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Se encontraron 1872 resultados sin ingresar un término de búsqueda

  • Los desechos no siempre son basura

    Los desechos no siempre son basura Laura Camila González Orozco, estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios. Una crítica al desperdicio de los alimentos que pueden ser aprovechados para otros fines, como alimento de los animales. Lea también: Detrás del motor 1/15

  • Unisabana Medios | Podcast | A su Salud

    Programa de pediatría acerca de la crianza de los niños.  A su salud Programa de pediatría acerca de la crianza de los niños. Unisabana Radio Compartir

  • Los mundos de Dave Meyers

    Los mundos de Dave Meyers Este video fue realizado por Natalia Betancurth Dorado, estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios, En este video ensayo, se reúnen las locaciones narrativas de Dave Meyers, director de videoclips musicales. Ver también: El color en "The Haunting" Compartir

  • Quiero Saber - Timo (Acústico)

    Timo, jovenes talentos del tropipop, participaron en este espacio de Backstage, el cual tiene por objetivo que las bandas y cantantes emergentes muestren su talento cantando sus mejores temas en versión acústica. Quiero Saber - Timo (Acústico) Timo, jovenes talentos del tropipop, participaron en este espacio de Backstage, el cual tiene por objetivo que las bandas y cantantes emergentes muestren su talento cantando sus mejores temas en versión acústica. Compartir

  • Ciudadanía y familia: derechos, deberes y participación social

    El profesor Fabio Pulido, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, habla de la familia como entorno para conocer y ejercer los deberes y derechos ciudadanos. Ciudadanía y familia: derechos, deberes y participación social El profesor Fabio Pulido, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, habla de la familia como entorno para conocer y ejercer los deberes y derechos ciudadanos. Compartir

  • Virtualidad en un país sin conexión

    La falta de presencia del Estado en ciertas regiones y la poca preparación en educación mediada por tecnología hacen evidentes las fallas de la educación. Virtualidad en un país sin conexión Tatiana Sarria Fernández La falta de presencia del Estado en ciertas regiones y la poca preparación en educación mediada por tecnología hacen evidentes las fallas de la educación. Disponible en Pulzo Tatiana Sarria Fernández Alexandra Fuenmayor ha dedicado gran parte de su vida a la educación. Lleva 25 años ejerciendo como docente, de los cuales los primeros 10 años trabajó en el sector privado. En la actualidad enseña en el grado primero de primaria, en una institución oficial de Terrón Colorado, un barrio ubicado a las afueras de Cali, Valle del Cauca. “Siempre le había pedido a Dios que me colocara en un lugar donde la gente en verdad me necesitara”, explica. Siempre con dedicación y amor trata de enseñar y motivar a sus estudiantes a salir adelante ante las adversidades que en muchos casos parecen difíciles, pero no imposibles. Para miles de profesores, la pandemia del COVID-19 fue una verdadera sorpresa, pero en la institución en la que trabaja Alexandra Fuenmayor, los directivos y profesores días antes se adelantaron a la situación. Elaboraron guías y por medio de encuestas indagaron cuál era la situación en la que se encontraban sus alumnos, para no interrumpir los procesos de educación que ya llevaban los niños. El 23 de marzo del presente año, el gobierno expidió el decreto 457 de 2020, en el cual imponía el aislamiento preventivo obligatorio en el país y las medidas que debían ser seguidas por los ciudadanos para evitar el contagio. Pero incluso días antes, el sector de educación detenía las actividades presenciales en la gran mayoría de instituciones, tanto públicas como privadas del territorio, por medio de la circular N° 021 emitida por el Ministerio de Educación, el 17 de marzo, en la cual decretaba el trabajo académico desde casa y de forma remota, dando pie a una nueva realidad llena de incertidumbre y angustia para los estudiantes y educadores. Los desafíos de la virtualidad Las clases se trasladaron a las nuevas aulas digitales, Zoom, Google Meets, correos y, en la mayoría de los casos, WhatsApp. Pero estas nuevas plataformas no son tan sencillas de utilizar como parecen y más en un país donde son pocos los que cuentan con el privilegio de tener conexión a Internet. Según un estudio del Laboratorio de Economía de la Educación, en Colombia el 96 % de los municipios tienen problemas de conectividad, es decir, que más de la mitad de estudiantes de bachillerato y primaria no pueden acceder a herramientas digitales ni a Internet. El salón de clase de Alexandra cuenta con 22 alumnos, de los cuales solo 2 poseen un computador en casa, aproximadamente la mitad de los niños cuentan con servicio de Internet, pero solo disponen del celular de sus padres que pueden utilizar en las noches o fines de semana cuando sus familiares no se encuentran laborando. Hay algunos que no cuentan con la misma fortuna y en muchas ocasiones deben destinar dinero del día a día por unos cuantos minutos de aprendizaje y conocimiento en algún café internet o por medio de unas cuantas recargas de Internet para el celular. Para Celmira Flores, quien se desempeña como docente desde hace 39 años, uno de los mayores retos que han tenido que enfrentar es el manejo de las plataformas digitales. “Uno a esta edad no sabe manejar muy las herramientas TIC”, expresa. Si no se utilizan las nuevas tecnologías de la forma adecuada se pueden generar retrocesos en las actividades y aprendizajes de los niños. “Hay que tener mucha paciencia con los estudiantes y brindar constante apoyo para que continúen”, dice. “Ha habido muchos retos, el primero poder mantener todos los estudiantes conectados en las actividades, porque muchos padres de familia presentan dificultades económicas y de conexión; otro es poder motivar a los estudiantes para que no pierdan la energía”, explica Luis Carlos Obregón, docente de básica primaria desde hace más de 10 años en las zonas rurales en un municipio del Valle del Cauca. Los altos y bajos Algunos también creen que esta situación puede generar cambios positivos en el sistema de educación. Así lo expresa Mónica López, gerente académica de la Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada (RENATA), quien por medio de esta organización brinda recursos y plataformas tecnológicas a diversos centros educativos del país para fomentar la investigación y la enseñanza. La implementación de estos nuevos recursos lograría mayor número de oportunidades para el acceso a la educación. “Yo creo que en las situaciones de presión uno puede generar mejores resultados”, indica López. La virtualidad simplificó los tiempos de estudio y trabajo, brindó la comodidad de laborar desde el hogar. Esto era lo que creía en un principio Alexandra, quien acostumbraba a levantarse a las 4 de la mañana y atravesaba toda la ciudad para comenzar su jornada junto con sus alumnos. Ella ya no cuenta con un horario fijo, en el día se dedica a elaborar y enviar guías de estudio, resolver las dudas de sus estudiantes a través de WhatsApp y asistir al sin fin de charlas que organiza la Secretaría de Educación para capacitar a sus docentes. Sin embargo, la calidad de la formación no solo se basa en las herramientas, recursos e infraestructura que posee una institución. César Vega, investigador junior del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), considera que otro factor clave para garantizar una buena educación y romper la desigualdad social es por medio de la capacitación de docentes. “Para reducir las brechas es necesario tener capital humano que esté mejor capacitado y preparado, algo que se debe tener en cuenta tanto en la pandemia y después de esta”, expresa. Las grietas del sistema “Se va a crear un hueco en la formación de estudiantes; van a llegar menos capacitados y van a tener menos posibilidades de pasar las pruebas de estado y llegar a la universidad”, advierte Jorge Iván Henao, coordinador regional del proyecto de plan de escritura y lectura de CERLALC (Centro Latinoamericano para la promoción del libro en América Latina y el Caribe) y quien trabaja de la mano con el Ministerio de Educación. Según la Unesco, antes de la cuarenta, en países con ingresos bajos o medios, el 53 % de los niños tenía un bajo nivel de escolarización y aprendizaje, lo cual con la llegada del COVID-19, se podría incrementar. Rennier Ligarretto, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Javeriana, manifiesta que la situación refleja: “Una falta histórica de inversión sostenida y la poca relevancia que tiene la educación para los gobiernos de turno, la conectividad debe ser un derecho en la era digital”. Las entidades públicas realizan encuestas, informes y formularios con el fin de saber las necesidades de los niños y buscar soluciones, pero al final son los docentes los que terminan diseñando estrategias para evitar que los alumnos se retiren y continúen en sus procesos de aprendizaje. “A Colombia le falta mucho, los niños están en un desnivel para poder acceder a las herramientas y medios de educación”, explica Alexandra Fuenmayor. Ausencia en las aulas Otro de los grandes problemas a los que se enfrenta el país en cuanto a este tema es incrementar la tasa de deserción estudiantil. Según un informe del LEE, la tasa de deserción escolar anual en Colombia es de 3 % y la de repitencia es de 2 %. En el país ya se presentan más de 10.000 casos de deserción en algunas de las principales capitales. En Medellín la Secretaría de Educación calcula que existen más de 8.200 estudiantes que han abandonado las clases. En Barranquilla se reportaron otros 5.000 alumnos que no han vuelto a conectarse durante estos meses. En Cali, la secretaría ha registrado cómo ha disminuido el número de matrículas para las instituciones oficiales que son calendario B. La situación actual está generando nuevas brechas, ya no solo entre los colegios públicos y privados, sino también dentro de las mismas instituciones oficiales, entre los estudiantes que tienen acceso a internet y entre los que no. “El gobierno se debe preocupar de los recursos para fortalecer la educación, y para estar preparados para cualquier situación”, afirma Henao. Un largo camino El Ministerio de las TIC (MinTIC) y el Ministerio de Educación (MEN), han venido trabajando en estos últimos meses en estrategias que permitan garantizar la educación y conexión de miles de niños en Colombia. Han puesto en marcha el Plan Ejecutando y Conectando, por el cual se han instalado zonas digitales en 99 municipios de 19 departamentos, que permiten ingresar de forma gratuita a internet por medio de diversos dispositivos como tabletas, celulares y computadores. Además, ha logrado entregar 89.000 equipos en 1130 sedes educativas y otros proyectos más, con el fin de generar mayor conectividad y ayudar al MEN a cumplir los retos de la educación virtual en la actualidad. Para las entidades gubernamentales ha significado un verdadero desafío garantizar los materiales y la conexión en las diversas regiones por la compleja geografía del país. El viceministro de conectividad, Iván Mantilla, manifestó: “Se ha trabajado para que sin importar lo distante del territorio o su difícil acceso, podamos llegar con servicios de telecomunicaciones a sitios como la isla de Malpelo, los cayos ubicados en el archipiélago de San Andrés, Tarapacá en Amazonas o Bahía Honda en La Guajira, buscando siempre beneficiar a la mayor cantidad de comunidades rurales”. Entre tanto, abrumada, Alexandra en las noches no deja de pensar en si sus alumnos entendieron y lograron realizar las actividades, intenta idear nuevas formas de recaudar dinero y celulares para que sus estudiantes puedan conectarse. Además, imagina y anhela el momento en el que pueda otra vez reencontrarse y compartir con sus niños en los salones. “Extraño poder ver a los niños, poder reírme con ellos, disgustarme con lo que hacen y llamarles la atención”, dice, reflejando en su voz un gran sentimiento de nostalgia. Cada día, tanto profesores como alumnos ansían con volver a la presencialidad, ya que, a pesar de que el gobierno está tomando medidas para garantizar educación a la mayoría de la población, para romper la desigualdad y garantizar educación de calidad que llegue a todos los rincones del país, aún queda un largo camino por recorrer.

  • AFRO: Un legado

    AFRO: Un legado Edward Santiago Angarita, Daniela Gomez Diaz, Antonia Isabella Rodríguez López, Maria Juliana Rodriguez, Diana Carolina Torres, Comunicación Audiovisual y Multimedios. Cuatro mujeres afrodescendientes, enfrentadas al racismo en Colombia, deciden emprender a través de sus tradiciones y apostar por la reconstrucción social. Ver también: La NBA y su lucha antirracismo Compartir

  • “La memoria histórica tiene un compromiso con las víctimas”

    “La memoria histórica tiene un compromiso con las víctimas” Luisa Fernanda González Ramírez, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de La Sabana. Fecha: Sandra Arenas, bibliotecóloga y profesora de la Universidad de Antioquia, habla de cómo la construcción del relato del conflicto armado debe hacerse desde miradas diversas, dándole valor al recuerdo en sí mismo. Lea también: Disputas por la memoria Compartir Foto: Sandra Arenas. En Colombia, los esfuerzos para apaciguar el conflicto armado parecen ser una lucha contracorriente. Más de 900 líderes sociales han sido asesinados tras la firma del acuerdo de paz y alrededor de ocho millones de personas han sido desplazadas a nivel interno como consecuencia de la guerra. Hoy el relato de las víctimas cobra más valor que nunca en la construcción de verdad y reparación. Sandra Arenas es bibliotecóloga, profesora de la Universidad de Antioquia e invitada en el diplomado de Memoria Histórica, impartido por la misma institución. La Magíster en Ciencia Política y doctora en Memoria Social, quien ha escrito diversos textos sobre política y memoria, conversa con Unisabana Medios. Desde su experiencia y conocimiento ayudará a esclarecer la importancia que se le da a la construcción de memoria histórica en el país y cuál es el papel que debe asumir la ciudadanía en este proceso. ¿Para usted qué es la memoria histórica? Este término se entiende por procesos de investigación relacionados con eventos de un pasado reciente. Estos se realizan poniendo en diálogo distintas metodologías. Una de ellas involucra la consulta de fuentes diversas y la contrastación de información, pero también la oralidad, donde el relato de los participantes tiene un peso. La historia reciente hizo grandes transformaciones. Hubo un momento en el que era muy positivista y la única fuente era el archivo, los medios tradicionales y las historias oficiales de los políticos o Estados; sin embargo, a medida que la narración se amplió y tuvo intereses por otros grupos sociales particulares, como las mujeres y su lucha feminista, los trabajadores o los estudiantes; ahí entendió que esa historia para ser contada tiene que indagarse en la oralidad y darle valor al relato, al recuerdo en sí mismo y la manera en la que la víctima da un sentido a ese pasado, no por la veracidad de este. Es por esto que se está poniendo en el centro de la atención a las víctimas, a las personas que han padecido la violencia y no han logrado comunicar o denunciar lo que les pasó, sino que guardaron esa experiencia para sí. La memoria histórica tiene un compromiso con las víctimas. Sus voces deben ser escuchadas y su testimonio debe hacer parte de un relato colectivo. Las víctimas han sido las principales protagonistas del conflicto armado. ¿Cómo la verdad y la memoria brindan reparación a su dolor y pérdida? Han sido las protagonistas en la reconstrucción de las narrativas que se están haciendo hoy, pero, en la década de los 90, en los medios de comunicación masivos solo se escuchaba la voz de los guerreros. El enfoque de las noticias era el de la guerra y sus actores armados. Hablaba el general del ejército o el comandante paramilitar, pero las víctimas solo eran cifras o datos. El centro del relato no eran ellas, sino la bomba, la masacre y el desplazamiento. A medida que se va transformando el conflicto, ellas empiezan a ser cada vez más visibles. Del año 95 en adelante, tienen una organización muy fuerte. Ellas no se volvieron las protagonistas del conflicto armado, es que sus historias por primera vez comienzan a ser escuchadas y surge una audiencia que está dispuesta a escuchar. En el 2005, con la Ley de Justicia y Paz y, en el 2011, con la Ley de Víctimas, hay un reconocimiento por parte del Estado y se instaura el deber de memoria. Es un proceso lento, pero mejoró con respecto a 20 años atrás. Teniendo en cuenta que los medios en los 90 tenían ese enfoque hacia los guerreros, ¿qué opinión tiene del cubrimiento actual de los medios al conflicto armado? Veo a simple vista que sigue estando dentro de los medios de comunicación tradicionales una presencia muy fuerte de los comunicados oficiales. Es una fuente válida, pero tiene el problema de querer contar el hecho solo desde su versión; sin embargo, son quienes llevan la batuta de cómo se cuenta. Seguimos dándole protagonismo a ciertos sujetos: paramilitares, jefes guerrilleros o desmovilizados de las FARC. En medios alternativos es más frecuente encontrar la presencia de voces de líderes de organizaciones sociales. Tras más de 50 años de conflicto armado y una situación de violencia que parece imparable, ¿cómo ve el panorama en la construcción de memoria histórica en Colombia? Muy complejo y paradójico en muchos sentidos. Sigue siendo muy difícil hacer memoria en medio del conflicto, pero se está haciendo. Esto significa que hay un aprendizaje previo. No obstante, estas organizaciones de víctimas ya sienten un desgaste y la necesidad de nuevos liderazgos. Sus miembros se sienten cansados y desamparados. Los recursos para la memoria están siendo destinados a otros proyectos. Es así que estas instituciones se están viendo obligadas a reestructurar el discurso para conseguir capital. Hay un énfasis en la paz, un mirar hacia el futuro, y parece que la memoria no tiene un espacio muy claro, a pesar de que instituciones como la Comisión de la Verdad y la JEP se han alimentado de estos trabajos. La cantidad de informes presentados ante de estas dos instituciones demuestra que aún quedan muchos relatos por contar, teniendo en cuenta esa diversidad. En un país con una tasa baja de escolarización y un sistema educativo precario, ¿qué recursos y estrategias se pueden usar para ampliar la divulgación e implementación de la memoria histórica? La Red de Lugares de Memoria, en varias ciudades de Colombia, tiene dentro de sus propósitos una función pedagógica de hablar de ese pasado difícil en términos que sean comprensibles para todos los públicos. Todos estos sitios se han creado por iniciativas de organizaciones de las mismas víctimas, que llevan un proceso de construcción de memoria y sienten la necesidad de dialogar con su propia comunidad y otras personas externas. Ellos mismos han logrado encontrar formas de comunicar sus experiencias a diversos grupos desde varios ángulos, a través del arte, del tejido, del cine, de la música, de la fotografía y del teatro, sin importar si saben leer y escribir o no, o si no tienen información clara porque vivieron en realidades y tiempos distintos. Llevan a la gente a una reflexión sobre las lecciones que nos deja ese pasado y cómo evitarlo. Estos espacios están hechos para generar empatía. Mucha gente se siente aislada de los problemas que surgen a diario en el país. Además de lo que acaba de mencionar, ¿qué otro método se podría implementar para ampliar esta empatía? Una cátedra de memoria histórica en los colegios y las universidades sería muy valiosa. Lo digo porque tenemos un curso que se llama “Contexto Social”. En este se analiza el conflicto sociopolítico en el país y los informes del Centro Nacional de Memoria Histórica, para posteriormente vincularlo con archivos. Es increíble cómo todo esto transforma la mirada que los estudiantes tienen sobre muchas cosas y, así mismo, logran relacionar estas situaciones. Es lamentable que no haya una política del Ministerio de Educación para pensar estos temas. Por otro lado, a pesar de todo el esfuerzo de la Comisión de la Verdad, aún hay poco interés por el tema. Se ha hablado de un cambio en Colombia y es importante resaltar que para lograrlo no nos podemos fiar únicamente de los gobiernos de turno, sino que nosotros mismos tenemos que actuar. ¿De qué manera los ciudadanos podemos aportar en este proceso de construcción de memoria y paz? La gente siente que la violencia pasa muy lejos de ellos y no tiene nada que ver con su propio contexto. Es necesario cambiar esa mentalidad y entender que eso no les pasa solo a unas personas; eso nos pasa como sociedad. Hemos tenido desaparición forzada y ejecuciones arbitrarias en las cuales los responsables eran miembros del Estado. Eso no debería importarle solo a las Madres de Soacha, sino a todos los colombianos. Esas muertes no nos importaron. Es necesario admitir que el fin del conflicto va a fortalecer la democracia y la construcción del país. En su concepto, ¿cómo ha sido la dinámica de la justicia transicional para garantizar verdad y reparación a las víctimas? Tanto la JEP, como la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas tienen una institucionalidad fuerte. Han sobrevivido en un gobierno y un congreso adversos. Insisto en que falta más pedagogía, pero son procesos lentos, así como ha sucedido en otros países. Están mostrando en poco tiempo resultados valiosos. El año pasado, Rubén Darío Acevedo, el nuevo director del Centro de Memoria Histórica, tuvo inconvenientes con la JEP por posible censura y se le prohibió alterar la exposición “Voces para trasformar a Colombia”; asimismo, esta no ha sido su única improcedencia. Como académica, ¿qué apreciación tiene sobre la gestión que ha tenido el señor Acevedo? Me parece preocupante de su gestión que ese diálogo tan fructífero y abierto que había entre las organizaciones sociales se fracturó. Ya no hay confianza. Una institución que era central y dinámica en los procesos de memoria está cada vez más aislada. Se puede ver que ha disminuido su presencia en los territorios y en la cantidad de eventos y de informes presentados. Hay un gran interés por mostrar otras voces, como las de los ganaderos o los militares. Está bien; sin embargo, esto no permite que haya una pluralidad. Asimismo, pienso que fue oportuno proteger el guion del Museo Nacional de la Memoria; no haberlo hecho, hubiera sido un desastre. ¿De qué manera ese enfoque en otras voces afecta la construcción de memoria? Las diversas perspectivas en el relato son importantes. El problema radica en decir que ahora sí se está contando la verdad de los hechos, en especial en el discurso de Acevedo. Ellos sí son afectados, pero no sé qué tanto ellos muestran cuánto propiciaron también el conflicto. La firma del acuerdo de paz ha traído luces y sombras a la situación del conflicto armado en Colombia. ¿De qué manera se ha evidenciado este cambio en los últimos años? Entiendo por las cifras que hubo una disminución que es evidente, a pesar de que persiste el fenómeno de la violencia y la presencia de muchos grupos armados. Hoy estos tienen fuertes intereses económicos en las regiones; por tanto, tienen vínculos con políticos y saben que el narcotráfico no es lo único que da dinero. Hay recursos igual de valiosos, como la minería o la ganadería. Ahora hay más criminalidad que violencia política. Siguen vigentes muchos aprendizajes de la guerra. Hay una sensación de que todo sigue igual que hace 20 años. Uno prende las noticias y escucha hablar de masacres y asesinatos. ¿A qué se debe esa reciente intensificación de la violencia? El acuerdo de paz se ha implementado, pero no en aspectos que son fundamentales: el problema de la tierra, de la participación política, del narcotráfico y de la presencia del Estado en los territorios que las FARC abandonaron, pero otros grupos armados llegaron a disputarse. Hace falta la asistencia del gobierno, no solo militar, sino también de educación, de justicia, de salud y de políticas públicas. Es un deber del Estado propiciar las garantías necesarias para que la sociedad avance en ejercicios de reconstrucción de memoria. ¿Cree que este ha cumplido con su papel o solo es una promesa que se ha quedado en el aire? Es una promesa que se ha quedado en el aire. Así mismo, este gobierno ha sido muy coherente con sus propuestas de campaña y con sus políticas desde el inicio. ¿Entonces cree que el gobierno actual ha logrado su objetivo de “hacer trizas la paz”? Por fortuna, no. Porque las tres instituciones de la paz son fuertes, hay organizaciones sociales que están demandando que se cumplan los acuerdos y hay una vigilancia internacional. Sin embargo, ha logrado volver lentos procesos que eran urgentes y surge una frustración por el decaimiento en la confianza que se tenía en estos.

  • Estas son las cuentas detrás de los dineros de la campaña presidencial

    Nicolás Ocampo, Diana Bejarano y Dánika Rodríguez, estudiantes de Comunicación Social y Periodismo < Volver Estas son las cuentas detrás de los dineros de la campaña presidencial Nicolás Ocampo, Diana Bejarano y Dánika Rodríguez, estudiantes de Comunicación Social y Periodismo En Unisabana Medios abrimos los datos de rendición de cuentas publicados por cada candidato en Cuentas Claras para entender quiénes están detrás de la financiación de las campañas en las consultas de 2022. Lea también: “Gobernar es administrar una tormenta”: Rodrigo Lara Multimedia Previous Next Foto: Diana Bejarano Más de 14 mil millones de pesos fueron necesarios para que los tres ganadores de las coaliciones Pacto Histórico, Equipo por Colombia y Centro Esperanza se posicionaran como candidatos presidenciales. De este monto, Petro es quien más ingresos reporta, con el 60,59% del total de recursos registrados, mientras que Fajardo y ‘Fico’ representan 19,78% y 19,63%, respectivamente. ¿En qué usa tanto dinero un político durante su campaña electoral? En Unisabana Medios decidimos hacer un análisis de las cifras de financiación publicadas por los candidatos vencedores de las consultas en el portal Cuentas Claras, para entender cómo aprovecharon sus recursos. Sólo se han tenido en cuenta los datos para las consultas, pues hasta la fecha no se había publicado información sobre los ingresos y gastos de la primera vuelta presidencial. Para ver el proyecto multimedia, haz clic aquí. Camera

  • "Mi negocio se cae a pedazos"

    Este año ha sido un reto inmenso para los empresarios en Colombia; muchos de ellos han visto sus negocios desmoronarse y se han llenado de ansiedad. "Mi negocio se cae a pedazos" Daniel Felipe Sáenz Riaño Este año ha sido un reto inmenso para los empresarios en Colombia; muchos de ellos han visto sus negocios desmoronarse y se han llenado de ansiedad. Disponible en Pulzo Daniel Felipe Sáenz Riaño Irma Cáceres, una mujer de 61 años, con aspecto amable, se prepara junto con su hija Mónica, de 40 años, para otro día de trabajo. Son las 11 de la mañana y ambas dan vueltas por la cocina alistando todos los preparativos para los almuerzos. Son propietarias del restaurante Irka, cuya especialidad son los menús ejecutivos y se encuentra ubicado en el centro de Bogotá desde hace 16 años. Como cualquier mañana, lavan las papas, preparan el jugo y adoban la carne entre el olor a comida casera, aunque recientemente una nueva labor ha tomado parte de las rutinas de estas dos capitalinas: revisar las deudas acumuladas. Este restaurante solo es uno de los miles de negocios afectados por la pandemia del COVID-19, que ha llevado a que casi el 37% de las empresas, según la Cámara de Comercio de Bogotá hayan cesado sus actividades, trayendo consigo todo tipo de dificultades para los empresarios y pequeños emprendedores que intentan subsistir con los ahorros con los que contaban antes de la llegada de este virus. Pero hay un enemigo más silencioso que las deudas o que la falta de ingresos, la salud mental. Los empresarios que han pasado por situaciones de estrés, de incertidumbre o de crisis financieras, según Karen Carvajalino, columnista de Forbes y cofundadora de The Biz Nation, pueden llegar a caer en trastornos de ansiedad, de sueño, digestivos o hasta llegar a ser afectados permanentemente en el sistema nervioso, si no tienen un buen manejo de estas adversidades. Perseverancia como estrategia clave El restaurante Irka ya venía de una situación complicada. Hace 3 años tuvo una caída económica muy fuerte de la que solo se pudieron recuperar hasta finales de 2019 y cuando comenzaron a ver alguna mejora en su situación, inició el confinamiento, lo cual las precipitó a otra crisis económica de la que aún no ven la salida. Antes del confinamiento, llegaban a vender entre 80 y 100 almuerzos diarios, lo cual les daba la estabilidad que ellas necesitaban, pero conforme se fueron agotando los recursos tuvieron que ir recortando el personal. “El grupo era de unas 7 u 8 personas que trabajaban con nosotros, o sea que eran 8 hogares que se mantenían de este restaurante, y ahorita son solo 2 hogares porque no pudimos sustentar a más personas”, explica Mónica, también mencionando algunas de las obligaciones como el arriendo o los servicios, que las llevaron a tomar esta decisión. La noticia del aislamiento fue confusa para madre e hija, al inicio confiadas de que solo serían unos días, pensaron en la cuarentena como una oportunidad de descanso, pero conforme la medida fue extendida vieron cómo sus recursos se agotaban cada segundo. “Siempre esperábamos ese plazo de 15 días para poder abrir, ya cuando fueron pasando como 2 meses comenzamos a darnos cuenta de lo grave que era”, afirma Mónica. Según el psicólogo Carlos Bravo, en este caso es destacable la persistencia en ellas, después de la crisis que afrontaron hace unos años, el salir adelante y soportar los primeros impactos de la situación económica actual demuestran su tolerancia a la frustración. Ellas mismas lo aseguran, mencionando que es con la frente en alto y con ganas de salir adelante, que situaciones como estas se pueden superar. Esta acumulación de deudas, obligaciones e incertidumbres tienden a afectar a muchas personas, y ellas no son la excepción, Irma afirma que los momentos de tristeza y depresión por los que suele pasar son múltiples, ver como las deudas se acumulan, la plata disminuye y su salud se deteriora la ha afectado y solo encuentra consuelo dejando el restaurante unos días y cambiando de panorama al ir al Rosal, donde reside su familia. Mónica también comenta este tema, al mencionar cómo ellas siempre han sido personas muy trabajadoras, las afecta mucho ver cómo los ahorros lentamente se van acabando y tienen que comenzar a contar monedas para cualquier compra. “Yo lo hablo por el caso de mi mamá, ella se deprimió mucho”, explica Mónica. Carlos Bravo también menciona la importancia del tiempo que ellas dos invierten en sus familias, en sus pasatiempos o en su espiritualidad para poder mantener un equilibrio necesario y afrontar las dificultades. Este equilibrio está ausente en este caso, ambas han tenido que dejar a sus familias un tiempo, solo las logran ver los fines de semana cuando suelen estar agotadas y por falta de recursos, han dejado a un lado la recreación o las actividades de ocio. Esta sobre explotación es uno de los cambios más representativos. Según Karen Carvajalino, por el confinamiento han desaparecido los límites de tiempo, todo se ha convertido en un trabajo constante y permanente en el que pareciera que no hay fin, afectando la salud mental y agotando a los emprendedores. Es por la incertidumbre que esto sucede, y Mónica e Irma han pasado mucho de su tiempo buscando qué pueden hacer o en qué negocio experimentar para poder aliviar un poco esta crisis económica. No perder el esfuerzo de muchos años Ellas dos no son las únicas que están pasando por esta situación. En un centro comercial del norte de Bogotá, Jairo Mideros y Marta Alfonso tienen su propia pizzería, que pasaba por sus mejores momentos antes de la pandemia, pero con la llegada de la cuarentena iniciaron también sus intentos de mitigar la crisis económica. Ampliación de domicilios, cambios en estrategias de venta o el uso de recursos almacenados, fueron algunas de las estrategias que implementaron, las cuales Jairo considera como fundamentales para haber subsistido en los primeros impactos de la pandemia. Todas estas medidas han sido realizadas evitando al máximo tener que cerrar y entregar su local, porque eso era lo que más les preocupaba. “Le daba a uno más tristeza ver cómo lo que se había hecho en varios años de un momento a otro se estaba cayendo”, afirma Jairo, agrupando todos los sentimientos de inseguridad y preocupación por los que ha pasado en este periodo. Carlos Bravo explica que en este caso es fundamental que la claridad de los objetivos que tenían estos emprendedores en sus cabezas y la manera en la que se esforzaron para seguir a flote, les ayudó a salir adelante. También el apoyo familiar presente en este caso es fundamental, ya que al ser un negocio manejado por ellos, lograron en el trabajo encontrar un momento para compartir y darse apoyo unos a otros. El mayor reto de estos dos empresarios fue batallar contra el miedo y la angustia de la situación, el cambio de sus itinerarios también ha representado una nueva rutina para ellos, en la que suelen trabajar algunos horarios extendidos. Con todo esto solo buscan reinventarse y no dejar que su negocio cierre, ya que la mayor preocupación es perder el esfuerzo de tantos años. Seguir adelante Karen Carvajalino afirma que el desarrollo de una inteligencia emocional fuerte y la habilidad de poder adoptar un modelo práctico ligado con la tecnología en los negocios son clave para soportar esta pandemia, sin dejar de lado la perseverancia. Desde el Gobierno se han implementado todo tipo de ayudas para estas problemáticas que afrontan los empresarios. El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha puesto en marcha herramientas de financiación para aliviar las dificultades de liquidez en las empresas, mediadas por las entidades bancarias, lo que muchas veces dificulta el acceso a créditos por parte de los pequeños empresarios. Por otro lado, el tema de la salud mental sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Según un artículo publicado por la Clínica Universidad de La Sabana, se tiene la idea de que las enfermedades mentales están asociadas con agresividad, con menos inteligencia o con la necesidad de ser aislados, por lo que casi el 90% de las personas que sufren una de estas afecciones no acceden a ayuda psicológica, por el miedo a ser juzgados o segregados por la sociedad. También es clave mencionar que las llamadas a las líneas dispuestas por el Ministerio de Salud para brindar apoyo y orientación han aumentado en un 30% debido a la pandemia por la que estamos atravesando. Aunque hasta mayo solo se habían realizado 1.635 intervenciones, dato que al comparar con el número de habitantes en nuestro país muestra claramente el rechazo de los colombianos a acceder a ayuda psicológica. Hoy, Irma ve con optimismo el futuro, ella cree que este año ya terminará con estas dificultades, pero ve con ansias lo que el 2021 le podrá traer con respecto a nuevas oportunidades de negocio. Mientras tanto, Mónica sigue alistando todos los preparativos para los almuerzos del día, ella tal vez no tan optimista como su madre, ve con tristeza una última disminución en las ventas. “Desde que comenzaron a abrir sectores de la economía siento que todo ha empeorado, las pocas personas que había en la zona han preferido irse a otras partes del país”, dice Mónica. Hoy estas dos empresarias seguirán esforzándose en no caer, porque como lo creen firmemente, en esta pandemia está cada uno luchando por sus propios intereses, luchando por sí mismo y por sus familias.

Escucha aquí los podcast de Conexión Sabana 360 

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