómo se sentiría si una planta parlante se comiera a un pariente humano? ¿Puede negársele un porcentaje de conciencia a un champiñón solo porque no se sabe cómo comunicarse con él? Aunque divagar sobre la posible conciencia de algo tan trivial como un champiñón suena extraño e innecesario, el libro está escrito de tal manera que la próxima vez que alguien se disponga a comer una ensalada, pensará dos veces antes de menospreciar a los vegetales como una forma de vida inferior a la del animal.
Si bien el libro no se centra en el veganismo, su postura frente a otros temas es muy similar: "¿Qué sucedería si un alienígena observara…?". Sin embargo, el hecho de que siga una misma línea no convierte al libro en algo monótono o tedioso. El uso constante de la comedia estimula la reflexión crítica, porque lleva al lector a cuestionarse sobre asuntos esporádicos a los que normalmente no se les dedica mucho tiempo, facilitando la consideración de nuevas perspectivas "cósmicas". Pero, al apartarse de la sociedad y abordar todo desde la lógica de las ciencias, ¿se gana más de lo que se pierde? ¿A qué se está renunciando?
Es inevitable notar la falta de perspectivas interdisciplinarias donde se dé valor a la cultura y la sociedad. En el capítulo número cinco, Riesgo y recompensa: Cálculos que hacemos a diario con nuestras propias vidas y las vidas de los demás, Neil deGrasse critica el lugar de la ciencia en las estructuras de pensamiento del individuo promedio. En este capítulo, mantiene su postura positivista, considerando irracional la falta de interés hacia las ciencias. Al orientarse solo hacia la lógica de lo cuantificable, se deja por fuera la posibilidad de admitir que los seres humanos son multidimensionales. Al ser libres de pensamiento, también lo son de elegir sus gustos y aficiones dentro de la diversa baraja de la creatividad. El método científico puede ser efectivo en los laboratorios, pero, sin importar cuántas veces se sigan los mismos pasos, si se estudia a las personas siempre se obtendrán diferentes resultados. Por esto, el antropólogo estadounidense Clifford Geertz promovió la noción de "descripción densa" en su obra La civilización de las culturas, publicada en 1973. Geertz sostiene que para entender mejor al objeto de estudio se debe participar activamente en el entorno cultural que se investiga, ser parte de la vida cotidiana y observar y analizar meticulosamente los comportamientos de los individuos dentro de esa sociedad.
Sumergirse en el contexto de la comunidad permite comprender mejor las decisiones que toman, los comportamientos que exhiben y su estructura de pensamiento. De otra manera, se desvía de esa verdad objetiva que tanto busca el libro.
En conclusión, Neil deGrasse Tyson lleva al lector en un profundo viaje en búsqueda del lugar del ser humano en la Tierra y el Cosmos en su obra más reciente. A lo largo de esta travesía, se incita a reflexionar sobre las perspectivas que se manejan y a considerar las nuevas dimensiones de la realidad. Aunque su enfoque científico ofrece una nueva mirada social, también es fundamental reconocer la relevancia de complementar las ciencias con otras disciplinas para obtener una comprensión más amplia. Siendo uno de los astrofísicos más prominentes del siglo XXI, el libro de Tyson se convierte en una lectura imperdible para los amantes de la ciencia.