“Gobernar es administrar una tormenta”: Rodrigo Lara
Nicolás López Martínez, estudiante de Comunicación Social y Periodismo
El Senador hace un análisis sobre la coyuntura política y electoral por la que está pasando el país. Asimismo, señala de erradas algunas estrategias de los candidatos presidenciales.
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Entrevista

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archivo privado.
Para el Senador Rodrigo Lara Restrepo, anteriormente una de las cabezas más visibles de Cambio Radical y ahora, del Nuevo Liberalismo, la reconstrucción de un proyecto liberal que reuniera elementos de muchos sectores de la política colombiana no ha sido posible. Esto no se ha logrado debido, según él, a la codicia política de la familia Galán-Pachón y su pobre proyección.
Con el Nuevo Liberalismo se volvía a abrir la posibilidad de empezar de nuevo ese proyecto liberal, una vez silenciado con el asesinato de Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara Bonilla. Sin embargo, Lara Restrepo señala en esta entrevista la estrategia del Nuevo Liberalismo como un “fracaso estruendoso”. Asimismo, cuestiona la relación que el gobierno actual tuvo con el Congreso de la República y comenta temas de la coyuntura política actual como, por ejemplo, los retos del nuevo Congreso, electo el pasado 13 de mayo, y la campaña por la presidencia de Colombia.
El paso de Rodrigo Lara Restrepo por el Congreso está por terminar. Después de haber cursado por la Cámara de Representantes, presidirla durante un año y también haber cursado como senador, sus días en esta asamblea están contados hasta el próximo 20 de julio, día en el que se posesiona el nuevo congreso electo. Por otro lado, el Senador no logró obtener el apoyo del partido Nuevo Liberalismo para su candidatura presidencial. Sin embargo, eso no le impide opinar sobre los hechos coyunturales que van rodeando la opinión pública del país.
Estamos ad portas de un nuevo periodo legislativo ¿Qué opina sobre el congreso electo el pasado 13 de marzo y qué retos tiene para con el país?
Va a ser el primer Congreso de la República con una bancada tan significativa de izquierda, prácticamente 42 o 43 congresistas. Hay gente que se asusta, pero es la democracia, uno no debe asustarse con la democracia. ¿Qué es lo importante? Que si hay una bancada de izquierda y llega a ser electo un presidente de esa línea, que se respeten las instituciones del país. Y ese es el llamado que siempre le hago al Gobierno, no debiliten las instituciones que posiblemente van a ser gobernadas por un presidente de izquierda. Los gobiernos pasan, lo que quedan son las instituciones. Las instituciones se proyectan en el tiempo. La política está llena de tormentas, permanentemente. Gobernar es administrar una tormenta.
Con respecto al Congreso, la encuesta de Invamer en el mes de abril registró una desfavorabilidad del ente del 68,3%. ¿A qué cree usted que se debe esa desconfianza en una de las instituciones que supuestamente debería estar representando a los colombianos?
Los congresos, en general en todo el mundo, son órganos relativamente desprestigiados. Aquí se concentran muchos de los vicios de la democracia porque la representación tiene muchos defectos. Esto se debe en gran parte por la opacidad de cómo se manejan las relaciones presupuestales entre el Gobierno y el Congreso. Pretender que un congresista no tenga manejo presupuestal es desnaturalizar la función parlamentaria y desacreditarla porque la gente no le ve realmente un valor agregado. Los congresistas deberían mostrar resultados a sus regiones, pero todo es por debajo de la mesa.
Cuando las cosas de plata las hacen por debajo de la mesa tiende a podrir todo, facilita que se la roben. Entonces, como todo eso es oculto, la gente tiende a pensar que todo es podrido. Eso incide en una mala imagen del Congreso de la República. En el Congreso se ven reflejados todos los vicios del proceso electoral colombiano. En otras palabras, el Congreso colombiano, como en cualquier parte del mundo, es una especie de pararrayos de la rabia y el odio contra las instituciones.
¿Qué resultados legislativos les mostraría a los colombianos para tal vez contrarrestar esa desfavorable percepción general?
Digamos que trabajo legislativo, mío, en representación de los colombianos y que sea producto de nuestras propuestas, le podría hablar de ciertas leyes aprobadas. Eso es un balance muy importante.
Por ejemplo, la ley de trasplante, con esa ley se salvan prácticamente casi dos personas al día y, además, se acortan los tiempos y las listas de espera para este tipo de procedimientos. Para mí es de las cosas más bonitas, porque usted materializa su trabajo en salvarle la vida a la gente y eso es una gratificación moral muy grande.
Nosotros también prohibimos, en otra ley, por ejemplo, el traslado del cobro pre-jurídico de los deudores de crédito del Icetex. Le cobraban la sola llamada del Icetex para recordarle el pago a la gente, eso lo prohibimos. En otra ley creamos el sistema de cuota contingente al ingreso, es decir, establecimos unas cuotas proporcionales al salario de cada muchacho. Esta ley fue aprobada en el 2018. Creamos una ley que se llama “parques libres de drogas” y se prohíbe el porte y consumo de drogas en los parques, incluso la dosis mínima.
Senador, usted en una entrevista con EL TIEMPO, en el año 2019, cuestionó la inexperiencia en la relación que el gobierno de Iván Duque ha tenido con la rama legislativa ¿cómo considera, ya terminando este periodo presidencial, el estado en que terminó la relación del gobierno con el Congreso de la República?
Muy dañina. Porque el Gobierno tomó el camino fácil, es decir el camino ancho. Ese camino ancho para el gobierno representó básicamente convertir el Congreso de la República en una plataforma virtual, lo cual es una manera de desvirtuar la esencia de una asamblea.
Cuando se sustituye esa asamblea por una reunión ficticia, que es la que se da en el ámbito virtual, usted desnaturaliza completamente la figura del Congreso de la República y, por ende, termina debilitándolo. Un congresista, por sí solo, no es contrapeso para el gobierno, 360 congresistas reunidos en un punto de la geografía sí lo son. Por eso el gobierno tomó el camino fácil, esa plataforma virtual en la que se reúne el Congreso le permitió diseminar a todos sus congresistas en sus casas y evitar que se pudieran ver para enfrentar un proyecto de ley o para realizar controles políticos efectivos.
Con respecto a esa virtualidad, ¿consideraría que fue ilegítima?
Absolutamente ilegítima. Porque además yo no conozco un solo ejemplo de una democracia seria que haya hecho lo que se hizo aquí en Colombia. Lógicamente enfrentábamos una pandemia y había que adaptar el Congreso a esa situación. Pero si usted observa lo que ocurrió en otros países, pues fue muy distinto.
Miremos el caso de Chile. Allí establecieron reglas de virtualidad, pero de manera excepcional. La regla general siguió siendo presencial, el quorum se armaba presencial y excepcionalmente se habilitaba, por autorización del pleno, a que determinadas personas pudieran asistir virtualmente. Aquí en Colombia fue al revés, la regla general fue la plataforma y excepcionalmente la gente venía acá. Ese daño que le hizo el Gobierno al Congreso de la República no tiene precedentes y es una lástima, porque es un debilitamiento institucional.
Pasemos a otro tema. El CNE reconoció la personería jurídica del Nuevo Liberalismo el año pasado y, por tal razón, logró tener opciones para las elecciones legislativas pasadas, sin embargo, no lograron un éxito contundente. Hablemos de eso. ¿Cuál cree que fue la causa para que el Nuevo Liberalismo tan solo haya ganado una curul en la Cámara de representantes?
Eso es un fracaso estruendoso. Es absolutamente lamentable y a mí me entristece mucho lo que ocurrió porque terminaron destruyendo un legado, una causa política muy importante.
Mire, yo tenía una idea con el Nuevo Liberalismo, que lamentablemente no se dio y yo creo que hubiera sido, sin duda, la mejor alternativa para estas elecciones. Yo tenía la idea de que con el Nuevo Liberalismo reconstruyéramos ese gran proyecto liberal. Hubiéramos construido unas listas muy fuertes al Congreso y no hubiera dejado que la izquierda se coma a la base liberal, que es lo que pasó ahora con las elecciones presidenciales, pero le pudo más la codicia política a la familia
Galán-Pachón, no pensaron en grande, pensaron en ellos. Montaron una fami-empresa electoral, un partido de familia.
Asimismo, la corte estableció su ingreso a tal partido sin caer en doble militancia. Usted tenía la intención de ser candidato presidencial por ese partido. ¿Qué sucedió con su candidatura?
Me hicieron trampa. Se inventaron una encuesta en el mes de diciembre sin que yo ni siquiera pudiera estar. Yo les dije: eso parecía una licitación estilo Emilio Tapia, los términos están diseñados a la medida de ustedes y ya sabíamos el resultado. Desde ahí ellos han ido caído más y más bajo con prácticas mezquinas. Se merecen su suerte.
Entonces teniendo en cuenta esas discrepancias con los Galán, ¿piensa seguir en el Nuevo Liberalismo?