En la Declaración Universal de Derechos Humanos se reconoce a la libertad de expresión como uno de los pilares de la dignidad de hombres y mujeres, pues de esta se desprenden los cimientos para la representación, la opinión y formación de creencias.
El siglo XXI ha sido crítico para este principio: la represión ha aumentado para el 80% de la población en todo el mundo, de acuerdo con el Informe de Expresión Global 2023 hecho por la organización Article 19.
Si bien Iberoamérica no es la región más afectada (África tiene los indicadores más altos de represión), es la tercera con más restricciones, donde el 61% de sus países tienen una limitada libertad.
La 11° edición del Festival Gabo reunió a más de 114 periodistas de Iberoamérica para tratar los puntos coyunturales que involucran a millones que la habitan. El futuro del periodismo, los retos actuales frente a las audiencias y, por supuesto, la libertad de expresión y prensa.
Desde los testimonios de 9 periodistas provenientes de Nicaragua, Chile, Guatemala, Venezuela, Colombia, Brasil y Honduras exponemos las estrategias y desafíos que se afrontan para preservar las voces críticas. El coraje y el compromiso con la democracia se erigen como cimientos inquebrantables ante la labor informativa.
-Cómo la politización de los hechos
afecta a las audiencias-
Cualquier región, país, ciudad, pueblo, comunidad, barrio, familia y hasta grupo de trabajo o de amigos requiere de personas que lleven la información de un punto a otro. Y no se refiere esto a lo tecnológico (que no deja de ser fundamental), sino al ejercicio del relato permanente. Un día es imposible de sobrellevar sin un dato revelador, sin la pista con la que se ataja, se prevé, se proyecta. La comunicación solo es posible en pluralidad; la pluralidad, mediante el intercambio.
Hoy, el concepto de ciudadano y de representante político brinda a cada ser humano la responsabilidad inmensa de entender su contexto, su pasado y su actualidad. Cada uno puede ser un generador de cambio, un veedor, un denunciante, una víctima o un sanador. Por eso, el concepto de “fuente” es aplicable, en potencia, a cualquiera. Entonces todos somos receptores y actores del periodismo.
Piense lo que sería su semana, su carrera, su existencia sin nunca haber prestado atención a un noticiero, a una emisora, a un periódico... ¿Una vida mayoritariamente en blanco, quizás? ¿Una vida en la que eso que llamamos “lo público” casi nunca lo hubiera incluido? Conflictos, crisis, transformaciones, evolución y progreso se han dado por la pulsación de las noticias.
Según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) la tasa de participación ciudadanas en las elecciones presidenciales se mide según el régimen de cada país. El estudio ‘Voto obligatorio y participación electoral en América Latina' de 2022, que comprendió 17 países, determinó que en siete de ellos el voto es obligatorio y tiene sanción, en seis no es obligatorio y en cuatro es obligatorio sin sanción. La tasa de participación electoral en países donde el voto es obligatorio (y se sanciona en caso de incumplirse) es del 82%. En los países donde es obligatorio, pero no hay sanción, es 65%. Finalmente, en aquellos territorios donde no es obligatorio la tasa es de 55%.
Estas cifras demuestran que si no se instaura una sanción no se ejerce un derecho ciudadano, que más que una obligación debería ser una responsabilidad inherente a la persona.
En la mayoría de los casos, esta situación se presenta debido a la pérdida de la credibilidad en los entes gubernamentales y los medios de comunicación. La sobrecarga informativa a la que las personas están expuestas a cada segundo imposibilita la capacidad de procesar lo que se lee, se escucha y se ve. “En tiempos donde hay tanto ruido, tanta confusión, tanta desinformación, el periodismo como método y labor es un punto de referencia, y tener puntos de referencia siempre será bueno para la toma de decisiones en comunidad. Por eso con la prensa, entre más diversa y plural sea, se pueden entablar todas las discusiones posibles, velando porque sean más y no menos voces las que participan en una democracia”, explicó Pedro Vaca, Relator Especial para la Libertad de Expresión del CIDH a Unisabana Medios.
Miremos casos concretos:
-Sin mensajero, todos pierden-
-Cómo recuperar la confianza mutua-
Las brechas entre el periodismo y la audiencia se eliminan, poco a poco, a medida que se entienden ambos lados como una igualdad. “Somos periodistas, pero no somos mejores que nadie”, menciona Fabiana Cambricoli. El periodismo debe atender las dudas de las personas, ponerse ‘del otro lado’ y evaluar por qué si el contenido es bueno, las audiencias no están creyendo. La ignorancia suele ser el crimen de las mayorías y es el periodista quien debe acercarse a las personas y explicar las cosas.
Es fundamental comprender que en una sociedad polarizada hay que respetar la diversidad de opiniones y visiones, pero es necesario buscar la realidad independientemente de si se está a favor o en contra de alguien en el poder, explica Boris Muñoz, ex editor de opinión en The New York Times en español. Así las cosas, los diferentes puntos de vista deben diversificar y enriquecer el debate, no dividir a la población.
A pesar de pensar diferente, la participación electoral busca que cada ciudadano actúe frente a sus responsabilidades sociales e históricas. “La democracia es disenso por naturaleza, sin necesidad de tratar de eliminar al otro (…). Avancemos en el argumento y entendamos que discrepar no significa hacer una guerra. Me parece que cuando lleguemos a ese punto podemos encontrar una mejor manera de relacionarnos los unos con los otros”, explica Yolanda Ruiz, periodista independiente y Co responsable del Consultorio Ético de la Fundación Gabo.
Ante la adversidad, Iberoamérica está avanzando en la forma de contar historias. La tecnología se ha vuelto un aliado en la labor informativa, pero no se puede perder la esencia del periodismo: las personas. “A pesar de toda esa inmediatez, necesitamos gente con conciencia y corazón que entiendan que nuestro trabajo es clave para narrar lo que está sucediendo en los territorios. Este es un ejercicio que se hace a pie y de cara a la gente, mirando de frente y a los ojos”, afirma Jesús Abad Colorado, fotoperiodista colombiano.