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  • Educación en pandemia: ¿ensayo y error?

    Educación en pandemia: ¿ensayo y error? Santiago Caicedo Daza, comunicación Social y Periodismo Fecha: Roberto Alvira, docente universitario, dice que priorizar a los docentes en el Plan Nacional de Vacunación permitirá mejorar el proceso educativo. Lea también: La tierra del olvido Compartir Foto: Pexels Colombia atraviesa una pandemia y un paro nacional que han obligado a todos los sectores a cambiar la manera en la que venían trabajando. La educación, hace más de un año, migró a una metodología virtual que ha permitido continuar los procesos académicos casi con normalidad. El pasado 05 de mayo, el Ministerio de Salud anunció que en el tercer grupo se incluirán a los docentes universitarios y a otros grupos poblacionales que inicialmente no pertenecían a esta etapa, como los adultos de 50 a 59 años y el personal de la salud que labora fuera del marco de las IPS, por su riesgo ante el virus. La tercera fase de vacunación comenzó el 12 de mayo y pretende inmunizar a más de seis millones de personas, de las cuales aproximadamente 160 mil son docentes universitarios. Esta población, desde que se volvieron a abrir las universidades, está mayormente expuesta tanto a contagiarse como a contagiar a sus estudiantes y se espera que su priorización permita mejorar las prácticas educativas, sobre todo en un momento crítico para el país, en el cual las aulas de clase pueden contribuir a las soluciones de la protesta. Roberto Alvira, docente en la Universidad de La Sabana, cuenta cómo esta priorización impacta el sector en pleno tercer pico de la pandemia y cómo mejoraría el nuevo modelo de enseñanza. Además, analiza aspectos de la educación virtual y de las protestas ciudadanas que actualmente se registran en el país. Para entrar en contexto, ¿cómo ha sido el panorama de la educación superior en Colombia este último año desde el comienzo de la pandemia? Es un asunto que toma por sorpresa a todo el mundo, para el cual la gente no estaba preparada. Prácticamente sobre la marcha los profesores han ido preparándose y han tenido que hacer sus adecuaciones. Yo pienso que la calidad se afectó en términos generales, aunque hay gente que lo ha hecho muy bien. Hay materias que se afectan más que otras, pero por supuesto afectó el nivel académico en algún porcentaje. Entiendo que la metodología varía teniendo en cuenta varios factores como la conexión a internet o los dispositivos que tengan los estudiantes, pero, de manera general, o desde su experiencia como docente, ¿cómo se ha adaptado el proceso educativo a este nuevo estilo de vida? Lo que he visto en la universidad, y lo que me he enterado de otras instituciones, es que han venido dando una serie de cursos a los profesores. De todas maneras, el proceso de adaptación, en cambio, como mentalidad, no es fácil. Entonces, a nivel mundial, no solamente aquí en Colombia, ha sido un proceso donde se mejora mediante ensayo y error, esos fallos y errores son costosos. Además, hay otros factores extraacadémicos como el psicológico o el ambiente en la familia, sin mencionar algo muy importante: la crisis económica que esto está trayendo a muchas familias. ¿Qué nivel educativo se ha visto más golpeado por la nueva metodología de clases o incluso por la falta de ellas? Sin lugar a dudas, entre más pequeños son los estudiantes, más rápido se cansan; es muy difícil para un niño pequeño estar sentado ante una pantalla todo el día. De hecho, muchos padres de familia han dejado de pelear contra esta situación y han decidido que sus hijos no sigan estudiando, alguna cosa estarán haciendo, pero dejaron de luchar para tener al niño frente al computador. Y eso suponiendo que tienen un computador o un dispositivo… Claro, suponiendo que tienen los medios; si no los hay, nada que hacer. He oído de instituciones públicas en donde los estudiantes, tanto en colegios como en universidades, utilizan mucho el celular. Esto afecta mucho, porque un celular no tiene ni el tamaño ni la maniobrabilidad, entonces también impacta el proceso de aprendizaje. Ahora bien, ¿qué opinión le merece la decisión del Ministerio de Salud de incluir a los docentes universitarios en la tercera etapa de vacunación, teniendo en cuenta la situación del país con un déficit de vacunas y en medio de un paro nacional? Como profesor sí pienso que las vacunas había que priorizarlas. Me parece muy bien que, por su vulnerabilidad, las personas de más edad obtengan su vacuna más rápido. Sin embargo, también hay otro grupo dentro del cual estamos nosotros. Los profesores podemos ser grandes transmisores del virus, y estamos expuestos al contagio, entonces en la medida en que se neutralice y se tomen las medidas adecuadas, no solamente la vacuna, se verá un avance importante. Incluso podría implementarse, por ejemplo, a conductores de taxi, gente que está en contacto con muchas personas diariamente. Me parece que ver qué tipo de perfil profesional está más en contacto con personas para priorizar su vacunación es un buen criterio para vacunar más rápido. ¿Priorizar a los docentes universitarios dentro del plan de vacunación permite mejorar el proceso de enseñanza o en este momento sería más efectivo otro tipo de ayudas desde el Gobierno Nacional, como subsidios por ejemplo? La vacuna protege a los profesores del contagio. La persona que está vacunada, hasta donde tengo entendido, puede seguir siendo transmisora de la enfermedad. Por eso decía que deben seguirse tomando las medidas de protección, pero genera mucha tranquilidad en un modelo de alternancia, en el cual el docente va a la institución educativa, incluso puede ir no solamente a dar su clase, sino quedarse allí trabajando, haciendo otras cosas con mayor confianza. Claro que tendrá algún beneficio en los procesos, aunque yo pienso que es que algo muy difícil de cuantificar. Pero, ¿para la persona o para el proceso educativo? Para el proceso, cuando uno tiene más confianza, puede estar más tiempo en la universidad preparando materias, preparando las clases, es un efecto positivo. Hablando más específicamente del paro y de sus causas, ¿cómo cree que, desde las aulas, se pueda visibilizar/mejorar/tratar la inequidad en la que vive un país como Colombia? Pienso que debemos ser conscientes de que el nivel de vida del país ha venido mejorando, eso lo ve uno en el nivel educativo; una familia promedio de clase media tiene una mejor educación que hace unas décadas, es un hecho que no se puede desconocer. La cuestión de la guerra que ha habido durante tantos años con una guerrilla es un ejemplo de cómo las cosas no se arreglan con violencia, sino que hay que estudiar los temas, hay que profundizar, concientizarse sobre la verdadera naturaleza de los problemas. Un factor importante para la eficacia en la educación es su conexión con la realidad. En las clases de humanidades me parece que es perfectamente procedente que los trabajos, por ejemplo, se orienten hacia este tipo de situaciones para que la gente no las desconozca y se valore también su propio criterio sobre lo que pasa. ¿Por qué no se ha logrado hasta el día de hoy o, precisamente, por esa visibilidad y por tocar esos temas es que vemos a tanta gente saliendo en estos días? Las causas me parece que pueden ser complejas de determinar. La protesta es una manifestación legítima en este país, pero cuando se involucran factores políticos de personas que quieren sacar provecho en una situación como esta, se corre el riesgo de perder su naturaleza. En los últimos días han salido a la luz las posturas de algunos estudiantes de universidades privadas de Bogotá, que rechazan las manifestaciones y utilizan términos despectivos para referirse a quienes salen a las calles, ¿debería haber una cátedra universitaria que buscara corregir este tipo de comportamientos o la academia debería restringirse únicamente a su área del conocimiento? Entre las áreas del conocimiento también están factores relacionados con el civismo, con el respeto a los demás, eso siempre está inmerso en todo proceso educativo. De todas maneras, podría implicar una reflexión en el sentido en que en el país se ha venido deteriorando el contenido humanístico en la educación. Por ejemplo, el tema de las virtudes humanas se ha dejado de enseñar, uno mira los principales enfoques educativos y no tienen estos temas como algo central; las instituciones están centradas en lo intelectual que, por supuesto, es un factor importante, pero el tema de las virtudes, tiene un valor que, si no se asume de manera directa, es muy difícil de reemplazar. Por último, ¿de qué manera las manifestaciones de estas últimas semanas cambiarán la forma en la que se educa en Colombia? Como tal la forma como se educa actualmente desde el punto de vista metodológico, no creo que tenga ningún cambio, la cobertura, sí. Hace unos años, el alcance en Colombia estaba mal; en algunos lugares como Bogotá había una cobertura muy alta, pero otros estaban muy descuidados. El cambio puede estar en la política educativa. El problema es que cuando las manifestaciones no van acompañadas de propuestas es muy difícil que puedan haber mejoras.

  • La situación de los campesinos en el páramo de Santurbán

    La situación de los campesinos en el páramo de Santurbán Karen Valentina Correa Gómez, Laura Camila Hinojosa Urbina, Silvia Catalina Pinzón Meza y Andrés Felipe Vanegas Becerra, Comunicación Social y Periodismo Karen Valentina Correa Gómez, Laura Camila Hinojosa Urbina, Silvia Catalina Pinzón Meza y Andrés Felipe Vanegas Becerra, Comunicación Social y Periodismo Aunque la conservación del páramo es muy importante para Colombia, esta ha traído consecuencias para una gran parte de la población que vive en la zona. Haz clic para acceder al contenido Ver también: Páramo sobre ruedas Compartir

  • Lo que ocultan las miradas

    475ee094-e832-4abf-a99e-29077ee04092 Lo que ocultan las miradas Sara Salamanca Uribe, estudiente de Comunicación Social y Periodismo Un relato corto acerca de los prejuicios que puede expresar un pensamiento en una sociedad que aún vive bajo la sombra del machismo. Sara Salamanca Uribe, estudiente de Comunicación Social y Periodismo Ancla 1 Compartir Ver también: Exquisito amor

  • Animando el miedo

    Animando el miedo Daniela Ortegón, estudiante de Comunicación Social y Periodismo Fecha: La animación infantil ya no se dedica solo a épicas batallas entre héroes y villanos. El nuevo drama nace del área gris entre el bien y el mal. Lea también: Yo soy tu amigo... infiel Compartir Foto: motion-graphics.video Cuando tenía cuatro años mi miedo más grande era la oscuridad. Un día vi la película El libro de la selva (1967) y me desbloqueó un nuevo miedo: la serpiente con su hipnosis y el no tener control sobre mis acciones —aunque este no lo entendí hasta crecer más—. A mis ocho años mi miedo más grande era no encajar. Vi Shrek 2 (2004) y aprendí, como Fiona, que las relaciones son más valiosas si nacen de la comprensión y aceptación por el otro cómo es, no por cómo aparenta ser. A mis catorce años, con depresión y ansiedad, mi miedo más grande era la tristeza. Vi Intensamente y en Riley noté reflejado el mismo conflicto interno, resuelto por la aceptación de que, efectivamente, está bien no estar bien. En cada momento de dificultad que afrontaba,había algún personaje acompañándome a enfrentarlo desde su propia historia; un personaje colorido y expresivo que nunca fallaba en causar risa o ternura. Podía afrontar estos retos de la vida porque había visto cómo eran resueltos por alguien más. Estaba preparada, y no estaba sola. Había aprendido a admirar personajes ya no por sus logros, aunque estos no se deban descartar, sino por su pasión y perseverancia al afrontar la adversidad, por intentar. Hoy, a días de cumplir mis veintiún años, aún tengo muchos miedos, pero he notado el surgimiento de una nueva etapa en las tramas que la animación maneja. Últimamente, las obras de Pixar han girado más en torno a una serie nueva de temores: aquellos que heredamos de nuestros padres. Coco , Soul , Encanto y, más recientemente, Red , son apenas algunos ejemplos de esta temática, donde las aprensiones de los padres son desafiadas y tanto ellos como sus hijos pueden crecer y dejarlas atrás. Tanto Miguel, en Coco, como Joe, en Soul, se enfrentaron a los prejuicios que muchas familias tradicionales tienden a tener contra las industrias creativas. La familia de Miguel le tenía un odio a la música, adquirido por el “abandono” del padre de la matriarca de la familia, Mamá Coco, quien supuestamente los había dejado por perseguir su carrera musical. El padre de Joe era músico y su madre cargaba con mucha ansiedad sobre las dificultades a las que se podría enfrentar su hijo si perseguía el mismo sueño. Ambos personajes logran cerrar ese ciclo de estigma contra la música, ambos persiguen su amor por el arte y ambos le traen una lección a la familia al respecto. En Encanto , Mirabel y su tío Bruno tuvieron que afrontar la exclusión por parte de sus familiares por ser diferentes. El poder de Bruno, de ver el futuro, era visto como una maldición, algo que con el tiempo él interiorizó y lo llevó a aislarse completamente de la familia. Mirabel, al mostrarle empatía, demostró que su intención nunca fue hacer daño, y al hacer esto también demostró que su valor no recaía en algún poder místico, sino en lo necesaria que es la habilidad de comprender las situaciones de los demás. En Red , el padre de Mei Lee logra lo mismo. Le demuestra a su hija que la situación por la que está pasando no es necesariamente de pena. Como buen padre, da ejemplo para seguir: demuestra la comprensión que ella necesitaba para sentirse cómoda siendo sí misma siempre, no solo en el colegio con sus amigas y lejos del juicio de su madre. Las historias siempre han buscado impartir lecciones a quienes las oyen, pero con el pasar del tiempo ha evolucionado la manera en la cual estas son narradas. El género infantil ha visto que cada generación parece tener mayor facilidad para comprender más y más temas considerados de “adultos”. Se ha visto más atención a la representación de realidades sociales y, entre éstas, ha surgido la necesidad de afrontar las expectativas y estándares que los padres de familias más tradicionales imponen sobre sus hijos. Parece ser, entonces, que la lección que están perpetuando ya no gira en torno al conformismo, sino a vivir de acuerdo con los valores personales, afrontando las consecuencias de las acciones propias y aprendiendo a mantener la calma ante situaciones de estrés. Quizás las futuras generaciones tengan la esperanza de zafarse del drama de desviarse de las expectativas parentales. No es secreto que los niños aprenden por imitación, y si el ejemplo a seguir de ahora en adelante va a ser aquel de personajes como Mei Lee, Mirabel, Miguel o Joe, podremos esperar una nueva generación de personas más confiadas en sus decisiones, menos indecisas y, sobre todo, menos afectadas por el pasado. Conviene una generación de niños que vean el miedo como una forma de aprender y no una debilidad que sea causa inherente de inseguridad y más temor.

  • Lobos con piel de cordero

    Lobos con piel de cordero Juanita Cuervo Vargas, Comunicación Social y Periodismo Fecha: Los animales necesitan una sociedad más sensible, coherente y medidas más estrictas para su protección. Lea también: Los invisibles Compartir Foto: Unsplash Nuestros animales están siendo víctimas del más grande de los depredadores: el hombre, un lobo con piel de cordero que arrasa con todo lo que se le cruza enfrente, sin importarle usar los métodos necesarios para alcanzar su fin. Sentí indignación e impotencia cuando vi las imágenes de más de doscientos seres indefensos, los cuales reflejaban en sus rostros hambre, miedo y estrés. En La Guajira, aves, mamíferos y anfibios fueron rescatados en un operativo realizado por la Dijin de la Policía Nacional, la cual desmanteló una banda dedicada a traficar con fauna silvestre, el tercer delito más rentable del mundo y una de las múltiples modalidades de maltrato animal. Según la ONU, el tráfico ilegal de fauna silvestre deja ganancias entre $10.000 y $26.000 millones de dólares cada año, incentivando el aumento de esta actividad delictiva que ha puesto en riesgo la vida de muchas especies como lo son los loros, las guacamayas, los monos, las tortugas y osos como el hormiguero y el perezoso, entre muchas otras. La forma en que interactuamos con los animales dice mucho de nosotros. O, como lo dijo Mahatma Gandhi, “la grandeza de una nación y su proceso moral pueden ser juzgados según la forma en que tratan a sus animales” . En Colombia, esta práctica deja mucho que desear. A juzgar por lo que vemos diariamente en los noticieros, somos una sociedad cruel y egoísta; que no le importa hacerle daño a otro ser con tal de conseguir satisfacer sus necesidades económicas, físicas o recreativas, entre otras. Ya lo hemos visto todo: animales para la guerra y el delito, como el burro bomba que la extinta guerrilla de las Farc cargó con 60 kilos de dinamita (Sucre de 1996). O, animales para el trabajo, como los caballos que son obligados a jalar carrozas en Cartagena. O, los múltiples casos de animales víctimas de abuso sexual. O, la crueles peleas de gallos y de perros. Todas estas les dejan a estos seres secuelas emocionales y físicas, en la mayoría de los casos les terminan causando la muerte. La Ley 1774 de 2016 contra el maltrato animal dice que “los animales son seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”. Entonces, me pregunto por qué en pleno Siglo XXI siguen existiendo prácticas legales tan macabras que van en contra de lo que esta ley defiende como la tauromaquia o la experimentación animal, entre muchas otras. Este es el reflejo de una sociedad incoherente, que para unas cosas sí somos severos y “apegados a la ley”, pero para otras hay unas cuantas excepciones. La tauromaquia es otro tipo de maltrato que está más vivo que nunca y, lo peor: es un “delito legal”. Los toreros son el claro prototipo de un lobo con piel de cordero, son matadores disfrazados de artistas que torturan a un animal hasta causarle la muerte y, lo más triste de todo, esto sucede ante la mirada de cientos de espectadores que celebran el sufrimiento del toro con un “olé”. Colombia hace parte de la penosa lista de países que aún consideran esta práctica legal. (En compañía de España, México, Venezuela, Perú y Ecuador, entre otros). La Corte Constitucional determinó, a través de la Sentencia C-666 de 2010, que la tauromaquia es una actividad de arraigo cultural, por lo cual no es considerada como una modalidad de maltrato animal. Pero el entretenimiento y la tradición no excluyen el dolor y el sufrimiento de estas criaturas; esto lo entienden ciudades como Zapatoca (Santander), Bello (Antioquia) y ahora Medellín, las cuales están dando ejemplo de estar trabajando en pro del bienestar animal, prohibiendo en sus territorios la práctica de la “fiesta brava” que de fiesta tiene poco. Pero queridos toreros, traficantes, maltratadores, lobos con piel de cordero, quítense la máscara de la crueldad disfrazada. Si quieren lucrarse o satisfacer sus necesidades, no lo hagan a costa del sufrimiento ajeno de un ser inocente, porque como lo decía la moraleja de la famosa fábula de Esopo, “por muy astuto que te creas, y que enriquecerte con engaños podrás, no te olvides que existe una justicia divina, de la que no escaparás”.

  • "No van a cambiar las cosas si sigue esperando que alguien decida por usted"

    David Suárez < Volver "No van a cambiar las cosas si sigue esperando que alguien decida por usted" Camera David Suárez Ser líder juvenil es representar a toda una generación que anhela vivir en un país con una política digna y moderna. La candidata a la Cámara de Representantes Maryory Ortíz cuenta que quiere dar el primer paso para ello en Boyacá en este podcast. Ver también: Ver también:

  • Unisabana Medios | Podcast |Enteran12

    El más completo programa radial dedicado a difundir la historia y actualidad de Millonarios F.C. Enterán12 Espacio para dialogar sobre los hechos mas relevantes de la actualidad mundial y disfrutar de buena música. Unisabana Radio Compartir

  • Unisabana Medios | Premios Simón Bolívar

    2020 Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar - Estímulos al Periodismo Joven La lucha por la educación en Yacopí En la escuela de la Vereda Las Vueltas de Yacopí, Cundinamarca, se evidencia la poca asistencia del Estado por las malas circunstancias en que se encuentra. Shara Catalina García Ortiz, Bryan Styven Pérez Estupiñán, Alejandro Ballestas Tristancho, Comunicación Social y Periodismo 2021 Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar - Estímulos al Periodismo Joven Carranga, una forma de vivir Estudiantes del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Facultad de Comunicación obtuvieron Reconocimiento del Jurado en el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría “Estímulos al periodismo joven” por el perfil periodístico “Carranga, una forma de vivir”. Lina Higuera, Nathaly Bermúdez, María José Suesca y Camila Rincón, Comunicación Social y Periodismo de la Facultad de Comunicación.

  • Disputas por la memoria

    Disputas por la memoria Brandon Stiven Ortiz Calderón, Comunicación Social y Periodismo Fecha: Indígenas de la comunidad Missak, del Cauca, realizaron un juicio histórico al conquistador Sebastián de Belalcázar, ubicado en lo alto del Morro del Tulcán en Popayán, que terminó con su derrocamiento. ¿Quiénes tienen derecho a tumbar y poner? Lea también: Los hijos de Naxaen Compartir Foto: Snsdkoko Las disputas por la memoria en el espacio público no son nuevas en el mundo. ¿Quién debería estar ocupando lugares de altar y tributo? Esa ha sido la pregunta que por décadas se han venido planteando países en la post guerra o incluso en los noventa con la caída de la URSS y el derrumbe de estatuas de Stalin. En los últimos meses, el tema ha vuelto a dar revuelos por decapitaciones a estatuas de Cristóbal Colón en Estados Unidos, de Winston Churchill en Reino Unido o el rey Leopoldo en Bélgica. En Colombia, hasta ahora el dilema se plantea de fondo y podría ocupar un espacio importante en la opinión pública, siendo clave que desde los ámbitos académicos se plantee la necesidad de repensarnos a quién le rendimos tributo en nuestro país. De entrada, es importante lo que dice Sebastián Vargas Álvarez, director del programa de Historia de la Universidad del Rosario, cuando se refiere a que en estas “representaciones sobre el pasado los historiadores o investigadores no son los únicos que tienen velas en el entierro, sino que diversos actores sociales contienden por lo que ellos interpretan y la manera en que vinculan ese pasado con su presente”, de manera tal que no necesariamente lo que se enseña en las escuelas como historia es lo correcto. Volvamos a Popayán y la estatua de Belalcázar: muy probablemente para las escuelas primarias payaneses nombrar al conquistador español es importante, pero no entran en detalles de las atrocidades y eliminaciones históricas que aplicó sobre comunidades que habitaban el sur de Colombia. Entonces lo primero que quiero plantear dentro de la necesidad de abrir el debate sobre la memoria en los espacios públicos es que es clave escuchar a quienes han vivido directamente las realidades en nuestra nación, y no que sea un espacio de discusión exclusivo de "intelectuales". Vale la pena también que nos pensemos seriamente los lugares en que se plantan personajes de la historia. Por ejemplo, en el caso de Sebastián de Belalcázar su ubicación era en un punto alto de la ciudad, lo que implica varias cosas: por un lado, las contraposiciones, es decir, quién está por encima de quién o qué está más arriba de; contraposición que representa una clara victoria para el que está en la posición más alta. Tenerlo allí era una bofetada para las comunidades indígenas que fueron arrasadas por este personaje, pues ubicado en lo alto les recordaba que los había acabado y había resultado victorioso aún después de la muerte. La cosa se pone todavía peor, ya que no sólo estaba en la parte más alta de la ciudad, sino que estaba ubicado encima de un cementerio en el que descansaban cuerpos de ancestros indígenas. ¡Tumbarlo debió haberse dado hace mucho! Entonces, en este punto quiero resaltar que los espacios en que se ubiquen las representaciones de la memoria deberían ser perfectamente planificados y pensados. Así mismo, la preservación de la memoria y la historia es clave. Es decir, si tumbamos o derrocamos estatuas, no puede ser sólo por dejarnos llevar de la efervescencia y la espontaneidad, sino que debemos sentar un debate riguroso sobre lo positivo o negativo que conlleva hacerlo y lo importante que será su caída (de la estatua) para la contribución de la memoria en la historia de los territorios. Claro está que no sólo debemos basar esas discusiones en torno a monumentos, sino incluso los nombres de ciudades, pueblos o calles. Eso ocurrió en España luego de la dictadura, momento en el que el país completo abrió este debate sobre la apología a Franco y buscó su eliminación del espacio público. En ese mismo sentido, aquí deberíamos pensarnos la imagen de quienes rondan 24/7 en las manos de los ciudadanos, a través de los billetes. ¿Era necesario sacar a Policarpa Salavarrieta o a Jorge Eliécer Gaitán de los billetes? Lo claro es que algunos de los que ocupan ese espacio hoy, como el expresidente Alfonso López Michelsen o Carlos Lleras Restrepo, tienen un pasado que podríamos discutir si era meritorio de estar en un billete o no. Ahora bien, la iconoclasia no siempre implica tumbar. En palabras del profesor Sebastián Vargas Álvarez, también se pueden “intervenir”, lo que significa que podemos satirizar, pintar o jugar con las estatuas que hoy están en el espacio público. De igual manera, debemos replantearnos la idea de volver a edificar más monumentos o espacios para rendir tributo, pues tal vez el interés colectivo sea distinto del de repetir lo que los victoriosos en el pasado hicieron (levantar estatuas que implican elogios). Incluso, podemos dejar dentro del debate la idea que un amigo me planteó: ¿por qué no hacer una cárcel tipo museo en la que se enjuicie y encarcele a todos aquellos personajes, hoy monumentos o estatuas, que ocupan la memoria en el espacio público y que no lo merecen? Tenemos una deuda pendiente con nuestros pueblos ancestrales y con las comunidades históricamente vencidas, eliminadas u opacadas, a quienes no podemos seguir invisibilizando y omitiendo, sino a quienes les debemos un capítulo importante en la historia de nuestra nación. El debate está abierto.

  • "Ser víctima en un país como Colombia es llevar a cuestas la discriminación"

    Santiago Nicolás Ballén < Volver "Ser víctima en un país como Colombia es llevar a cuestas la discriminación" Camera Santiago Nicolás Ballén “Siempre prefiero un acuerdo imperfecto que una guerra en permanencia, porque así más niños no tendrán que pasar por lo que yo pasé". Yolanda Perea nos cuenta su historia siendo víctima del conflicto armado en el Chocó. Ver también: Ver también:

Escucha aquí los podcast de Conexión Sabana 360 

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