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- Un terror de ensueño
Un terror de ensueño Manuel Martínez Londoño, Comunicación Social y Periodismo Fecha: La segunda parte de la propuesta de Netflix por series de terror dejó boquiabierto a más de uno, pero no por las razones esperadas. Lea también: Una fría bienvenida Compartir Foto: The Haunting of Bly Manor Doctor sueño (2019), La Maldición de Hill House (2018) y El Juego de Gerald (2017) tienen algo en común: son dirigidas por Mike Flanagan y son reconocidas por haber pasado a la historia como clásicos cinematográficos del terror gótico y psicológico. El joven director intentó, con esta nueva serie, seguir haciendo historia. Sin embargo, en una producción en la que aparentemente lo único que asustan son los monólogos fuera de lugar y acentos británicos o escoceses innaturales , se puede ver lo que pudo ser un clásico de la cinematografía gótica hundirse lentamente. La serie de Netfix que tuvo a los fanes del género de terror ansiosos por su estreno durante casi un año entero, tenía grandes expectativas al ser lo que parecía una segunda parte del éxito de Netflix: La Maldición de Hill House, pero se quedó en el intento. La historia de la serie gira alrededor de una niñera californiana que llega al Reino Unido escapando de su reciente pasado . Al llegar a este desconocido país, consigue trabajo como au pair de unos niños huérfanos en el pueblo de Bly, donde se ubica la mansión Manor. Durante nueve capítulos se sigue la historia de los personajes que viven en esta peculiar mansión y cómo se ven afectados por las almas perdidas que deambulan allí, hasta que finalmente, después de muchas obvias indirectas que lanzan el director y los guionistas, se llega a un final inesperado, pero poco apropiado a la historia . La narrativa se construyó teniendo en cuenta todo lo que hace una serie o película gótica un clásico: la gran mansión embrujada y apartada de la ciudad, varias mujeres frustradas por el amor y valientes héroes con un pasado que esconder . El problema es que la escritura de Mike Flanagan trata de unir muchas historias en una sola y, al final, la producción termina sin tener una historia clara a la cual darle cierre. Es triste ver cómo cada capítulo que pasa va perdiendo el encanto. Primero, las malas actuaciones de Oliver Jackson-Cohen, quien interpreta a Peter Quint, y Henry Thomas, quien interpreta a Henry Wingrave, cortan el flujo de la serie. Segundo, los capítulos 3, 5 y 7 son tediosos y repetitivos, además de difíciles de resistir despierto. Tercero, la serie está repleta de monólogos poco naturales que terminan siendo incómodos para el espectador y, por último, algo que verdaderamente da terror es la falta de habilidad de los actores estadounidenses para recrear acentos del Reino Unido, haciendo que sus actuaciones no sean solo malas, sino también molestas. Otro de los grandes problemas de la serie es que cae en la estrategia de mercadeo y publicidad de Netflix. Para todos los fanáticos de la primera producción de esta propuesta, La Maldición de Hill House , saber que estaba en camino una producción del mismo estilo fue emocionante. Después de que se presentó el tráiler de La Maldición de Bly Manor y se dio a conocer que varios de los actores de la primera serie también participarían, le puso a más de uno los pelos de punta, y, cuando el 9 de octubre llegó, es probable que más de uno se quedara sorprendido por tan drástico cambio y decepcionante resultado. Pero no todo es malo. Dentro de los nueve capítulos hay un diamante en bruto que capta la esencia que el resto no logró: una historia romántica y de terror gótica . El capítulo 8 narra la historia del fantasma principal de la casa Manor, y es una obra de arte cinematográfico y narrativo. Contiene todas las características del género gótico y el capítulo se desenvuelve naturalmente gracias a la buena escritura de los guionistas y a la excelente actuación de Kate Siegel (Viola Willoughby). A partir de este episodio se puede rescatar la idea que Mike Flanagan tuvo como visión general para la serie. Hubiera sido verdaderamente espectacular si el terror causado por el suspenso, la incomodidad y el asombro del capítulo, junto con la facilidad y naturalidad con la que fluye la historia, se hubieran visto reflejados en los otros ocho capítulos. Si eso hubiera sucedido, esta reseña probablemente hubiera tenido un tinte completamente diferente. No se puede negar que la serie tiene pincelazos de terror y a veces el suspenso llama la atención del espectador (de ahí proviene el número de estrellas que tiene en esta reseña), ni tampoco que la escenografía de Gregory G. Ventury y John Álvarez, además del vestuario de Lynn Falconer, no transporten a los míticos años 80. No obstante, las cosas excelentes que tiene la producción son opacadas por lo negativo que brilla por sí solo. Es probable que muchas personas que estén apenas entrando al mundo del terror disfruten la serie. Sin embargo, los que ya conocen el trabajo de Mike Flanagan y están esperando una serie que los mantenga en el borde de la cama y con pesadillas en la noche, tal como lo hizo La Maldición de Hill House, podrían terminar desilusionados, ya que, como la misma producción dice, “es una historia de amor, no de terror”.
- Raúl Ospina Ospina, un escudero de la palabra
Raúl Ospina Ospina, un escudero de la palabra María Valentina Caro Rincón, Comunicación Social y Periodismo Fecha: Cerca de 15 obras publicadas y numerosos reconocimientos han permitido que sea conocido el talento de este hijo adoptivo de Chiquinquirá. Lea también: Netflix, ¿la próxima parada de Cien Años de Soledad o su destino final? Compartir Foto: Foto: Foto del archivo personal de Raúl Ospina Cerca de 15 obras publicadas y numerosos reconocimientos han permitido que sea conocido el talento de este hijo adoptivo de Chiquinquirá. Grande, robusto, con aspecto imponente pero con un corazón enorme y con una personalidad arrolladora. Estas y muchas otras virtudes son las que caracterizan al escritor, periodista y organizador del Encuentro Internacional de Escritores en Chiquinquirá, Raúl Ospina Ospina. Muchas cosas lo han marcado profundamente como el hecho de tener que dejar su hogar en Ortega, Tolima, por culpa de la violencia que existía en ese momento en el país. La finca que pertenecía a él y a su familia les fue arrebatada y jamás se pudo recuperar. Cuando dialogamos sobre el despojo de su hogar, Raúl utilizaba sus manos para expresarse mejor y también se notaba cierto tono de tristeza en su voz al recordar este hecho que marcó su vida. Asegura que con la corta edad que tenía en ese entonces, 5 años, le era difícil entender la magnitud de una tragedia tan grande. "Uno apenas se ríe, juega, sufre, a ratos, pero rápidamente supera ese sufrimiento con los juegos y las risas". Sin embargo, después de la tormenta llega la calma, Raúl creció y logró dejar atrás el dolor que le generó la pérdida de su hogar a él y a su familia. Mientras crecía, se dio cuenta de que todas las personas tienen virtudes que las hacen únicas, “yo por ejemplo fui un pésimo pintor, un regular matemático pero muy bueno en el manejo de la palabra”. La habilidad y el gusto de comunicarse lo llevaron a estudiar radio en el Colegio Superior de Telecomunicaciones en la ciudad de Bogotá. Aunque estudió por un año en esta entidad, se destacó por ser el mejor en redacción de noticias e improvisación. Asegura que esto le hizo darse cuenta de que el manejo de la palabra era a lo que él tenía que dedicarse. Su amor por el estudio y por adquirir conocimiento forjó en él una disciplina que le permite capacitarse por medio de libros desde que salen los primeros rayos de la luz del día. No solamente lee sobre temas referentes a su profesión, sino temas en general que le permiten tener conocimiento de todas las cosas para abarcar cualquier tema. Raúl es distinguido en la ciudad Mariana de Colombia por su labor, lo que ha hecho que sea reconocido y ganador de diversos premios a nivel local, regional y nacional. Uno de los más importantes reconocimientos fue la condecoración por el Gobernador, Rozo Millán, en la ciudad de Tunja con la Orden del Roble, condecoración máxima de Boyacá. En el año 2011, fue declarado el periodista del año y le concedieron una condecoración llamada Enrique Medina Flores. Así como recuerda los momentos más felices de su profesión, también trajo a colación experiencias desagradables. Muchas veces ha sido amenazado por decir la verdad. “En este país, decir la verdad es muy complicado” . Raúl tuvo que salir en diferentes ocasiones de su casa esperando como destino la muerte. Sin embargo, asegura que nunca le ha pasado nada porque tiene un guardaespaldas fuerte y poderoso, Dios. Aunque los atentados lograban amedrentarlo, nunca permitió que su sentimiento de angustia por su vida o la de su familia fuera más grande que informar con la verdad. En una ocasión, la muerte lo acechó a la vuelta de la esquina cuando se encontraba caminado en la calle 19 con la carrera novena en la ciudad de Chiquinquirá, en el año 1982. Un hombre con un arma de fuego lo esperaba para dispararle, pero esto no fue posible gracias a que una señora que se encontraba en el lugar de los hechos gritó: “¡la policía!”, lo que hizo que el hombre, quien estaba a punto de accionar la pistola, la guardara y huyera. Aunque en realidad no era una patrulla de la policía, sino una camioneta de una lavandería, logró hacer que Raúl continuara desempeñando su función, informar objetivamente y siempre con la verdad. Ejerciendo su trabajo como periodista, ha tenido que dar a conocer temas que lo han afectado profundamente. Jamás me imaginé ver a un hombre como Raúl Ospina sollozar, pero así lo hizo cuando recordó el día en que murió su amiga, la jueza María Eugenia Riaño, por negarse a recibir dinero para dejar en libertad a un criminal. Eso pasó en 1988, en la cafetería Delicatesen Martha. Un hombre le disparó por la espalda, apuntando a su corazón, lo que causó su muerte instantánea. Cuando Raúl se enteró de la estremecedora noticia, corrió directamente hacia la emisora Reina de Colombia, donde trabajaba en ese entonces, para contar la noticia. Se le fue la voz en cabina, en el programa quedó un bache y demoró algunos instantes en recobrar el aliento, para continuar con la información del asesinato de su amiga. Su voz ronca y grave, que lo hace tan particular, fue protagonista de un radio periódico que duró más de 20 años al aire en la ciudad. Raúl trabajaba como director en la emisora Radio Furatena. Un día el dueño de esta emisora discutió con él cuando se encontraba en estado de embriaguez y lo despidió. Aunque fue un momento muy difícil porque necesitaba el trabajo, decidió tomar acción sobre el asunto y esa misma tarde se encontraba firmando el documento que lo hacía el fundador del radio periódico Bocunsa, lo que le permitió ser su jefe y además darles formación profesional a sus 5 hijos. El nombre surgió por las primeras iniciales de 3 departamentos del país: Boyacá, Cundinamarca y Santander. Recuerda con orgullo y alegría que el programa salió al aire el 1 de marzo de 1976. Ospina, además de ejercer su profesión, es escritor de cuentos, poemas y novelas. Luego de la publicación de más de 15 obras literarias, surge la pregunta ¿de dónde viene la inspiración para la creación de estas? Raúl afirma casi que inmediatamente que ella siempre nos acompaña, pero aunque la inspiración siempre este ahí debe tener un complemento especial: la lectura, ejercicios y talleres de literatura. Su carrera le ha servido como un complemento para ser escritor, ya que algunas de sus historias pertenecen a lo que un día fue una noticia. Desde muy pequeño comenzó con el mundo de la poesía. Cuando era niño, en las presentaciones de su colegio, le gustaba hacer coplas alusivas a una fecha en especial o generalmente a sus profesores y directivos. Recuerda sonrojado, pero con alegría, que un día le dedicó una copla un poco “violenta”, según él, a una docente, lo que causó que la profesora lo estuviera esperando a la salida del colegio para alegarle. Sin embargo, logró escapar del lugar sin ser visto por la docente. Su distinción en la ciudad no solo es únicamente por su labor sino por su forma de vestir: siempre elegante, reflejando pulcritud y acompañado de una prenda particular que ya no es muy utilizada, el corbatín. Lo usa porque, cuando era pequeño, hacía presentaciones donde debía cantar y su mamá siempre lo vestía con uno de esos. Además, no le gustan las corbatas y, dice, siempre ha sido un hombre rebelde, al cual no le interesa en lo absoluto estar a la moda. ¿Cuál es el secreto para ser un buen profesional y una persona que haya dejado huella en la sociedad chiquinquireña? Para él, es que todo lo que uno haga en la vida lo debe hacer bien, procurando siempre ir por el camino correcto y ayudando a los demás y sobre todo actuar con honestidad.
- Cromosoma XXI
Cromosoma XXI María Camila Atencio Alzate, Daniela Córdoba Jurado, Alejandra Estrada Alzate, Julian Andrés Mera Manrique, Laura Montes Ramírez y Paula Andrea Sánchez Arias, Comunicación Audiovisual y Multimedios. Esta es la historia de tres mujeres con síndrome de Down que han tenido que pasar por un proceso de aceptación para empoderarse de su situación y, así, crear su carácter y personalidad. Ver también: ¿Síndrome de Down? ¡Síndrome del invencible! Compartir
- Una realidad compleja
Una realidad compleja Ricardo Rosero Meza El peso físico también pesa en el espíritu. Cada decisión por intentar reducir un kilo es como una montaña rusa de deseos, frustraciones y una determinación por recuperar la normalidad. Da clic en las imágenes para la vista completa. Lea también: Presidio Obesidad Una Realidad Compleja 1.jpg Obesidad Una Realidad Compleja 2.jpg Obesidad Una Realidad Compleja 8.jpg Obesidad Una Realidad Compleja 1.jpg 1/8
- Yolanda Ruiz
Yolanda Ruiz Desafíos éticos del oficio de informar Directora de Noticias RCN Radio y autora del libro ‘En el filo de la navaja’. Referente en las reflexiones sobre ética en el periodismo en tiempos de posverdad y redes sociales. Compartir Ver también: La reinvención del New York Times
- Pantallas en casa
Pantallas en casa Oscar Andrés Gutierrez, Comunicación Audiovisual y Multimedios En este ensayo fotográfico se evidencia el influencia de los dispositivos electrónicos en el grupo familiar: cada cual conectado a través de un equipo distinto, ¿estarán limitando la interacción? Lea también: Claves para evitar riesgos digitales 1/8
- De compras en la tienda 'La Corrupción'
De compras en la tienda 'La Corrupción' Laura Bedoya Díaz, Comunicación Social y Periodismo Fecha: ¿Qué pasaría si una persona que compra con constancia en las tiendas de ropa, en Colombia, lo hace derrochando un dinero proveniente de fraudes? Lea también: El último viaje Compartir Foto: El último viaje Comprar ropa es una afición para muchos. Los colombianos gastan 28.4 mil billones de pesos cada año en ropa y calzado, según Fashion United. Pero, ¿qué pasaría si una persona que compra con constancia en las tiendas de ropa, en Colombia, lo hace derrochando un dinero proveniente de fraudes? Fraudes que proceden, al fin y al cabo, de su bolsillo. Esta persona, la derrochadora, es una profesora de una institución educativa en Ibagué, Tolima, quien fue acusada de engañar a sus estudiantes para presentarlos como militantes de la Unión Patriótic a con el fin de obtener subsidios de la Unidad Nacional de Protección (UNP). Pero bueno, pongámosle ojo al asunto y retrocedamos el casete: Resulta que la UNP, desde 2014, ha informado que está en crisis financiera por falta de presupuesto, situación que hasta hoy no cambia, según la misma institución. ¿Cómo no iban a estar sin presupuesto si, al parecer, sus funcionarios en ese mismo año desfalcaron a la institución por medio de sobrefacturaciones y compras superfluas? Y para completar, hasta hoy, cinco años después, no hay ni una sola captura al respecto. Solo Julián Marulanda, ex secretario general de la organización, está siendo procesado. Lo curioso es que él no es la cabeza del juego de ajedrez que se planeó para esa movida. El 2014 estuvo lleno de entretenimiento, corrupción y de buenas jugadas en la Unidad Nacional de Protección. Fue un plan en que nadie salió herido, pero sí vacío; al estilo La Casa de Papel. ¿Y ha cambiado la situación? De grano en grano, llena la gallina el buche. Hoy, en el 2019, sería de esperar que también haya un caso de corrupción en tan prestigiosa organización, que reportó en febrero un déficit de 300.000 millones de pesos para terminar un año que apenas estaba empezando, según la Ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, cifra citada por la UNP. Por lo pronto, lo usual es que esta entidad vaya a rogarle al Congreso una adición presupuestal, adición que sale de los bolsillos de todos los colombianos. Entonces, sería así: pagamos su presupuesto anual inicial y, después de eso, luego de que no alcanza, pagamos una pequeña adición de 300.000 millones de pesitos. Con un presupuesto anual de 79,403,000,000, la institución no ha podido estabilizarse en sus finanzas, pero, ¿será que sí es por exceso de víctimas que deben protegerse o porque gran parte de ese dinero se va a manos de funcionarios para satisfacer sus gusticos varios? Así, volvemos al hecho de la profesora Carol Viviana Báez. Aunque en números no se compara con el desfalco del 2014, la cifra de 7.445.044 millones de pesos que adquirió de uno de los posibles 10 estudiantes que engañó hace parte de los más de 50 billones de pesos que le cuesta la corrupción a Colombia, menciona el excontralor Edgardo Maya. El Departamento de Comunicaciones de la Fiscalía, seccional Ibagué, indicó que lo posible es que esta educadora, que dictaba la respetada asignatura de Ética y Valores, tuviera contactos dentro de la unidad que la ayudaban de manera cómoda en este proceso de subvenciones, y con tan solo las fotocopias de los documentos de identidad de sus alumnos. Además, el Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, dice que la diligencia se inició gracias a una denuncia anónima en que se explicaba el gasto desequilibrado en ropa, accesorios y demás que Báez ejecutaba en tiendas de Ibagué. Incluso, el allanamiento se efectuó en una tienda de Studio F, donde se le confiscaron $7.450.000 en efectivo, fotocopias de cédulas, de tarjetas de identidad y dinero con el logo de la Unidad Nacional de Protección y del banco en que retiró esa cantidad. A pesar de todas las pruebas y de la denuncia, aún quedan hechos por esclarecer. ¿Por qué una entidad que tiene por función articular, coordinar y ejecutar la prestación del servicio de protección de los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de personas, grupos y comunidades que se encuentran en situación de riesgo extraordinario o extremo como consecuencia directa del ejercicio de sus actividades o funciones políticas, públicas, sociales o humanitarias, estaba entregando subsidios a militantes de la Unión Patriótica? Confuso. Sin embargo, no es de extrañarse que los funcionarios de esta entidad anden como político en pueblo repartiendo dinero. La corrupción está ante nuestros ojos todos los días. ¿Pero qué significa la palabra corrupción, qué entraña? Que, de su bolsillo, del mío, del bolsillo de su vecino, del de su hermana, están robando . Les están quitando la oportunidad a cientos de personas que en realidad fueron víctimas y necesitan de esas ayudas para su protección. Les están quitando la oportunidad de proteger a los líderes sociales que están frente a tanto peligro. Solo en el 2017, la UNP recibió 64.000 solicitudes de protección y, de los protegidos, más de la mitad son líderes sociales. Es hora de exigir y no de ver cómo otros se aprovechan del dinero que nos cuesta conseguir. Por lo pronto, la UNP no se ha pronunciado ante el caso de Báez. La institución no volvió a pronunciar palabra alguna sobre su pasado oscuro. Esperemos que las entidades como la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría, la Presidencia de la República, la Fiscalía, la Comisión Nacional del Servicio Civil y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público investiguen como es debido a la organización y puedan, por lo menos, disminuir el número de irregularidades en las que está envuelta la Unidad Nacional de Protección.
- El cocinero que se hizo a fuego lento
El cocinero que se hizo a fuego lento Vilma Bustos Acuña Fecha: Carlos Andrés Trujillo es un cocinero apasionado que ama brindar experiencias diferentes a sus comensales, como cenas en bosques y experiencias de desayuno. Lea también: Un gran bocado de reconstrucción social Compartir Foto: Carlos Trujillo - Tomado de sus redes sociales El timbre suena con la melodía de los Cuartos de Westminster, espero poco tiempo. Me recibe en la puerta y me saluda con un apretón de manos contundente y gran complacencia. La entrada es algo oscura, pero la luz de los ventanales de la sala que se encuentra un poco más atrás y la que proviene de la cocina alcanza a iluminar el pasillo lo suficiente. De inmediato pasamos a la cocina que está próxima a la izquierda de la entrada y no espera más para ponerse su uniforme y comenzar a preparar un menú que consistiría luego en puré de papas con carne de búfala en salsa de champiñones y una ensalada fresca. Carlos Andrés Trujillo nació el 11 de agosto en 1976 en Bogotá y siempre ha vivido en el norte de la ciudad, específicamente en el barrio Santa Bibiana. Su forma de vestir es cómoda y casual, unos ‘jeans’ algo ajustados, un saco gris y un chaleco rojo abrigador cuando está por fuera de la cocina. Para cocinar se coloca su filipina de chef adornada con una pequeña bandera de Colombia. Es un hombre de poco pelo, pero con barba y bigote pronunciados y ojos grandes grisáceos. Es robusto y mide 176 cm de altura. Mientras empieza a buscar todos los utensilios e ingredientes que necesita para su preparación, cuenta un poco sobre su hogar de infancia: “Vivía una casa construida por mi papá. La reformó 3 veces y tenía un patio muy grande”, recuerda con claridad. Su interés por la cocina surge porque su mamá ofrecía servicio de ‘catering’. “Yo era muy pequeño, pero hacía el control de calidad probando las comidas que ella preparaba”. Su plato favorito es el arroz con pollo, sobre todo el que hacía su mamá. Él es el menor de tres hermanos, y todos compartían el gusto por la cocina. “Quise estudiar ingeniería por lo que acompañaba a mi papá a sus obras, pero era muy malo para la física y el cálculo”, dice. Terminó estudiando Administración de Empresas en la Universidad de La Sabana y se graduó en el año 2000. Pensó en retirarse en sexto semestre para estudiar Gastronomía, pero luego no vio el sentido en hacerlo y terminó su carrera. Disfruta mucho hacer deporte al aire libre como senderismo y montar bicicleta. “No tengo carro hace 10 años y es lo mejor que me ha pasado, camino a todas partes”. Tan activo y apasionado es por lo que hace que en una desafortunada oportunidad laboral en Honduras caminaba 8 km diarios en zapatos de chef para ir y regresar de su destino, lo cual le trajo como consecuencia una tendinitis. Publicidad Lleva 18 años en el mundo de la culinaria. “Yo quería irme a Estados Unidos a estudiar en The Culinary Institute of America (CIA), que es la mejor escuela de gastronomía hoy, pero la matrícula en ese entonces costaba 90.000 dólares que no tenía”. También estaba interesado en atender a Le Cordon Bleu, con precios igualmente exuberantes y decidió ignorar ese anhelo. Se ha formado con varios cursos culinarios para complementar su experiencia personal: uno de sushi que le regaló su hermano, otro de ‘Marketing y Management’ Gastronómico, en Ecuador, y se certificó en Cuba como Chef Internacional avalado por la Asociación Mundial de Sociedades de Cocineros para trabajar con una aerolínea en Barbados, lo que al final no se dio. Al inicio de su incursión en el mundo gastronómico, trabajó con grandes figuras colombianas del mundo gastronómico como Harry Sasson. “No me gusta que me llamen chef, eso se lo dejo al que sí estudió en una escuela y se quemó las pestañas”. Prefiere que le digan cocinero o lo llamen por su nombre, Andrés. “Cuando se entra al gremio y se tiene éxito sin haber estudiado todo el mundo te señala, te persigue y te quiere criticar”, añade, sin embargo, nunca se deja aminorar por ese detalle. Por un momento pausamos y, a través de una puerta que une la cocina con la sala, nos dirigimos hacia el comedor para buscar dentro de un bifé clásico una vajilla con decorados azules, muy refinada, para servir el almuerzo. Cocinar desde casa para muchos comensales Su negocio ‘Como de casa’ nace de manera curiosa, por iniciativa de su tía, quien sufría de cáncer y estaba en la clínica. “Andresito, no sé qué vas a hacer. Yo te recomendé y dije que llevabas 2 años y medio vendiendo almuerzos”, dijo ella a todo el personal que la atendía. De inmediato y sin negar la solicitud, Carlos se fue a hacer mercado para atender la situación. Fue como una montaña rusa: “Algunas semanas muy buenas y otras no tanto. Cuando comenzó este asunto de las pirámides invertidas pasé de vender un día 75 almuerzos, y al otro día 0” . Sus clientes dejaban de comprarle por un tiempo entonces persistía en la búsqueda de una nueva clientela y lograba encontrar oficinistas y dependientes cerca de su casa que pedían su almuerzo a diario. El objetivo principal con su negocio siempre fue ofrecer almuerzos de buena calidad y precio, ya que él, quien alguna vez fue empleado, entendió esa necesidad. Los vendía inicialmente a 7.000 pesos con salmón o tilapia. Desde sus inicios hasta hoy, ha manejado toda su producción desde casa, donde tiene una cocina que es bastante amplia, bien iluminada con un mesón auxiliar metálico y abastecida con todos los utensilios que pudiera necesitar. Uno de los mejores negocios que ha hecho en su vida, sin él saberlo, se dio por su pasión a lo que hace. “Un amigo estaba buscando a un chef para trabajar en un hotel en Bogotá, y yo le pedía trabajar con él, pero me decía que estaba sobreperfilado y le daba pena contratarme por 250.000 pesos”. Al final, su amigo aceptó contratarlo para este puesto que era temporal, mientras se adecuaba el restaurante del hotel. Una vez finalizado el proyecto se tuvo que trasladar al Business Center. El cambio de un lugar de trabajo al otro fue notable: “Pasé de tener una cocina a tener que llevar todo hecho desde casa. Yo volví horas de mi sueño en horas productivas. Me despertaba a las 4:00 a. m. a hacer los huevos y lo que había que hacer”. En simultáneo, atendía El Salón del Automóvil con Fiat, y desde la cocina en donde nos encontramos conversando, salían más de 1.000 servicios. Con ambas labores y muchos desayunos por preparar, transfirió a su hermano el negocio en la exposición de autos mientras él facturaba una cantidad de dinero considerable haciendo mucho calentado. Cuando cerraron las oficinas en las que ofrecía el ‘catering’, “tenía que ampliar los servicios que prestaba, y arranqué con desayunos de regalo. No me gusta el nombre de desayuno sorpresa […] hoy estoy relegándolo un poco porque se ha prostituido mucho”. Para él, en algunos casos se puede volver un negocio desleal y de mala calidad. “Este sartencito no me quiere”, dice mientras busca un sartén para caramelizar la cebolla. Lo importante es resolver los problemas, dice el chef que no quiere que lo llamen así Se nota su recursividad en las anécdotas tan detalladas que cuenta. En su primer ‘catering’, en una casa para hacer su debut, le faltaba menaje para los invitados ya que eran más de los esperados. “Ante un problema, solución. No lo agrandes”. En ese momento sí tenía temor, pero su cliente irlandés le regaló una botella de whiskey y después de hacer el servicio fue presentado a los comensales, quienes le aplaudieron. Ese recuerdo siempre le eriza la piel. También narra una experiencia de forest experience (cena nocturna en un bosque) en la que le solicitaron un plato con pollo en vez del menú ya planeado, a horas tardías de la noche y alejados por muchos kilómetros del establecimiento más cercano, pero de todas formas logró resolver el inconveniente y no quedarse estancado. Considero que Carlos es determinado, capaz de resolver problemas y creativo. Es constante y busca continuamente conocer más de cocina, es innovador y entregado a su trabajo”, cuenta su hermano Eduardo Jaramillo. Su plato estrella se llama pollo romano. “Es una pechuga abierta en mariposa, la relleno de queso feta, albahaca, tomates secos y la salpimiento. Le pongo prosciutto por fuera, la hago en un rollito y va a tres cocciones; la meto en agua unos minutos, luego la meto al horno y la salteo para que coja color y lo pongo sobre un puré de papa criolla o arroz con almendras”. Describe su estilo como cocina de autor porque para él lo importante es que las personas puedan probar platillos diferentes a los convencionales. “Soy enemigo de ‘MasterChef’ y estos programas porque considero que frustran a grandes talentos”. Su manera de gestionar a un equipo la describe como “estricta, pero humana”, porque él sabe que cada persona tiene su estilo de cocinar. No ve la necesidad de insultar, sino de hacer un ambiente ameno y formar un buen equipo. Quienes lo inspiran en el ámbito culinario son “personas desconocidas que no han sido reconocidas porque no necesariamente se debe admirar al más reconocido sino a alguien que te sorprenda con lo que hace”. Menciona a una pareja coreana que tiene un restaurante de su comida natal en Villa de Leyva, y le parece exquisita. Al igual, admira a Francis Mallman, un chef argentino muy simpático, que recorre el mundo y cocina al aire libre. Momentos familiares difíciles Es un hombre con una mirada un tanto apagada y una voz sosegada. Tuvo tres pérdidas primordiales en su vida muy seguidas, además de ser las personas con las que había vivido siempre hasta sus fallecimientos: su padre, su hermano mayor y su madre. “En 2021 llegó el COVID-19 a la casa, mi padre se pone muy mal y tiene que ser aislado en el hospital, luego también internan a mi hermano”. Durante ese tiempo, quedó responsable en totalidad de su familia y permanece solo en el apartamento por un mes aproximadamente. Sus amigos y familiares lo apoyaban, le enviaban comida y algunos colaboraban con dinero. Le aplicaron a su papá el código Lila, un mecanismo en el cual se acompaña con la máxima humanización del cuidado al paciente con signos y síntomas inminentes de muerte, y esto lo dejó bastante triste. Le dieron la posibilidad de ir a verlo por una última vez. Nos dirigimos al comedor a almorzar. Está lleno de vajilla colgada en la pared, muchas pinturas de estilo clásico y una mesita con fotos de familiares. La mesa está servida con unos cubiertos muy elegantes y un mantel impecable. Al fondo, hacia la sala, se ve una biblia abierta con una estatuilla de La Virgen y una vela prendida. Un poco más a la izquierda, como en una profundidad, hay colgado un crucifijo muy llamativo. El lugar tiene un estilo muy clásico. Sigue hablando de su adorado padre: “Pasábamos mucho tiempo juntos a pesar de ser iguales en temperamento y chocar mucho”, agrega. Interrumpe esta temática brevemente para darme total libertad de criticar el platillo. “No sé si es una mala costumbre, pero no pruebo lo que preparo porque me tengo mucha confianza”. Luego de la primera despedida, su padre vivió 8 días más y volvió a despedirlo por una última vez. Al día siguiente, le aplicarían el Código Lila a su hermano mayor, y fallecería 5 días después. A los 7 meses de estos infortunados sucesos se fue a Grecia a trabajar por el verano y antes de partir, su madre quedó triste por la pérdida de su esposo y sobre todo de su hijo y le pide que se quede. Cuando Carlos sale de su turno en el restaurante, recibió una llamada desde Colombia en la que se entera que a su madre le dio un derrame cerebral. “Al llegar a la casa me da un dolor de cabeza y lo relaciono como una conexión con mi mamá y lo que le estaba pasando en ese momento” . Con los ojos un poco llorosos, cuenta que estaba en un dilema entre permanecer en el extranjero o regresarse a Colombia y, por su madre, tomó la segunda opción. Se detiene a analizar la carne de búfala, que está un poco dura. Es un hombre devoto y católico al que le gusta vivir la “religiosidad a su manera” y es muy abierto, va a misa y se confiesa, pero si tiene el tiempo muy ajustado y no puede, no pasa nada. “Yo no replico a Dios por haberse llevado a mi familia en cambio, le pido paz y fortaleza”. A pesar de que pensaba que se estaba preparando para ese momento de luto, fue un golpe demasiado duro que hasta hoy se nota en su energía por la costumbre de vivir con ellos y estar siempre unidos. “Mi familia sigue aquí en otra dimensión”. Desde muy niño ha sido dado a tener contacto con personas que no están en el mundo terrenal. Después de este suceso, aprendió que hay que vivir al máximo el día a día. “Andrés es una persona con los mejores valores: honesto, caballeroso y un excelente amigo” , recalca Juan Carlos Palacios, su mejor amigo desde hace 40 años. Durante la preparación, el almuerzo y la sobremesa se siente muy agradable conversar con él y verdaderamente le conciernen los temas preguntados y responde con profundidad y sin tapujos. “Procuro llevar mi vida bajo muchos valores que considero que hoy se han perdido”, agrega Carlos Andrés, para quien el mayor patrimonio que puede tener una persona es saber quién es y para dónde va.
- Unisabana Medios l Podcast l Debate por América
Programa sobre la historia de las diferentes copas américa y sus países participantes. Debate por América Programa sobre la historia de las diferentes copas américa y sus países participantes. Unisabana Radio Compartir
- El vacío de un adiós
El vacío de un adiós Sergio Ricardo Carreño Barreto Enfrentar los problemas en soledad no es la mejor opción... en especial cuando se tienen inseguridad y condiciones de base que afectan la salud mental. Da clic en las imágenes para la vista completa de este fotoensayo. Lea también: La mente El vacío #1.jpg El vacío #2.jpg El vacío #14.jpg El vacío #1.jpg 1/14
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