top of page

Resultados de búsqueda

Se encontraron 1872 resultados sin ingresar un término de búsqueda

  • El mejor cumpleaños

    Un buen amigo es ese que que piensa en sorprender con el regalo perfecto, en una fecha especial. El mejor cumpleaños Paula Camacho, Paula Cortés, Alejandra Rivas, Luis Miguel Rosero, estudiantes de Comunicación Audiovisual y Multimedios Un buen amigo es ese que que piensa en sorprender con el regalo perfecto, en una fecha especial. Compartir

  • Unisabana Medios | Audios

    Crecer en silencio María Salomé Cabrejo Rodríguez, Comuncación Social y Periodismo María Negia Padilla es una madre soltera. Sus retos como madre incluyeron que su hijo fuera diagnosticado desde sus seis meses de vida con epilepsia. Con el tiempo, descubrirían más de una enfermedad como hipertensión y autismo. Ver también: El cirujano que le reimplanto la mano a una niña de 2 años Compartir

  • La infertilidad, una enfermedad de lujo en Colombia.

    12 meses o más de relaciones sexuales sin lograr un embarazo tiene un diagnóstico, pero su tratamiento no lo prestan las Empresas Prestadoras de Salud (EPS). La infertilidad, una enfermedad de lujo en Colombia. Mónica Marcela Mejía Parada. 12 meses o más de relaciones sexuales sin lograr un embarazo tiene un diagnóstico, pero su tratamiento no lo prestan las Empresas Prestadoras de Salud (EPS). Disponible en Pulzo Mónica Marcela Mejía Parada. El rostro de Sandra Maritza Calderón, al recordar la incertidumbre y soledad que rodeaba su hogar hasta hace 4 años, es de tristeza. Ella y su esposo se conocieron en el año 1992 y al poco tiempo decidieron tener hijos, pero todos los intentos fallaban. Después de varios exámenes, a su esposo Jorge le diagnosticaron infertilidad por astenozoospermia, conocido como “espermatozoides lentos”, motivo por el cual no podían concebir. Consultaron tratamientos, pero no contaban con los recursos económicos para acceder a ellos, por lo que tuvieron que esperar 9 años de intentos fallidos. Ya a los 41 ella daba por imposible un embarazo, pero se permitieron una última oportunidad: hacer un préstamo y pagar un tratamiento de fertilidad. “Nosotros no sacamos 20 millones de hoy a mañana, hicimos un préstamo a 4 años. Fue muy duro porque la EPS no nos ayudó con los exámenes médicos ni con las citas con especialistas; tuvimos que pagarlos particularmente”. Así como este caso, en Colombia, de acuerdo con la Federación Médica Colombiana, el 25 % de la población en etapa reproductiva es infértil, es decir aproximadamente 2,5 millones de personas, y esta es una cifra en aumento. Sin embargo, más allá de iniciativas de investigadores particulares, la infertilidad no se ha documentado nunca en entidades públicas o en EPS, por lo cual no existen registros realizados por ninguna entidad gubernamental que señalen el porcentaje exacto de parejas infértiles en el país. En Colombia, las causas varían un poco al resto de países, puesto que en más del 50 % del padecimiento se presenta en hombres, afectados por varicocele, infecciones y problemas genéticos, como las alteraciones en el cromosoma. En contraste, en las mujeres lo más frecuente son los problemas de ovulación, como el ovario poliquístico, la endometriosis y las infecciones de transmisión sexual que dañan las trompas de Falopio. Las causas del incremento de esta patología se relacionan con el descuido de infecciones de transmisión sexual, falta de abordaje oportuno de trastornos de ovulación y cambios ambientales. Además, culturalmente se asocian con postergar el momento de tener hijos, daño en la calidad del semen por consumo habitual de tabaco y alcohol, y exposición prematura a anticonceptivos orales. Una enfermedad ‘exclusiva’ Existen diferentes tipos de tratamientos para combatir la infertilidad. Estos van desde procedimientos sencillos, como vigilar la ovulación mediante ecografías, aumentarla con medicamentos y ciclar las relaciones sexuales al momento preciso de la misma; hasta tratamientos extracorpóreos, como la fertilización invitro, que consiste en la unión del ovario con el espermatozoide fuera del cuerpo de la madre. No obstante, la gran frustración de las parejas infértiles es el costo de dichos procedimientos, los cuales alcanzan los 20 millones de pesos. De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, en 2015, las mujeres de 25 a 29 años y de 35 a 39 reportaron que más de un 30 % no está recibiendo un tratamiento de fertilidad porque es muy costoso. “Saber que debía tener esos 500 mil pesos mensuales para pagar el préstamo y que además que ya vienen más gastos a raíz del bebé, es preocupante”, cuenta Sandra Calderón, quien finalmente logró su objetivo de ser madre, pero a un alto costo en el presupuesto familiar. A pesar de que la infertilidad, desde 2009, es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad del sistema reproductivo y de que en el listado de servicios y tecnologías excluidas de la financiación con recursos públicos asignados a la salud, de 2017, no se encuentran especificados sus tratamientos, es la única enfermedad que en Colombia cuenta con diagnóstico, pero no con tratamiento por parte de las Entidades Prestadoras de Salud (EPS). Al no estar excluido en el plan obligatorio de salud, POS, las personas deberían tener derecho a acceder a servicios de salud reproductiva, como la prevención y tratamiento las enfermedades del aparato reproductor femenino y masculino. No obstante, el sistema de salud en Colombia, el cual se financia del pago de impuestos y de los aportes al régimen contributivo que realizan los ciudadanos, se opone a cubrir dichos procedimientos debido al impacto fiscal que esto supondría para el equilibrio financiero del sistema, según la objeción presidencial del pasado gobierno de Juan Manuel Santos, declaración apoyada por el actual Ministerio de Salud y Protección Social y Ministerio de Hacienda. Por su parte, las EPS concuerdan con la dificultad de costear estos tratamientos debido al déficit que les representa que un paciente cotice más de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), es decir el valor anual que se reconoce por cada uno de los afiliados para cubrir las prestaciones del Plan Obligatorio de Salud, que la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) les desembolsa por el mismo. “Tener hijos es una decisión propia que no puede volcar el sistema de salud”, considera Jenny Barrios, coordinadora médica de la EPS Sanitas. Debido a que estos tratamientos solo pueden ser cubiertos por personas o matrimonios de alta capacidad económica, existen en Colombia numerosas parejas que no albergan ilusión alguna de contar con los recursos necesarios para acceder a alguno de los centros especializados de reproducción asistida existentes. Más que una decisión personal La Corte Constitucional estableció los casos en los que, de manera excepcional, las EPS están obligadas a costear tratamientos de fertilidad. Primero, se deben costear cuando se pretenda garantizar la continuidad de un servicio que ya esté avanzado; cuando éste busque garantizar la vida, salud, o integridad personal, incluyendo la salud sexual y reproductiva, y finalmente, cuando la patología de la infertilidad sea una enfermedad secundaria. En contraste con lo anterior, la Organización Mundial de la Salud puntualiza que la salud no es únicamente la ausencia de afecciones y enfermedades en una persona, sino un estado completo de bienestar físico, mental y social, lo cual entra en contradicción con la ausencia de tratamientos financiados por las EPS. Al respecto, la consultora médica de planificación familia, Lina María Acuña, puntualiza que la incapacidad de concebir es una enfermedad que hace necesario, para la pareja, un acompañamiento psicológico y de asesoría familiar porque sobre todo se genera frustración y sentimientos de culpa, que pueden llevar al deterioro del matrimonio. Como en el caso de Sandra, que aunque ya llevaba 22 años junto a su esposo y era una buena relación, asegura que al llegar sus hijos esa relación se afianzó más. “Ahora todo es una alegría, la casa cambió totalmente, ellos cambiaron muchas cosas. Los hijos son un complemento de la familia”, dice con una sonrisa en el rostro. Asimismo, el ginecólogo obstetra Fernando Zegers Hochschild precisó al defender una tutela que “la infertilidad es una enfermedad que tiene numerosos efectos en la salud física y psicológica de las personas, así como consecuencias sociales, que incluyen inestabilidad matrimonial, ansiedad, depresión, aislamiento social y pérdida de estatus social, pérdida de identidad de género, ostracismo y abuso”. Esto detalla que, si bien la infertilidad no implica un riesgo para la vida, puede afectar otras facetas humanas. “Existe, por tanto, una conexión entre la autonomía personal, la libertad reproductiva y la integridad física y psicológica”. (Corte constitucional, Sala Sexta de Revisión de tutelas, T-274/15, 2015) La infertilidad se puede prevenir Si bien en Colombia la magnitud de la Infertilidad no ha sido determinada oficialmente, estudios dados a conocer por la Fundación Colombiana de Parejas Infértiles (Funcopi), señalan que solo el 70 % de la población infértil puede ser tratada sin grandes inversiones y solo el 30 % (700.000) requiere reproducción asistida, lo que, de acuerdo con el ginecólogo y experto en fertilidad Jorge Ramírez puede ser una oportunidad para realizar una inclusión progresiva de los tratamientos de fertilidad dentro del plan de beneficios. “Para que las cosas no sean tan costosas, hay que intervenir a tiempo. De esta forma, el 80 % se puede tratar bajo el mismo costo de otras enfermedades, porque son tratamientos sencillos que no sobrepasan los 400 mil pesos. Se está cometiendo una gran injusticia, naces infértil o te vuelves infértil, pero es una enfermedad, no una condición de lujo”, explica Ramírez. Es por esto que documentar los factores que se asocian a las causas de infertilidad y realizar un diagnóstico generalizado del país; además de diseñar programas de promoción y prevención oportuna de infecciones de transmisión sexual y de enfermedades que afectan al sistema reproductivo como la endometriosis en la mujer y el varicocele en el hombre, permitiría evitar lesiones graves en la función reproductiva de la sociedad colombiana. “La infertilidad está en aumento. Cuantos menos se intervenga con los tratamientos que se deben hacer ahora, mayor será la carga a futuro. Entonces, vamos a ser algún día una civilización envejecida”, sostiene el ginecólogo. La posibilidad de que el Ministerio de Salud y protección Social y las instituciones educativas capaciten médicos para tratar la infertilidad a volumen evitaría que esta siga siendo una enfermedad reducida a un grupo selecto de especialistas de alto costo, abriéndoles la oportunidad a personas que se encuentran en la posición que vivió Sandra y que se encuentran en busca de los recursos necesarios para cumplir su deseo más anhelado: tener una familia.

  • Educación remota, otro reto de la inclusión

    Educación remota, otro reto de la inclusión Ashley Vanessa Portilla Ardila, Andrés David Caamaño Mendoza, Manuela Rojas Medina, Deisy Dayana Rojas Nivia, Yojaved María Orozco Celis, estudiantes de Comunicación Social y Periodismo. Los profesores de niños y jóvenes con algún tipo de discapacidad han debido ser creativos y recursivos para continuar asumiendo la responsabilidad de educarlos en la virtualidad. ¿Cómo han enfrentado este desafío? Ver también: Forjando Futuro Compartir Este trabajo se hizo en conjunto con los siguientes estudiantes del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Minuto de Dios: Paula Barriga, Johana Murcia, Natalia Garzón, Paula Guerrero, Raquel Guerrero, Thalia Mendoza.

  • Unisabana Medios | Audios

    De la tendencia a la literatura Luisa María Vela Guerrero, Comunicación Social y Periodismo Epa Colombia ha atravesado una odisea para sacar adelante su negocio de keratina para el cabello, lo cual se asemeja a situaciones evidentes en el libro 'Los Miserables'. Ver también: El cirujano que le reimplantó una mano a una niña de 2 años Compartir

  • J’ai changéɇ

    J’ai changéɇ Luis Guillermo Hernández Cárdenas, estudiante de Comunicación Social y Periodismo. Con esta sesión de fotografías, cuyo título en español significa "cambié", el autor busca retratar un proceso de transformación en su vida. Lea también: De la prueba al delito 1/11

  • Unisabana Medios | Audios

    Metamorfosis: secuelas de un intento de feminicidio Daniela Peña Severiche, Comunicación Social y Periodismo Marlon Saenz se hizo cargo de su madre cuando esta fue víctima de tentativa de feminicidio. Su historia cuenta cómo superó ese doloroso momento. Ver también: Micromachismos, la violencia encubierta Compartir

  • Aprende cómo hacer una arepa de huevo

    Pocos platos tan típicos del caribe colombiano como éste, fácil de hacer y muy rico. Aprende cómo hacer una arepa de huevo Pocos platos tan típicos del caribe colombiano como éste, fácil de hacer y muy rico. Pocos platos tan típicos del caribe colombiano como éste, fácil de hacer y muy rico. Para preparar cuatro arepas, solo necesitas 250 g de maíz, 1250 ml de agua y 4 huevos. Compartir

  • Las manos maestras

    La artritis reumatoidea se apodera de la vida de María Teresa. Aunque sale adelante, la academia que había fundado con su gemela debe ser cerrada porque su enfermedad se agrava, afectando todo su cuerpo. Las manos maestras María Alejandra Almario Moreno La artritis reumatoidea se apodera de la vida de María Teresa. Aunque sale adelante, la academia que había fundado con su gemela debe ser cerrada porque su enfermedad se agrava, afectando todo su cuerpo. Disponible en Pulzo María Alejandra Almario Moreno A los 32 años, con dos hijos pequeños y todas esas expectativas, el mundo se me acabó completamente. No podía creer que a mí me estuviera sucediendo esto. Lógicamente empezaron los tratamientos, hasta 16 pastillas diarias. Esto lo comenta María Teresa Miranda de Moreno con una voz débil que refleja lo duro que fue para ella sufrir de artritis reumatoidea. “Esta enfermedad es incurable y destructiva. Mis defensas, no me protegen, sino que me atacan, especialmente a mis articulaciones”, informa mientras acaricia sus piernas de una forma lenta y cariñosa. Sus profundas inhalaciones muestran lo difícil que es compartir lo que cambió el rumbo de su vida, y de lo que más amaba hacer: enseñar música. A sus 84 años, aún le es duro recordar todo lo que perdió por cuenta de esta enfermedad. Es inevitable no ver sus manos. Reflejan el dolor por el que ha pasado y la fortaleza que tiene. Sus dedos son rígidos y están entumecidos. A pesar de eso, sus manos están hidratadas y sus uñas se ven fuertes y largas: siempre las trae pintadas de rojo. Ella me confirma que siempre se ha cuidado la piel, incluso la de las manos. No se cohíbe de su apariencia, no las oculta, por el contrario, sus manos hacen que uno viva su historia. Sus manos la describen a ella, demuestran su edad, su belleza, su fortaleza y su berraquera. Son blancas como su rostro, por lo que su esmalte y su labial rojo la hacen más atractiva, sin olvidar sus ojos verdes y su pelo corto, abundante y rubio. Es vanidosa. En 1978 tenía un esposo con el que llevaba 10 años de casada y dos hijos que tenían 3 y 9 años. También tenía una gemela más imponente y protectora. Con ella empezó la música. “Aprendimos a cantar haciendo un dúo a dos voces que se logró muy bien. Mi madre nos dio una buena educación musical”, explicó con un todo de orgullo al recordarlo. Mientras tanto, sus dedos índice, con dificultad, señalaban el cielo con sus manos entrelazadas. Por esto, ella también decidió introducir la música en su hogar. Así lo confirma su hija María Gabriela: “Nací en la música. En mi casa, con mi tía, mi hermano y con la gente que gusta de la música, todos los fines de semana siempre se cantaba; se oía música; se tocaba el tiple y la guitarra. Teníamos tertulias musicales”. Su hija también rememora cómo los dedos de su madre se movían rápidamente por las cuerdas, mientras su voz creaba un momento inolvidable, eso cuando tocaban rancheras o música colombiana. Al cantar canciones chilenas o de América Latina, recuerda sus aplausos constantes que ayudaban a todos a llevar el ritmo de la música y a la vez los motivaba a cantar o interpretar mejor el instrumento. Sin embargo, las más conmovedoras para María Teresa eran las baladas, que actualmente canta con su hija. Las gemelas Miranda decidieron dar un paso más grande. “Mi hermana me dijo: ‘hermanita, ¿por qué no enseñamos esto que sabemos? Abramos una academia para niños’, y efectivamente lo hicimos. “Mi hermana tuvo que viajar y yo me quedé sola con la academia”, relata María Teresa. Esta vez sus manos están juntas encima de sus piernas, se ven más tímidas. Mantener la academia era de gran trabajo. Su hija y, también alumna, la veía como una profesora exigente, paciente y competente. Sostener la academia significaba preparar instrumentos, templar y cambiarles las cuerdas. Todo le produjo cansancio crónico en sus articulaciones. Con poca memoria, ella confirma que ya había sido diagnosticada con artritis para ese entonces, pero su hija dice con seguridad que fue después de haber empezado su nuevo trabajo. Para María Teresa también era un pasatiempo, una forma de expresar y recibir amor. Lastimosamente, en varias oportunidades al levantarse de su cama empezó a sentir dolor en sus manos, especialmente en el cartílago de sus dedos; a veces, en los codos. Empero, ella y su esposo sospecharon que podrían ser producto del esfuerzo en el desarrollo de las tareas en la academia. No obstante, los dolores empeoraron hasta que un día ella no pudo levantarse de la cama. José Moreno, su esposo, afirma que decidió llevarla a dos clínicas para que le tomaran radiografías, ya que no estaba contento con los resultados y quería confirmarlo. Él fue médico, por lo que entendía muy bien todo lo que estaba sucediendo. Ella vivía de la música, vivía gracias a sus manos y a sus oídos. “Que moriría en unos 15 o 20 años, porque la artritis complicaba también mis órganos internos: mis pulmones, mi hígado, mis riñones”, narra María Teresa al recordar la limitación médica de ese entonces. Para ella, el mundo se derrumbó por el dictamen de ese doctor. Para todos en su familia, y en su academia, fue una noticia inesperada. “Para mí fue muy duro porque fue verla caer de alguna forma, triste, deprimida, reducida, impotente. Siendo yo tan niña no entendía bien qué pasaba, pero tengo claros recuerdos que me producían mucho dolor y miedo a perderla”, confiesa su hija con una voz y mirada decaída, quien segundos después es inundada por lágrimas forzadas a no salir. Cuando ya la enfermedad se apoderaba de ella, tuvo que tomar una decisión con su vida: cerrar la academia de música. “Todos esos niños que recibía, desde los 4 hasta los 15 años, lloraron al despedirse. Lloramos. La cerrada de mi academia fue verdaderamente traumática para mí... Y se acabó la música para mí”, asegura María Teresa con la mirada hacia abajo a punto de llorar. Sus manos no pierden el protagonismo al intentar cubrir su rostro, toman un pañuelo y luego choca sus manos contra sus piernas al recordar esta tragedia. Para narrarlo, tuvo que mantenerse en silencio por momentos mientras recuperaba fuerzas. “María Teresa me inculcó el efecto, el amor por la música y el canto. Fue la persona que me inspiró a siempre disfrutar de los acordes de una buena guitarra”, comenta Francisco Cubillos, actual profesor de la Universidad de La Sabana. Él aún recuerda a María Teresa y su academia; especialmente las sesiones navideñas a final de año donde demostraban lo aprendido frente a las familias de los alumnos. Él manifiesta que su maestra siempre fue una persona delicada, educada y amorosa. Francisco, mientras lo comenta, no duda de una sola palabra, mira con seguridad y concreta que siempre fue muy entregada a sus estudiantes. Para él es una maravilla poder reencontrarse con ella. Con una voz más segura y fuerte, María Teresa concreta: “Terminé mi carrera, me gradué y trabajé como profesora de colegio, todavía con esta enfermedad, muy dura, con muchos dolores e impedimentos”. Sus manos esta vez transmiten dulzura. Hace movimientos suaves y grandes que salen del marco de la cámara. Se complementan con su mirada. A sus 60 años, aproximadamente, María Teresa recupera su movilidad para tener un nuevo estilo de vida. Para expresarse, para enseñar, para hablar, ella necesita de sus manos. Ella sigue con su medicación desde hace 15 o 20 años, pero le da gran protagonismo a la Cortisona y el Metotrexato, cuya función es desinflamar. “Si me pueden ver, pues las manos son funcionales. Tengo muchas, muchas cirugías ortopédicas en las manos y en los pies para poder caminar. Y mis manos, estéticamente no son bonitas, pero funcionan. Yo me siento feliz, las amo. Le doy gracias a Dios”. No pudo volver a tocar un instrumento. Las secuelas que le dejó la enfermedad en sus manos se lo impiden completamente por la inmovilidad que tienen, pero aun así, es feliz. Su hija, ya con una familia, describe que con su madre se siente acompañada, respaldada y amada. María Teresa afirma que con ella se siente bendecida, protegida y feliz. Después de cerrar su academia creó un grupo de estudio de humanidades, pero esta vez conformado por adultos. Ella siempre recordará con amor “La Academia de las Miranda”, que según su hija, fue “una empresa unipersonal, en la que mi mamá era el motor, el corazón y el todo de la empresa”. Al final, María Teresa terminó viendo y acariciando sus manos. Se ve agradecida y más alegre a diferencia de cuando empezó a narrar la historia. Agradece y se limpia un poco las lágrimas. Es evidente que sus manos fueron las más afectadas, pero también son las que batallaron y las que actualmente le dan vida e independencia. Está orgullosa de su vivencia y seguirá cuidando de ella, y sus manos, toda su vida.

  • Unisabana Medios | Audios

    Crónica: Ser Pilo Paga Ana María Chivatá, Comunicación Social y Periodismo Es la historia de Michel Gallardo, una beneficiaria del programa Ser Pilo Paga, que ve materializado su sueño de estudiar medicina. Ver también: ¿Cómo está funcionando la educación virtual en Bogotá? Compartir

Escucha aquí los podcast de Conexión Sabana 360 

botom-spreaker.png
botom-spotify.png
bottom of page