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  • La ironía del conflicto

    La ironía del conflicto Maria Camila Poveda Trujillo Fecha: El conflicto entre Israel y Palestina ha dejado a su paso un gran rastro de víctimas inocentes. Un anuncio en el show de medio tiempo dio de qué hablar e hizo reflexionar sobre la incoherencia que hay entre la palabra y la acción. Lea también: "Estamos dependiendo de la buena voluntad de los estados para el cumplimiento del DIH" Compartir Foto: Wix Media El pasado 11 de febrero se llevó a cabo el Super Bowl, el juego de fútbol americano más visto en el mundo, pues se estima que alrededor de 123,7 millones de personas lo sintonizaron. A pesar de que muchos en la audiencia son aficionados al deporte, otro gran número de personas solo estaban expectantes por ver a Taylor Swift en la tribuna y algunos tenían la esperanza de que Justin Bieber cantara junto a Usher en el show de medio tiempo. En redes sociales muchos posteaban y comentaban sobre el juego. Yo, en cambio, como no estaba interesada ni en lo uno, ni en lo otro, solo recordaba lo que alguna vez un profesor de administración, en el colegio, nos preguntó. ¿Realmente somos conscientes de todo lo que este evento nos vende y lo que dejamos de saber por estar pendientes cuatro horas de una transmisión? Mientras esto sucedía, en el medio oriente, en la Franja de Gaza, sobre la frontera egipcia, la ciudad de Rafah, la cual supuestamente era zona segura para los palestinos, fue bombardeada tras la orden del primer ministro isarelí, Benjamín Netanyahu. Allí se refugiaban aproximadamente 1,4 millones de personas y, según datos de la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina (MLRP), el resultado del ataque habría dejado al menos 100 muertos, incluidos mujeres y niños, y unos cientos más que se encuentran bajo los escombros, los cuales no han podido rescatar porque el ejército de Israel no permite el paso de ambulancias o equipo de rescate. A pesar de que el gobierno de Israel, en cambio, rescató dos rehenes que tenía el grupo Hamas, no deja de ser irónica y no puede ser una coincidencia la violenta forma en la que la ofensiva militar de Israel buscó ingresar a Rafah mientras que había muchos entretenidos con el show de fútbol americano. Sí, todos los días hay ataques, todos los días mueren personas, pero es indudable cómo incluso desde antes, por redes sociales, se empezó a difundir lo que sería la propaganda pro-israelí , que tendría espacio en uno de los 30 segundos para anuncios del Super Bowl; en el que haciendo alusión en primer lugar al juego, después prometen rescatar a todos aquellos hombres que se encuentran como rehenes, un video que sin duda generó miles de comentarios de parte de los usuarios de la red social X y no hizo esperar la creación de una parodia por parte de los palestinos. Lo curioso de esto, más allá de la coincidencia del mensaje, es que para muchos no tiene sentido que Israel exija ayuda a Estados Unidos para pagar una deuda de 17 mil millones de dólares, pero que tenga el dinero para publicar anuncios durante el Super Bowl. Las pausas comerciales en este evento son las más caras del mundo, con un valor de 7 millones de dolares. Por lo que usuarios de X se preguntaron “¿Financiamos a Israel para que nos alimente con su propaganda?” y otros, al contrario, compartieron su apoyo a la campaña. Otro dilema que se presenta y el cual me hace pensar en la incoherencia de lo que se dice con lo que se hace es que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo lo siguiente respecto a las actuaciones de Israel: "Mi opinión es que la respuesta en Gaza, en la Franja de Gaza, ha sido excesiva... Hay mucha gente inocente pasando hambre, mucha gente inocente pasándolo mal y muriendo, y esto tiene que parar", pero esto, para Benjamín Netanyahu, fue como el dicho ”A palabras necias, oídos sordos” e igual siguió con el plan de bombardear Rafah. Sabemos que este conflicto no es de ahora, ni mucho menos. Ha sido una guerra en la que ya muchos no saben quiénes son los malos y quiénes los buenos, pero es que ya no se trata de los aspectos políticos, religiosos o inclusive geográficos. Lo que a muchos nos concierne es que entre este conflicto hay personas, civiles inocentes que están siendo afectados por los ataques y las violentas medidas por lograr un cometido, sin importar nada (tanto israelíes como palestinos.) No pretendo minorizar la vida de los israelíes que se encuentran de rehenes bajo las manos del grupo Hamas, porque sus vidas también importan. Tampoco quiero decir que se deben olvidar las actuaciones del 7 de octubre de 2023 de parte de este grupo, pero sí me pregunto ¿bajo qué costo es necesario verse victorioso en un conflicto en el que la vida no se perdona y los derechos humanos se vulneran? ¿Cuántos kilómetros de ropa deben seguirse realizando en la playa de Bournemouth, Inglaterra, en honor a todos los niños víctimas de esta guerra? Por ahora, el panorama no es muy alentador y entre las partes no están dispuestas a una negociación. Dos entrevistas realizadas al primer ministro israelí dejan ver su oposición a la solución de dos Estados (bueno, podría ser solo uno, porque a Palestina no lo reconocen todos como tal) y, en cambio, afirmó tener la determinación de continuar la guerra en Gaza hasta que Hamás sea “erradicado” y puedan mantener la supervisión de la seguridad israelí en la franja después de la guerra. Al final, podríamos decir que estaríamos cumpliendo lo que en 1924, tras el contexto de la época, Albert Einstein escribió en una carta a su amigo Jaim Azriel Weizmann, quien se convertiría luego en presidente del Estado de Israel: “Si no podemos encontrar una forma de cooperación y pactos honestos con los árabes, entonces es que no hemos aprendido absolutamente nada durante nuestros 2.000 años de sufrimiento. (…) Si los judíos no aprenden a vivir en paz con los árabes, la lucha contra ellos les seguirá durante décadas en el futuro”.

  • El cuento apasionado de Tarantino

    El cuento apasionado de Tarantino Daniel Cruz Martínez, Comunicación Social y Periodismo Fecha: 'Había una vez en Hollywood ', el último filme del director estadounidense, es una carta de amor dirigida a los nostálgicos de los 60. Lea también: El hoyo: una experiencia de locura Compartir Foto: Google Cuando se estrena una nueva película de Quentin Tarantino, no podemos evitar emocionarnos, pues el director se ha convertido en un ícono dentro de la industria cinematográfica de Hollywood. Ultraviolencia, sangre, tiroteos, sexo, drogas, referencias a la cultura pop, buena música y personajes memorables con diálogos dotados de humor negro son algunos factores que definen el aclamado y particular estilo del cineasta. En agosto del año pasado llegó a los cines su noveno filme Había una vez en Hollywood y, en lo personal, durante sus dos horas y cuarenta minutos de duración, estaba maravillado con el nivel de calidad de este producto audiovisual. La historia transcurre en el año 1969, en la ciudad de Los Ángeles. Se centra en dos personajes ficticios, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), un actor en decadencia que se ve encasillado únicamente en papeles de villano episódico en series de tv, y Cliff Booth (Brad Pitt), doble de riesgo, chofer y mejor amigo de Rick desde hace ocho años. Un poco más tarde, la película incluye otro personaje que en realidad existió, Sharon Tate (Margot Robbie), una famosa actriz en ascenso, que fue víctima de la masacre propiciada por miembros sectarios de la familia Manson ese mismo año. Los personajes de DiCaprio y Pitt están brillantemente escritos, ya que además de ser entrañables, se logra construir una gran química entre los dos y se contrastan el uno con el otro, siendo una dupla atractiva para el espectador. Lastimosamente, el personaje de Robbie casi no evoluciona, puesto que su aparición se limita a unas cuantas escenas durante el metraje, y son más un homenaje a la actriz real que cualquier otra cosa. Mientras Cliff conduce el Coupe DeVille amarillo de Rick, la lente de la cámara logra capturar todos los elementos característicos de finales de la época, desde planos generales con excelente composición que muestran coloridos carteles publicitarios anunciando películas de Westerns o series como El Avispón Verde, hasta planos conjuntos de una pandilla de hippies revolucionarios que odian a la policía. Lo anterior, acompañado del sonido de una radio que rara vez deja de sonar, pues se usa como recurso para hacer creativas transiciones de una escena a otra y en la que escuchamos los mejores éxitos del momento, a veces interrumpidos por cortinillas de la emisora o propagandas de alguna serie que pasarán esa noche en la televisión. Es por estos factores que la puesta en escena se siente muy natural y creíble, mostrando al espectador, mediante el montaje, un mundo bien construido, conectado y comunicativo. La película se destaca fuertemente en los aspectos concretados con anterioridad. Rick es la perfecta y más humana representación de un actor amante de la fama y los excesos que tiene miedo de perderlo todo. El conflicto de la estrella de Hollywood en decadencia que padece este personaje recuerda a la situación de Riggan Thomson, protagonista de Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) , pues, al igual que Rick, es un actor que debe el éxito de su carrera a un icónico rol protagónico que tiene que abandonar y, posteriormente, pasa por una crisis de la que trata de redimirse interpretando un nuevo papel. Por otro lado, Cliff es el clásico though guy, caracterizado por tener un alto sentido de la moral, ser enigmático y bastante confiado. Es un personaje que, a pesar de ser algo que hemos visto antes, logra sobresalir con una excelente actuación por parte de Pitt, que incluso le mereció un Óscar por mejor actor secundario. En cuanto a la puesta en escena, esta es impecable, ya que nos muestra una representación de los Ángeles del 69 lo más precisa posible , y esto no solo se evidencia por el alto nivel de detalle que se encuentra en todos los sets y lugares de la ciudad que adaptaron para la filmación, sino también en el vestuario de cada uno de los personajes y extras. Lo anterior, es gracias al arduo trabajo de la famosa diseñadora Arianne Phillips que, además de colaborar en repetidas ocasiones con Vogue Italia , ha sido nominada en tres ocasiones por la academia en la categoría de mejor diseño de vestuario por su trabajo en Walk the Line, W.E y, por supuesto, Había una vez en Hollywood. Tarantino quiere plasmar en su cinta el respeto y el amor que siente por toda la cultura de finales de los 60 y, al mismo tiempo, hacer tributo a grandes directores de Spaguetti Western como Sergio Corbucci o Henry Fonda. Por lo tanto, nos ofrece una trama que más bien se siente como un conjunto de anécdotas contadas desde la nostalgia y la añoranza de esa época dorada de Hollywood. Lo anterior, eso sí, con un gran lujo de detalle, personajes carismáticos, una cinematografía excepcional y un acto final en el que se juntan todas las historias de manera brillante. De lejos, no es la mejor película que el director ha hecho, ya que su ritmo se torna pesado al ser sus escenas demasiado largas. Aun así, es admirable la pasión con la que está realizada, pues además de recordarnos lo que conlleva el trabajo de ser un actor o un doble de riesgo, contiene momentos que la convierten instantáneamente en un clásico moderno. Deberíamos considerarnos afortunados de que una película así llegue a cartelera, porque rompe con una agenda en la que abundan los superhéroes y la acción palomitera.

  • Radamel Falcao – El despertar de un tigre

    Radamel Falcao – El despertar de un tigre Vea en este especial multimedia cómo ha sido la evolución del rendimiento del astro del fútbol colombiano Radamel Falcao García, desde su lesión en el Mónaco hasta hoy. Haz clic para acceder al contenido Ver también: “El Paché” Andrade, tenor del fútbol Compartir

  • Escuchar el himno nacional: lo bello de la victoria

    Escuchar el himno nacional: lo bello de la victoria Luisa Fernanda Moreno Rodríguez, Comunicación Social y Periodismo Fecha: La historia de la patinadora colombiana, medallista olímpica en los Juegos de la Juventud 2018 y dos veces campeona mundial. Lea también: 'El reto del nuevo Ministerio del deporte' Compartir Foto: Foto: Archivo de Gabriela Isabel Rueda Colombia es una potencia en el patinaje de carreras y en los últimos años el protagonismo se lo ha llevado la bogotana Gabriela Isabel Rueda, quien, con tan solo 18 años, es una gran exponente en este deporte y ha acumulado logros como medallista olímpica en los Juegos de la Juventud 2018, dos veces campeona mundial; campeona panamericana en la categoría juvenil y de mayores y campeona nacional en todas las categorías y competencias posibles. Rueda es una mujer preciosa y no solo en el sentido físico sino en su alma. Con amabilidad, con una voz enérgica y sin ninguna excusa responde a cada pregunta con una madurez que sorprende a su corta edad. Su saludo es cordial y afectuoso, de beso en la mejilla, con mucha confianza. Ella acababa de llegar de entrenamiento, pero siempre se muestra dispuesta. Nos hizo pasar a su casa y se disculpó por el desorden debido a las remodelaciones que se están llevando a cabo. Gabriela recuerda una de las experiencias que más la ha marcado tanto a nivel personal como deportivo. “Desde que salieron los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 me empecé a preparar. Fueron 3 o 2 años de proceso en los cuales nos propusimos a cumplir esa meta. Llevaba unas cargas impresionantes, porque la idea era llegar con mi 100 por ciento, sabía que estaba preparada para ello”, afirmó al destacar ese momento fundamental en su carrera. “Esa competencia me marcó a mí, a mi familia y al patinaje colombiano, porque nunca había estado en un ciclo olímpico entonces gracias a Dios todo salió de la mejor manera y pude darle la medalla a mi país”, ratifica, con una sonrisa amplia y los ojos cerrados mientras recuerda ese día. “A la hora de la premiación no nos dieron ni tiempo de peinarnos. Salimos así todas sudadas, todas horribles”. Se lleva la mano para dibujar en su rostro el recorrido del sudor. Es una experiencia única que muy pocos deportistas pueden vivir”, agrega Rueda, sin ocultar su emoción. “Lo más bonito fue escuchar el himno nacional en primer puesto porque eso era lo que queríamos, ver la bandera en lo más alto del pódium me erizó la piel, me dieron ganas de llorar. Duré un poco en procesar mi triunfo”, puntualiza con la voz entrecortada y los ojos brillantes por las lágrimas que amenazan con soltarse. Sobre la participación futura del patinaje de ruta en unos olímpicos de verano, Gabriela Rueda expresa su sentir frente a ese tema: “Así como cualquier otro deporte, en el patinaje nos esforzamos nuestro 100% para ser campeones del mundo y para ser los mejores deportistas. La verdad es un sacrificio que hacemos, hay veces que tu cuerpo ya no da más, pero quieres seguir por lograr el objetivo”. Sin embargo, ella entiende que llegar allí es muy complicado. “Nos encantaría, sería algo grandioso, maravilloso. Pensábamos que los Olímpicos de la Juventud iban a abrir las puertas para los de verano, pero dicen que ni los que vienen ni los del 2024. Ojalá cambien las cosas y estemos”. Destaca la importancia para Colombia de esta actividad y el enorme potencial que existe, tanto en este como en otros deportes, como en el fútbol y el ciclismo. “Por eso es muy bonito que nos busquen porque le dan importancia al patinaje, no únicamente cuando ganamos”. Para Rueda, su familia ha tenido un papel importante en su camino deportivo. Gracias a ellos conoció su amor por el patinaje. Vivo con mi mamá y con mi padrastro. Tengo 5 hermanos. Desde muy chiquita era muy hiperactiva y mis padres decidieron meterme a que practicara un deporte. Escogieron el patinaje. Tenía unos patines ¡súper malos!”, enfatiza Rueda. “Mi mamá siempre es la que me ha apoyado. Me acompaña con mis hermanos a absolutamente todos los lugares que voy. Todos me adoran y los adoro”, asegura. Y lo ratifica: “Me apoyan muchísimo, desde muy pequeña me acompañaban a mis competencias y mi padrastro también. Tengo buena relación con toda mi familia, me han apoyado mucho en este proceso”. Rueda, desde pequeña, ha tenido aptitudes para los diferentes tipos de actividades físicas y desde que estaba en el colegio su talento se empezó a evidenciar: “En el colegio siempre fui súper destacada- sube su mano para referirse a algo alto y hacer énfasis en sus palabras - en el deporte. Y sí, practicaba fútbol, hacía torneos y me iba súper bien. En los test que tenían que ver con el deporte me iba súper”. Luego de llevar tiempo practicando patinaje, Gabriela le empezó a tomar pasión a este y lo dejó de ver como un hobby y pasó a practicarlo a nivel de competición. “Yo inicié entrenando sábados y domingos y era muy pequeña de estatura. El entrenador no sabía que ya tenía la edad. Entonces, fue cuando vi que mis compañeras subían de categoría y yo no, fue algo muy complicado pero mi mamá habló con el entrenador”, recuerda. Y luego detalla sus rutinas de entonces, como si se tratara de un pasado lejano: “Empecé a practicar entre semana, en la tarde, también estudiaba en ese horario y por eso salía del colegio rápido. ¡Me cambiaba en el carro, me ponía los patines en el carro, me bajaba y a entrenar!” Aunque Rueda ha asistido a muchas competencias tanto a nivel nacional como internacional y ha alcanzado grandes logros, para ella una de las más importantes fue su debut. Levanta sus ojos, se ríe y dice: “Decidí cambiar de patinajes semi a profesionales, entonces llegué contenta con mi mamá, padrastro y hermana a la competencia. ¡Me quedaban gigantes! nadie nos ayudó a comprarlos por eso simplemente me compraron unas tallas más grandes para que me duraran más. “Recuerdo que en la primera curva casi me caigo. Llegué de última, casi 20 segundos después de todas, eso es muchísimo, y todo mundo me aplaudía. Pero fue una experiencia muy bonita y siempre me acuerdo de eso”. Es común encontrar que cuando las personas tienen una pasión, ya sea deportiva o artística, toman a alguien que se destaque en dicha actividad como un modelo a seguir. Pero para Gabriela esto no es así. En Colombia hay patinadores increíbles y campeones mundiales también, pero desde pequeña no he tenido un referente clave. Sabía de patinadoras importantes como la “Chechi” y cuando pequeña solo me fijaba en ella. Pero hay patinadoras muy buenas, no puedo decir quién es la mejor patinadora en mayores en este momento. En sí no tengo una referente clave siempre pienso en ser la mejor patinadora y pues vamos a ver, hasta ahora subí a la categoría de mayores. A sus 18 años Rueda ya ha terminado su bachillerato y cuenta cuáles son sus planes a futuro en el ámbito deportivo y profesional. “Bueno, obviamente quiero estudiar. El deporte es por momentos, tú siempre no vas a estar a tu 100% entonces pues mi idea sí es estudiar. Me gustaría estudiar psicología y después especializarme en psicología del deporte porque me gustaría algo que tenga que ver con lo que yo hago. Hasta donde Dios quiera que llegue en el deporte, llegaré” , dijo Rueda. “Tengo pensado estudiar hasta el otro año, estoy muy joven todavía”, afirma mientras sonríe. “Tengo la carrera de patinaje comenzando hasta ahora en la categoría de mayores y pues espero seguir cumpliendo mis sueños y después sí darle la oportunidad al estudio”. Para finalizar, Gabriela habla del sentimiento, que guarda en su corazón, por el patinaje. “La verdad es amor. No se cómo explicarlo, es como mi vida, una a la que estoy acostumbrada, dice entre suspiros. Amo el patinaje, me encanta hacer deporte además el patinaje es una conjugación de deportes. El amor que le tengo al patinaje es único, yo no podría cambiarlo. De pronto sí me gustaría hacer otro deporte, pero el patinaje siempre será como mi favorito. Me siento muy contenta de practicarlo y alcanzar mis objetivos”, dice ensimismada y luego remata: “Siempre que salgo a una prueba la lucho muchísimo. Así mis piernas no respondan, yo misma me doy ánimos, se ríe. ¡Vamos, Gaby, sí puedes, métele! Es algo que he aprendido de mi familia, que siempre ha sido muy guerrerita pues salen adelante y eso lo tengo presente. Yo solo espero poder seguir dándole más triunfos a mi país y dejarlo en lo más alto”.

  • ¿Cómo vamos en investigación sobre el cáncer?

    En este capítulo, hablamos sobre el robustecimiento de la red de ciclorrutas en los municipios de Sabana Centro y la creación de nuevas becas para las mujeres trans en Colombia, entre otras noticias. ¿Cómo vamos en investigación sobre el cáncer? Luisa Fernanda Ardila Díaz, Andrea Carolina Duque Londoño, Daniel Fernando Clavijo Bolivar, Yuliana Cepeda Puentes , Cristian Moreno Garzón, Valentina Rodriguez Pinzón, Camila Jurado Cuartas, Silvia Gabriela Salas, Silvia Catalina Pinzón Meza, Diana Paola Rodriguez, Andrés Felipe Mora Martínez, Karen Valentina Correa Gómez, Juan Esteban Neira Aguirre, Valentina Maya Urrego, Laura Camila Hinojosa Urbina, María Lucía Castañeda Ballen, María Fernanda Pacheco, estudiantes de Comunicación Social y Periodismo. En este capítulo, hablamos sobre el robustecimiento de la red de ciclorrutas en los municipios de Sabana Centro y la creación de nuevas becas para las mujeres trans en Colombia, entre otras noticias. Ver también: Las barreras para las personas sordas en Bogotá Compartir

  • Al Unísono

    Al Unísono En la nueva era digital se dan los encuentros de múltiples intereses. Desde gatos tiernos hasta niños hambrientos por culpa de la guerra, casi todo parece en simultáneo en pequeños recuadros. Hay tanto ruido como tanto olvido. Por eso, para ganarle un poco al algoritmo, te presentamos las historias esenciales del 2024. Haz clic para acceder al contenido Ver también: Iberoamérica, un cuento colectivo Compartir

  • El lado oscuro del comercio bursátil

    El lado oscuro del comercio bursátil Mariana Jaramillo Castro, Comunicación Social y Periodismo Fecha: Invertir en la bolsa de valores se ha vuelto un pasatiempo para miles de jóvenes en el mundo, pero esta actividad, atractiva a primera vista, puede ser un portal directo al infierno si no se maneja apropiadamente. Lea también: Forex: popular entre los jóvenes Compartir Foto: Wix Durante los últimos años, cada vez más personas, especialmente jóvenes, han decidido aventurarse en el comercio bursátil. Esto se evidenció aún más debido a la histórica caída de la bolsa de Estados Unidos en marzo de 2020, pues miles de jóvenes aprovecharon los bajos precios y se montaron en esa montaña rusa, esperando que la bolsa volviera a subir junto con los balances de sus cuentas bancarias, afectadas por los estragos de la pandemia. La práctica del trading  o negociación bursátil se basa en la compra y venta regulada de activos cotizados con mucha liquidez de mercado, como acciones, divisas y futuros. Su objetivo es obtener un beneficio económico cuando la operación genera un incremento en su valor. Según expertos, una de sus estrategias más populares, el day-trading,  se catapultó debido a que las plataformas usadas para esta actividad financiera alientan a los inversores principiantes a realizar transacciones a corto plazo sin comisiones que posiblemente les permitirían obtener una ganancia que se acumula entre más veces se repita la acción. Esto suena demasiado bueno para ser verdad, ¿no? Por eso es importante hacer énfasis en la palabra “posiblemente”, porque, al final del día, la forma en la que las personas sin experiencia y sin una estrategia sólida están comercializando en estos mercados no es muy diferente a la de una simple apuesta y, naturalmente, tarde o temprano, alguien va a perder. De hecho, según la plataforma de stock Etoro, un ochenta por ciento de los day traders ( comerciantes intradiarios) pierden en promedio el 36.30% de su dinero invertido en un año. Estos costos pueden ser altos, incluso fatales. Estudios internacionales sobre esta materia, como el publicado por The Open University  del Reino Unido, comprueba que las tasas de suicidio aumentan durante los dos años siguientes cada vez que los indicadores de bolsa caen. Este año, las noticias de personas que deciden acabar con su vida después de perder grandes cantidades de dinero por invertir en la bolsa han aumentado. El 31 de marzo, la noticia de un trabajador chino que saltó a un horno de metal hirviendo después de enterarse de que había perdido todo su dinero invertido (más de $9. 000 USD) dio la vuelta al mundo. Un mes antes de esta noticia, se recordaba la muerte de Alex Kearns, un joven de 20 años que decidió quitarse la vida el verano pasado porque creyó que tenía un balance negativo de $730.000 dólares que debía en efectivo por una mala jugada en la bolsa. Estos, junto a muchos otros casos similares, alertaron a la sociedad sobre el lado oscuro de esta actividad. La plataforma Robinhood, usada por Alex Kearns y orientada hacia principiantes, especialmente jóvenes, es una de las más populares y registró un aumento de más de 3 millones de nuevos inversores en 2020, de los cuales la mitad no tenía ningún tipo de experiencia con las inversiones. Según el Pew Research Center, el 41% de los inversores activos son menores de 35 años. Esto en parte se debe a que aplicaciones de este tipo, como Acorn y Stash, simplifican los procesos de inversión y lo hacen ver como un videojuego entretenido, mientras alientan a sus usuarios a invertir grandes sumas de dinero y a realizar prácticas de comercio bursátil riesgosas, llevando el mensaje de que "mientras menos riesgo están dispuestos a asumir, menor rentabilidad podrán sacar". Esta filosofía deforma lo que se consideran fortalezas a la hora de incursionar en esta industria, en debilidades. Según Brett Steenbarger, profesor clínico asociado de psiquiatría y ciencias del comportamiento en SUNY Upstate Medical University de Syracuse, esto se vería reflejado en que estas personas pasan horas estudiando el mercado minuto a minuto, dejando a un lado sus familias, tiempos libres y hasta llegando a presentar insomnio. Un poco de éxito puede llevar a acciones codiciosas. La solución sería invertir prudentemente, pero tampoco funciona así. Steenbarger afirma que,  si un comerciante intentara no dejarse llevar por la tentación de invertir cantidades riesgosas de dinero, este tendría dificultades para asumir un mayor riesgo en oportunidades sólidas y sub utilizaría su capital. En pocas palabras, su monólogo interno le diría: "Si hubieras entrado allí, podrías haber hecho una fortuna", lo cual solo demuestra que es bastante difícil de escapar de esta psicología oscura, como una droga. Y es que no es muy descabellado pensar que las drogas son un personaje presente entre los traders jóvenes. En 2014, Kevin Roose, autor del libro Young Money: El mundo oculto de los jóvenes que incursionaron en Wall Street después de la crisis económica del 2008 , realizó el perfil de ocho jóvenes empleados en los mayores bancos de E.E.U.U., y encontró que la droga más común entre los trabajadores de la industria financiera no es la cocaína, sino el Adderall, un medicamento con anfetaminas, cuya función es tratar el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, pero que sus consumidores lo usan para mantener su ritmo de trabajo y poder rendir más. Todo esto sin contar además el inminente riesgo de caer en los mares de estafas de los “cursos de bolsa” que inundan las redes sociales y venden el sueño de aprender a manejar el mercado financiero como un profesional de Wall Street y “salir de pobres”. Uno pensaría que no mucha gente cae en los avisos que dicen "¡Gane $32.000 dólares en menos de siete días siguiendo esta estrategia de trading! ", pero los jóvenes, incluso aquellos con unos años de más, sedientos de dinero fácil y rápido, cegados por las herramientas de neuromarketing que muestran testimonios de personas exhibiendo carros y casas lujosas mientras dicen haberse vuelto millonarios invirtiendo poco tiempo y dinero, terminan endeudados por asistir a estos “seminarios” que, según la Comisión Federal de Comercio estadounidense, pueden llegar a cobrar hasta $50.000 dólares, donde el 97% de usuarios aseguran ganar muy poca o ninguna cantidad de dinero. Este no es de ninguna manera un llamado a que los jóvenes le den la espalda a la actividad económica más popular y dinámica del momento. Todo lo contrario, este baldado de agua fría es para evitar que el hambre de conseguir dinero fácil y rápido, no les haga perder la poca sanidad y dinero que le ha quedado a la mayoría de las personas después de esta pandemia.

  • Paperman

    Paperman Camilo Andrés Quintero López - Comunicación Audiovisual y Multimedios Paperman es un puzzle-platformer de un jugador, en el cual se juega como un curioso hombre de papel que debe descubrir la verdad sobre la maldad de los marcadores, enfrentando todo tipo de obstáculos y enemigos en el camino. Crea objetos con cartón para ayudarte a pasar obstáculos mientras saltas de un lado a otro. Juégalo aquí. Ver también: Lejos de casa Compartir

  • ¿Cómo se da el fenómeno de discriminación laboral por género?

    ¿Cómo se da el fenómeno de discriminación laboral por género? Citando casos reales, este proyecto analiza la perspectiva de género y trabajo desde un ámbito sociológico. Haz clic para acceder al contenido Ver también: Laboral al Día Compartir

  • Hari

    Hari Armando José Benzecri Hernández, Juan Pablo Burbano López, Pedro Miguel Calderón Gómez, Raul Stiven Restrepo Amortegui de Comunicación Audiovisual y Multimedios En este videojuego, un hombre busca a su hijo, luego de haber naufragado en una isla misteriosa y apartada de su mundo. Ver también: Paperman Compartir

Escucha aquí los podcast de Conexión Sabana 360 

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