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  • Un bombero colomboalemán dedicado a servir a su gente

    Un bombero colomboalemán dedicado a servir a su gente Valeria Gómez Caballero Fecha: En 2023, Bomberos La Calera celebra 20 años y Hans Schlegel, quien no fue a un encuentro familiar por atender una emergencia, fue el pionero de esa base. Lea también: Cajicá: ¿déficit en el cuerpo de bomberos? Compartir Foto: Hans Hegel, foto tomada por Valeria Gómez Apagar incendios es la labor por la que se reconoce a los bomberos, pero no la única. También están presentes en rescates, evacuaciones, accidentes, retirando implementos peligrosos, certificando y formando según la ley lo exija, entre muchas otras funciones que practican a diario. ¿Cómo se llega a esta profesión que es, para muchos, un riesgo, y sobre todo una pasión? Usualmente, empiezan como voluntarios. Es el caso de Hans Schlegel Dawley, un colombiano con ascendencia alemana , por parte de su padre, y francesa e inglesa, por parte de su madre. Él ha dedicado su vida al servicio de diferentes instituciones y es director de la Escuela de Formación de Brigadas de Emergencias de La Calera, Cundinamarca, además de fundador y capitán de la base de bomberos del municipio. Donde inició su formación Desde los seis años, Schlegel hizo parte de los Scout de Barranquilla. El escultismo, del inglés ‘scouting’, es un movimiento internacional que permite a niños, niñas y jóvenes descubrir el mundo, aprender y ayudar a otros en espacios abiertos a través de actividades formativas. Está dividido por edades y por grupos: manada, tropa, comunidad y clan. Siendo parte de la manada como un lobato, como se les llama a los niños entre los 6 y 10 años, Schlegel y sus compañeros hicieron una travesía a Minca, cerca de Santa Marta, en la que debían caminar hasta unas antenas de comunicaciones que estaban en la cima de la montaña. Muchos lobatos, por ser pequeños, no lograron llegar. En cambio, Schlegel, junto a los niños de los otros grupos más grandes que él, sí pudo. Lo felicitaron y le prometieron que la recompensa de su esfuerzo por haber llegado a la meta era pasar a la tropa, en la que están los niños entre 10 y 15 años. Él tenía siete años. Tiempo después crearon el Servicio de Emergencia Scouts. El 6 de noviembre de 1978, en el derrumbe de la torre del hotel El Prado en Barranquilla, llegaron a ayudar, pero el comandante de bomberos, a pesar de motivarlos, les dijo que solo tenían permitido atender a la comunidad, pasarles el agua, las camillas y los implementos de ayuda. Schlegel dijo que ellos querían trabajar. Ante la insistencia, como los bomberos en ese entonces eran voluntarios y tenían el mismo color de uniforme que el de los scouts, el comandante les pidió que se quitaran las insignias de scout y que participaran del rescate como aspirantes con conocimiento. “Esto fue lo que me motivó a quedarme. Ese día supe que a esto dedicaría mi vida”, recuerda Schlegel. A sus 17 años se mudó a Bogotá y su madre fundó la Defensa Civil del barrio La Soledad, en compañía del general de la Defensa Civil de ese momento. Y así es como inició su recorrido, siendo el representante del voluntariado nacional. Durante su estancia en la Defensa Civil, Schlegel creó un grupo de rescate vehicular llamado Cebra, con el que atendían pacientes en accidentes vehiculares. “Por cosas del destino, yo soy radioaficionado, y estando en una reunión de la Liga de Radioaficionados de Colombia, conocí a un médico traumatólogo que no ejercía en calle como quería y lo invité a que fuera parte del grupo y nos enseñó muchísimo”, cuenta. Según las Guías Básicas de Atención Médica Prehospitalaria del Ministerio de Salud y Protección Social, la atención prehospitalaria comprende el conjunto de acciones de salvamento, atención médica y rescate que se le brindan a un paciente urgente en el mismo lugar de ocurrencia del hecho o durante su transporte hacia un centro asistencial o cuando es remitido de un centro asistencial a otro. Eso era lo que el grupo Cebra quería que la ciudad tuviera en cuenta. Sin embargo, cuando la Secretaría de Salud creó la atención prehospitalaria (APH), la atención de Cebra disminuyó porque los pacientes eran destinados al organismo oficial. Cebra estuvo vigente durante doce años, cada viernes y fines de semana, ayudando y atendiendo gratuitamente los accidentes. Gracias a la trayectoria de Cebra, Schlegel fue invitado a integrar el grupo de rescate áereo, lo que hoy se conoce como Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil (UAEAC, en el que atendió varios accidentes de la época. Luego llegó al Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, donde fue clave para su vinculación toda su experiencia en atención prehospitalaria y, por supuesto, su pasión. “Soy un médico frustrado, alcancé a estudiar un semestre. Ejercía la Medicina en forma práctica como socorrista y soy tecnólogo en Salud ocupacional, auxiliar de Enfermería y técnico en Atención prehospitalaria”, explica. Bomberos La Calera En 2002, uno de sus compañeros voluntarios de Bomberos Bogotá trabajaba en una fotocopiadora de la Gobernación de Cundinamarca. Él conocía a la esposa del alcalde de ese periodo en La Calera, Juan de Jesús Sánchez, y ella le comentó en una capacitación que su esposo estaba interesado en crear un cuerpo de bomberos. Motivado, Schlegel fue hasta la Alcaldía y después de varias conversaciones, propuestas y evaluación de necesidades para el sector les dieron el aval para formar al grupo. Para empezar, les pedían tres bomberos con experiencia, requisito que fue aprobado rápidamente: Schlegel fue elegido como teniente y estuvo acompañado de dos bomberos profesionales que conocía de antes. Lo que retrasó su inicio fue la destitución del alcalde, por lo que solo pudieron oficializar la creación de la organización el 21 de julio del 2003, un año después de tener el aval, coincidiendo con el cumpleaños de Schlegel. En el momento no tenían un espacio donde reunirse, ni tampoco los implementos adecuados, algo que, por más obstáculo que pareciera, no les impidió estar dispuestos a responder emergencias. El primer incendio grande que atendieron fue en un conjunto residencial de casas lujosas en la Vereda el Verjón de Teusacá. Tampoco tenían los equipos que necesitaban, pero de la base de Sopó les ayudaron, desde Villavicencio les enviaron un carrotanque y desde Bogotá, una máquina de bomberos. La comunidad aportó la logística de alimentación para los voluntarios y entre vecinos compraron una motobomba. “Así lo hicimos. Con equipos prestados y sin regresar a casa toda una semana”, recuerda Schlegel. Como él había estado en el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, muchos de sus amigos llegaban a apoyarlo, y así el grupo fue creciendo entre oficiales y voluntarios. “Bomberos La Calera empezó, como se dice, con las uñas. Nos prestaban un espacio en la casa parroquial donde nos reuníamos”, explica José Wilson Ariza, sargento de la organización. Ariza tuvo un accidente en el que perdió la vista y sintió que no podría ejercer nuevamente su carrera. Pero cuando conoció a Schlegel, él lo aceptó en su grupo de bomberos sin ningún problema, realizando actividades de acuerdo con sus capacidades después del accidente. “Ha sido de trabajo en equipo, trabajo de campo y de mucho recurso humano” , cuenta Ariza. Después de tres años reuniéndose en ese salón de capacitación dominical que le prestaba la parroquia, tras enviar varias cartas y peticiones, la Alcaldía de La Calera les dio un espacio más grande, con dos cuartos: uno lo utilizaron como alojamiento y el otro de oficina de radiocomunicación. Estuvieron 11 años ahí, capacitándose y reuniéndose para seguir adelante con su base, hasta que la alcaldía demolió el lugar para construir un espacio en el que se albergarían los adultos mayores del municipio. El ascenso: nuevos proyectos El 21 de abril de 2004, Schlegel fue nombrado capitán de bomberos , tras haber más de 2 décadas de profesión no interrumpidas. A los cinco años de haber creado el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de La Calera, pasó una propuesta para crear un centro de formación y entrenamiento. Le tomó un año de solicitudes a una reconocida empresa de cemento, la cual, al revisar este proyecto, realizó una encuesta a la comunidad para saber el grado de simpatía que tenían con la organización. Después de un arduo trabajo para recuperar un predio abandonado, entre 2009 y 2010 empezó a funcionar la escuela, acreditada como un centro de formación de brigadas de nivel 1 y nivel 2. Los integrantes de Bomberos La Calera hacen parte de la escuela y sus oficiales o personal destacado actúan como staff. Tienen 33 miembros: como parte del personal contratado por parte de la alcaldía hay seis personas y están disponibles 24 horas. Tienen otros seis voluntarios profesionales que los apoyan como instructores y los demás son voluntarios que acuden a eventos especiales como elecciones o festividades del municipio. También cuentan con un grupo de juveniles, pues la ley permite que los estudiantes de últimos grados de bachillerato hagan un servicio social de entre 80 a 100 horas. “Hans es un líder para mí. Es una persona que me dio la oportunidad para hacer lo que me gusta y muchas herramientas que me guiaron a ser lo que soy hoy en día”, cuenta Santiago Sanabria, quien desde sus 16 años se incorporó a Bomberos La Calera por una visita que hicieron a su colegio y ha sido, desde entonces, constante como voluntario. “En una emergencia, iba en una ambulancia y el paciente estaba muy mal. Hans (Schegel) le dijo al médico que debía hacer una descompresión torácica porque le quedaba poco tiempo al herido. El médico le respondió que no sabía cómo hacerlo y de inmediato Hans lo hizo y lo salvó. Eso lo caracteriza mucho a él: las soluciones rápidas”, narra el sargento César Mena, bombero y graduado de la organización. Su amor por enseñar María Lourdes , aspirante al cargo de teniente en Bomberos La Calera y encargada del talento humano, dice que a Schegel, su esposo, le encanta estar aprendiendo todo el tiempo y compartir con los demás. Desde su cargo, él se dedica a las capacitaciones y a coordinar todo lo necesario para la operación. Dicta capacitaciones, escribe y dibuja en el tablero, tiene sus maniquíes y otros implementos para enseñar desde la práctica. Johan, uno de sus dos hijos, lo describe como un hombre apasionado, que disfruta lo que hace. Él recuerda que, en su niñez, tras una caída en el parque, su padre lo suturó de inmediato, con mucha facilidad, y que si en su escuela pasaba algo, lo llamaban a él porque al ser “el hijo de Hans” podría saber cómo solucionarlo. “El servicio es algo innato en él. Para que una persona dedique tanto tiempo a servir es porque tiene esa sensibilidad y ese ánimo de ayudar a la comunidad, pensando en las huellas que va a dejar tanto en su familia como en lo profesional, en la vida de los que lo conozcan”, reflexiona su esposa. El legado de Hans Schegel se nota al recorrer los lugares que hoy le son cotidianos, como el ingreso de su casa, donde tiene un extintor y estantes con colecciones de carritos de juguete. Entre estos hay varios parecidos a sus “consentidos”, como su camión y su ambulancia en reparación de Bomberos La Calera, que 2023 tendrá para él y sus colegas dos momentos especiales: la celebración del aniversario número 20 de la organización y el final del ciclo de Schegel como capitán.

  • Olga Lucía Lozano

    Bogotá, Colombia | Consultora y asesora de medios nacionales y latinoamericanos en áreas de innovación Olga Lucía Lozano Por Laura Angélica Lenis Llano, Alejandra Paulina Hernández Martínez, Maria Camila Poveda Trujillo y Juliana Martínez Cubillos. Bogotá, Colombia | Consultora y asesora de medios nacionales y latinoamericanos en áreas de innovación Lea también: Alejandra Soriano Compartir Fotografía por Juliana Martínez. Fue jefe de redacción de la revista Acénto, primera publicación de carácter masivo orientada a públicos LGBTIQ+. Fue editora de Calle22.com y cofundadora de La Silla Vacía, medio al que estuvo vinculada por más de siete años y en el que se desempeñó como directora y editora creativa. Creó y dirigió el Proyecto Rosa, ganador del Premio Gabo en la categoría de innovación y del Premio de Periodismo Alemán, entre otros reconocimientos. Ha asesorado, entrenado y formado a equipos de contenidos y creación de relatos en diversos países de América Latina y ha rediseñado o asesorado el rediseño de El Faro, en El Salvador, y otros medios en Colombia. Es maestra de la Fundación Gabo en temas de Transmedia, Innovación y periodismo cultural. Nos contó: Sobre cómo se narra en Latinoamérica... · Siempre hay una preocupación por contar de otra manera. Eso ya se veía antes con toda la literatura, pero ahora creo que ese gen de preguntarse hacia dónde vamos y cómo lo hacemos ha vuelto en América Latina. · Aquí se va a defender lo creativo y creo que eso es lo que nos está marcando ahora, a pesar de que no hay financiación. Es muy interesante porque hoy todo el mundo está en esa preocupación y han terminado haciendo cosas que debieron hacer hace 20 años. Fotografía por Juliana Martínez. Sobre la obligación que tienen los periodistas con su audiencia… · Uno no tiene que esperar que las audiencias se conecten un día para recibir información de calidad. Uno tiene que llevar la información a la zona, a las regiones, a los pueblos indígenas, a los lugares campesinos porque no es obligación de las audiencias venir a nosotros, es nuestra. · La transmedia es el género de este momento porque permite trabajar con distintos medios, distintas realidades y con la misma calidad para llegarle a cualquier persona. Sobre los medios latinoamericanos... · Hay países en Latinoamérica más clásicos, como México. América sigue siendo muy clásica, siguen siendo como eran hace 30 años. Lo digital va al lado, pero siento que eso tiene que cambiar. Esa dinámica tiene que cambiar. Cuenteros de Iberoamérica

  • Entre las muecas, discursos y desvaríos del General Sandúa.

    Con su sonrisa, sin mostrar un solo diente, así es sin tapujos Aníbal Muñoz, un enamorado del centro de la capital. Su historia la dio a conocer. Entre las muecas, discursos y desvaríos del General Sandúa. Laura Daniela Sánchez Gómez Con su sonrisa, sin mostrar un solo diente, así es sin tapujos Aníbal Muñoz, un enamorado del centro de la capital. Su historia la dio a conocer. Disponible en Pulzo Laura Daniela Sánchez Gómez Siempre está por ahí, en las calles capitalinas, que junto a él ya han envejecido. Pues aquel hombre de tez blanca, contextura delgada y lengua larga, ha permanecido por más de treinta años de aquí a allá, vagabundeando en pensiones míseras y grandes caserones, sobreviviendo al día a día gracias a las monedas que le da su público cambiante de transeúntes. En el costado suroriental de la carrera Séptima con Avenida Jiménez, en el centro de la ciudad, se encuentra aquel pintoresco personaje: quepis, abrigo azul oscuro, corbata amarilla, bastón de mando hecho a partir de cintas de colores y sus incontables pines componen su esencia, además de ser sus únicas pertenencias. Todo ello, si se observa con cuidado, nos devela su pasado como celador. Ideales claros, creencias profundas e interminables sueños han mantenido a Aníbal Muñoz en pie de lucha durante más de 91 años, resistiendo a través del arte, la política y la religión a un establecimiento corrupto, manipulador y mañoso, en donde –según él– “los abuelos pobres somos un estorbo para la familia, para la sociedad y para el gobierno”. Su voz contundente y su mano derecha inquieta al momento de dar un discurso, siembran en quien quiera que lo escuche un sentimiento de convicción, pues con cada palabra, que a veces se camufla entre murmullos, defiende a capa y espada sus creencias y, sobre todo, su música y poesía. A primera vista, muestra ser un hombre terco y hecho de roble, pero con cuidado, porque si se le da un minuto, el General Sandúa se esconde y sale a relucir aquel artista que pregona, sin importar quien lo escuche, una parte de su bolero favorito: ‘Porque eres así’, de Julio Jaramillo. “(…) ¿Por qué suspiras, qué piensas de mí cuando te miro yo? ¿Por qué tus ojos me dicen que sí? ¡Si sé muy bien que no! (…)” Al momento de cantar, su voz toma más fuerza y sus ojos azules destellantes dejan ver que el sueño que de niño tenía aún sigue ahí, latente; no ha sido archivado, no ha sido olvidado. Su aura toma una tonalidad diferente y su mirada decide perderse, pues su mente entró en un recoveco que usualmente no es visitado: su infancia. “De peladito siempre soñé con ser cantante, hasta contaba con los dotes. Pero por pobre no pude prosperar”, recuerda. El deseo de su madre siempre fue que aquel niño inquieto con alma de artista se convirtiera en sacerdote. Sin embargo, él –hasta el sol de hoy– tiene un pie en el arte: en el único concurso en el que participó, debutó con un bolero de una película de Jorge Alberto Negrete y, actualmente, en el silencio de las noches capitalinas intenta rescatar los versos que aún guarda en lo profundo de su alma, antes de que su memoria en alianza con el tiempo los deseche sin poder dar marcha atrás. Por eso, en los periódicos que deambulan sin rumbo fijo, en las servilletas que son arrastradas por el viento y en cualquier hoja que sea pillada por aquel artista, plasma lo que su corazón guarda. Su mirada regresa, su voz se alza con contundencia y cualquier rastro de nostalgia desaparece y, en su lugar, irrumpe y se instala un sentimiento de indignación: “En Colombia, un abuelo o un viejo no vale nada, ni para el gobierno, ni para la sociedad, ni para nada”, relata. Su mano derecha no para, va de aquí a allá, danzando al son del tono de su voz, representando –casi que por sí sola– la esencia de aquel hombre vivaracho, que envuelve entre palabras a quien le de la oportunidad. “Me trajo un amigo mío a Fontibón a trabajar a un restaurante que se llama el Paraíso, pero a los pocos meses le hicieron un lanzamiento al señor, y yo también quedé volando”. Desde ese momento, Aníbal tuvo que optar por el sí como respuesta a cualquiera que fuese el trabajo que se le presentara, sin importar si era en una fábrica de chorizos o en un puesto de vigilancia. Pero como contaba con una edad avanzada y se encontraba en tierras desconocidas sin alguien con quien poder contar, decidió hacer de las lúgubres calles su hogar. Lo han encontrado en medio de la noche completamente solo, sin nadie; vagabundeando entre las sombras de la ciudad e intentando hacer más llevadero el frío que le cala los huesos. Con la bandera de su amada patria, una cobija al hombro y uno que otro cartón que se encuentra a su paso, emprende camino sin rumbo fijo, como un Quijote: con convicciones profundas y paso firme, con la excepción de que este hidalgo no cuenta con su fiel escudero. Dice, sin rastro alguno de añoranza, que tiene tres hijos y se encuentran por ahí, a pesar de que hace mucho no habla con ellos. “El que se casa se vuelve un esclavo de la mujer y los niños”. La suposición que sus ojos azules siembran apenas son vistos, se confirma: aquel hombre que entre desvaríos y muecas proclama en las calles sus poemas y canciones, es un alma libre encerrada en una sociedad sedentaria, inmóvil y conformista. A pesar de la aparente soledad que lo embiste, durante más de 91 años su corazón ha sido resguardado y protegido por el ser al que cada noche le ora con tanto fervor: Dios. Pero no por su bienestar o comodidades, sino por la paz y los pobres. El apodo que él mismo se otorgó, General Sandúa, se lo debe a Él, pues con profundo convencimiento y una sonrisa que se camufla entre la rugosidad de su piel, comenta: (…) “y es que yo soy más religioso que político, y he hecho que me conozcan como un verdadero General, pero de las leyes de Cristo”. Los lamentos de dolor, unos por el frío y otros por los achaques característicos de su edad, fueron escuchados y atendidos por quien Aníbal considera su todo. Pues aquel andante solitario fue acogido por los Ángeles Azules, promotores y profesionales al servicio de los habitantes de calle. Finalmente, una de las figuras más queridas del centro de la ciudad, el hombre que sin vergüenza alguna desfilaba con un gorro militar y un bastón de colores mientras que alzaba su voz por todo aquel que carecía de la misma, decide abandonar las calles que por más de tres décadas fueron su hogar. Un hombre que nos recuerda que todos tenemos derecho a volver a empezar, sin importar que estemos cerca del final.

  • Cortázar tuvo la culpa: Camilo Hoyos, el creador de “Paredro”, uno de los podcasts sobre literatura más reconocidos de Colombia

    Cortázar tuvo la culpa: Camilo Hoyos, el creador de “Paredro”, uno de los podcasts sobre literatura más reconocidos de Colombia Stephany Buriticá y Lina Padilla Fecha: Camilo Hoyos tiene 43 años, estudió Literatura en la Universidad de Los Andes de Bogotá y es doctor Cum Laude en Humanidades por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; Hoyos tiene uno de los podcasts literarios más reconocidos de Colombia, “Paredro”, derivado de su amor por los buenos autores y la gran literatura Lea también: Cirugías estéticas. ¿Por qué transformar el cuerpo? Compartir Foto: Camilo Hoyos, creador del podcast Paredro De pequeño, Camilo Hoyos quería ser veterinario. Soñaba con una vida en el campo que se pareciera a sus vacaciones en la finca familiar en Manizales, donde había caballos, marranos, perros y gallinas. Él se la pasaba con los cuidadores y trabajadores de la finca, aprendiendo las labores del campo y cuidando a los animales. Su hermano y su padre son las figuras más influyentes en su vida. Recuerda que ambos leían muchísimo, tanto en la época escolar como durante las vacaciones. Sin embargo, el hábito de la lectura nunca le fue impuesto; más bien, llegó al mundo de las letras y las historias por la pasión que le transmitió su padre, quien se inventaba cuentos para él y su hermano cuando iban por la carretera rumbo a la capital del departamento de Caldas y se encontraban cruzando La Línea. Hoyos y su hermano escuchaban con atención los relatos para evitar marearse en la carretera y, de todos, el que recuerda con mayor claridad es de tres exploradores viajando por África en una avioneta, que de repente se desviaba por una tormenta, sufrían un accidente terrible y tenían que enfrentarse a una pradera llena de leones. Imaginar y crear mundos nuevos le parecía fascinante. En sus vacaciones en la finca se la pasaba escuchando los relatos fantásticos de brujas, duendes y espantos que le contaban los trabajadores del lugar. Estas historias fueron su preparación para la lectura de grandes obras literarias, con las que comprendió la función de la literatura: abrirle al lector un nuevo mundo de situaciones donde todo puede pasar, sin que exista una explicación lógica o que tenga que ser cierto. Cuando Hoyos tenía alrededor de 17 años y estaba en Medellín pasando vacaciones con su familia, se percató de que su hermano había leído “Rayuela” de Julio Cortázar , una novela de más de 800 páginas, en solo tres días. Se preguntaba: “¿Y cómo será este libro para que mi hermano lo termine a los tres días?”. En esa etapa de su vida, Hoyos seguía enfocado en la ganadería y se olvidó de esas inquietudes hasta que lo alcanzaron unos años después. Por una razón que Hoyos no recuerda, terminó una mañana en la librería de su colegio, Los Nogales, sacando el libro de cuentos de Cortázar, “La Colección de Jorge Luis Borges”. Lo llevó a casa, entró al cuarto de su hermano y le dijo: “Mire lo que saqué. ¿Por dónde arranco?” y su hermano le dijo que iniciara leyendo “Continuidad de los parques”, y, después, “Casa tomada”. Al finalizar esos dos cuentos, la pregunta inicial de Hoyos se había resuelto, a medias: entendió que Cortázar era un excelente escritor, y que debía seguir con Rayuela. Ese impulso de la curiosidad terminó en un interés absoluto por los libros. De hecho, unos meses después, cuando por fin leyó “Rayuela”, el libro lo llevó a estudiar Literatura y, años más tarde, sería esa misma obra el eje para escribir su tesis doctoral. En esta, Hoyos señala: “A través de las temáticas surrealistas, Rayuela se propone como una de las más certeras, complejas y novedosas novelas cuyo propósito, entre muchos otros, es el de consagrar a París como un espacio laberíntico al cual es fundamental acceder mediante otro tipo de pensamiento. Será en su atravesamiento que encontraremos, de nuevo, la gran metáfora del yo en movimiento”. La literatura se instaló en Hoyos como se instala París en quienes la recorren, y como siempre lo hacen los buenos libros con los lectores atentos. Alternando las gafas de la razón con las del asombro Por obvias razones, Hoyos asegura que “Rayuela” es su libro preferido, aunque después de leerlo innumerables veces para realizar su doctorado en Barcelona, se alejó de él por unos años. La cuestión es que le es difícil tenerlo lejos de sí. Entender a los personajes le permitió darse cuenta de que para vivir es necesario soltar. Comprendió que Horacio Oliveira, protagonista de la novela, es un tipo “hiperlógico”, quien debe saberlo todo, ponerle atención a cada cosa que ocurre en el mundo, a cada palabra que piensa, a cada emoción que siente y no es capaz de soltar nada. En esa obra también está La Maga, el gran personaje de Rayuela, una mujer sencilla y quien muestra que el conocimiento no es importante para experimentar la vida, y tiene todo lo que el Club de la Serpiente está buscando: saber insertarse en el presente. “La Maga oía hablar de inmanencia y trascendencia y abría unos ojos preciosos que le cortaban la metafísica a Gregorovius. Al final llegaba a convencerse de que había comprendido el Zen, y suspiraba fatigada. Solamente Oliveira se daba cuenta de que la Maga se asomaba a cada rato a esas grandes terrazas sin tiempo que todos ellos buscaban dialécticamente. —No aprendas datos idiotas —le aconsejaba—. Por qué te vas a poner anteojos si no los necesitas”, escribió Cortázar. En el libro, al igual que en el día a día, piensa Hoyos, todos están demasiado aferrados a un saber, a una teoría, y están dispuestos a existir a partir de ella. “Pero la Maga no la tiene”, dice Hoyos, quien usa gafas permanentes por su miopía y también lleva puestas otras gafas sobre esas: las del asombro, que procura alternar siempre con las de la razón. Para Hoyos, el mundo se ve mejor manteniendo dosis de realidad en cantidades justas. A él no le interesa la literatura para mantener conversaciones en las que pueda presumir de intelectualidad o por cumplir con una serie de deberes culturales, sino para llevar lo que cuentan los libros a las situaciones de su vida. “Quien ve desde la esquina de un salón oscuro que solo tiene una pequeña luz en la mitad, no observa lo mismo que alguien que está en el centro”, afirma. Paredro: Sentarse cerca Además de profesor y crítico de literatura, Hoyos es un promotor de lectura y cultura. La prueba de ello es Paredro, un podcast que empezó en el medio 070, de la Universidad de Los Andes, pero que después se afilió a la Fundación Gratitud, fundada por Hoyos y el cantante colombiano Juan Fernando Fonseca, que busca fomentar el acceso del arte a poblaciones vulnerables como herramientas de transformación social. El nombre Paredro sale de un libro de Julio Cortazar: 62/ Modelo para armar. En el libro, no se sabe lo que significa “paredro”. Un día es esto y al otro día es otra cosa. Decidió utilizarlo y luego se dio cuenta que significaba “sentarse cerca” en griego. Con el podcast no busca miles de likes, no tiene nada de académico y desde junio de 2020 hay episodios semanales. Cada libro que Hoyos presenta en su podcast es uno que ha leído y que ha logrado relacionar con su vida. El éxito de su programa no son los personajes entrevistados, sino la cercanía con la que Hoyos conduce sus entrevistas, contextualizando al oyente a través de citas textuales extraídas de la obra y realizando preguntas que permiten conocer a mayor profundidad al autor y sus motivaciones a la hora de escribir. Los episodios, más que entrevistas, son conversaciones fascinantes de escuchar. A futuro, Hoyos quiere que Paredro pase de ser solo un podcast a un centro de promoción de lectura y escritura, donde todos los que se acerquen tengan la posibilidad de aprender a escribir y no necesariamente como grandes novelistas, sino que puedan hacerlo para ellos, como un ejercicio personal. Considera que siempre será mejor leer un libro y saber escribir que no hacerlo. Y es por esto que otro de los objetivos con Paredro es poder apoyar otros pequeños promotores de lectura que necesiten difusión para llegar a más personas. Detalles y diez pares de zapatos A sus 43 años, Hoyos habla de la paternidad como el gran regalo de la vida. Aunque nunca pensó en ser papá, siempre supo que, de serlo, se esmeraría en estar presente. Con Juanita González, su esposa, tiene tres hijos, de 11, 9 y 5 años. Hoyos cuenta que su papá solía estar ausente por su trabajo. Él, en cambio, queriendo ser lo contrario, dice que es la vida como padre la que lo ha alejado de muchas actividades sociales y laborales. Desde el primer embarazo de su esposa, recuerda que le cantaba mucho a su panza, para que el bebé en camino se acostumbrara a su voz. Su esposa y sus tres hijos lo definen como un padre amoroso y tranquilo, “que nunca se pone bravo”. Desde su rol de profesor anima a leer lo que más se pueda. Como padre dice que no lo impone como una obligación, como tampoco lo hicieron con él. De vez en cuando les pide a sus hijos que le muestren los libros que están leyendo y un resumen de los mismos. Sin embargo, nunca les ha dicho que lean en las noches o los fines de semana. Hoyos es quien los alista para ir al colegio, les hace el desayuno, les da los medicamentos cuando están enfermos y está con ellos casi todo el tiempo. Como familia, siempre intentan viajar por carretera, así que nunca van ligeros. Cada uno debe llevar dos pares de zapatos y deben arreglarse para que quepan en el baúl. Y ahí es donde comienza a replicarse, como una adaptación amorosa del pasado, la génesis de lo que se ha vuelto el sentido de sus años: escuchar y compartir historias.

  • App para campesinos

    App para campesinos Krystina Cabrales, Diana Cortés, Valeria Fernández, Vanessa Suárez. Comunicación Social y Periodismo Una estudiante creó una aplicación digital para ayudar a los campesinos cultivadores de Boyacá en la comercialización de sus productos. Aquí, la historia de su emprendimiento. Ver también: Lo que calla el campo Compartir

  • Diego Caicedo, pisando fuerte sobre las sombras

    Laura Vanessa González Cárdenas, estudiante de Comunicación Social y Periodismo < Volver Diego Caicedo, pisando fuerte sobre las sombras Laura Vanessa González Cárdenas, estudiante de Comunicación Social y Periodismo Con 27 años, pasó de manejar sus emprendimientos a encabezar la lista de candidatos a la Cámara de Representantes por el Partido de la U. Lea también: Lo que no la mata, la motiva Pefil Previous Next Foto: Laura González En Zipaquirá, en el restaurante "La Triada", Diego Caicedo realiza su campaña política y habla acerca de la importancia y el liderazgo de los jóvenes en el ejercio político. En Zipaquirá, municipio donde se encuentra la primera maravilla de Colombia, la Catedral de Sal, nació Diego Fernando Caicedo Navas en una familia con vocación de servicio. Su mamá, Claudia Navas, afirma que él creció en un mundo de “correrías políticas”, pues su padre, José Edilberto Caicedo Sastoque, fue alcalde de Zipaquirá y congresista. –Dieguito, desde muy pequeño, acompañó a su papá en esta aventura. Caminó por los municipios de Cundinamarca. Conoció lo que era subirse a una tarima y hablar frente a muchos ciudadanos. Hizo parte del grupo logístico, entregó publicidad y escuchó las problemáticas sociales que enfrenta la gente–. Aproximadamente hace cuatro años, mientras el rayo del sol caía por la ventana de su cuarto, Diego pensó en incursionar en la política. Por su cabeza solo pasaban aquellas anécdotas que vivió en las campañas políticas de su padre. Él le contó a su mamá y a su papá lo que había pensado, pero nunca se imaginó cómo sería la reacción de ellos. José no lo dejó dar un paso más. –Hijo, yo no quiero que sufras como a mí me ha tocado. Además, no tienes la experiencia necesaria para asumir un cargo tan alto, como lo es una curul en el Congreso de la República–. En ese momento, sus planes eran terminar la carrera de Administración de Empresas en la Universidad de La Sabana, y dedicarse a sus dos negocios: ‘Bloom’, ropa y accesorios para mujer, y ‘Frozen Rolls’, helados en rollitos. En 2021, José Caicedo, su padre, fue acusado por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y malversación del caudal público. Caicedo había pactado un convenio con la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Zipaquirá para la construcción de dos tanques de agua por un valor de 660 millones de pesos, lo cual nunca se realizó. Cuando ejercía como congresista, la noticia salió a la luz pública. Por tal motivo, la Corte Suprema de Justicia le dictó detención domiciliaria. Él renunció a su curul, pero, en octubre de ese mismo año, le fue quitada la medida de aseguramiento. En la actualidad, continúa su proceso en la justicia ordinaria. Aún no ha sido declarado culpable o inocente. Los ciudadanos pensaron que la trayectoria política de “Pájaro”, como es conocido, acabaría. Después de esa situación, el equipo político del Partido de la U, conformado por la presidenta, y los representantes que gobiernan en los municipios, el departamento, y el país, decidieron que Diego, el hijo de José Caicedo, sería la persona ideal para ocupar el rol de su papá. –Nadie se imaginó que yo respaldaría tan bien a mi padre. Ni que tuviera esas agallas para representar a los cundinamarqueses–. Diego asegura: “La acusación de mi padre nunca me afectó para tomar la decisión. Mi padre es inocente. No tuvo nada que ver en esa cuestión. Solo fue un tema de mala organización”. Para él, no es un secreto vivir en un ambiente político, pues siempre estuvo tras bambalinas. Pero ser candidato a la Cámara de Representantes por Cundinamarca, y encabezar la lista del partido fue una sorpresa para todos. Cundinamarca es un departamento con más de 3.000 habitantes, en su mayoría, campesinos, donde el sector agrícola, lechero y ganadero son el eje central. De los 7 aspirantes es el más joven. –Estoy agradecido con el apoyo y la confianza que me han brindado los ciudadanos, y la directora del Partido de la U, Dilian Francisca Toro, para llevar el 101 en el tarjetón–. –Salir y ponerme en frente de 2.000 o 3.000 personas para exponer mis ideas no ha sido nada fácil–. En sus primeros discursos, Diego se dirigía a la sala de su casa. Le decía a sus padres que se sentaran en los muebles, lo escucharan y lo corrigieran. En sus manos, tenía una hoja con puntos clave de los temas que hablaría. Tomaba aire, se ponía derecho y empezaba con el saludo. Luego, seguía hablando de sus retos legislativos. Claro, a veces su tono de voz era nervioso o no se le entendía. Poco a poco iba mejorando. –José lo pone a leer bastante. A que conozca las leyes, los proyectos de ley y las funciones como congresista– señaló su madre, Claudia Navas. De cada persona que lo acompaña en su crecimiento como político, recoge y fusiona los mejores componentes. Con su padre tiene una relación de ‘llaves’ o ‘parceros’, como lo dicen los colombianos. Él es su mayor inspiración y su ejemplo a seguir. De Juan Carlos Coy, diputado de Cundinamarca, por tres años consecutivos, acogió la experiencia. De Julián Sánchez Perico, resaltó la juventud, al ser elegido diputado cuando tenía solo 26 años. Por último, Jorge Rey, exgobernador de Cundinamarca, fue quien le cambió la forma de ver la política. –Un gobernador que no necesitó tapete rojo, sino que fue cercano a la gente–. Para complementar su discurso, Diego se levantaba muy temprano. No le importaba si estaba lloviendo o haciendo sol. Se arreglaba para salir. Se subía a su camioneta e iba a su destino. Recorrió las 15 provincias y los 116 municipios de Cundinamarca a pie. Es un joven que se preparó y lo hizo de la manera más tradicional: ponerse en los zapatos del otro. En ese trayecto, descubrió las necesidades que enfrentan los cundinamarqueses. Hay muchas veredas que están aisladas y olvidadas. Los campesinos le dan de comer al país, pero muchos se ven afectados por los impuestos del gobierno, el mal estado de las vías y el limitado acceso a la educación. Diego quiere defender el campo, y demostrarles que se pueden volver empresarios a través de la asociatividad, otorgándoles subsidios en su producción, precios justos, seguros en su cosecha y vías terciarias. Por otra parte, el desempleo es algo que preocupa. Muchas personas ya cuentan con un título profesional, pero sin experiencia es imposible conseguir un empleo. Caicedo le apuesta al concepto de emprender, el crear su propio negocio y desarrollar la creatividad para tener oportunidades, y no depender de nadie. Además, anhela legislar para los jóvenes y con los jóvenes. Sus amigos y familiares lo describen como una persona espontánea, sonriente, con un carisma único, y una memoria prodigiosa. Todo lo capta muy rápido. Aprende con facilidad y lo comparte con los demás. Diego habla de su candidatura con efusividad y seguridad. Es un trigueño alto y atractivo, de ojos grandes, cejas pobladas, tiene barba, una actitud radiante y una sonrisa que no puede pasar desapercibida. Así como algunas personas resaltan sus cualidades, sus contradictores, quienes son fuentes anónimas, como ciudadanos y mandatarios políticos, dicen que es la fiel representación de una herencia corrupta. Dicen que es hijo de un delfín, cuya campaña es patrocinada por un sinnúmero de funcionarios públicos, líderes y exlíderes políticos. Lo ven como una persona sin experiencia. Solo refleja apariencia y quiere obtener una curul para gobernar en cuerpo ajeno. Él es un joven como cualquier otro. Aunque la política llegó a su vida, no se olvida de sus otras pasiones. Ama el fútbol; es hincha de Santa Fe. Comer empanada con ají lo hace muy feliz. Ir al gimnasio lo relaja, y le encanta compartir con su familia. –La política es de sacrificios. Han sido siete meses en los que no he podido disfrutar con ellos como antes. Ahora, estoy enfocado en el trabajo para la gente. – Mencionó el candidato Diego Caicedo. Se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para cumplir con sus labores. Sueña con que el próximo 13 marzo, a las siete de la noche, cuando suenen las campanas de La Catedral Diocesana de Zipaquirá, se anuncie que es el nuevo representante a la Cámara por Cundinamarca . Sabe que los jóvenes no son el futuro del país, sino el presente. Conoce las problemáticas y las necesidades de la gente en los diferentes territorios. Por eso, Caicedo asegura: “Así como tomé las banderas para representar a mi municipio, asimismo continuaré con el legado de mi padre. Y seré esa mirada joven en el Congreso de la República”. Camera

  • Un nuevo Renacer

    La terapia acuática constituye una actividad terapéutica y lúdica en el agua que complementa el tratamiento fisioterapéutico de esta población infantil. Un nuevo Renacer Isabella Durán Rubiano La terapia acuática constituye una actividad terapéutica y lúdica en el agua que complementa el tratamiento fisioterapéutico de esta población infantil. Disponible en Pulzo OTV Televisión En el municipio de Cota, según la Alcaldía, 25 de 60 niños discapacitados se ven beneficiados por el programa de hidroterapia, que ha sido pionero en Cundinamarca desde el 2018. Sonia Triana, madre Jesús David Triana, comenta sobre su experiencia: “Mi niño tiene 11 años. Su piel es morena, sus ojos cafés, que resplandecen cada vez que lo miro, y tiene una sonrisa hermosa que inspira felicidad”. Sonia y Jesús viven en Cota detrás de la plaza principal en una habitación que cuenta con un baño, dos camas, una mesa, un sofá y una pequeña cocina. Jesús padece de distrofia muscular y autismo. Sonia es la única proveedora de su hogar, pues su pareja la abandonó cuando se enteró de que estaba embarazada y desde entonces Sonia vive y trabaja para mantener a su hijo. “Cuando Jesús tenía 3 años pedí una cita médica para que revisaran a mi hijo, porque yo le notaba muchos comportamientos raros. Efectivamente Jesús tenía distrofia muscular y autismo”, recuerda Sonia Triana. Sonia decidió llamar a su expareja para comentarle lo que le estaba pasando a Jesús. Pero la respuesta que él le dio no fue lo que ella esperaba. Jhon (expareja) le dijo que ese niño no era de él y no iba a ayudarla en nada, que era el hijo de ella y que la mujer era la responsable. Johanna Garzón (amiga de Sonia), dice: “Yo veía cómo a Sonia cada día se le limitaba más salir de casa, por la condición de su hijito. Por lo tanto, la economía de su hogar cada vez era más difícil. Estaba viviendo una situación muy precaria. Con algunos vecinos hacíamos mercado de vez en cuando y se lo llevábamos”. Jesús, por su condición, no podía salir de casa, por lo tanto no había tenido educación durante 5 años. En Cota no existía ningún centro educativo especializado para él y el dinero no le alcanzaba a Sonia para cubrir sus necesidades. “Los niños que padecen de retraso mental necesitan una educación especializada no pueden ir a colegios normales, ya que los profesores no están capacitados para calificar ni tratar a estos niños”, advierte Olga Lucía Casasbuenas, neuróloga infantil. Un día, Sonia fue a la tienda y la señora del supermercado que sabía de la condición de su hijo le comentó que en la alcaldía había un programa para niños con discapacidad. En la Alcaldía de Cota le informaron a Sonia de la existencia de la fundación Renacer, en la cual le podían ayudar con diferentes tipos de terapias para el niño. Cuando Sonia se dirigió a la fundación, la atendió una trabajadora social que le comentó cuáles eran los beneficios que Jesús iba a tener, además de las terapias. La Alcaldía de Cota cuenta con un programa que ayuda a las personas muy vulnerables con un mercado y un subsidio de 100 mil pesos mensuales. Adiela Prieto, integrante del Comité de Discapacidad de Cota, comenta al respecto: “El Centro Renacer es una institución Terapéutica, donde se prestan los servicios de terapia de fonoaudiología, física, ocupacional, trabajo social, deporte, artes, educación especial y apoyo psicológico (tanto a los usuarios con discapacidad como a las familias). La fundación les brinda unos refrigerios y almuerzos a los niños que asisten”. Johanna Garzón, amiga de Sonia, dice por su parte que desde que Jesús está en esta fundación, su calidad de vida ha mejorado. Sonia ya tiene más tiempo para trabajar y está tranquila mientras Jesús asiste a Renacer. “Cuando conocí a Jesús en la fundación, quedé bastante impactada de ver la condición en la que se encontraba, pues su parte física estaba bastante deteriorada por falta de terapias. Con el pasar del tiempo, a Jesús se le empezaron a notar cambios notorios en sus movimientos gracias a las terapias que le brindamos”, señala la fisioterapeuta Angie Pinzón. El equipo de Renacer le pidió a la Alcaldía de Cota que pensara en la idea de tener una piscina adaptada para las personas con discapacidad, ya que trasladarlos de la fundación a una piscina en Bogotá era muy complejo y no siempre estas piscinas estaban acondicionadas a las necesidades de esta población. El exalcalde, Carlos Moreno, estuvo de acuerdo con el proyecto y contribuyó en su gestión. Desde la Alcaldía se destinaron 1.500 millones de pesos. A Moreno le gustó la idea y fue el gestor de este complejo acuático. “Me siento feliz porque es un hecho que la piscina de hidroterapia está prestando el servicio a las personas discapacitadas de mi municipio. Y me siento orgulloso de que Cota sea el municipio pionero en Cundinamarca, entre 116 poblaciones, en tener un complejo acuático que ayuda a mejorar la parte física y emocional de las personas. Esto es algo que me llena, porque no todo son obras ni vías”, dice Moreno. Esta piscina es diferente a las de los otros municipios, ya que se adapta a todas las necesidades del discapacitado. Cuenta con una grúa para que puedan acceder a esta fácil y cómodamente, tiene un piso antideslizante, barandas alrededor de esta y rampas de acceso. Los otros municipios ofrecen un servicio de hidroterapia, pero en piscinas convencionales que no se adaptan fácilmente a esta población. Más de 120 discapacitados se ven beneficiados por este complejo acuático. La fisiatra Carolina Held dice que la hidroterapia permite el desarrollo de la tonificación muscular, ayuda a prevenir la obesidad porque impulsa el movimiento, controla la fatiga de las personas, puesto que provoca la relajación. Además, ayuda a reafirmar la autoestima, pues la combinación entre el reconocimiento del propio cuerpo y tener que enseñar la imagen propia en la piscina estimula la aceptación. El agua posee la particularidad de hacer que un cuerpo ‘pierda’ peso y que flote; es decir, las deficiencias motoras se reducen dentro del agua. La terapia acuática no solo ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas en condición de discapacidad, también ayuda a que los deportistas se recuperan de graves lesiones. El agua es la herramienta clave para que la recuperación sea lo más temprana y progresiva posible. Se utiliza como paso previo al trabajo en el gimnasio o en el campo, además de servir para realizar diferentes técnicas fisioterápicas. Dicho trabajo en agua será una labor preparatoria para que las estructuras lesionadas respondan mejor y más rápidamente a las exigencias posteriores. César Bernal, educador físico y entrenador, opina que la hidroterapia en los deportistas es muy importante desde el punto de vista del trabajo en agua. Se abordan trabajos como el fortalecimiento muscular, estabilidad de las estructuras dañadas, reeducación de la marcha, inicio del trote. Como parte de la Política Pública, la administración municipal promueve la equidad social a través del fomento de oportunidades, acceso a derechos y fortalecimiento de las capacidades para el desarrollo humano de los grupos vulnerables priorizados en el municipio”. Según el censo del 2018, hay 27.000 habitantes en el municipio de Cota, de los cuales 4.000 son niños. De ellos, 60 están en condición de discapacidad: 25 se ven beneficiados por las labores de la Fundación. Olga Rubiano, madre de un niño con discapacidad, también da su testimonio: “Mi hijo Tomás se ha visto beneficiado por la hidroterapia que ofrece la Alcaldía de Cota. La piscina cuenta con un personal capacitado, y ya no tengo que desplazarme hasta Bogotá para que atiendan médicamente a Tomás. El centro Renacer está cerca de mi casa y no tiene ningún costo”. “Gracias a estas terapias he podido notar que mi hija es más feliz y espera ansiosamente el día de su hidroterapia”, expresa Balvina Medina, madre de una niña con discapacidad. En los rostros de Jesús y los demás niños se refleja la felicidad de sentirse libres. Como si no tuvieran ninguna discapacidad. Su calidad de vida ha mejorado un 70 % gracias a las hidroterapias. La Alcaldía de Cota sigue implementando más beneficios para la población discapacitada en el municipio, pero dichos esfuerzos nunca serán suficientes.

  • Del tablero al extranjero

    Del tablero al extranjero Sergio Briceño Redondo, Comunicación Social y Periodismo Conoce la historia del ajedrecista colombo-sueco Pontus Carlsson. Aquí, sus reflexiones sobre el racismo, el ajedrez y la cultura. Ver también: El precio del triunfo Compartir

  • Enrédate

    Enrédate Natalia López, Alejandra Cervantes, Lisa Willis, Iván Perea y Manuela Montoya. Comunicación Social y Periodismo Nuestros estudiantes exploran nuevas narrativas de opinión. Ver también: Roloman, el nuevo superhéroe de la capital Compartir

  • Unisabana Medios | Audios

    100 años del Muralismo mexicano Juliana Bastos y Paula Zabaleta En 1910 comenzó formalmente el movimiento artístico del Muralismo Mexicano, con la Revolución Mexicana como símbolo de la búsqueda de la independencia. ¿Cuáles son sus implicaciones en la cultura? ¿Qué historias se han narrado desde entonces? Ver también: Es puro arte Compartir

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