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  • Pedro Vaca

    Colombia | Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH Pedro Vaca Por Laura Angélica Lenis Llano, Alejandra Paulina Hernández Martínez, Maria Camila Poveda Trujillo y Juliana Martínez Cubillos. Colombia | Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH Lea también: Carlos Fernando Chamorro Compartir Fotografía por Juliana Martínez en entrevista para Unisabana Medios. Es abogado egresado de la Universidad Nacional de Colombia, tiene una especialización en Derecho Constitucional y una maestría en Derecho de la misma institución educativa. En su trayectoria fue director de la Fundación de La Libertad de prensa (FLIP), participó en la defensa de los familiares del periodista Guillermo Cano Izasa, director de El Espectador asesinado por sicarios de Pablo Escobar, y más recientemente fue elegido en 2020 como el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Nos contó: Sobre la expresión en democracias Iberoamericanas... • La toma de decisiones públicas debe pasar por una discusión, por una deliberación, por controversias, por puntos de vista, por enfoques y para que esto ocurra se requiere no sólo que la ciudadanía tenga la posibilidad de alzar su voz, sino que el periodismo, ojalá tan diverso y tan plural como la propia sociedad, pueda participar cuando encontramos la censura, cuando hay restricciones a esa libertad de expresión, pues se va haciendo más corto el margen de visión. • La clave para la libertad de expresión es que existan garantías judiciales para la prensa, que exista debido proceso y que existan salvaguardas para que el Poder Judicial no sea instrumentado con fines de silenciamiento. Fotografía por Juliana Martínez en entrevista para Unisabana Medios. • Se debe recordar que la ciudadanía tiene capacidad y derecho de discernir. Por lo tanto, siempre será muy interesante contar con marcos de calidad en los medios, que ofrezcan un contenido informativo que se ha validado con fuentes, que se ha dado un proceso de reportería y que se distancia al chisme de una cafetería. • No son tiempos de mejora, no son tiempos en los cuales se puede decir con total confianza que la libertad de expresión se expande y se vuelve más robusta. Seguimos siendo una región donde hay quien reacciona a un reportaje periodístico con violencia y entonces mata o amenaza o intimida. Vivimos donde se instrumentaliza al Poder Judicial para darle un barniz de legalidad a actos arbitrarios. • En tiempos donde hay tanto ruido, tanta confusión, tanta desinformación, el periodismo como método y el periodismo como labor son un punto de referencia, y tener puntos de referencia siempre será bueno para la toma de decisiones en comunidad. Y por eso con la prensa, entre más diversa y plural sea, se pueden entablar todas las discusiones posibles, pero siempre velando porque sean más y no menos voces las que participan en una democracia. Cuenteros de Iberoamérica

  • La Oreja de Amador

    En Colombia, 6.4 de cada 10 mil recién nacidos presentan microtia, una alteración hereditaria en la forma y tamaño de la oreja que no tiene un gen específico. La Oreja de Amador Sergio Andrés Peñuela Ortiz En Colombia, 6.4 de cada 10 mil recién nacidos presentan microtia, una alteración hereditaria en la forma y tamaño de la oreja que no tiene un gen específico. Disponible en Pulzo Getty Todo objeto produce un sonido, ya sea porque su funcionalidad es esa o simplemente por el contacto de este con otra superficie. Día a día escuchamos una innumerable cantidad de sonidos o ruidos que son producidos por el habla de una persona, el ruido que produce un objeto, etc. Pero, ¿qué pasaría si se deja de escuchar de un momento a otro? Jaime Alberto Amador, músico y periodista colombiano, es una de las miles de personas afectadas por esta condición que produce sordera y limita su audición. La audición es un tema muy delicado y existen distintas enfermedades o condiciones que la afectan; una de estas es la microtia, alteración conocida como ‘orejas pequeñas’. Esta malformación congénita produce sordera ya que no se forma el pabellón del oído. Es decir, se nace con el oído cerrado. Es más frecuente en hombres y la más común es la unilateral, en donde la oreja derecha es más frecuentemente la afectada. La microtia se produce en el primer trimestre de la gestación y se presenta en 1 de cada 8 mil nacimientos. ¿Cómo hacerse escuchar? La noche de viernes del 25 de julio de 1980, María Cristina Bernal se preparaba para dar a luz a su segundo hijo. A pesar de que todo era felicidad en la familia Amador Bernal, había cierto tipo de descontento al ver que su hijo, el pequeño bebe, no tenía su oreja derecha. “No me desesperé, no me enloquecí, lo tomé con mucha tranquilidad a pesar de que nunca supimos cuál era la razón”, contó María Cristina, tras enterarse de la condición de su hijo. Jaime Alberto Amador Bernal, nombre que le pusieron a aquel niño, nació con microtia unilateral derecha. Debido a esto solo tenía un solo oído funcional. “El otorrino siempre les decía a mis padres: cuiden el oído de Jaime como porcelana”, recordó Jaime. Su niñez fue como cualquier otra y creció como un niño normal. Sus padres nunca trataron de cubrirle la oreja o esconderla, por el contrario, ayudaron mucho a la autoestima de Jaime en las primeras etapas de vida, inculcándole que no tener oreja no era ningún tipo de discapacidad. En los colegios se acostumbra a hablar del matoneo como problema principal en la formación de los niños. Una de las causas más frecuentes de matoneo es el tamaño de las orejas, o en este caso, no tenerlas. Insultos, apodos, burlas son lo que padecen muchos niños por causa de esto. Según la OMS, el 15 por ciento de los niños entre los 9 y 15 años han sufrido matoneo de algún tipo. Afortunadamente, Jaime nunca sufrió por este tema y se lo debe a sus padres y a que siempre estuvo rodeado de muy buenos amigos. “Nunca me sentí menos que otros”, dijo Jaime. La primera fiesta a la que asistió, fue con uno de sus mejores amigos. Ansioso y la expectativa, escogió la mejor vestimenta, se aplicó toda la colonia de su padre y se encaminó a lo que, él esperaba, fuera inolvidable. “Al llegar, mi amigo notó que todos me observaban por mi condición”, recordó Jaime. Qué pasó?, ¿por qué nos vamos?, preguntó Jaime. No me gustó la forma como te estaban mirando. Mejor no estar ahí, respondió su mejor amigo. Pero no todo era bueno en la vida de Jaime. Con el tiempo, llegó lo que tanto advertía su otorrino. Cuando alcanzó una edad medianamente adulta, su oído izquierdo, el oído bueno, empezó a desgastarse. Los oídos no afectados por la microtia son propensos a unos tumores llamados colesteatomas, que según Stanford Children’s Health, son quistes cutáneos en el oído medio que producen células epiteliales muertas, desechos atrapados o simplemente, unas pequeñas costras que al entrar en contacto con la mucosa en la que están situadas, se infectan con facilidad. Esto implicó varias cirugías que afectaron la poca audición que le quedaba. Debido a esta condición, las personas afectadas dejan de hacer muchas cosas. Jaime nunca pudo meterse a una piscina (por el miedo de sus padres a que empeorara su condición), montar en avión se volvió en una completa odisea. El dolor que sentía era insoportable debido a la poca ventilación que tenía el oído. Su otorrino le ofreció múltiples tratamientos a los que él podía acudir. Uno de estos fue ponerse una oreja falsa, una oreja de goma. La decisión la tenía que tomar Jaime cuando alcanzara la mayoría de edad. “Cuando crecí ya no lo vi necesario, porque sencillamente nunca lo vi necesario y dejo de ser yo. Estas orejas son simplemente un tema meramente estético”, dijo Jaime. “Nosotros nunca tratamos de cubrirle o esconderle la oreja, porque hay personas que la esconden dejándoles crecer el pelo. Esto puede que tenga un impacto positivo en la persona, como también puede que afecte su autoestima y obligue a ser dependiente de una ‘oreja’ para sentirse bien”, afirmó María Cristina. “Conocí un niño que tenía una oreja de goma y llevaba la situación tan bien, que se quitaba la oreja en frente de sus compañeros y la dejaba por ahí”, narró Jaime. Más adelante y superando estos pequeños obstáculos de su infancia, conocería lo que se convertiría en su pasión, la música. Se empezó a interesar en los instrumentos. Sus padres casi que le obligaban a tocar los instrumentos más armoniosos; tocó la guitarra y la flauta, pero ninguno de estos lo llenó. Fue entonces como irónicamente llegó a la batería; no había un peor instrumento que este, ya que los sonidos fuertes y profundos que produce aturdían sus oídos. Mandó a hacer unos protectores para el oído y así poder continuar con esta práctica. Según Cochlear Colombia, empresa que realiza dispositivos implantables para pérdidas auditivas, existen dos tipos de pérdida auditiva: la sensorial, pérdida del nervio auditivo, condición que presentan los sordos, y la conductiva, en donde el nervio auditivo está, pero presenta alguna deformación física que no permite escuchar. Jaime, con sus protectores en su oído no escuchaba muy bien, sin embargo, no fue mucho el tiempo que lo llevó a descubrir que la batería estaba ligada al bajo: “Empecé a educar mi oído por los tonos bajos. Acercaba el amplificador y me guiaba por las vibraciones del bajo”. A pesar de su pasión hacia la percusión y hacia la música, Jaime decidió tomar otro rumbo. Jaime quería ser piloto, pero debido a su condición no lo iba a poder lograr También, le gustaba la historia y la investigación, pero su padre le hizo cuestionarse de qué iba a vivir. “A pesar de que me encanta la música, nunca quise estudiar música. Igual mi papá tampoco me hubiera dejado”, agregó Jaime. Siempre le gustaron las cámaras, la fotografía y los drones, así que se decidió por combinar las tres y estudiar periodismo, pues podía escribir, contar e inmortalizar historias. En la universidad, empezó a sentir un oído cada vez más y más cansado, ya no escuchaba lo necesario; esto afectó su rendimiento académico. “Todos me dicen que me duermo en todos lados y sí, yo me duermo cuidando un tigre, apuntó el periodista”. Después de compartir con otras personas que padecen la misma condición, se dio cuenta de que, al hacer doble esfuerzo al tratar de escuchar, se cansa más rápido. En la universidad hacía esfuerzos exagerados por atender a las clases, ya que, sin escucha, no hay concentración. Jaime le tocó empezar a usar una grabadora de casete, la cual reemplazó la función de su oído y así logró escuchar las clases. Llegaba al aula, se sentaba en los puestos de más adelante, sacaba su grabadora, se colocaba el audífono en su oído izquierdo y se ponía en disposición de escuchar la clase. Llegó un punto en la vida de Jaime, en donde ya no escuchaba por ninguno de sus dos oídos. Por eso, en 2008, ya graduado de la universidad, se realizó su primera cirugía en su oído derecho, oído afectado por la microtia. María Piedad Núñez, fonoaudióloga y Gerente Clínica de Cochlear Colombia, explica que el hecho de tener microtia no es ninguna limitación para llevar una vida normal: “Se opta por un sistema óseo integrado que consiste en colocar un implante de titanio en el hueso donde se adhiere un procesador que produce vibraciones que van directamente a la cóclea, obviando la alteración que haya en el oído externo o en el oído medio”, dijo Núñez. Días después de la cirugía, le entregaron el procesador a Jaime: “Yo no sabía que ese día me lo iban a entregar, así que no estaba preparado”, aseguró el joven. Al salir del consultorio, y con su nuevo implante, dio unos pasos y de repente, empezó a sentir algo que nunca jamás había sentido: “Empecé a escuchar sonidos que jamás, en mis 28 años de edad, había escuchado”. Justo al lado de donde Jaime se encontraba, había un jardín infantil: “Estaban en recreo y escuchar a todos esos niños gritando fue terrible”, contó. Camino a su casa y a medida que iba caminando, iba escuchando el ruido producido por los buses, los carros, y las llantas rodando sobre las avenidas de Bogotá; escuchó el ruido caótico característico del tráfico de Bogotá, que a pesar de que pasen los años, siempre sigue igual. “El esfero suena cuando escribes, la fricción producida por la ropa suena, el viento suena, la lluvia suena, la gente al caminar produce sonidos (…) me iba volviendo loco”, mencionó Jaime. Después de 10 años de la primera cirugía, Jaime decidió operarse su oído izquierdo y así tener una audición bilateral. Esta condición no solo se ve evidenciada en Jaime Amador, también se ven otros casos parecidos a este. Con la ayuda de este tratamiento, muchas personas han logrado recuperar la audición, como es el caso de Federico Rincón, de 20 años de edad y vocalista de ‘Mack The Knife’, banda de Swing y Rock & Roll. También nació con microtia en su oído derecho y tras varias cirugías estéticas, decidió optar por el tratamiento. Con esto, cambió todo en la vida de Jaime, incluso hasta las maneras como él se comunicaba con otras personas. Siempre que tenía una conversación con alguien, se enfocaba mucho en leer sus labios ya que no alcanzaba a escuchar todo, siempre se hacía al lado izquierdo de la persona o simplemente volteaba su cabeza para escuchar por su oído izquierdo. “Ya nunca más me tocó volver a hacer eso, en realidad, esta condición nunca me limitó a nada”, agregó Jaime.

  • Juan Manuel Urbina

    Unisabana Ágora con el animador Juan Manuel Urbina Su portafolio, centrado en los dibujos animados, incluye Servicios Creativos para clientes de la talla de HBO, Discovery y Reel FX, así como contenidos originales ganadores de premios a nivel nacional e internacional. Compartir Ver también: Jonathan Whittaker: Director as communicator

  • Laura Sofía Matiz

    Bogotá, Colombia | Periodista Laura Sofía Matiz Por Mateo Bonilla Moreno, Katherin Rincón Pulido, Ana Sofía Ñustes Heredia y Santiago Velásquez. Bogotá, Colombia | Periodista Lea también: Fabiana Cambricoli Compartir Fotografía por Santiago Velásquez. Es comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana. Su enfoque profesional está ligado con la lucha contra la desinformación en el campo político, la regulación de las redes sociales y la libertad de expresión. Trabaja para el medio La Silla Vacía. Su trabajo más reciente aborda la creación de campañas políticas a través de Telegram para influenciar el debate en las elecciones en Colombia de 2020; dicha investigación fue realizada en conjunto con Mala Espina, Animal Político y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP). Nos contó: Sobre la verificación y la oferta de contenidos... • Existe una dificultad al decir qué es verdad o qué es mentira. Las personas sienten un poco de recelo porque creen que los fact-checkers son los dueños de la información cuando no es así. Es un periodismo que simplemente, a través de datos, busca certificar que algo es cierto o no, pero en general ha tenido muy buena acogida y la mayoría de medios están tratando de tener secciones de fact-checking e incluso se han creado muchos medios que solo se dedican a eso. Fotografía por Santiago Velásquez. Sobre los mecanismos que pueden tener las audiencias para mitigar la desinformación… • Es clave la concientización sobre cómo consumimos la información y cómo buscamos las fuentes. Un ejemplo podría ser una simple búsqueda en Google. Si me envían algo en una cadena de WhatsApp o vi algo en redes, simplemente con buscarlo en Google y verificar si viene de fuentes confiables o medios han publicado la información, da un indicio de que puede ser real. Ser pausados en compartir la información y no creer lo primero que nos dicen o lo que nos mandan es fundamental. • Siempre tratar de ir a las fuentes fidedignas en el asunto que estamos buscando . Si estoy buscando una información política o nacional en Colombia puedo ir a El Tiempo o a El Espectador, pero si estoy buscando algo relacionado con una mentira puedo ir a un medio de fact-checking especializado que pueda tener respuestas sobre el tema en específico. Sobre estrategias mediáticas contra las mentiras... • Nosotros en La Silla Vacía tenemos una sección dedicada al fact-checking que se llama El Detector de Mentiras. Lo lanzamos en 2016 cuando hubo un auge de desinformación y posverdad. Estamos tratando de llegar a las vías donde la gente se informa, en este caso: las redes sociales, los podcasts y las cadenas. Sin embargo, somos conscientes de que mucha gente consume medios que no son del todo certeros y, en todo caso, les creen. Ahí está en nosotros la tarea de darles mejores argumentos, más contexto, más información e intentar llegar mucho más rápido para que consuman información verdadera y no otra que pueda estar parcializada o pueda ser falsa. Cuenteros de Iberoamérica

  • La odisea de mantener el motor en marcha

    El mundo del automovilismo colombiano sigue marchando a pesar de la pandemia. Muchos pilotos jóvenes buscan llegar a la cima y convertirse en estrellas como Juan Pablo Montoya, Juan Pablo Clopatofski, Tatiana Calderón o Nicolás Bedoya; mientras que directivos, mecánicos y patrocinadores hacen todos los esfuerzos para evitar que el motor se apague. ¿Cómo lo están haciendo? La odisea de mantener el motor en marcha Nicolás Andrés Camacho González El mundo del automovilismo colombiano sigue marchando a pesar de la pandemia. Muchos pilotos jóvenes buscan llegar a la cima y convertirse en estrellas como Juan Pablo Montoya, Juan Pablo Clopatofski, Tatiana Calderón o Nicolás Bedoya; mientras que directivos, mecánicos y patrocinadores hacen todos los esfuerzos para evitar que el motor se apague. ¿Cómo lo están haciendo? Disponible en Pulzo Nicolás Andrés Camacho González Autódromo José Carlos Pace, mejor conocido como Interlagos. Gran Premio de Brasil, año 2001. El público se encontraba expectante bajo el sol de Sao Paulo, pues ya faltaba poco para el inicio de una carrera más de la Fórmula 1. Michael Schumacher tenía la pole seguido por su hermano Ralf; en tercer lugar arrancaba el finlandés Mika Hakkinen y finalmente el colombiano Juan Pablo Montoya ocupaba la cuarta plaza y estaba listo para adelantar. En la primera vuelta de la carrera tuvo que salir el coche de seguridad pues el McLaren de Hakkinen no arrancó en la largada. Gracias a esto, Ralf Schumacher perdió su posición contra el británico David Coulthard de la escudería McLaren y contra Montoya de la Williams. El colombiano logró así el segundo lugar. Completada la primer vuelta, el coche de seguridad empezó a agrupar a los pilotos para que minutos después se diera la relanzada. Schumacher encabezó el pelotón en la recta pero Montoya se le acercó por el interior para rebasarlo. Rueda con rueda, el Ferrari del alemán tuvo que ceder ante la presión del Williams pues la línea de conducción la tenía Juan Pablo. El estallido del público no se hizo esperar pues un latino, en su segundo año en la categoría, estaba rebasando a un campeón del mundo con una maniobra maravillosa. Y para recalcar lo apoteósico de este momento, solo basta con escuchar a los comentaristas colombianos, que con la emoción e intensidad que se les distingue, le dieron una narración única a uno de los momentos más recordados del colombiano en la máxima categoría del automovilismo mundial. Los fanáticos del automovilismo en Colombia deben de recordar la época entre 2001 y 2006 como la mejor de la historia para el país, debido a las grandes actuaciones que dejó el bogotano en la Fórmula 1. Durante su debut, prometió que llegaría a ganar y estar entre los mejores. Esa promesa se cumplió con creces, pues Montoya se hizo de 7 victorias, 30 podios y 13 poles en sus 6 años de estadía en la categoría. Sin duda alguna, él marcó el punto de referencia para muchos pilotos, pues con sus actuaciones puso el nombre de Colombia en el panorama mundial, mostrándole a la gente que hay grandes pilotos criollos con ganas de comerse el mundo y en espera de una oportunidad. Actualmente Juan Pablo Montoya sigue activo en el automovilismo. Después de la Fórmula 1 su leyenda continuó por la NASCAR, la IndyCar, el Mundial de Resistencia y las 24 horas de Le Mans. En el camino, logró coronarse campeón de las 500 millas de Indianápolis por segunda vez en su carrera. Este 2021, Montoya sigue llevando el nombre del país en el exterior con sus participaciones en el Mundial de Resistencia, la IndyCar y las 500 millas de Indianápolis. Además de ser el principal promotor de su hijo, Sebastián Montoya, quien compite en la Fórmula 4. Muchos se preguntan hoy si la era de Montoya es una cosa del pasado, una época de gloria que no va a volver. La pandemia agudizó el problema. ¿Qué posibilidades tenemos de volver a tener un colombiano exitoso en la máxima categoría del automovilismo mundial? Una largada sin competencia A finales de 2019 el mundo se vio azotado por una pandemia que provocó el encierro de las personas en todos los continentes. Por esto, los países tuvieron que cancelar una gran variedad de eventos, entre ellos los deportivos. El 12 de marzo del año 2020, el Ministerio del Deporte de Colombia publicó un decreto ordenando suspender la organización y realización de todos los eventos deportivos en territorio nacional. Obviamente la actividad automovilística frenó en seco: los motores de muchos pilotos se apagaron, poniendo en una situación compleja a muchos de los equipos, conductores e incluso a la misma Federación Colombiana de Automovilismo (Fedeautos). Lo primero en lista fue posponer todos los eventos deportivos que estaban en calendario, pues el repentino aislamiento y el desconocimiento que se tenían del virus hizo que lo mejor fuera parar todo y mantener a las personas en sus casas. Otro punto importante, y que se mantiene hoy, es el cierre de la sede física de Fedeautos. Santiago Echavarría, presidente de la Federación, explicó que fue necesario hacer recortes en los costos para ajustarse a la nueva realidad. “Lo primero fue cerrar la sede física pues no era necesario gastar tanto en arriendo, servicios públicos, entre otras cosas. Producto de esto, comenzamos a trabajar totalmente virtual, cosa que se nos complicó un poco. Sin embargo, ya estamos conectados y funcionando”, explicó el dirigente deportivo. Los sueldos dentro de la entidad también fueron un problema pues no se estaba generando ningún ingreso. El automovilismo no es un deporte de bajo costo, así que es muy difícil mantenerlo. No obstante, Santiago afirmó que el Ministerio les fue de gran ayuda al facilitar un apoyo para mantener la nómina. Todos en neutro El automovilismo tuvo que apagar sus motores pero los pilotos siguieron buscando la manera de mantenerse en forma y listos para competir. Fedeautos, en asociación con algunos organizadores de eSports, programaron torneos en diversas categorías del automovilismo con el objetivo de mantener activos a los pilotos. Nicolás Bedoya, piloto campeón de Rally y el primer colombiano en participar en el mundial de esta categoría, explicó que “tuvimos la oportunidad de participar en algunos campeonatos de eSports para poder entrenar y no dejar de lado el deporte en el encierro. Además, pudimos lograr algunos contratos para generar ingresos, no los mismos que en una competencia física, pero algo se sacó”. Volver a prender motores Algunos meses tuvieron que pasar para que el automovilismo retornara a una relativa normalidad. No fue hasta el 16 de septiembre que la Federación recibió la aprobación por parte del Ministerio del Deporte. En el comunicado de Fedeautos se anunció la reapertura de la competición cumpliendo con todos los protocolos de bioseguridad establecidos por las autoridades. Retornar a una relativa normalidad fue más difícil de lo pensado: los pilotos y equipos podían correr, pero a puerta cerrada y sin público, porque así lo exigía la reglamentación. La competencia se retomó con el reto de realizar un campeonato express en 4 meses. Lo que no pudieron hacer en todo el año lo tuvieron que comprimir. Esto se logró con éxito siendo una prueba definitiva de que se puede competir y que en Colombia el deporte está listo para seguir. Con este precedente, Fedeautos organizó un calendario en el que tuvieron lugar 14 eventos entre octubre y diciembre. Inició con el Campeonato Nacional Todo Terreno y culminó con el festival Navideño de Automovilismo. Se destacó, previo a este evento, Las 6 Horas de Bogotá como la carrera culmen de un año bastante atípico. En el 2021, se planea tener una temporada regular con muchos eventos. Santiago Echavarría, presidente de Fedeautos, comentó que “iniciamos con un cumplimiento de los protocolos estricto, sin público y solo con el aforo necesario. De momento no se ha pensado en incluir asistentes a los eventos por la dificultad que está pasando nuestro país, y nosotros no podemos ser partícipes de estos espacios de transmisión del virus”. La temporada ya ha comenzado y su primer evento fue el Rally de la Ruana el 13 de marzo. Esta competencia incluyó varios municipios de Boyacá en un recorrido de 250 kilómetros que reunió tanto a profesionales como a aficionados. Con este evento y los 54 más agendados para este año dentro de los 10 campeonatos diferentes que organiza Fedeautos, el automovilismo colombiano busca mantenerse, crecer como competencia y generar esa cultura sobre un deporte que no es tan popular en el país. ¿Tendremos un nuevo Juan Pablo Montoya? Hoy muchos se preguntan si el automovilismo tiene futuro en el país. La pandemia le asestó, como a muchas otras actividades, un golpe duro a este sector. A pesar de lo que se puede pensar, convertirse en piloto profesional es una tarea ardua, pero no imposible. Montarse en un auto de competición y aprender a manejarlo no es difícil. Ni siquiera es cuestión de edad, ya que cualquiera con ganas de aprender y algo de dinero puede hacerlo. De esto se encargan las diferentes escuelas que hay en el país, pues abren las puertas a los colombianos que quieran conocer de cerca la competición y darse cuenta de que no es una experiencia imposible. Por ejemplo, Juan Pablo Clopatofski, piloto colombiano con una vasta experiencia en los vehículos de competición, ha participado en la formación de muchos pilotos: “En 2020, trabajamos con 7 escuelas full de estudiantes. Esta es una cifra que superó nuestras expectativas debido a la situación de pandemia. Sin embargo, seguimos trabajando con los protocolos de bioseguridad, limpiando los vehículos y abriendo las puertas a la gente que quiere aprender”. Incluso Fedeautos y el Autódromo de Tocancipá promueven este espacio para que la gente se acerque con su mismo vehículo personal y participe en diversas competiciones. Sin embargo, una cosa es competir ocasionalmente y otra totalmente distinta es dedicarse a esto de lleno. Para nadie es un secreto que el automovilismo es un deporte exclusivo pues el mantenimiento del vehículo, los neumáticos, las inscripciones y otros gastos, no son baratos. Este deporte es de patrocinadores y de talento; en gran medida, solo acceden aquellas personas que logran conseguir o tienen el dinero. Poniendo un ejemplo, cuenta Nicolás Bedoya que un año en la Indy Car cuesta entre 2 millones y 3 millones de dólares. Para Bedoya, la mezcla ideal es 30% de talento y 70% de dinero. Y recuerda la situación que vivió Juan Pablo Montoya: “Montoya tuvo que pagar su asiento en la Fórmula 3000. No fue hasta el segundo año que a raíz de sus resultados, se convirtió en un piloto de pago”. Cabe recordar que el propio piloto recuerda que su padre tuvo que hipotecar la casa para poder pagar los gastos de sus inicios en este deporte. Por su parte Juan Pablo Clopatofski destacó la dificultad que tienen los colombianos para dedicarse al automovilismo. “Juan Pablo abrió un camino. Yo he tenido la oportunidad de hablar y de correr con él. Y lo que él hace tras un volante es realmente impresionante. Por las épocas de la Indy, yo lo estaba acompañando cuando se corrían las 500 millas y justo él terminaba su turno en el coche, dejando entre los primeros lugares al equipo, para darle paso a los otros. Se baja entonces y me dice: ‘en media hora me va a estar llamando Chip Ganassi (dueño del equipo) para que vuelva a correr. Yo corro y mis compañeros manejan, pero una cosa es manejar y otra es correr’”. Es difícil encontrar otro piloto como Montoya actualmente. Sin embargo, él abrió las puertas y es labor de los siguientes pilotos aprovecharlas para alcanzar lo que él hizo hasta llegar a superarlo. Las épocas actuales y venideras exigen que los pilotos sean jóvenes, rápidos y precisos. Por ejemplo, Max Verstappen, a los 17 años ya era piloto de Fórmula 1. Ahora el promedio para llegar a categorías de alto rendimiento como la F1 es de 20 años máximo, cosa que está colocando presión en muchos pilotos jóvenes pues si la oportunidad llega y no se aprovecha, se puede dar por perdida. Actualmente Colombia cuenta con entre 14 y 16 pilotos corriendo en el exterior. Entre ellos se encuentran nombres como Sebastián Montoya (hijo de Juan Pablo) y Nicolás Baptiste en la Fórmula 4 europea; también está Lucas Medina, quien compite en la Fórmula 4 NACAM y que ya ha podido llevarse dos victorias en su debut de la categoría. Aunque es un deporte de mucho dinero, como ya se ha evidenciado, desde el país existe un respaldo a estos deportistas jóvenes por parte de Fedeautos y el Ministerio del Deporte. Santiago Echavarría, presidente de la Federación, resalta el gran apoyo que el ministro Ernesto Lucena le ha brindado tanto a la federación como al deporte en el país. Actualmente el gobierno tiene un programa en el que se apoya la carrera de estos deportistas jóvenes con el dinero que necesitan para llevar a cabo su proyecto. “Esto es un trabajo conjunto entre el Ministerio y Fedeautos pues nosotros localizamos a los pilotos según su palmarés. Ya con ellos en lista, deben enviar su hoja de vida en la que tengan muchos logros para soportar su convocatoria a estas ayudas; además deben mandar un proyecto escrito en el que muestren paso a paso qué van a hacer, dónde van a competir y cuánto dinero se requiere para lograrlo. Finalmente, el Ministerio escoge a quiénes patrocina basado en todo este filtro”, explicó Santiago. ¿Hay esperanza de ser un piloto profesional en Colombia? Ya está claro que en el país cualquiera puede acercarse al mundo de la competición incluso con su vehículo personal. Sin embargo, ¿es posible llegar a ser un piloto de renombre a nivel internacional? El camino es difícil pero la recompensa es grande, y para Clopatofski si el objetivo es llegar a lo más alto hay que dedicarse a fondo desde el primer momento. “Hay que dedicarse a esto como si fuera una carrera universitaria, tomarlo como una decisión profesional y meterse de lleno con disciplina y entrenamiento”, comenta La puerta está allí y hay colombianos que la han cruzado. Entre ellos está Montoya, quien la abrió; Tatiana Calderón, una piloto de renombre que ha sabido aprovechar cada oportunidad que se le ha dado; Nicolás Bedoya, quien fue el primer colombiano en participar en la WRC (Campeonato Mundial de Rally); y finalmente los jóvenes como Sebastián o Lucas que recién comienzan su carrera y demuestran que no es imposible. Sin embargo, hay que reconocer que las oportunidades dentro del país son algo limitadas y esto podría ser una barrera para dedicarse al automovilismo. Para Bedoya, esto es así pues a diferencia de otros países donde se promociona el karting fuertemente desde pequeños, en Colombia no es tan común esto por la cultura que se tiene alrededor del deporte. Clopatofski tiene otra perspectiva: “Nacimos con menos oportunidades de iniciar pero con más oportunidades de brillar. Es cierto que el camino es difícil, pero cuando se logra destacar, brillar, será inevitable aún donde muy pocos han logrado hacerlo”. ¿Y qué pasa con la cultura del automovilismo en Colombia? En Colombia es pan de cada día hablar de ciclismo y las victorias de Egan Bernal o Nairo Quintana. También lo común es hablar de fútbol y los goles de James Rodríguez, Falcao, o de la victoria de Santa Fe o Millonarios. ¿Por qué no se habla mucho de la victoria de Juan Pablo Clopatofski en las 6 horas de Bogotá, la victoria de Nicolás Bedoya en el Rally de la Ruana o las victorias de Lucas Medina en la Fórmula 4? Para Fedeautos la estrategia es clara: llevar el automovilismo a los más jóvenes desde los diferentes colegios y universidades en programas como ‘Federación Colombiana de Motores Universitarios’, donde se hacen diversas competiciones y se les abre la puerta a muchos estudiantes de conocer el deporte de primera mano. Junto con esto, la creación de los primeros Juegos Nacionales de Deportes a Motor es algo que motiva a la entidad para promover el automovilismo en el país creando ese mayor interés y cultura en la gente. Nicolás Bedoya tiene el diagnóstico claro y considera que “lo primero es la difusión. Que los medios de comunicación tomen un papel más activo e inviten a las personas a que vean y se interesen más por el deporte. Y para esto también que haya una mayor inversión para que los pilotos tengan una mejor preparación y el espectáculo en las carreras esté garantizado”. Juan Pablo Clopatofski concluye también que a la gente sí le hace falta la pasión por el automovilismo y una cultura por los autos. “La gente necesita involucrarse cada vez más con el automovilismo, con las marcas de carros, con la competición... Sin embargo, para esto hace falta también un mayor espectáculo en las carreras”. Colombia tiene historia con el automovilismo desde hace 80 años. Sin embargo, con una lenta progresión, muy pocos han sabido codearse entre los campeones, haciendo que en el país no haya tanta atracción respecto a este deporte. Pero esto no marca la pauta pues muchos pilotos colombianos llegan a cada carrera queriendo dar lo mejor de ellos y convertirse en campeones. Es por esto y más que Colombia no puede hacerse a un lado y botar las llaves. El país es el único que puede mantener encendido el motor para que tanto jóvenes como veteranos puedan conducirlo a través del mundo y seguir demostrando que todavía hay aceite para sacar campeones.

  • Un cambio sobre ruedas

    Un cambio sobre ruedas Diego Andres Mosquera Cuellar, Nathalia Alejandra Álvarez Quintero, Gissel Alejandra Jimenez Moreno, estudiante de Comunicación Social y Periodismo La dura historia de vida de Sebastián Rodríguez lo llevó a querer generar un cambio para el país. A su corta edad, ha decidido aportar a su localidad como Consejero de Juventud. Ver también: Jerome: Una líder local de ‘enorme’ talante y ‘corta’ edad Compartir

  • Kendry Serrano

    Cartagena, Colombia | Directora de comunicaciones étnicas del Programa Juntanza Étnica Kendry Serrano Por Ana María Gómez, Juan Esteban Medina Caicedo, Nayhara Esthefania Contreras Rojas y Francy Dayana Velasco Católico. Cartagena, Colombia | Directora de comunicaciones étnicas del Programa Juntanza Étnica Lea también: Diana Collazos Compartir Fotografía por Ana María Gómez. Es comunicadora, máster en Periodismo y becaria del Programa de Liderazgo para periodistas (IVLP) Edward Murrow del Departamento de Estado de Estados Unidos. Es certificada en Estudios Afrolatinoamericanos del instituto Alari de la Universidad de Harvard y dirige las comunicaciones étnicas del Programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/ VOCA. Cursa la especialización en Estudios Afrolatinoamericanos y del Caribe de la CLACSO. Nos contó: Sobre las historias alejadas de los centros de poder... • Si esas voces se ven representadas en las narrativas, justamente va a reflejar lo que somos como Colombia: un país diverso, multiétnico, pluricultural. Nuestro pasado nos ha permitido tener esta cantidad vital de población afrocolombiana e indígena en el territorio y necesitamos esa visión, esas otras historias, porque como, dicen en el Festival Gabo, todos tenemos algo que contar. Necesitamos que eso se vea reflejado en los medios de comunicación, la televisión, la radio, en la prensa, para cerrar brechas. Sobre cómo mejorar la recepción de nuevos relatos... • Debemos partir por el reconocer. Aquí nadie está descubriendo nada. Es decir, la población afrocolombiana e indígena existe en el país, históricamente ha estado y tiene un legado que suma como riqueza cultural y como riqueza social. • No se trata de dar voces a la gente, porque ya tienen una voz, sino que estén, por derecho, en ciertos espacios que les pertenecen a la población afrocolombiana e indígena. Ellos tienen todo el derecho de estar en los medios de comunicación privados y públicos, además de estar presentes opinando, porque como país tenemos una estructura y hay socialmente temáticas que nos corresponde la opinión y participación de todos. Fotografía por Ana María Gómez. Sobre las formas para ampliar la inclusión... • Hay que identificar muchas barreras, pero nosotros nos enfocamos en dos por las que no vemos la diversidad en el periodismo. Una son los sesgos inconscientes y la otra es la falta de conocimiento. Esto sucede por la forma en como el sistema ha crecido o ha generalizado a la población, permitiendo estereotipos. • Nosotros le apostamos, por un lado, al directorio de fuentes compuesto por referentes étnicos, afrocolombianos e indígenas. Son alrededor de 13 categorías las que están allí presentes, como biodiversidad, justicia, derechos humanos y políticas públicas. Por otro lado, hay que ser conscientes de la forma como históricamente hemos crecido, como nos han criado, como hemos socializado, algo que nos llevó a tener sesgos y nos exige el esfuerzo por superarlos. • El periodista no debe limitarse a generalizar, sino acercarse, abrir más la mente a que podamos también tener diversidad, pues da un punto de vista, un enfoque diferente. Tenemos la posibilidad de ampliar el panorama y responder a lo que la gente quiere, a lo que está buscando en estos momentos en términos coyunturales y globales. Cuenteros de Iberoamérica

  • Pasión y esfuerzo en Valle

    Pasión y esfuerzo en Valle Laura Daniela Agudelo Mora Valle del Cauca es una potencia en el paratletismo a nivel nacional. En este documental, se cuenta la historia de los protagonistas del deporte en la región. Ver también: Solo quiero vivir Compartir

  • La arepa boyacense, un símbolo de identidad

    La arepa boyacense, un símbolo de identidad María José Suesca, Comunicación Social y Periodismo Esta es la historia, el proceso de cocción e importancia económica de una de las preparaciones más importantes de esta región del país. Ver también: Aprende cómo hacer arepa de huevo Compartir

  • Santiago Alarcón

    Santiago Alarcón, En los zapatos de Jaime Garzón ¿Cómo dio vida a un personaje emblemático en la historia de los medios colombianos? El actor habló acerca de su trabajo en la serie 'Garzón Vive', de RCN. Compartir Ver también: Javier Santaolalla, el doctor en física y creador de los canales de YouTube 'Date un Voltio' y 'Date un Vlog'

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