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Universidad y deporte de alto rendimiento: dos caminos con beneficios y retos

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Mariana Murcia Lemus

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Dependiendo la proyección que tienen los estudiantes, deben elegir entre mantener un ritmo exigente en sus estudios o en su formación técnica como atletas. Los objetivos institucionales y académicos determinarían la formación deportiva de los estudiantes.

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Por Mariana Murcia Lemus | Estudiante de la Universidad de La Sabana, quien hace parte de la selección de taekwondo, entrena en el campus.

En Bogotá y las regiones aledañas, la estrategia de formación en alto rendimiento ha buscado el recambio generacional de los deportistas por medio del acompañamiento a los jóvenes universitarios que identifican como posibles talentos.


Un estudio de Diógenes Lagos Cortés, actual investigador en INALDE Business School, encontró que el 67,4% de las 22 universidades colombianas encuestadas habían implementado algún programa de apoyo al deportista de alto rendimiento desde el 2013.


En la Ley 181 de enero 18 de 1995 del Congreso de Colombia se establece el deber que le corresponde a las instituciones educativas de “promover y planificar el deporte competitivo y de alto rendimiento, en coordinación con las federaciones deportivas y otras autoridades competentes. Además, formar técnica y profesionalmente al personal necesario para mejorar la calidad técnica del deporte”.


En este punto, es necesario conocer la diferencia entre el deporte universitario, competitivo y de alto rendimiento, pues de ahí se desprende la diversidad de funcionamientos.


Según el artículo 15 de la ley, el primero se refiere a las prácticas que complementan la formación de los estudiantes que tiene lugar en los programas académicos y de bienestar universitario de las instituciones educativas.


En segundo lugar, el deporte competitivo es el conjunto de certámenes, eventos y torneos que buscan establecer un nivel técnico calificado y cuyo manejo corresponde a los organismos que conforman el deporte asociado.


El de alto rendimiento “es la práctica deportiva de organización y nivel superiores que comprende procesos integrales orientados hacia el perfeccionamiento de las cualidades y condiciones físico-técnicas de deportistas, mediante el aprovechamiento de adelantos tecnológicos y científicos”.


Directrices y alianzas


Las instituciones de educación superior se enfocan en promover el deporte universitario desde los parámetros que les ha dado el Ministerio de Educación. Y es algo que también incide en otros actores. En el caso de Cajicá, Johan Coronado, representante de la Alcaldía de Cajicá desde el Instituto Municipal de Deporte y Recreación del municipio, explicó que esta entidad trabaja para cumplir con las metas que provienen de la entidad gubernamental. ¿La razón? Las alianzas que se establecen entre el gobierno municipal con las universidades de la región. Existe el Fondo del Fomento a la Educación Superior, en el cual los jóvenes acceden a créditos o pagos a cambio de obras sociales, en las cuales cumplen con actividades que promueven el deporte social comunitario.


“Tenemos una alianza bidireccional con los jóvenes universitarios cajiqueños, independientemente de la universidad en la que estén”, afirmó Coronado.


Sin embargo, el deporte de alto rendimiento no es muy nombrado porque para lograrlo se debe pasar por un largo proceso. Por ejemplo, la metodología de la Universidad de La Sabana da prioridad a garantizar la permanencia en la institución de los estudiantes, por lo que “los casos de éxito deportivo son muy esporádicos”, explicó Juan Pablo Correa, Jefe de Deportes de la Universidad. 


“Tenemos estudiantes que hacen deporte, no deportistas que estudian”, añadió.


La Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) reconoce el valor del deporte competitivo y de alto rendimiento, aunque su línea va más hacia el aprovechamiento de tiempo libre. Por lo que para que el nivel aumente se requiere de estrategias en la atracción de talentos en términos de infraestructura y dotación deportiva, que es posible.


Las soluciones


Como ilustración, Mariana Reyes, representante de Colombia en las competencias de karts y estudiante de Administración de Empresas de la Universidad de La Sabana, expresó su satisfacción con el apoyo de la universidad en su carrera deportiva, puesto que en este rol debe invertir muchas horas en las competencias de mundiales y campeonatos nacionales. 


Para Reyes, “la Universidad está muy bien equipada para ayudar a un deportista de alto rendimiento” ya que no ha visto una influencia negativa en su proceso y es consciente de que debe equilibrar sus actividades deportivas y las responsabilidades académicas.


En esta misma línea, Diego Torres, estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios en la Universidad de La Sabana, quien practica taekwondo dentro de la selección institucional, confirmó que el manejo entre los estudios y la práctica deportiva es beneficioso.


El deporte universitario, competitivo y de alto rendimiento tiene una organización y niveles distintos, razón por la cual no es obligación de las instituciones de educación superior definir el destino deportivo de sus estudiantes para que lleguen al deporte de alto rendimiento. Sin embargo, deben garantizar que los programas académicos y de bienestar universitario definidos por la ley 30 de 1992 sean regulados y efectivos. En caso de que tengan inscritos a deportistas de alto rendimiento, el Ministerio de Educación reglamenta que deben establecer mecanismos especiales que les permitan el ejercicio de su práctica deportiva.


“Si lo miro a nivel de mis estudios, no diría que se mezclan, sino que se complementan. Entonces, antes de verlas como dos cosas por aparte, prefiero verlas como la suma de un propósito más grande a futuro”, concluyó Torres.

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